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Entre el arte y la naturaleza

El arte como reflexión sobre la propia vida es la frase que mejor caracteriza el trabajo de Daniela Lorini, una artista con formación en arquitectura. Sus obras son el resultado de ejercicios orientados al dominio espacial y a la recolección de objetos y elementos cotidianos. Durante este proceso, Lorini lleva a cabo acciones que integran situaciones y escenas con elementos conocidos, en una búsqueda que la conduce a la instalación.

El objetivo fundamental de esta artista es desligarse del concepto de representación simbólica. La prolongación de sus acciones en el tiempo le permite generar momentos de intensa reflexión sobre las capacidades y alcances de sus obras. Lorini no solo acude a la instalación o al objeto como medio expresivo, sino que su práctica involucra procedimientos cercanos al dibujo, al pirograbado, al tallado, a la pintura y la escultura. Con estos medios traza una figura de connotaciones visuales que manipula y dispone en el espacio. El contenido de su obra sugiere interpretaciones en torno a la problemática ambiental, suscitando la conciencia. Lorini utiliza materiales naturales como hojas, ramas y los combina con elementos como bolsas de plástico, pedazos de madera y contenedores de vidrio que le permiten jugar con las temporalidades y experimentar el entorno de manera más intensa y consciente.

La artista reflexiona sobre nuestra relación con el medio ambiente y nuestra función de consumidores del hábitat natural. Su obra no solo propone una reflexión sobre el desgaste del medio ambiente, sino también un análisis sobre el comportamiento del ser humano en relación con el avance tecnológico. Puntualmente, señala la ausencia de una simbiosis real y concreta que permita una convivencia armónica.

El trabajo de Lorini puede definirse como un híbrido entre arquitectura y escultura, instalación y objeto, con una morfología ramificada con materiales naturales y biomiméticos. Un diálogo entre lo aparentemente inerte y la comunidad, con elementos en proceso de renaturalización.

Sus instalaciones manifiestan una obsesión: recolecta objetos que encuentra en su camino y los dispone en el espacio creando nuevas fricciones. Sus montajes prolongan ritmos que se mueven con la respiración orgánica y se agitan para envolver a sus exploradores humanos. Sus piezas proponen una comunicación más amplia entre el ser humano y los objetos de su entorno.

En láminas cóncavas, 700 botellas de vidrio recicladas dispuestas en óvalos irradian un crecimiento continuo, como una ciudad que ebulle en un torbellino de colores copiados de su entorno. En la danza del bosque, quinientos retazos de madera inspirados en la flora y fauna se contorsionan a un ritmo común e hipnótico. Plongée dans l’abîme es un gran tejido construido con fragmentos de cuero de chivo que crecen como pompas de jabón, sugiriendo formas y relieves acuáticos donde la estructura microscópica recuerda los poros de un paisaje sumergido.

Las propuestas no se quedan en la superficie de copiar el diseño de la naturaleza sino que exponen nuevos sistemas y construcciones, que funcionan como posibilidades para que la arquitectura tome nuevas direcciones. El cambio entre el macro y el micro, entre los objetos enteros y fragmentos de objetos yuxtapuestos, genera instalaciones que oscilan en escala y construyen infinitos planos que generan encuentros poéticos con materiales mundanos. Esto a su vez crea una tensión para invocar ideales de convivencia con la naturaleza.

Lorini plantea el arte como medio de sensibilización ambiental y del uso responsable de los recursos naturales, para conseguir un mundo mejor para las generaciones futuras. En cada obra nos recuerda el pensamiento aristotélico de que la naturaleza nunca hace nada sin motivo.

PROYECTO. Museo de Papel es una plataforma de difusión que visibiliza a jóvenes creadores bolivianos de diferentes disciplinas artísticas que, más allá del dominio de la técnica, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico, ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas. Museo de Papel es un proyecto de la Fundación Cinenómada para las Artes. Cuenta con el apoyo del Centro Cultural de España en La Paz, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el periódico La Razón.

Texturas, formas y espacio

Daniela Lorini

Por muchos años mi obra ha ido abordando temas de ecología y biodiversidad, lo que me condujo a trabajar el arte ambiental, buscando provocar una reflexión sobre los problemas ecológicos y de la sociedad actual, utilizando materiales orgánicos y/o reciclados que tengan menos impacto con la naturaleza. Experimento las texturas del pirograbado y los bajos relieves del tallado, desarrollando la tridimensionalidad sobre soportes bidimensionales.

Mis estudios de arquitectura me condujeron a interesarme de igual manera en el espacio, trabajando instalaciones de gran escala que tienen mayor impacto, permitiéndome jugar con la tridimensionalidad y la espacialidad, la luz, el objeto en sí y la forma.