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Superhéroes con polémica

Aunque son de las producciones más rentables para la industria de Hollywood en la actualidad, las películas de superhéroes salen al mercado con déficit ante la crítica, especialmente si el nombre del director es Zack Snyder, como lo demuestra Batman v Superman: El amanecer de la justicia, que no fue del agrado de los analistas.

El problema es que la película en cuestión, una de las más esperadas del año con más de $us 500 millones obtenidos en todo el mundo, no es una cinta de superhéroes convencional, o al menos a las que nos ha acostumbrado la factoría Marvel, Disney y Fox.

Tampoco es una cinta para todo público. A diferencia de su competencia, Snyder, Warner Bros y DC Comics buscan llegar a un público más adulto. Aquí no hay bromas cada dos minutos y no es seguro que exista un final feliz. La acción, aunque importante, toma un segundo plano frente a los conflictos personales de los protagonistas y antagonistas, algo curioso, ya que lo contrario suele suceder en los cómics que inspiran a estos filmes.

La cinta tiene fallas, debido a la edición realizada para salas, ya que se omitieron fragmentos que ayudarían a quienes no leen el material original a entender los hechos de la cinta. Este material cortado podrá verse a mediados de año en DVD y Blu-Ray.

Pero muchos de los llamados plot holes (huecos argumentales) no son tales, ya que la cinta es de transición. Este filme sienta las bases del universo cinematográfico de DC Comics y tiene una semisecuela este año (Escuadrón Suicida) y dos para el próximo (Wonder Woman y Liga de la Justicia), en las que se revelarán los misterios que deja esta producción. En eso es superior a muchas de Marvel, concretamente La Era de Ultrón, que debía cumplir con este papel y no pasó de ser más que un espectáculo de efectos de computadora y chistes bobos.

Y la cinta logra presentar ese punto de transición gracias a la historia de cada personaje, todos bien elaborados. Ben Affleck, fuertemente criticado al anunciarse que interpretaría a Batman, es la mejor encarnación del encapuchado en la pantalla. Su Batman es amargado por la impotencia de ver cómo, pese a 20 años luchando contra el crimen, nada llega a cambiar en su ciudad y la llegada de un semidiós (Superman) despierta temores.

Gal Gadot, con lo poco que aparece, se roba la cinta con su Wonder Woman, personaje misterioso que, trastocando los canones de superhéroes, salva a los personajes titulares.

Y está Superman (Henry Cavill), de quien, al final de cuentas, trata la película. Cavill interpreta con éxito a un ser que no encaja en ningún lugar, ya que la gente lo venera hasta la idolatría o cuestiona cada una de sus acciones. El espectador es testigo del aislamiento al que le orillan sus poderes.

Pero, al final, el veredicto es del público. Y ese es el gran éxito de la cinta: que incita a la gente a verla y a sacar sus propias conclusiones.