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Cinco libros fundamentales

La BBB publicará próximamente cartas privadas, versos sobre la muerte, fantasía, humor, sátira y denuncia social

/ 19 de febrero de 2017 / 04:00

La colección de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) presentará las próximas semanas cinco nuevos títulos de los 200 que tiene programados publicar en todo el proyecto. En estas nuevas publicaciones —de las 12 que estarán disponibles, aproximadamente, para el primer semestre de 2017— se abarcan los campos del conocimiento histórico y estético.

Los nuevos títulos son: la novela Cuando vibraba la entraña de plata, de Enrique Viaña; Antología del cuento en Bolivia, compilada por el escritor Manuel Vargas; Cartas para comprender la historia de Bolivia, epístolas de personajes históricos reunidas por Mariano Baptista Gumucio; en un solo volumen dos narraciones de largo aliento: Siringa, de Juan Coímbra, y Arreando desde Mojos, de Rodolfo Pinto; y Poesía completa, del tarijeño Roberto Echazú. Con estos nuevos volúmenes ya se han publicado 15 de los libros de la colección de las obras escritas fundamentales del país.

Uno de los libros que van a aparecer próximamente es Cuando vibraba la entraña de plata, de Enrique Viaña, una novela publicada por primera vez en 1948 y leída en la actualidad en círculos académicos, porque con el tiempo ha quedado relegada a lo que Blanca Wiethüchter llamó el “olvidadero” de la literatura nacional. Esta reedición invita a redescubrir una novela que ficcionaliza el español del Siglo de oro, más exactamente el hablado en el Potosí de finales del siglo XVI y principios del XVII. Pero en este Potosí colonial de ficción irrumpe lo indígena, que aparece no solo en el lenguaje quechua que se escucha en el discurso de algunos personajes, sino guiando el hilo de la narración.

En el estudio introductorio a la obra, preparado por Alba María Paz Soldán, se lee que en esta novela “el misterio es un efecto de los acontecimientos centrales, pero radica en la presencia y en los saberes indígenas que inciden sobre la dirección de la trama e intervienen en el desarrollo del relato: misterios que nunca se llegan a descifrar”. Paz Soldán concluye que la escritura pone en relación “dos inicios, dos umbrales de la novela”: “el de una literatura escrita en castellano y el de esta ciudad desde la que nace la cultura propiamente americana y, después, la nación boliviana”. Viaña, asistente junto a Gamaliel Churata y Carlos Medinaceli a las primeras reuniones del grupo de intelectuales Gesta Bárbara, es sin duda un representante central en Bolivia del modernismo, una tendencia literaria que marcó la escritura de casi todo el siglo XX.

El escritor Manuel Vargas ha preparado una Antología del cuento en Bolivia que, con más de 700 páginas, probablemente sea la más representativa realizada hasta el momento sobre el género. Los criterios de selección aplicados son el cronológico, el temático y el de las corrientes literarias. El resultado de estas taxonomías a la que recurre Vargas —quien recalca que las obras literarias siempre tienden a exceder las clasificaciones— es el siguiente: Tradicionalistas, románticos, modernistas (finales del siglo XIX y principios del XX); Realistas, naturalistas, costumbristas (inicios del siglo XX); Vanguardistas: la magia, el sueño, la violencia (mediados del siglo XX); Entre la tradición y la modernidad: otros espacios, nuevos lenguajes (fines del siglo XX); Los contemporáneos: (Realismo sucio, fantástico, intimista comienzos del siglo XXI).

“Cada uno de estos capítulos tiene muchos vasos comunicantes. Es así que cuentos con diferentes lenguajes y manejos narrativos —con elementos de fantasía, humor, sátira, denuncia social— pueden estar en cualquiera de ellos y, por tanto, en diferentes épocas”, escribe Vargas en la introducción. Concluye el antologador que más allá de la “pertenencia a viejas o nuevas escuelas o corrientes literarias”, lo importante es buscar textos que “nos sorprendan y nos digan algo nuevo, constituyéndose, en las distintas épocas o momentos, en aportes y no en repeticiones de lo ya dado”.

El extenso compendio de cartas de personajes históricos realizado por Mariano Baptista Gumucio, titulado Cartas para comprender la historia de Bolivia, nos ofrece la oportunidad de conocer nuestra historia desde el discurso directo de sus protagonistas y desde su propia intimidad. ¿Puede haber un mayor quebrantamiento de la intimidad que leer una carta que no está dirigida a nosotros? En este volumen el lector actúa como un voyeur, se inmiscuye en la comunicación íntima de personajes históricos que la mayoría de las veces habla de asuntos públicos.

Los títulos que da Baptista a las cartas hablan de contenidos fascinantes, como La muerte de Linares (De Mariano Baptista Caserta a Tomás Frías, 1861), que cuenta la miseria de los últimos años del dictador José María Linares. Otras cartas son: Los indios se nos echaron encima.., de Mariano Melgarejo al empresario chileno José Santos Ossa, relatando su fuga de La Paz en 1871; Ocupamos las cuatro esquinas de la plaza para defendernos de la indiada, de Mamerto Urriolagoitia (padre del presidente del mismo nombre) a su esposa Corina narrando un episodio de la Guerra Federal en 1899; ¿Por qué no fuimos al Chaco?, una carta abierta de 1934 escrita por los primeros comunistas y antibelicistas José Antonio Arce y José Cuadros Quiroga al director del periódico La Noche; Ya no es hora de conversar, reúnete con nosotros y vamos a derrocar a Villarroel, de Carlos López Arce a José María Salinas (1946), solo por mencionar algunos títulos.

Otro de los libros que la BBB publicará próximamente ofrece una muestra de la literatura sobre Beni, presentando dos obras: Siringa. Memorias de un colonizador del Beni (1946), de Juan Coímbra, y Arreando desde Mojos (1983), de Rodolfo Pinto Parada. Ambas pueden ser consideradas parte de la tradición realista de la literatura boliviana, si bien la primera es contemporánea al realismo y la segunda, tardía. Las dos se relacionan con los intentos del hombre por domar la naturaleza hostil y sacar provecho de ella, y plantean varios cuestionamientos sobre esta relación de conflicto. Mientras que en la literatura de las minas se insiste en la imagen de penetrar y herir la tierra, en Siringa se habla de cómo se laceran los árboles que “lloran” el caucho. “Pero ahora recogía en su vasija la dolorosa sangría de los pobres árboles desgarrados”, se lee en la página 136 de esta edición, el nombre del “árbol de oro”, tal como llama el narrador a la planta de la goma.

Claudia Bowles, autora del estudio introductorio de este volumen, escribe: “Sin embargo, la esperanza del enriquecimiento inmediato y el espíritu emprendedor atribuido a la idiosincrasia regionalista —en el caso de Siringa—, así como el deseo de engrandecer la patria —en Arreando desde Mojos— acicateaban a estos hombres para enfrentar lo desconocido y arriesgarlo todo”. En ambas narraciones la naturaleza es una alteridad hostil y se sufre el aislamiento de la región del Beni respecto del resto del país.

Poesía completa, del tarijeño Roberto Echazú, es el quinto volumen de los que van a salir ahora, y el primero que la BBB dedica a este género literario. El tomo abarca los 15 libros publicados en vida por el poeta entre 1961 y 2006, más una sección dedicada a sus poemas póstumos. “La obra entera de Roberto Echazú está marcada por preguntas recurrentes: la pregunta por la muerte, la pregunta por el olvido y la memoria, la pregunta por la soledad”, dice Claudia Bowles, autora también del estudio introductorio de este libro. Algunos de los 15 poemarios incluidos en esta recopilación son: 1879 (1961); Akirame (1966); Provincia del corazón (1987); Morada del olvido (1989); La sal de la tierra (1992); Camino y cal (1997); Sobre las hojas del otoño (2006).

La editorial Nuevo Milenio ya publicó el volumen Poesía completa, de Roberto Echazú, en 2001, y ahora la reedición de la BBB incluye los poemas posteriores a esa fecha, por lo que se puede decir que es la primera publicación que contiene la obra completa del poeta.

Por el poder

Poema III del libro ‘1879’, de Roberto Echazú:

Por el poder

sensato

de la debilidad;

por el poder

obstruido

de las fuerzas;

por el poder

de las negaciones;

por el poder

del pudor

en los enfermos;

por el poder

de la inocencia

en la mejor ignorancia;

por el poder

de la fealdad;

por el poder

de la servidumbre

en la vieja injusticia;

por el poder

de la verdad;

por el poder

de una caricia:

una multitud

sonriente.

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El presente de la globalización

En esta reflexión, el autor percibe un proceso de anulación de los límites ideológicos.

/ 27 de diciembre de 2017 / 04:00

En la década del noventa, el debate sobre la globalización oscilaba entre quienes desde la derecha la propugnaban como la gran oportunidad mundial hacia una integración plena y aquellos que desde la izquierda la impugnaban por asimétrica e injusta. Hoy el debate es distinto, se centra en aspectos que antes no eran parte de la discusión.

El ascenso de las derechas populistas en países que defendieron a capa y espada el proceso globalizador, las críticas al sistema del comercio mundial, la revitalización de las formas identitarias nacionales, un sistema financiero que es culpable del abismo en la brecha de la desigualdad en favor del 1% más rico y el cambio climático son los temas que se debaten ahora alrededor de la globalización.

Éstos son justamente los tópicos que el número 171 de Nueva Sociedad (Nuso), presentado a fines de noviembre por la Friedrich Ebert Stiftung (FES), aborda bajo el título: Las nuevas tramas de la globalización.

El viraje en el debate se da en el momento de la aparición de las derechas populistas en los mismos países que en los noventas se pusieron la camiseta de la globalización. Acá la discusión deja de tener la nitidez que enfrentaba a una izquierda antimundialización y una derecha globalizadora. Aparecen ambigüedades en cada uno de los temas enumerados arriba.

Por ejemplo, si en el espíritu quizá más positivo de la globalización se había logrado unanimidad en que un problema mundial como el cambio climático debe ser resuelto precisamente con una solución a escala global, Estados Unidos —que asumió el liderazgo en este reto— después de la transmisión de mando a Donald Trump, retrocedió saliéndose del Acuerdo de París. No obstante, para Marina Aizen, autora de uno de los artículos sobre este tema en el número de Nuso, el pacto de París marcó, de cualquier forma, un horizonte a seguir.

Varios son los hechos que se relacionan con el viraje en el debate, muy vinculados a las derechas populistas: el triunfo en las urnas del Brexit, cuya aplicación queda tan incierta como difuso el futuro del modelo de ilimitación de la Unión Europea; la victoria de Trump, que quiere un Estados Unidos cerrado sobre sí mismo; las diferencias entre países de Europa sobre dar o no acogida a los sirios que escapaban (escapan) de la guerra; el portazo de los Estados Unidos a los megatratados de libre comercio; haber logrado la ultraderecha alemana antimigrante el tercer puesto en las últimas elecciones; entre otros sucesos como el retroceso de la antes bien posicionada social-democracia europea, defensora del cosmopolitismo globalizador (tema sobre el cual Ernst Hillebrant reflexiona en el número sobre “Las nuevas tramas de la globalización”).

Las fronteras ideológicas se difuminan: la derecha impugna aspectos de la globalización en base a argumentos nacionalistas que lindan con el racismo, mientras el ecologismo de izquierda defiende mecanismos nacidos de la mundialización para cumplir con los acuerdos climáticos.

En el fondo, el debate nunca dejó de ser civilizatorio. La derecha que defendió la globalización en los noventas y la derecha que hoy la cuestiona responden a dos tendencias fundacionales de la cultura occidental como supuesto centro de la civilización. Estas tendencias remiten a sus mismos cimientos y hablan del giro que ha dado el debate hoy, con todos sus temas en apariencia concretos y puntuales que en el fondo hablan de la vieja dicotomía que separa el mundo occidental del resto del mundo.

Occidente se cimienta en anular la diferencia de maneras más o menos radicales. Si la integración de la globalización en última instancia pretendía una sociedad mundial occidentalizada, ésta puede tener un aire de familia con la romanización durante el Imperio Latino, cuando se secuestraba a los hijos de nobles de las civilizaciones no romanas conquistadas para que sean educados y piensen como latinos y luego gobiernen para el imperio.

En contraposición, el rechazo actual de las derechas populistas —como la de Alemania (que de modo racista quiere a los refugiados sirios fuera de su país), como la de Marine Lepen en Francia, o como la de Trump con su discurso antimigrante— corresponde a la otra manera constitutiva con que Occidente anuló la diferencia en base al entendimiento griego de que lo bárbaro siempre será una amenaza. Ya lo dijo uno de los escritores que más representa el pensamiento occidental en términos civilizatorios, Herodoto: “Más allá están los antropófagos, un pueblo aparte, y después viene un desierto total”. Es como si para un defensor del Brexit, un Trump, un militante de la ultra derecha alemana el confín de la civilización estuviese habitado por aquellos a quienes es mejor anular antes que siquiera tratar de entender: los refugiados, los migrantes, los pobres…, “pueblos aparte”.

  • Ricardo Aguilar es periodista, colabora con el Centro de Investigaciones Sociales (CIS).

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El ajayu de los objetos del temible Zárate Willka

/ 29 de noviembre de 2017 / 04:00

El sonido que se producía por el roce entre el metal de la funda y del sable cuando Pablo Zárate Willka se disponía a usar su arma durante la Guerra Civil de 1898 y 1899 es el mismo que se genera en este momento en que don Miguel Zárate, bisnieto del caudillo aymara, desenvaina ese mismo sable en su casa de El Alto.

El ruido metálico es idéntico. El sable del temible Willka está aquí, sin embargo los días en que el aliado de José Manuel Pando aplastara al ejército sucrense están muy lejos, como también lo está ese tiempo en que ambos dejaron de ser aliados y los insurgentes aymaras formaron un gobierno propio.

Cercanía y lejanía conviven en este objeto de guerra. La misma sensibilidad provoca un chicote de aproximadamente un metro y medio de largo que don Miguel ahora blande mientras cuenta, ante la cámara fotográfica que no deja de disparar, que repintó la funda color dorado.

“Han recorrido camino”, dice Miguel Ángel Zárate, tataranieto del legendario líder indígena, reconociendo la distancia de unos pasos que ya no son los que dan estas pertenencias del temible Willka, expresando así otra manera de decir que en ellos se junta lo remoto y lo próximo.

Un sentimiento quizá similar provoca la persistencia de la sangre, las descendencias, las ascendencias, más aún en los grandes nombres de la historia de Bolivia, como es el de Willka. Una especie de continuidad y ruptura coexisten en las descendencias. Cercanía y distancia, otra vez.

Extraviado buscando la casa de los Zárate en El Alto, poco antes de esa primera cita en que Don Miguel mostrara el sable y chicote, llamé a Miguel Ángel, su hijo, para orientarme: “Puerta roja, al frente está un camión Scania verde. Al lado del alambrado del aeropuerto”.

Miguel Ángel se dedica al transporte pesado. Su padre dará en herencia a él y a su hermano Wilson el sable, el chicote que ahora muestra, además del fusil, poncho y sombrero del temible Willka, los cuales están en Pokepokeni (Quelkata, provincia Tomás Barrón, Oruro, aunque a menos de 500 metros de la frontera con el departamento de La Paz).

El documento de Marcelino, su nieto.

“Del abuelo Zárate Willka, como yo soy menor, a mí me ha dejado esta herencia. Tiene su fusil más”, cuenta don Miguel, de 70 años, en referencia a la tradición andina de que lo mejor de la herencia va a dar a manos del hijo menor, merced a que es quien tiene el deber de cuidar a los padres en la vejez.

Luego, hablando del chicote y de alguna manera de la paternidad, don Miguel dice, recordando un sistema de valores para nada distante: “Éste había sido para huasquear, antes era así, ahora de todo se quejan, con cinturoncito ya se quejan”.

Este primer encuentro concluye con el compromiso de ir en una semana a Pokepokeni a ver el resto de los objetos.

Refiriéndose a un documento del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado, Cipca, el historiador Ramiro Condarco señala: “Uno de los relatos contenidos en aquél (documento del Cipca) nos hace saber que Zárate Willka era poseedor de un fusil actualmente existente en manos de Marcelino, su nieto, con el que —presumimos nosotros— anduvo Zárate Willka por la altiplanicie con posterioridad a su fuga de la cárcel de Oruro, y con el que tal vez logró tener a raya a sus perseguidores”.

Marcelino Zárate (difunto) era el padre de Miguel Zárate Mamani (bisnieto) y abuelo de Miguel Ángel Zárate (tataranieto), con quien tras una serie de desencuentros, unas semanas después, por fin tendrá lugar el viaje a la tierra de Willka, Pokepokeni.

El encuentro se da en Panduro, sobre la doble vía La Paz-Oruro. El nombre de esta localidad así como de las poblaciones aledañas resuenan en las historias tanto de la rebelión de Túpac Katari como de la Guerra de la Independencia y las de Zárate Willka. Hoy tienen el aspecto de cualquier poblado sobre la carretera entre La Paz y Oruro: tiendas y paredes pintadas con publicidad empresarial o consignas electorales. Distingue a Panduro un recuerdo terrible al borde del camino: la placa en honor a Rodolfo Illanes, el viceministro asesinado hace poco en algún cerro de esa localidad. Otra vez tan lejos y tan cerca de aquellos tiempos heroicos y sangrientos.

Miguel Ángel llega en su Scania verde y mientras el auto recorre una avenida pavimentada hacia Pokepokeni, afirma: “Esta es una ruta de los chuteros, sale a Chile”.

Quizá eso que Wálter Benjamín llama el aura de las obras de arte auténticas sea en algo transferible a los objetos viejos como aquellos que pertenecieron a Willka: “¿Qué es el aura propiamente hablando? Una trama particular de espacio y tiempo: la aparición irrepetible de una lejanía por cercana que ésta pueda hallarse”.

“Si éste pudiera hablar… cuántas víctimas habrá tenido”, dijo antes Miguel Ángel tocando el filo del sable de su tatarabuelo, aludiendo posiblemente a un ajayu del objeto. (“Experimentar el aura de una aparición significa investirla con la capacidad de ese alzar la mirada”, dice Benjamín también del aura de las obras de arte).

Ya en Pokepokeni, don Miguel muestra el resto de los objetos: el poncho, una chalina, un sombrero y el fusil. Ante cualquier duda también saca la “cédula de identidad personal tercera categoría” de su abuelo Jerónimo Zárate, hijo de Pablo Zárate Willka, fechada en 1904. Jerónimo fue padre de Marcelino, quien según Condarco poseía estos objetos que luego heredó a su hijo Miguel, que asimismo lo heredará a los suyos. “Como a mi papá le habían dejado, esto no tiene que perderse”. Luego muestra la cédula de identidad de Marcelino Zárate, su padre.

Relata: “Siempre me hablaba (su padre) y en las fiestas se ponía éste (chicote) y los ponchos. Ahora en el festival yo me pongo y bailamos. Pero no le quería mostrar porque querían quitarme. Escuchaba (sobre Willka) cuando estaba en el colegio, pero no me interesaba, recién cuando ya he sido persona (tras ir al cuartel), recién me he interesado”, cuenta.

Después de más fotos, se visita la tumba de Willka, muy cerca, a 30 minutos en vehículo de la casa donde Miguel guarda los objetos. Ahí, cuentan los descendientes, se celebra anualmente un festival en honor al caudillo indígena.

Mientras el auto avanza por un camino entre sembradíos de papa, en medio de tierra rojiza, aparece un área de arena blanca, al centro de ésta hay un túmulo de piedras: la tumba de Zárate. Se intenta encender velas sin ningún éxito. Se masca coca y se ofrece hojas a la Pachamama y a Willka.

“Allá (señalando un monte a 200 metros) era la casa del abuelo (en referencia a Pablo Zárate Willka), éstas eran sus tierras”, dice don Miguel apuntando unas piedras que asegura son las ruinas de la vivienda del líder.

El piso está sembrado de tapas de cerveza que brillan con el reflejo del sol. Lejos están los tiempos del levantamiento, cerca la tierra de Willka.

También a la distancia, muy próxima a la línea del horizonte, se distingue el reflejo de la luz del sol de la tarde sobre las aguas del Desaguadero.

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Chile enfrenta escenario «más positivo» en demanda boliviana en La Haya (canciller)

Chile dice estar preparado en caso de que Bolivia intente insertar el tema de la reintegración marítima en la Asamblea General de las Naciones Unidas

/ 18 de septiembre de 2016 / 19:45

Tres años después de que Bolivia presentara ante la Corte de La Haya su demanda marítima, Chile enfrenta un escenario «más positivo» pues considera que en ningún caso le obligaría a ceder territorio, afirmó el canciller chileno Heraldo Muñoz.

Tras las presentaciones de los argumentos escritos de Bolivia y Chile, la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) afirmó que su sentencia definitiva tendrá que ver sólo con «la obligación sobre una eventual existencia de una obligación jurídica de negociar», aseveró Muñoz en una entrevista difundida este domingo por el diario El Mercurio.

La sentencia final de la CIJ «no se pronunciará sobre si Bolivia tiene derecho a un acceso soberano ni tampoco, en caso de que existiese esa obligación (a negociar), cuál debe ser el resultado. Enfrentamos un escenario más positivo», expresó Muñoz.

Bolivia presentó la demanda ante la CIJ en el 2013 mediante la cual espera resolver su centenaria exigencia de una salida al mar, ante la pérdida de sus costas en el océano Pacífico en una guerra librada contra Chile a fines del siglo XIX.

Por su parte, Chile argumenta que las consecuencias del conflicto fueron zanjadas en un Tratado de Paz que suscribió con Bolivia en 1904.

Los agentes de ambos países solicitaron el martes a la CIJ una segunda ronda de alegaciones escritas y un posterior cronograma de argumentación oral.

«Enfrentaremos lo que viene con serenidad», afirmó Muñoz.

Las relaciones diplomáticas entre Chile y Bolivia están rotas desde 1978 ante la falta de una solución al diferendo marítimo.

Chile presentó en junio pasado otra demanda ante la CIJ para que dirima si el cauce del río Silala tiene un curso natural hacia su territorio desde su nacimiento en Bolivia, o si fue desviado artificialmente como aseguran las autoridades bolivianas.

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Gobierno descarta atender pedido cooperativista de contratos de asociación con privados

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseguró que la demanda del sector va en contra de la Constitución Política del Estado. La dirigencia de los cuentapropistas sostendrá este lunes una reunión para determinar si retoman las protestas por la libertad de 10 detenidos

/ 15 de agosto de 2016 / 03:25

El Gobierno debe entregar hasta el miércoles la respuesta escrita a los 10 puntos del pliego de los cooperativistas mineros en medio de amenazas de retomar las protestas. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, anticipó que no puede ser atendida la demanda de permitirles contratos de asociación con privados para la explotación de áreas concesionadas.

“En el tema de los contratos de asociación. Advertimos que hay punto muy complejo y que no se puede atender porque choca con la Constitución, es la prerrogativa de entregar las áreas mineras de la cooperativas a empresas privadas”, afirmó y explicó que los puntos del pliego fueron divididos en administrativas, prorrogativas y estructurales.

Para hoy está prevista una reunión entre los dirigentes de las Federaciones Departamentales de Cooperativas Mineras para definir si retomarán las medidas de presión teniendo en cuenta que 10 de sus compañeros fueron enviados a la cárcel, pese a que había un compromiso asumido en la reunión del viernes de hacer seguimiento al caso.

El miércoles pasado iniciaron un bloqueo de caminos que tuvo en Mantecani su mayor foco de violencia. Policías fueron tomados como rehenes y decenas de movilizados fueron detenidos, mientras tanto el Ejecutivo inició un proceso legal por las agresiones a más de 100 uniformados de diversa gravedad.

Romero expresó su confianza en que no sean retomadas las protestas. “Es desatinado pretender reproducir la violencia, es pretender asumir que hay un sector que cualquier momento puede dinamitar un cerro para interrumpir el paso por un camino, puede dinamitar a policías, puede dinamitar a policías, torturarlos, puede agredir a cualquiera”, cuestionó.

“No se puede poner en una sola bolsa todo el pliego diciendo que todo es inatendible”, anunció sobre el resto de puntos del pliego.

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Romero: cuarto intermedio en protesta de cooperativistas no es concesión, sino fracaso de su bloqueo

Según Romero, la oposición a la sindicalización de las cooperativas en realidad era un pretexto para intentar la modificación de la Ley Minera.

/ 14 de agosto de 2016 / 15:59

El ministro de Gobierno Carlos Romero recalcó en la televisión estatal que la pausa en las protestas por parte de los cooperativistas no es producto de una disposición al diálogo, sino la consecuencia del fracaso en sostener su bloqueo de carreteras.

“El cuarto intermedio no es una concesión de los cooperativistas mineros. (Declaran la pausa) en circunstancias en que ya no pueden retomar el control de la ruta La Paz-Oruro (desbloqueada por la Policía)”.

Especificó que el operatico para retomar el control de la carretera interdepartamental significó 112 policías heridos, algunos de gravedad. La semana que acaba, 41 policías fueron secuestrados y luego golpeados por cooperativistas, antes de ser puestos en libertad. Los autores identificados están siendo procesados.

Romero explicó lo que considera el fondo del conflicto. Según la autoridad, el rechazo a la sindicalización de las cooperativas en realidad es un pretexto para intentar la modificación de la Ley Minera. Autoridades de la Asamblea Legislativa Plurinacional explicaron que las cooperativas mineras estaban excentas de la sindicalización.

“(Los cooperativas) quieren más áreas de explotación, quieren cero arancel a la importación de equipamiento, quieren que no existan restricciones ambientales, no quieren proteger a la Madre Tierra, para luego entregarlo a las trasnacionales”, afirmó a tiempo de compararlos con Gonzalo Sánchez de Lozada.

“Una cooperativa, que es sin fines de lucro, no puede convertirse en paraguas que esconda a empresas trasnacionales”, concluyó.

Por último pidió que los implementos de trabajo sustraídos a los policías secuestrados (“adquiridos con recursos de todos los bolivianos”), sean restituidos.

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