Tuesday 23 Apr 2024 | Actualizado a 04:08 AM

El bordado liberador

Teresa Margolles expone en Italia ‘Wila Patjharu / Sobre la sangre’, una obra creada en La Paz y que ofrece esperanza en el futuro de un país violento para las mujeres.

/ 28 de mayo de 2017 / 04:00

En el espacio performático y expositivo Performance and Exhibition Space (SPE), de Tenuta Dello Scompiglio, Italia, se presenta, entre el 25 de marzo y el 25 de junio, la obra Wila Patjharu / Sobre la sangre, creada en La Paz por una de las más importantes artistas contemporáneas: la mexicana Teresa Margolles. Cada artista posee armas que le permiten superar pruebas, profundizar experiencias, construir vivencias y afrontar la vida. Teresa Margolles maneja muchas, y todas ellas con formas heredadas del arte convencional convertidas en iconografía del ahora.

En el caso de Sobre la sangre, el instrumento de resguardo y de denuncia de Margolles es un paño ensangrentado tomado de la morgue de La Paz, y que ha quedado marcado con la sangre de diez mujeres muertas a causa de la violencia masculina. Pero además, la obra retrata las inmensas ganas de ser libres y de vivir sin intimidación de dos bordadoras bolivianas: Irene Mamani Lobo y Chela Flores Ramírez, quienes, a partir de imágenes originalmente creadas como ornamentación para la vestimenta del baile de los Morenos, ese baile folklórico tan popular, aprenden a plasmar símbolos de voluntad y emancipación.

El paño, de 22 metros de largo, manchado con la sangre y los fluidos de las mujeres muertas, es de por sí poderoso e intimidante y se convierte por el designio de Margolles y de Irene y Chela en memoria y evocación de tantas mujeres vilipendiadas, denigradas y golpeadas por hombres violentos.

Margolles —teórica, traductora y mediadora de acontecimientos— ausculta, reconoce e identifica el presente; percibe la injusticia invisible perpetrada a tantas mujeres y levanta una voz en su nombre; encuentra a Irene y Chela y las incluye en su proceso de creación. En principio desconfían de la tarea y no comprenden por qué habrían que bordar un trapo ensangrentado.

Después van adentrándose en el paño, en las manchas y en el olor, y poco a poco descubren la situación insostenible de sus hermanas, las víctimas de violencia. También se sorprenden al percibir en el reflejo de la sangre su propia realidad. Y, además, aprenden a expresar su propio dolor, sus vivencias siguiendo el formato —ornamental, colorido y grato— que conocen . De esta forma crean con Margolles una pieza de autoliberación y de solidaridad.

Pareciera que la mayoría de las mujeres bolivianas trabaja de manera independiente en lo que puede y sabe hacer: de acuerdo a la comanda se juntan en equipos ocasionales entre amigas y parientes, y con la ganancia de su trabajo, las más de las veces ellas se convierten en el sostén económico principal de sus hogares.

Las bordadoras de los trajes de baile para las fiestas patronales, Irene, Chela, María, Nardy y muchas otras más, son muy esforzadas y pocas veces tienen la oportunidad de reflexionar sobre su realidad. Especializadas ellas en bordar el traje de los Morenos, los que personifican satíricamente a los esclavos africanos llegados a América en la época de la colonia. No necesitaban explicitar una razón para bordar pero, a partir de su trabajo con Margolles, Chela e Irene han aprendido a crear símbolos propios: saben que las imágenes son poderosas y dicen cosas, saben que el bordado conlleva palabras liberadoras y que, en adelante, tendrán la oportunidad de revisar críticamente su entorno, su realidad y la situación de tantas otras mujeres del mundo. No se dejarán lastimar y enseñarán, bordando junto a sus hijas e hijos, con sus compañeras de trabajo y de destino, a rebelarse contra realidades que parecen ser inquebrantables y perpetuas.

Ellas quieren comunicar al mundo y principalmente a sus hermanas que es posible un cambio en la sociedad. No les resultará fácil liberarse, pero a través de su experiencia y de su memoria, a veces exacta y en otros momentos vaga, construyen un presente y un futuro lleno de esperanza en un país difícil y violento para las mujeres.

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El bordado liberador

Teresa Margolles expone en Italia ‘Wila Patjharu / Sobre la sangre’, una obra creada en La Paz y que ofrece esperanza en el futuro de un país violento para las mujeres.

/ 28 de mayo de 2017 / 04:00

En el espacio performático y expositivo Performance and Exhibition Space (SPE), de Tenuta Dello Scompiglio, Italia, se presenta, entre el 25 de marzo y el 25 de junio, la obra Wila Patjharu / Sobre la sangre, creada en La Paz por una de las más importantes artistas contemporáneas: la mexicana Teresa Margolles. Cada artista posee armas que le permiten superar pruebas, profundizar experiencias, construir vivencias y afrontar la vida. Teresa Margolles maneja muchas, y todas ellas con formas heredadas del arte convencional convertidas en iconografía del ahora.

En el caso de Sobre la sangre, el instrumento de resguardo y de denuncia de Margolles es un paño ensangrentado tomado de la morgue de La Paz, y que ha quedado marcado con la sangre de diez mujeres muertas a causa de la violencia masculina. Pero además, la obra retrata las inmensas ganas de ser libres y de vivir sin intimidación de dos bordadoras bolivianas: Irene Mamani Lobo y Chela Flores Ramírez, quienes, a partir de imágenes originalmente creadas como ornamentación para la vestimenta del baile de los Morenos, ese baile folklórico tan popular, aprenden a plasmar símbolos de voluntad y emancipación.

El paño, de 22 metros de largo, manchado con la sangre y los fluidos de las mujeres muertas, es de por sí poderoso e intimidante y se convierte por el designio de Margolles y de Irene y Chela en memoria y evocación de tantas mujeres vilipendiadas, denigradas y golpeadas por hombres violentos.

Margolles —teórica, traductora y mediadora de acontecimientos— ausculta, reconoce e identifica el presente; percibe la injusticia invisible perpetrada a tantas mujeres y levanta una voz en su nombre; encuentra a Irene y Chela y las incluye en su proceso de creación. En principio desconfían de la tarea y no comprenden por qué habrían que bordar un trapo ensangrentado.

Después van adentrándose en el paño, en las manchas y en el olor, y poco a poco descubren la situación insostenible de sus hermanas, las víctimas de violencia. También se sorprenden al percibir en el reflejo de la sangre su propia realidad. Y, además, aprenden a expresar su propio dolor, sus vivencias siguiendo el formato —ornamental, colorido y grato— que conocen . De esta forma crean con Margolles una pieza de autoliberación y de solidaridad.

Pareciera que la mayoría de las mujeres bolivianas trabaja de manera independiente en lo que puede y sabe hacer: de acuerdo a la comanda se juntan en equipos ocasionales entre amigas y parientes, y con la ganancia de su trabajo, las más de las veces ellas se convierten en el sostén económico principal de sus hogares.

Las bordadoras de los trajes de baile para las fiestas patronales, Irene, Chela, María, Nardy y muchas otras más, son muy esforzadas y pocas veces tienen la oportunidad de reflexionar sobre su realidad. Especializadas ellas en bordar el traje de los Morenos, los que personifican satíricamente a los esclavos africanos llegados a América en la época de la colonia. No necesitaban explicitar una razón para bordar pero, a partir de su trabajo con Margolles, Chela e Irene han aprendido a crear símbolos propios: saben que las imágenes son poderosas y dicen cosas, saben que el bordado conlleva palabras liberadoras y que, en adelante, tendrán la oportunidad de revisar críticamente su entorno, su realidad y la situación de tantas otras mujeres del mundo. No se dejarán lastimar y enseñarán, bordando junto a sus hijas e hijos, con sus compañeras de trabajo y de destino, a rebelarse contra realidades que parecen ser inquebrantables y perpetuas.

Ellas quieren comunicar al mundo y principalmente a sus hermanas que es posible un cambio en la sociedad. No les resultará fácil liberarse, pero a través de su experiencia y de su memoria, a veces exacta y en otros momentos vaga, construyen un presente y un futuro lleno de esperanza en un país difícil y violento para las mujeres.

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