Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 06:15 AM

Una galaxia casi eterna

George Lucas utilizó la mitología, la música y el marketing para dar un vuelco a la historia del cine y a la cultura popular con ‘Star Wars’, hace ahora 40 años.

/ 28 de mayo de 2017 / 04:00

La revista Time escribió inmediatamente después del estreno: “Una película con una esencia tan espontánea y sin ataduras que podría iniciar una tendencia en la industria cinematográfica”. La segunda mitad de la década había sido dictada por películas excelentes pero que eran consideradas oscuras y depresivas, como La Profecía, Taxi Driver o Los hombres del presidente. Pero el 25 de mayo de 1977 llegó una oferta distinta: el enfrentamiento clásico entre el bien y el mal trasladado a una galaxia muy, muy lejana. Era el nacimiento de Star Wars, la ópera espacial que se convertiría en uno de los subgéneros más conocidos de la ciencia ficción.

Los espectadores abrían bien los ojos en el patio de butacas porque no creían lo que presenciaban: gigantescas naves invadían las pantallas, haciendo cabriolas y disparando láseres. Pero tras tanto futuro, todos los elementos de las clásicas historias míticas estaban ahí: el héroe, el villano, el bribón, la princesa y el anciano sabio. Además del camino que éstos debían recorrer. Georges Lucas, al momento de escribir Star Wars, se basó en los estudios sobre las aventuras de los héroes del experto en mitología y religión comparada Joseph Campbell. La caballería medieval y la sociedad feudal le sirvieron de inspiración para crear a varios personajes y la trama de Star Wars. Sustituyó las espadas de los caballeros de leyendas por sables de luz, y las fortalezas y castillos, por estaciones espaciales.

En la mitología de la película se encuentran otras influencias. De La fortaleza secreta, de Akira Kurosawa, Lucas tomó la idea de narrar su historia desde el punto de vista de los androides. El origen de la famosísima secuencia en la cantina de Mos Eisley está en el film Yojimbo, del mismo director. De la serie de libros Fundación, de Isaac Asimov y Dune de Frank Herbert, surgen Han Solo y el Planeta Tatooine. La escena de la batalla final en A New Hope (Una nueva esperanza) se basa en las películas que en los 50 recreaban los combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial.

Esta suma y reinterpretación de ideas otorgó a Star Wars un aire propio que influyó decisivamente en la realización cinematográfica y que provocó el resurgimiento del interés popular en la ciencia ficción, que volvió a convertirse en un género que puede resultar en un gran éxito, tanto comercial como de crítica. Los fans empezaron a incluir en su vida diaria los diálogos y la noción de la Fuerza, que es definida por el maestro Yoda como esa misteriosa energía unificadora de todo lo que existe, un concepto que ya había sido tratado por varias religiones alrededor de todo el mundo durante varios siglos.

MÚSICA. La banda sonora se convirtió en otro factor fundamental para que todo tipo de público se identificase con la película. Lucas planeaba utilizar música clásica pero —por recomendación de Steven Spielberg— contrató al notable John Williams, quien ya tenía dos premios de la Academia y compuso un tema específico para cada situación y para cada grupo de personajes. Williams ganó otro Oscar con esta obra, que hoy se considera una de las más memorables composiciones para cine de todo los tiempos. Tanto, que las principales orquestas del mundo han incluido Star Wars en su repertorio y completan sus espectáculos con actores que se presentan por el escenario vestidos como los personajes de la película.

El Tema principal y La marcha imperial de Star Wars son reconocidos donde se toquen, y se han grabado versiones en diferentes géneros. Quien tal vez sea ahora el director de orquesta más reconocido del mundo, el venezolano Gustavo Dudamel, rindió homenaje a Williams con un muy comentado concierto de la Filarmónica de Los Ángeles hace dos años, en el que el violinista Itzak Perlman interpretó el tema principal de La lista de Schindler, del mismo compositor, como Tiburón, E.T., el extraterrestre o Indiana Jones. Y Dudamel invitó a Williams a subir al escenario y dirigir.

Pero Star Wars no solo supuso una revolución en lo artístico, tal vez lo fue aún más en lo comercial. En los 70 el marketing se reducía a presentar avances en cines y televisión y los pósters solo podían ser apreciados en las salas. Todo cambiaría con esta película, que se reveló como una perfecta máquina de hacer dinero.
Lucas rebajó su sueldo y pidió a cambio a la productora, 20th Century Fox, los derechos comerciales de la mercancía basada en la película. Con muy buen ojo, porque las figuras de acción, libros, estuches o carteles sobre la película y sus personajes rápidamente se convirtieron en artículos que revolucionaron el mundo del coleccionismo. Desde entonces resulta común que millones de personas tengan objetos de Superman, Batman, Spiderman o Star Trek. En Estados Unidos, algunos de los coleccionistas más importantes pertenecen la Hollywood, como Nicolás Cage, Steven Spielberg o el mismo Lucas.

Otro cambio fundamental en el mundo del cine se dio cuando la emoción de la saga llegó a los hogares de los consumidores. Se lanzaron versiones en formato Betamax, VHS, Laser Disc, DVD, HDDVD y Blu- Ray. Cada vez que una nueva tecnología en video hacia su aparición, llegaban a la carga las distintas películas de Lucas. En enero de 2010, Adidas lanzó una colección de zapatos y ropa dedicados Star Wars que se hizo muy popular. Aún hoy la venta de productos que se relacionan a la saga sigue resultando muy fructífera: se calcula que en Estados Unidos se consumen cerca de $us 100 millones al año, y desde 1977 se calculan ganancias por $us 9.000 en todo el mundo.

Star Wars debe considerarse una obra mayor porque sorprendió a todos y cambió el sentido del cine. Hace 20 años llegó una trilogía que asentó la adolescencia de este fenómeno. Luego de los episodios I al III, la productora Disney adoptó a la criatura para llevarla a una madurez que promete ser eterna. El futuro de la saga más popular de la galaxia camina a buen paso por el siglo XXI, pues al ser un relato basado en la estructura mítica del héroe se convierte en un pozo infinito de historias casi eternas, que no son olvidadas por fanáticos y espectadores. Un Sarlacc cuya digestión durará muchos, muchos años.

Raros y locos de todo el mundo, reunidos

Pablo Estrada – músico

  • Encuentro. Mark Hamil, rodeado por los hermanos Estrada, en el SWC. Foto: Pablo Estrada

Star Wars Celebration (SWC), la convención más grande de la franquicia más grande del mundo puede cambiar la vida de un fanático, y definitivamente cambió la mía y la de mi hermano Andrés. La 12ª SWC se realizó en Orlando, Florida, del 13 a 16 de abril, en el segundo centro de convenciones más grande de Estados Unidos. Dos razones la volvían aún más especial que las anteriores, y la hacían perfecta para ser nuestro bautizo en la SWC. La primera: el 40 aniversario de Star Wars, considerando que la primera película, A New Hope, se estrenó en 1977. La segunda: que se celebraría a Carrie Fisher, la Princesa Leia, fallecida en diciembre de 2016.

Organizar el flujo de 30.000 personas en cuatro días fue tan admirable como la cantidad de información y artículos que se podían obtener en cada panel y estand. El centro de convenciones tenía un auditorio principal para 3.700 personas, 2 secundarios para 2.500 cada uno, y alrededor de 30 salas de conferencias para 600. En todas las salas se celebraron charlas y paneles que presentaron desde nuevos juguetes y cómics hasta colecciones de artículos valiosos que tenían también 40 años.

Los paneles principales estaban preparados por Lucasfilm, y para poder ser parte de ellos había que conseguir una manilla. Para obtenerla debías dormir en el centro de convenciones, y así solo los fanáticos más motivados pudieron estar en la misma sala con todos los elencos de las películas y series, estar a metros de George Lucas, Mark Hamil y Harrison Ford, entre otros, disfrutar en vivo de la Orquesta Filarmónica de Orlando dirigida por John Williams, y ser los primeros en el mundo en ver el tráiler del episodio 8, The Last Jedi, en ver el primer episodio de la última temporada de la serie Rebels antes que nadie o en conocer el tráiler del nuevo juego de video, Star Wars Battlefront 2. Todo acompañado de mucho material exclusivo.

Pudimos cumplir sueños, conociendo en persona a nuestros héroes eternos, como Mark Hamil (Luke Skywalker), Hayden Christensen (Anakin Skywalker), Peter Mayhew (Chewbacca), Ray Park (Darth Maul) y héroes nuevos, como Felicity Jones (Jyn Erso) y Alan Tudyc (K2S0). Y a tantos otros fanáticos de todo el mundo, que por más de que hablábamos idiomas diferentes nos entendíamos e identificábamos por la pasión que nos unía. Las horas en las decenas de filas que hicimos se volvían cortas porque conversábamos y nos conectábamos con una gente tan rara y loca como dicen. Te sentías en familia. Nuestra mente sigue allá, y eso nos asegura que seremos parte del SWC de 2019. ¿Quién quiere ir con nosotros?

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Una galaxia casi eterna

George Lucas utilizó la mitología, la música y el marketing para dar un vuelco a la historia del cine y a la cultura popular con ‘Star Wars’, hace ahora 40 años.

/ 28 de mayo de 2017 / 04:00

La revista Time escribió inmediatamente después del estreno: “Una película con una esencia tan espontánea y sin ataduras que podría iniciar una tendencia en la industria cinematográfica”. La segunda mitad de la década había sido dictada por películas excelentes pero que eran consideradas oscuras y depresivas, como La Profecía, Taxi Driver o Los hombres del presidente. Pero el 25 de mayo de 1977 llegó una oferta distinta: el enfrentamiento clásico entre el bien y el mal trasladado a una galaxia muy, muy lejana. Era el nacimiento de Star Wars, la ópera espacial que se convertiría en uno de los subgéneros más conocidos de la ciencia ficción.

Los espectadores abrían bien los ojos en el patio de butacas porque no creían lo que presenciaban: gigantescas naves invadían las pantallas, haciendo cabriolas y disparando láseres. Pero tras tanto futuro, todos los elementos de las clásicas historias míticas estaban ahí: el héroe, el villano, el bribón, la princesa y el anciano sabio. Además del camino que éstos debían recorrer. Georges Lucas, al momento de escribir Star Wars, se basó en los estudios sobre las aventuras de los héroes del experto en mitología y religión comparada Joseph Campbell. La caballería medieval y la sociedad feudal le sirvieron de inspiración para crear a varios personajes y la trama de Star Wars. Sustituyó las espadas de los caballeros de leyendas por sables de luz, y las fortalezas y castillos, por estaciones espaciales.

En la mitología de la película se encuentran otras influencias. De La fortaleza secreta, de Akira Kurosawa, Lucas tomó la idea de narrar su historia desde el punto de vista de los androides. El origen de la famosísima secuencia en la cantina de Mos Eisley está en el film Yojimbo, del mismo director. De la serie de libros Fundación, de Isaac Asimov y Dune de Frank Herbert, surgen Han Solo y el Planeta Tatooine. La escena de la batalla final en A New Hope (Una nueva esperanza) se basa en las películas que en los 50 recreaban los combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial.

Esta suma y reinterpretación de ideas otorgó a Star Wars un aire propio que influyó decisivamente en la realización cinematográfica y que provocó el resurgimiento del interés popular en la ciencia ficción, que volvió a convertirse en un género que puede resultar en un gran éxito, tanto comercial como de crítica. Los fans empezaron a incluir en su vida diaria los diálogos y la noción de la Fuerza, que es definida por el maestro Yoda como esa misteriosa energía unificadora de todo lo que existe, un concepto que ya había sido tratado por varias religiones alrededor de todo el mundo durante varios siglos.

MÚSICA. La banda sonora se convirtió en otro factor fundamental para que todo tipo de público se identificase con la película. Lucas planeaba utilizar música clásica pero —por recomendación de Steven Spielberg— contrató al notable John Williams, quien ya tenía dos premios de la Academia y compuso un tema específico para cada situación y para cada grupo de personajes. Williams ganó otro Oscar con esta obra, que hoy se considera una de las más memorables composiciones para cine de todo los tiempos. Tanto, que las principales orquestas del mundo han incluido Star Wars en su repertorio y completan sus espectáculos con actores que se presentan por el escenario vestidos como los personajes de la película.

El Tema principal y La marcha imperial de Star Wars son reconocidos donde se toquen, y se han grabado versiones en diferentes géneros. Quien tal vez sea ahora el director de orquesta más reconocido del mundo, el venezolano Gustavo Dudamel, rindió homenaje a Williams con un muy comentado concierto de la Filarmónica de Los Ángeles hace dos años, en el que el violinista Itzak Perlman interpretó el tema principal de La lista de Schindler, del mismo compositor, como Tiburón, E.T., el extraterrestre o Indiana Jones. Y Dudamel invitó a Williams a subir al escenario y dirigir.

Pero Star Wars no solo supuso una revolución en lo artístico, tal vez lo fue aún más en lo comercial. En los 70 el marketing se reducía a presentar avances en cines y televisión y los pósters solo podían ser apreciados en las salas. Todo cambiaría con esta película, que se reveló como una perfecta máquina de hacer dinero.
Lucas rebajó su sueldo y pidió a cambio a la productora, 20th Century Fox, los derechos comerciales de la mercancía basada en la película. Con muy buen ojo, porque las figuras de acción, libros, estuches o carteles sobre la película y sus personajes rápidamente se convirtieron en artículos que revolucionaron el mundo del coleccionismo. Desde entonces resulta común que millones de personas tengan objetos de Superman, Batman, Spiderman o Star Trek. En Estados Unidos, algunos de los coleccionistas más importantes pertenecen la Hollywood, como Nicolás Cage, Steven Spielberg o el mismo Lucas.

Otro cambio fundamental en el mundo del cine se dio cuando la emoción de la saga llegó a los hogares de los consumidores. Se lanzaron versiones en formato Betamax, VHS, Laser Disc, DVD, HDDVD y Blu- Ray. Cada vez que una nueva tecnología en video hacia su aparición, llegaban a la carga las distintas películas de Lucas. En enero de 2010, Adidas lanzó una colección de zapatos y ropa dedicados Star Wars que se hizo muy popular. Aún hoy la venta de productos que se relacionan a la saga sigue resultando muy fructífera: se calcula que en Estados Unidos se consumen cerca de $us 100 millones al año, y desde 1977 se calculan ganancias por $us 9.000 en todo el mundo.

Star Wars debe considerarse una obra mayor porque sorprendió a todos y cambió el sentido del cine. Hace 20 años llegó una trilogía que asentó la adolescencia de este fenómeno. Luego de los episodios I al III, la productora Disney adoptó a la criatura para llevarla a una madurez que promete ser eterna. El futuro de la saga más popular de la galaxia camina a buen paso por el siglo XXI, pues al ser un relato basado en la estructura mítica del héroe se convierte en un pozo infinito de historias casi eternas, que no son olvidadas por fanáticos y espectadores. Un Sarlacc cuya digestión durará muchos, muchos años.

Raros y locos de todo el mundo, reunidos

Pablo Estrada – músico

  • Encuentro. Mark Hamil, rodeado por los hermanos Estrada, en el SWC. Foto: Pablo Estrada

Star Wars Celebration (SWC), la convención más grande de la franquicia más grande del mundo puede cambiar la vida de un fanático, y definitivamente cambió la mía y la de mi hermano Andrés. La 12ª SWC se realizó en Orlando, Florida, del 13 a 16 de abril, en el segundo centro de convenciones más grande de Estados Unidos. Dos razones la volvían aún más especial que las anteriores, y la hacían perfecta para ser nuestro bautizo en la SWC. La primera: el 40 aniversario de Star Wars, considerando que la primera película, A New Hope, se estrenó en 1977. La segunda: que se celebraría a Carrie Fisher, la Princesa Leia, fallecida en diciembre de 2016.

Organizar el flujo de 30.000 personas en cuatro días fue tan admirable como la cantidad de información y artículos que se podían obtener en cada panel y estand. El centro de convenciones tenía un auditorio principal para 3.700 personas, 2 secundarios para 2.500 cada uno, y alrededor de 30 salas de conferencias para 600. En todas las salas se celebraron charlas y paneles que presentaron desde nuevos juguetes y cómics hasta colecciones de artículos valiosos que tenían también 40 años.

Los paneles principales estaban preparados por Lucasfilm, y para poder ser parte de ellos había que conseguir una manilla. Para obtenerla debías dormir en el centro de convenciones, y así solo los fanáticos más motivados pudieron estar en la misma sala con todos los elencos de las películas y series, estar a metros de George Lucas, Mark Hamil y Harrison Ford, entre otros, disfrutar en vivo de la Orquesta Filarmónica de Orlando dirigida por John Williams, y ser los primeros en el mundo en ver el tráiler del episodio 8, The Last Jedi, en ver el primer episodio de la última temporada de la serie Rebels antes que nadie o en conocer el tráiler del nuevo juego de video, Star Wars Battlefront 2. Todo acompañado de mucho material exclusivo.

Pudimos cumplir sueños, conociendo en persona a nuestros héroes eternos, como Mark Hamil (Luke Skywalker), Hayden Christensen (Anakin Skywalker), Peter Mayhew (Chewbacca), Ray Park (Darth Maul) y héroes nuevos, como Felicity Jones (Jyn Erso) y Alan Tudyc (K2S0). Y a tantos otros fanáticos de todo el mundo, que por más de que hablábamos idiomas diferentes nos entendíamos e identificábamos por la pasión que nos unía. Las horas en las decenas de filas que hicimos se volvían cortas porque conversábamos y nos conectábamos con una gente tan rara y loca como dicen. Te sentías en familia. Nuestra mente sigue allá, y eso nos asegura que seremos parte del SWC de 2019. ¿Quién quiere ir con nosotros?

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El peligro está en la gente

El apocalipsis zombi de la serie ‘The Walking Dead’ utiliza la ficción para desnudar la realidad: que el hombre sigue siendo un lobo para el hombre.

/ 26 de febrero de 2017 / 04:00

Levantaré a los muertos y ellos se comerán a los vivos. Y los muertos superarán a los vivos: Diosa Ishtar (epopeya de Gigamesh).

El progreso de los medios masivos de comunicación ha multiplicado la difusión de la cultura popular, la cual muestra el funcionamiento interno de la máquina social de este siglo. La cultura mediática, según el filósofo Douglas Kellner, es ahora la dominante ya que ha reemplazado las formas de alta cultura y es lo que tiene el mayor impacto en el grupo más grande de personas. Es difícil encontrar un área que quede libre de la influencia de la industria de la comunicación.

La producción a escala de bienes y servicios ha tenido como resultado que éstos sean comprados de forma masiva, lo que genera una sociedad de consumo que rige también el comportamiento de quien produce cultura. Kellner asegura que lo más importante para las compañías mediáticas, como empresas que son, es que el producto resulte rentable. Por eso, su principal objetivo es que sus productos se vuelvan rápidamente populares y sean consumidos por las masas, por ejemplo a través de la televisión o internet.

Tanta competencia tiene, al menos, una consecuencia buena. Jorge Martínez Lucena afirma que nunca como ahora se habían visto series de tanta calidad cinematográfica, en guion y en la imagen. Éstas han producido una revolución en el mercado audiovisual y transmiten mensajes que son fácilmente asimilados por las inmensas masas mediáticas.

En 2003, en el mundo de los cómics, surge la serie The Walking Dead. Escrita por Robert Kirkman, trata sobre un mundo apocalíptico donde un grupo de sobrevivientes debe buscar refugio de inmensas hordas de zombis. Siete años más tarde este cómic llega a la televisión convirtiéndose en la actualidad en una de las series más exitosas. Tantos espectadores, tantos comentarios y tantos análisis derivan de lo acertadamente que la serie descubre y describe los imaginarios sociales —esquemas que nos permiten percibir algo como real y que permite pensar la existencia social— mediante los cuales las personas gestionan la imagen que tienen de sí mismas.

The Walking Dead utiliza las herramientas de la comunicación para manejar (y aprovecharse de) nuestro temor a lo desconocido, así como nuestro deseo de romper lo establecido. Para ello construye y dosifica mensajes donde están presentes las relaciones de poder que enmarcan las luchas por un liderazgo que garantice la supervivencia gracias al dominio de los bienes y los espacios, e incluso de las mujeres. Kirkman asegura que su serie sigue al cómic y explora cómo la gente se enfrenta a situaciones extremas y cómo ésta cambia en el proceso.

Según Martínez Lucena en su ponencia universitaria Infectados: la representación de lo humano en The Walking Dead, el éxito de la serie se basa en que los individuos de la sociedad posmoderna se vinculan con sus aspiraciones humanas mediante los metarrelatos —historias que en sí mismas incluyen otras historias de forma que su discurso abarca múltiples significados— y así se acercan a explicar la realidad en su totalidad.

Para otros estudiosos, la fascinación con el Apocalipsis se justifica como un medio para romper la monotonía del diario vivir, porque en ese mundo imaginario se cambian las normas sociales donde la mayoría de los seres humanos viven de forma autómata. De esta forma la televisión se convierte en uno de los principales emisores de mensajes que permiten al individuo escapar de su realidad.

Para la psicóloga Concepción López, por el contrario, uno de los principales problemas que conllevaría sobrevivir al fin del mundo —además de tener que luchar por los recursos— es el trauma de enfrentarse a la pérdida de todo lo conocido y querido, lo que genera reacciones postraumáticas muy complejas, como las que se observan en los personajes de The Walking Dead. En el cómic —más que en la serie, por la censura— los supervivientes construyen su propio marco referencial producto de la desacreditación que sufre la civilización anterior, a la que se responsabiliza de la epidemia zombi. Así, tabúes como el canibalismo, el incesto y el homicidio entran a formar parte del código socialmente aceptable en la vida apocalíptica.

En la versión televisiva, The Walking Dead pone sobre la mesa el siempre espinoso tema de la excesiva proliferación de armas de fuego en la sociedad norteamericana. Puede que el lugar donde se desarrolla la historia sea opuesto a la sociedad civilizada que conocemos, pero cualquiera que la vea con cierta atención encontrará el vínculo entre ambas. La conclusión a la que se llega es que pistolas o escopetas son más peligrosas que los propios zombis.

La serie se centra más en mostrar situaciones donde los sobrevivientes poco a poco van tomando decisiones que rompen las reglas de la sociedad. Así surgen líderes como Rick y el gobernador, quienes tratan de dirigir o crear una comunidad bajo los criterios morales que ellos consideran correctos. Mientras el exalguacil mantiene algunos valores de su vida anterior a pesar de los grandes cambios, su contraparte imparte reglas desde el punto de vista de las pérdidas que ha sufrido.

Al final de la sexta temporada hace su aparición Negan, que es un rival hijo de esta época televisiva, que busca matar para imponer su identidad, pero que no puede abandonar la megalomanía de los clásicos malos de ficción. Este nuevo villano —mediante las torturas psicológicas más desalmadas— hace comprender al grupo de Rick quién es el nuevo jefe del lugar. Así una vez más queda demostrado que los zombis solo son parte del paisaje: el verdadero peligro está en los humanos y construcción social del hombre como lobo para el hombre.

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