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La fuerza de la memoria

Kazuo Ishiguro se une este año al grupo de ocho escritores británicos que obtuvieron el mismo galardón en el pasado antes que él: Rudyard Kipling, John Galsworthy, T.S Elliot, Bertrand Russell, Winston Churchill, William Golding, Harold Pinter y Doris Lessing. Cada uno de ellos revela su propia definición de la literatura inglesa, demarcando su propia idea de Gran Bretaña, e Ishiguro no es la excepción.

Nacido en Japón, es uno de los muchos inmigrantes que decidieron quedarse en el Reino Unido y han enriquecido nuestra vida nacional en muchos aspectos. El surgimiento de Ishiguro como escritor se dio en la Universidad de East Anglia, donde hizo una maestría en escritura creativa. Su disertación se convirtió en su primera novela, Pálida luz en las colinas, publicada en 1982, y entonces fue considerado uno de los mejores novelistas jóvenes del Reino Unido.

Probablemente su obra más conocida es Lo que queda del día —una conmovedora evocación de Inglaterra en la época de la Segunda Guerra Mundial—. El tema central es el deber y hasta qué punto se lo puede poner por encima de la felicidad personal. Un mayordomo en la casa de un gran aristócrata deja ir a la mujer que podía haber amado por su compromiso para servir a su patrón.

Si bien esta novela crea un fuerte sentido del lugar, en definitiva se trata de las emociones humanas por lo que todos pueden sentirse identificados. El personaje termina por reconciliarse con lo que podría haber sido y no fue.

Al igual que el libro, la adaptación cinematográfica es fascinante. Recuerdo haberme quedado despierto toda la noche en un vuelo muy largo para verla. Es una hermosa versión, aunque más triste, de la exitosa serie de televisión Downtown Abbey.

Ishiguro captura muy bien la esencia de su país adoptivo, pero sus obras también describen una variedad de lugares en Japón y Europa recurriendo a diferentes géneros que incluyen la ciencia ficción y la fantasía. Todo ello es una indicación de su genio.

Las novelas de Ishiguro tienen como tema recurrente a los recuerdos y el potencial de éstos para divagar, distorsionar, silenciar y, sobre todo, para perseguirnos. Los protagonistas de su ficción buscan con frecuencia superar las pérdidas de familia y de amores mediante una reconstrucción de pasado, dándole sentido a través de actos de conmemoración.

En su última novela El gigante enterrado, de 2015, Ishiguro vuelve a situar a sus personajes en Gran Bretaña, con una pareja de ancianos que viaja en auto por un arcaico paisaje inglés para reunirse con su hijo adulto a quien no han visto en años.