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Olivia Laing: ‘Hay que combatir el estigma que rodea la soledad’

La autora inglesa se acerca en su segundo trabajo al entorno de los artistas solitarios y alcohólicos.

/ 27 de diciembre de 2017 / 06:28

Por el río Ouse, donde ella nadaba en verano y Virginia Woolf se suicidó, discurrió el comienzo de la carrera literaria de Olivia Laing (Reino Unido, 1977), una de las voces más interesantes del panorama literario anglosajón actual. Laing dejó su trabajo como periodista hace ocho años y emprendió su primer viaje narrativo en torno a la autora de Las olas, mezclando pasado y presente, paisaje y literatura en To the River: A Journey Beneath the Surface (Canongate). Ese mismo camino, un deambular por historias en las que se cruzan análisis, datos, lecturas y la experiencia real y directa, desembocó en un segundo libro, El viaje a Echo Spring (Ático de los Libros), en el que esta ensayista trazó una ruta por EEUU para desentrañar la relación tóxica de media docena de escritores con el alcohol. El título lo tomó de una frase de la obra de teatro La gata sobre el tejado de zinc, un eufemismo para referirse al mueble bar en el que se ahogaron y desahogaron desde Hemingway hasta Cheever, pasando por Tennessee Williams, Raymond Carver, John Berryman y Scott Fitzgerald.

“Es distinto estar a solas y sentirte solo. La soledad a la que yo me refiero tiene que ver con querer compartir tu intimidad y tener una relación que no tienes. Esto no depende de cuánta gente te rodea”, explica sentada en el sofá de su casa de Cambridge. “La verdadera cura para la soledad son dos cosas. Por un lado, deshacerte de la vergüenza y entender que no hay nada malo en sentir que deseas tener más amor. Por otro, empezar a construir relaciones, divertirte y jugar”.

— Como ocurre con la pena o la alegría, ¿la soledad es intrínseca a la condición humana?

— Es inevitable sentirse solo en algún momento de la vida. Sin embargo, hoy tratamos ese sentimiento como algo aterrador. La soledad surge a partir de cosas como mudarse de casa, cambiar de trabajo o perder a un ser querido. Por eso hay que normalizarlo, y combatir el estigma y la vergüenza que rodea la soledad.

¿Qué caracteriza a la soledad en el mundo actual?

— Las redes sociales e internet hacen que la gente sienta que el resto del mundo tiene una vida social mucho mejor que la suya. Te parece que los demás siempre están en sitios preciosos rodeados de amigos, y todos ríen. Tu vida te parece un fracaso.

La experiencia de estar solo, ¿es distinta para una mujer que para un hombre?

— Hay algo heroico en la figura del hombre solitario, como en las películas de Bogart, el hombre solo en la ciudad de Hitchcock, es cool. Una mujer sola, sin embargo, levanta sospechas, tiene un halo de fracaso. Es tremendo, pero hay algo cultural que nos hace ver a una mujer sola como alguien que no ha conseguido triunfar. Es tóxico.

— Trae parte de su experiencia personal a sus libros. ¿Cómo decide qué incluir?

— Son escritos muy personales. Hubiera sonado falso escribir sobre alcoholismo y no decir que el motivo por el que estaba desesperada por entender aquello era porque lo vi de cerca, crecí en una casa con una persona alcohólica y aquello me marcó. Escribir una historia cultural de la soledad explorando la vida de otros sin decir que yo también había pasado por eso sería hacer trampa. Además, usar la primera persona te permite conducir al lector por vericuetos, ayuda a construir la historia.

Al hablar de la soledad como una dificultad para comunicarse escribe sobre Andy Warhol, un artista muy gregario y reservado, pero ¿solitario?

— Hay una especie de ansiedad subterránea en torno a la comunicación. Pasé por un momento en que me resultaba complicado comunicarme verbalmente, no entendían mi acento en Nueva York y aquello me aislaba aún más. Vi unos videos en los que Warhol intenta hablar directamente al entrevistador, pero susurra al oído de otra persona. Ahí vi reflejado lo solo que te sientes al no tener claro que otra gente podrá oírte y entenderte. Empecé a pensar sobre cómo los artistas usan los objetos que crean para comunicarse. Hacen una pieza y la mandan al mundo para hablar de una manera que cara a cara no podrían. Construyen otra forma de intimidad. En el caso de Warhol, uno podría pensar que tiene más que ver con la extrema timidez que con estar solo.

Pero si eres tímido, puedes acabar solo. La gente aceptó a Warhol, le querían; sin embargo, él no lograba tener la relación de amor que deseaba. No era capaz de dejar que la gente se acercara o de acercarse él, mantuvo su distancia, y aquí surge la tecnología, las grabadoras, cámaras y polaroids que usó para atraer a la gente. Muchos querían que les fotografiara o grabara Warhol y esto le permitió estar escondido detrás de la cámara, mantenerse en un espacio seguro donde nadie le iba a rechazar. Warhol fue pionero en el uso de la tecnología como escudo que hoy vemos a todas horas.

— Se detiene en varios parias que vivieron en los márgenes como Valerie Solanas o David Wojnarowicz. ¿Por qué etiquetarlos como solitarios?

— Ellos se definen así. El caso de David ilustra las distintas maneras en que alguien puede acabar solo y aislado. Tuvo una infancia llena de abusos y es gay en un mundo homofóbico. Así que esta soledad estructural y política a causa de su sexualidad está separada de su experiencia en la infancia. En el mundo del arte encuentra una comunidad, pero pronto contrae el sida. A través de esta enfermedad llega el estigma social y político. La soledad va más allá de que una persona se sienta triste: la sociedad echa a alguna gente fuera y no asume la responsabilidad. En este caso es el sida, pero se podría decir lo mismo de los refugiados o la gente sin hogar. Cualquier grupo que queda demonizado experimenta niveles increíbles de soledad.

— Escribe sobre el deseo de romper con la tiranía del mundo físico.

— Trataba de analizar los motivos por los que nos sentimos tan atraídos por el mundo de internet aunque sabemos que no es muy satisfactorio. Ahí nos encontramos a salvo. Las interacciones físicas implican un peligro que como especie tratamos de evitar. Muchos de los diseños tecnológicos son maneras de evitar las realidades físicas.

— ¿Cómo afecta el mundo mediado por pantallas al arte que se está produciendo?

— Se hacen muchas cosas horribles. Pero también es cierto que en esta era la gente está atenta a un tipo de belleza que a veces es narcisista y superficial, pero otras veces es maravillosa. Pensar que tantos quieren tomar fotos bonitas, conservarlas y compartirlas tiene algo de utópico, no es solo infernal. Me gusta mirar las instantáneas de jóvenes que se están disfrazando todo el rato. ¿En qué es esto distinto del trabajo de la artista Cindy Sherman?

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Ian Buruma: ‘Reforma fiscal de Trump va a extender la desigualdad’

Desde un punto de vista histórico, el Director de The New York Review of Books reflexiona sobre los efectos que tendrán en Estados Unidos y el mundo las nuevas políticas del presidente norteamericano, Donald Trump, y trata de analizar lo que está pasando para ayudar a las personas a pensar y a comprender.

/ 10 de enero de 2018 / 04:00

Desde un punto de vista histórico, el Director de The New York Review of Books reflexiona sobre los efectos que tendrán en Estados Unidos y el mundo las nuevas políticas del presidente norteamericano, Donald Trump, y trata de analizar lo que está pasando para ayudar a las personas a pensar y a comprender.

Ian Buruma tomó desde septiembre del año pasado —en el primer año de gestión del nuevo presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump— las riendas de The New York Review of Books, la legendaria revista británica que aglutina el pensamiento crítico e intelectual internacional. El crítico holandés ha escrito durante su trayectoria profesional 17 libros sobre temas tan diversos como el milagro económico de Japón, la anglomanía o la relación epistolar entre sus abuelos.

— Ha pasado más de un año desde que Trump ganó las elecciones. ¿Qué opina de lo ocurrido desde entonces?

— Al principio parecía que no lograría hacer mucho, que era muy ladrador y poco mordedor. Pero eso ha empezado a cambiar. Su presidencia está teniendo un impacto que será duradero. La reforma de los impuestos es un ejemplo: va a cambiar la vida de millones de personas en el medio y largo plazo, va a ampliar la brecha de desigualdad, va a empeorar las relaciones sociales. También está llenando los tribunales de jueces ideológicamente muy escorados a la derecha, algo que dejará una profunda huella. Hay una especie de esfuerzo organizado para debilitar las instituciones de la democracia liberal. NdE. El presidente Trump firmó el 22 de diciembre del año pasado una ley que incluye notables recortes de impuestos para las empresas y en menor medida para los trabajadores.

— ¿Cómo?

— Gradualmente mina la democracia con su retórica y destruye activamente las instituciones de las que depende el sistema para funcionar. No se trata solo de un tema retórico, con sus ataques a la prensa y ese tipo de cosas, que también sucede. También se destruyen las instituciones mismas. El Departamento de Estado está medio vacío y en otros departamentos, como el de Agricultura o el de Protección Medioambiental, ha nombrado como máximos responsables a personas que son hostiles a esos asuntos. Por último, encuentro muy peligroso que Trump anime a la gente violenta y resentida contra las minorías. En una democracia que funciona, esa gente agresiva, que siempre está ahí, está controlada por la ley y por el comportamiento político y social general, pero si el Presidente de EEUU los jalea habrá violencia, o más de la habitual.

En Año cero explica que empezó a escribir ese libro para tratar de averiguar cómo, tras la II Guerra Mundial, lograron volver a unirse las sociedades y cómo emergió el mundo del desastre. ¿Cómo saldrá EEUU de esta etapa?

— Aún no sabemos cuán de fatales serán los daños, así que es difícil predecirlo. Marcará una gran diferencia cuánto tiempo ocupe Trump la presidencia, si son cuatro u ocho años. La única manera de parar el deterioro es que los demócratas logren una amplia mayoría en las elecciones a la Cámara Baja de medio mandato del próximo año, y que logren volver a la Casa Blanca en 2020. Si esto ocurre, se podrán reparar muchas cosas, pero no todo. Porque no se trata solo de Trump.

— ¿En qué sentido?

— Trump ha manipulado, pero la naturaleza de los medios de masas y la manera en que la gente se informa hoy no es a través de los canales normales, sino de las redes sociales. Esto es muy fácilmente manipulable y resulta complicado pensar cómo se puede arreglar. En el ámbito institucional también podría tomar mucho tiempo reparar los departamentos que él ha debilitado, aunque probablemente se pueda a largo plazo. Pero el papel de EEUU en el mundo no podrá ser lo que fue. Eso se ha terminado.

— ¿Qué efectos tiene esto?

— Europa debe ser más fuerte. Es esencial para poder construir algún tipo de equilibrio frente a la creciente influencia de China, especialmente, y también de Rusia.

¿Está China rellenando el vacío que parece quedar libre?

— En África su influencia está subiendo, no así la estadounidense. Y en general, por motivos económicos, el poder de China está aumentando en el mundo, pero es otra cuestión el que pueda simplemente reemplazar a EEUU. Porque, incluso con Trump, mucha gente aún ve a este país como un lugar de oportunidades, muchas personas ven las películas y series estadounidenses; el soft power (el influjo cultura, ideológico y diplomático), su influencia cultural es aún real. Muy pocos anhelan irse a vivir a China o ven el soft power chino como un ideal. En este sentido, no creo que China reemplace a EEUU y, si lo hace, no creo que pronto.

— ¿El orden nacido tras la II Guerra Mundial (impuesto por los países de occidente), que ha estudiado en varios de sus libros, se está hundiendo?

— Sí y no se le puede echar toda la culpa a Trump. Muy pocos de quienes padecieron directamente aquel conflicto siguen vivos. El miedo a una nueva guerra mundial no está suficientemente arraigado entre los jóvenes para mantener la Unión Europea (UE). Además, tener a EEUU como una especie de policía global no podía durar siempre; países como Japón y algunas naciones europeas no acababan de asumir la responsabilidad de su seguridad. El sistema creado en la posguerra empezaba a mostrar signos de envejecimiento antes de Trump: él le ha dado una patada a unos cimientos que ya estaban un poco flojos. Puede que ese orden acabe desapareciendo, con consecuencias imprevisibles, que podrían ser muy malas. Pero es posible que todo esto fuera algo inevitable.

— ¿Cómo interpreta el brexit?

— Es fácil caer en la caricatura. Una diferencia entre quienes están a favor del brexit y los electores de Trump, es que en Reino Unido había gente que tenía argumentos razonables y lógicos a favor de abandonar la UE, no todo eran emociones. Hubo quienes defendieron que la pertenencia a la Unión Europea no era buena para una democracia liberal soberana, porque demasiadas leyes eran redactadas y aprobadas por instituciones que no tenían que rendir cuentas en las urnas. Puede que esto no sea muy realista, y que finalmente salir de la UE haga más mal que bien, pero existen razones para esgrimir que un país está mejor fuera de la zona euro. Yo no lo creo, pero es una opinión respetable. Con Trump no pude encontrar nada así. Había muchas emociones, pero muy pocos intelectuales que respete tenían razones para apoyarle.  Muchos en Reino Unido votaron a favor de salir por motivos emocionales y xenófobos, fundamentados en una profunda ignorancia. Muy pocos en ese país, y puede que en otros, realmente saben cómo funciona la UE. Quienes apoyaban la salida la presentaron como una especie de Unión Soviética con un politburó en Bruselas, algo que no es cierto pero que mucha gente creyó. Esto es síntoma del miedo que va ganando sitio en un mundo más y más polarizado. Muchos sienten que no solo no les está yendo bien económicamente, sino que su identidad les está siendo robada, y que no se les escucha. Y son fáciles de manipular. En ese sentido, lo que ocurrió con el brexit sí es comparable a la victoria de Trump. La política se ha vuelto más tribal, está más ligada a la etnicidad.

Pérfil:

Nombre: Ian Buruma

Nació: 1951

Cargo: Director de The New York Review of Books

Experto en política y economía

El experto en Asia y autor de 17 libros estudió historia y literatura china en Holanda, y cine en Japón. Es sobrino del director cinematográfico John Schlesinger, habla seis idiomas, trabajó como fotógrafo, documentalista y crítico. Además ha impartido durante más de una década clases sobre derechos humanos, democracia y periodismo en Bard College (Nueva York).

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Los personajes ¿nunca mueren?

La resurrección de Pepe Carvalho, el detective de Vázquez Montalbán, a manos de Carlos Zanón, reabre el debate sobre una práctica común en la novela negra.

/ 5 de febrero de 2017 / 04:00

Ley de vida: los padres deben fallecer antes que sus hijos. Lo contrario supone un trágico desorden. En el mundo de la ficción no se aplican exactamente estos mismos principios naturales, pero cuando el progenitor es un autor y su descendencia un personaje cabe presumir que la desaparición del primero implica que la vida del segundo quedará igualmente interrumpida, detenida, congelada en los libros ya escritos.

Detectives y superhéroes, principalmente, parecen ser cada vez más una notable excepción a esta regla. El Hércules Poirot de Agatha Christie, el James Bond de Ian Fleming, el Philip Marlowe de Raymond Chandler o el Sherlock Holmes de Conan Doyle han seguido enfrentando nuevos casos sin sus autores originales. A esta lista se suman, tal y como ha anunciado este mes la editorial Planeta, un singular barcelonés: el detective Pepe Carvalho, que volverá en 2018.

Manuel Vázquez Montalbán sufrió un infarto mortal el 18 de octubre de 2003 en el aeropuerto de Bangkok. En enero y marzo de 2004 se publicaron respectivamente dos volúmenes (Milenio Carvalho I. Rumbo a Kabul y Milenio Carvalho II. En las antípodas) con la última entrega de la saga de su detective. Ahora el sabueso gourmet resucitará con la pluma del novelista Carlos Zanón. “Fue una sugerencia que nos llegó a través de la agencia Carmen Balcells y nos pareció una idea interesante, porque trata de atraer el interés de nuevos lectores. El acuerdo es para una novela y ya se verá si hay más”, explica Anna Sallés, viuda de Vázquez Montalbán.

¿Un nuevo libro escrito por otro autor es la mejor manera de impulsar y dar visibilidad al legado de Vázquez Montalbán? Desde la editorial Planeta, la editora Belén López subraya el propósito de trasladar el personaje de Carvalho al público que no le conoce, tanto a través de las obras originales del autor como con el lanzamiento de una nueva entrega de la saga, escrita por otro novelista. “Dentro de ese plan en alguna de nuestras conversaciones con los herederos surgió esta idea. Nos pareció muy interesante y a juzgar por la extraordinaria acogida que ha tenido, parece que hemos acertado”.

Aunque la nueva novela aún no está escrita, el popular Carvalho, traducido a más de 20 lenguas, ha vuelto a los titulares. Pero el anuncio de su renacimiento no ha estado exento de algunas objeciones, como las que ha planteado el novelista español Antonio Muñoz Molina. “No pongo en duda las cualidades del escritor al que le han encargado el trabajo, pero sí su buen juicio al aceptarlo, y más todavía el de los herederos. Pepe Carvalho no es una franquicia: es una presencia irrepetible en la literatura. Para que vuelva a existir no hace falta que nadie usurpe a su autor”, escribió en su web.

Anna Sallés, heredera junto a su hijo de los derechos de la obra, evita entrar en la polémica pero apunta: “No creo que sea una franquicia, ni una marca”. La editora López, por su parte, confía en que también el comentario de Muñoz Molina atraiga a un nuevo público al trabajo de Vázquez Montalbán: “Muchos, al leer sus palabras, se habrán animado a leer por primera vez o releer estas novelas, lo cual me parece maravilloso”.

El debate tiene zonas grises según Carlos Zanón, el novelista inmerso ahora en el universo Carvalho: “No es blanco o negro, entiendo las opiniones contrarias, la idea de que un personaje pertenece a su autor. Las objeciones no me parecen descabelladas, se establecen vínculos con los personajes y uno no quiere que se lo toquen”. Pero evidentemente, añade, él no está de acuerdo: “No se trata de reescribir una obra, acabando una saga o interfiriendo en la obra de un autor a un nivel esencial. No estás metiéndote en la cocina de otro escritor y llevando al personaje hacia otro sitio que él no querría. Cuando un personaje se vuelve icónico trasciende al autor. Darle vida es jugar, y la literatura es un juego”.

Zanón recuerda que su primer encuentro con el detective ocurrió con Los mares del sur cuando aún estaba en el colegio. El encargo le llegó la primavera pasada cuando Planeta y los herederos de Vázquez Montalbán le contactaron. El proyecto le provoca una mezcla de “responsabilidad e ilusión”. Dice que el estilo de Vázquez Montalbán no le influyó tanto, pero admira “su capacidad para detectar temas que luego han sido importantes, para crear fotos que aguantan el paso del tiempo”.

Carvalho puso a Barcelona en el mapa de la novela negra: ahí está el velado homenaje del escritor italiano Andrea Camilleri al autor barcelonés con su comisario Montalbano, y los cientos de miles de lectores de literatura de género que siguieron durante décadas sus pesquisas libro a libro. “El compromiso es con mi literatura, hacer un buen libro”, afirma Zanón. “Pero el personaje tiene unas características y trato de preservar el alma de Carvalho. Vázquez Montalbán logró trasladar el género y hacerlo nuestro”.

El acuerdo sobre la nueva novela de Carvalho es el primero de este estilo para la agencia Carmen Balcells representante de los herederos de Vázquez Montalbán, y para la editorial Planeta. Se han guiado por el mercado anglosajón, en el que existen conocidos antecedentes como el de la novela Los crímenes del monograma, en el que Sophie Hannah recuperó a Hércules Poirot con el consentimiento de la familia de Agatha Christie. “Es un acuerdo entre tres partes: editor, herederos y nuevo autor.

Se reparte el porcentaje de los royalties y suele haber un adelanto, pero no hay un modelo fijo”, explica Mónica Martín, cuya agencia MB trabajó en un acuerdo de este estilo para la secuela y precuela de El Padrino, de Mario Puzo. “Una franquicia de por sí no es algo ni bueno ni malo, depende de quién lo haga”. El Padre, personaje que buscaba a su autor en la obra de Luigi Pirandello, ya lo advirtió: “Quien ha tenido la suerte de nacer como personaje vivo puede reírse incluso de la muerte. ¡No morirá jamás!”.

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