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Casa Grito, un hogar para las artes

Casa Grito, ubicada en la calle 3 de Los Pinos, abrió sus puertas en abril de 2016 y hoy se posiciona como un referente cultural en la zona Sur. El espacio ha demostrado en 2017 ser, en verdad, un hogar para las artes, habiendo tenido más de 100 funciones en toda la gestión. Entre sus actividades participaron tanto actores de amplio recorrido artístico como jóvenes que recién empiezan un largo camino en el teatro, brindando su espacio con mucho apoyo y cariño a todos aquellos que lo requieran. Esto ha generado un nuevo movimiento que ha contado con elencos de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, Argentina, Chile, Brasil, Colombia y Perú.

Cuando llegas al lugar los miembros del elenco Teatro Grito, quienes cumplen este año 18 años de trabajo, te reciben con los brazos abiertos; si estás esperando una función te tratan con una sonrisa en el rostro, te invitan a sentarte y, para el frío de la noche paceña, te dan un cafecito de cortesía, bien caliente y perfecto para levantar el ánimo luego de un día de ajetreos, lo que te prepara para entrar al teatro como a aquel lugar ritual que los griegos reconocían.

Con mucha predisposición te ayudan en todo aquello que necesites, desde mandarte todas las semanas la programación del espacio, reservar entradas, hasta —cuando presentas una obra— modificar el espacio tal y como se lo pidas. Incluso te ayudan a revisar (en caso de que lo necesites, como es el mío) tus diseños de luces, tu sonido, que todo ande por buen camino y siempre te hacen observaciones constructivas que ayudan a que sigas creciendo junto al espacio.

Entre sus actividades nos encontramos con un compromiso no solo de brindar el espacio para presentaciones (ya sean de teatro, cuentacuentos, pequeños conciertos, proyecciones de cine, baile y hasta para feria), sino también para formar tanto a teatristas como a espectadores. Es así que Casa Grito ha tenido diferentes talleres para adultos como para niños de actuación, de maquillaje, de producción… y ha generado lo que se conocen como Versus, una noche especial donde se invita a dos artistas tocayos de nombre o apellido y cada uno presenta una obra (o ambos presentan una juntos) como en un enfrentamiento artístico del que ambos salen campeones. Esta actividad inició, como es debido, con dos Arancibias (el actor Bernardo y su hermana Denisse, la directora de la película Las malcogidas) y, después de meses de esta actividad, ha concluido el mes pasado con dos Camilas (la coreógrafa Bilbao y Urioste, ganadora del Premio Nacional de Novela 2017).

Otra cosa que distinguió a este espacio fueron sus abonos. En 2017 vendieron unas tarjetas a Bs 150 y con ellas se podía entrar a 10 funciones, lo que te ahorraba más del 50% de la entrada. En el transcurso del año muchos las sentimos insuficientes y tuvimos que comprarnos una más, ya que hay funciones todos los fines de semana. Para 2018, el precio de los abonos hasta el 6 de enero era de Bs 160 y desde ahora se los puede comprar en Bs 200. La tarjeta incluye un 10% de descuento en cualquier consumo que se realice tanto en la pizzería Paparazzi como en el restaurante vegetariano La Ventanita, ambos lugares muy cercanos al teatro de Los Pinos. Estos abonos permiten que el espacio sobreviva y, de alguna forma, obligan al consumidor a convertirse en un espectador activo que acompaña las nuevas propuestas que se mueven en el país.

Todos los que somos caseritos y nos gusta el teatro agradecemos un espacio con estas características: accesible y acogedor. Por esa misma razón estamos esperando este 2018 con muchas expectativas, yo ya he escuchado un par de chismes de que habrá presentaciones por el festejo del aniversario de Khimaira Teatro, elenco dirigido desde hace siete años por Gino Ostuni, además de que ya se han iniciado diferentes talleres vacacionales para niños y jóvenes. Gracias a Casa Grito, sabemos que este 2018 será un año lleno de arte.