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Al César lo que es del César

La economía, como ciencia, se funda en una diversidad de axiomas, uno de ellos dice que los recursos serán siempre escasos. Esto implica que el problema deja de ser la escasez de los recursos, pues nos viene dada. Al virar el eje de la mirada, el peso se traslada, entonces, a los recursos con que contamos. De esta manera la pregunta se transforma en: ¿Qué utilidad puedo darle a mis recursos? Es decir, dependerá en última instancia de su utilización.

Detengámonos un momento en este concepto, ¿qué es útil? Siguiendo a Fredic Jameson (crítico y teórico literario estadounidense, en su libro Brecht y el método) diremos que “algo útil” es “algo didáctico”, y que “algo didáctico” es en definitiva algo que se pone en práctica.  Así, se trata de desarrollar un saber hacer. Pero no es un saber hacer abstracto, sino íntimamente relacionado con la situación que nos rodea (social, económica y política).

Entonces, retomando lo que decía más arriba, si razonamos de manera contraria, es decir: si los recursos son escasos (en la economía), entonces los que poseemos son valiosos; ello nos abre una alternativa de salida, en tanto modifica la situación equiparando “lo que poseemos”, con lo que no poseemos, es decir, lo micro (social, político y económico) con lo macro (social, político y económico). Así la salida se nos plantea en términos dialécticos, en una especie de constante tensión entre, digamos, lo de casa y lo demás y dónde el desarrollo de un saber hacer —con eso— marca la diferencia.

En términos artísticos, este cambio de punto de vista nos aleja de la mirada romántica del artista bohemio quien en sucesivos arranques de inspiración realiza su obra. La inspiración está ligada a la idea de espontaneidad, y del presente, la inspiración solo existe en el Yo presente. Así, el trabajo se convierte en un acto de genialidad, lo que, si volvemos a la idea de la dialéctica entre lo propio y lo ajeno, nos dejaría solo en un lado de la ecuación. En cambio, desechamos la inspiración y la reemplazamos por la aspiración. Es decir, un “devenir en…”, un proceso de transformación, consciente y buscada, una praxis. La aspiración implica una relación coherente con lo que nos rodea, una aspiración no es una utopía, sino un propósito.