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Curadores, mirar a través del arte contemporáneo

Curaduría es el cuestionamiento y observación constante de lo que nos rodea expresado mediante formas creativas, en las que se entra en complicidad con el artista”, expone María Schneider, curadora que junto a otros cuatro colegas que trabajan con la mirada contemporánea

—Cecilia Bayá, Eduardo Ribera, José Bedoya, Juan Fabbri— forma parte de la exposición organizada por Manzana 1 Espacio de Arte, que tiene el objetivo de mostrar, en la práctica, en qué consiste el trabajo del curador y qué es lo que resulta de esta especialidad de las artes visuales.

Es el cuarto año que el repositorio —ubicado en la calle Independencia esquina plaza Manzana Uno, en el centro cruceño— organiza la muestra Curadores, que se exhibirá hasta el 4 de marzo. En estos años han participado ya 13 de estos profesionales del arte, que a su vez tomaron como referencia las obras de al menos 60 artistas nacionales y extranjeros para la construcción de sus proyectos curatoriales. La inclusión es otra característica de este encuentro de especialistas.

María Scheider propone Propio. “Pretende ejemplificar lo que somos o parte de ello, lo extraño y lo cotidiano, propuesta con la que nos sentiremos identificados o nos será indiferente.

El arte es y ha sido una revelación de las distintas sociedades y contextos en los que se desarrollan.

Nos presenta un reflejo en el que no necesariamente encontraremos lo que esperamos”.

El siguiente montaje está a cargo de Cecilia Bayá Botti, para quien la curaduría “tiene la función de poner en valor la obra de arte y a su creador utilizando distintos recursos que incluyen la investigación, la reflexión, la elaboración de textos y la exposición para transmitir información, generar emociones, dar sentido y propiciar lecturas”.

Ella propone Transitar comprometida, donde aborda la curaduría misma como tema, a partir de la experiencia de tres décadas de seguimiento a la obra del escultor Marcelo Callaú, que es presentada con recursos diferentes mediante los cuales la pieza central se encuentra en un holograma.

Eduardo Ribera (Blue Box) presenta Dibujo Libre, donde explora el arte político y una participación más visible

de la población, dejando de lado las pancartas hechas por líderes de campaña para desplegar su propia voz a través de las redes sociales. Por ello han reunido las imágenes compartidas por dos artistas en sus muros personales de Facebook: Roberto Valcárcel, que confronta a su público virtual con la imagen de la palabra NO, sin más explicación que el contexto nacional, y Tony Suárez, que muestra más de 50 fotografías de boletas de votación anuladas durante la elección de magistrados de 2017.

Para Ribera, “un curador de arte es la persona que posee conocimientos en arte e historia del arte y habilidades de gestión cultural necesarias para desarrollar estrategias de exhibición eficientes, que aseguren una comunicación fluida en la cadena: artista / obra / institución / espectador”.
José Bedoya —actual director del Museo Nacional de Arte de La Paz—, propone Agua – Tierra – Vida, que presenta a la cerámica contemporánea como un vehículo para reflexiones sobre el cuidado del medio ambiente y las consecuencias de la industrialización.

Para ello recurre dos muestras de ceramistas: Ysyryguazu, de Lourdes Montero Justiniano —en que trabajó de forma poética sobre el curso de los ríos, el hábitat y la vida de los pueblos originarios de las cuencas del Paraná y del Amazonas— y Obsesión, de Isabel

Garrón Velarde, que trata la desaparición gradual de especies, retratando una variedad de aves bolivianas en peligro de extinción.

Bedoya considera que la curaduría es “un proceso creativo mediante el cual se construye un discurso teórico y multisensorial en complicidad con las piezas de arte y los artistas, aproximando al público a nuevas experiencias sensitivas, que generan múltiples percepciones aportando a la reflexión y a la construcción del conocimiento referido al mundo, el ser humano y las culturas. La labor del curador nace en la construcción de un concepto que, para transformarse en guion y en propuesta museográfica, requiere de una mediación inteligente entre creación artística, contexto
y medios disponibles”.

Cierra la muestra Tensiones, de Juan Fabbri, que trabaja las expresiones de los sectores sociales y políticos en La Paz, en la cotidianidad de la sede de gobierno siempre marcada por el conflicto.

Por ello, esta curaduría toma a las marchas como elemento clave capaz de detonar ideas sobre Bolivia, sobre la personalidad del boliviano, sobre la ciudad y sobre los movimientos sociales.

La curaduría pretende recoger esta fuerza política y presentarla a los visitantes como parte de las estéticas contemporáneas en el país.

Para Juan Fabbri, “la curaduría es la producción de pensamiento y de discurso a través de citas visuales. Por su parte, cada cita visual tiene su propio discurso y establece su propia voz, su propia manera de decir y de transformar el mundo. La curaduría propone que las citas generen una composición polifónica sobre un concepto propuesto. La curaduría es una idea materializada a través de un conjunto de obras de otros”.

Manzana 1, en Santa Cruz, presenta cinco miradas sobre el ejercicio de esta especialidad del arte