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¿Por qué lloras? Los muertos no lloran

Un fragmento de ‘¿Por qué lloras? Los muertos no lloran’, obra de Katy Bustillos, ganadora del Concurso de Escritura Dramática Adolfo Costa Du Rels 2017.

/ 21 de febrero de 2018 / 06:04

Katy siente cómo un nudo en la garganta se forma. A Katy le duele su garganta por no decir las cosas. Katy quiere ser otra persona. Katy se pone los audífonos. Se pone los audífonos para no escuchar. Para escuchar la nada. Katy quiere ser la nada.

Ella: Estoy cansada. Necesito dormir.

Silere: ¿Cómo te fue hoy?

Ella/1412: Estoy cansada. Muy cansada. Necesito dormir. Todo el día transcribiendo datos.

Pausa

¿Quién eres?

Pausa

Debo ir a trabajar a las máquinas. Mi mandíbula me duele y mi garganta. No hay tiempo. No tengo tiempo para nada. Nunca alcanza el tiempo para nada.

Pausa

¿Quién eres?

Silere: Soy yo. Silere. Tu amor.

Ella/1412: ¿Qué amor? ¿Qué hora es? Debo volver a trabajar.

Silere: Apenas llegaste.

Ella/1412: Debo volver a trabajar. El trabajo dignifica. El trabajo me dignificará.

¿Quién eres?  
….

Lamujersefueabuscarunidealquenuncaencontrará

Élellasepreguntasilavolveráaveralgunavez

Élellaestásegurodequelavolveráaveralgunavez

Noseequivoca
….

1728: ¿Qué pasa? ¿Por qué te quedaste paralizada?

1412/Ella: Siento que mi oído estallará.

Pausa

1412/Ella: Recuerdo. Recuerdo que mi diente estaba infectado.

1728: ¿Recuerdas? ¿Recuerdas algo? ¿Ya te sacaron el diente infectado? ¿Lo tenías desde hace mucho?

1412/Ella: Sí. No lo sé. No recuerdo. Pero no es suficiente.

1728: ¿Suficiente?

1412/Ella: Sí, más dientes necesitan ser sacados. Siento que la mandíbula está inflamada aún. Mi boca y mi garganta. Siento un nudo en la garganta. Siento un zumbido aquí, en esta parte, donde mis articulaciones chocan. Donde debo raspar para que la comida se disuelva y me dé algo de proteínas. Algo de vida.

1728: Toma estos audífonos

1412/Ella: ¿Para qué?

1728: Tómalos. Te calmarán el dolor en los oídos. A mí me calman el dolor.

1412/Ella: No quiero calmantes. Adormecen mi furia. Estoy cansada, pero tengo un deseo de despertar, no de dormir. Quiero despertar. Quiero sentirme diferente. Este dolor en la garganta ya lo conozco. Es por no decir las cosas. Por no poder decir lo que yo quiero. ¿Cuándo no he podido hacer lo que quiero? Siento que nunca fue así. Siento que debo convertirme en quien realmente soy.

Pausa

1412/Ella: Recuerdo algo. Recuerdo que gritaba en la ducha con la ropa puesta sin medias cuando era niña. Siempre me dio miedo ensuciarme los pies mientras me bañaba. Lo recuerdo. Pero esa vez no. No tenía medias.

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El propósito o la promesa, o el intento de construir algo

La dramaturga Katy Bustillos escribe sobre El propósito, obra que presentará el Taller Ser y Estar

/ 26 de julio de 2021 / 19:08

Al salir de la casa siempre le pregunto a mi madre si estoy peinada o despeinada. Me dice: “Es lo mismo, siempre pareces peinada en lo despeinado de tu cabello”.

De camino a los ensayos veo una casa no terminada. Paso cada día por la misma calle y la vislumbro. No sé si es una casa destruida o una casa a medio construir. Cierto día ando apresurada y, al pasar por la casa, veo unas sombras moviéndose en una de las habitaciones. Mientras corro al ensayo, me pregunto si habré imaginado eso o si habré visto bien.

En medio de la cuarentena rígida empecé una relación de pareja. Cuando me preguntaban si estábamos juntas, no sabía qué responder. Cuando nos volvimos a encontrar había tanto guardado, tanto no vivido en carne propia, que, con la primera brisa, la relación se desvaneció.

Cada vez que paso por la casa, de camino a los ensayos, me detengo y me pregunto: ¿Estará construyéndose recién o la estarán demoliendo? Y cuando paso al día siguiente, sigue igual. Pienso: lo que estaba por pasar no pasa.

Llego al ensayo y veo a los actores con un miedo terrible a habitar la nada: la creación, el teatro. Pienso en el edificio y digo: “En realidad tienen miedo de habitar la casa a medio construir/destruir”.

Un escrito sobre la pandemia

El texto nació a partir de la dramaturgia de la escena propuesta por los actores del Taller Ser y Estar. Ellos abordaban la construcción/reconstrucción a partir de la nada, exploraban momentos bisagra donde las situaciones construidas estaban a punto de estallar, y luego, sin embargo, se diluían. En el encuentro con el otro, experiencia tan vedada por la pandemia, se establecían construcciones de cuerpos y presencias. 

La pandemia no posibilita el continuar, nos deja estancados. No se vislumbra una posibilidad de reconstrucción, de salida, ya que poco a poco nos vamos dando cuenta de que no sabemos nada de este fenómeno. Este es el momento después de la cuarentena rígida, ya pasó lo peor “aparentemente”. Este es un momento donde nadie sabe nada.

Esta época nos deja la sensación de un interminable domingo, agotado en la nada, una construcción en stop, como un edificio o una casa vieja y olvidada. Lo que estaba por pasar no pasa. La promesa, el propósito se quedan como eso, simplemente como expectativas.

Ante esta situación aparece el miedo a la nada, el malestar de la época. Un miedo a no poder accionar con la nada. Un quedarse paralizados ante una situación que nos supera.

Como la tragedia griega, en estos tiempos de pandemia vivimos día a día en manos de un orden oculto que no conocemos, que nos aterra, que no entendemos, a punto de estallar, así repentinamente, sin previo aviso.

La casa que habitamos es una casa con rajaduras, a punto del colapso, una casa desconocida, una casa en crisis.

La promesa es un texto que aborda la resistencia ante esta crisis a partir de la reescritura de varios fragmentos de tragedias. Es un trabajo que parte de lo íntimo hacia lo público, parte de exponer la propia casa para exponer la casa en la que vivimos como humanidad. Explora la cotidianidad de los personajes trágicos que conviven en un edificio destruido/construido, adormecidos ante tanta crisis. La única salvación es el amor, sin embargo, éste se queda en promesa, en un tránsito que nunca llega. Se devela una cuestión fundamental: ¿Sabemos cómo habitar esta casa que se destruye?

La obra transita el tema de la resistencia, el vivir el día a día enfocándose demasiado en un hecho más lejano, impidiendo ver así el verdadero propósito del propio existir.

Ser y Estar es un espacio de formación actoral para poder habitar la nada y crear a partir de eso. Nada más apabullante y aterrador. 

Patricia García invita a los actores a poder habitar el escenario, tan lleno de posibilidades, tan lleno de nada, incluso en estos tiempos tan vacíos.

Este espacio de formación nos impera una necesidad fundamental: es el momento de volver a la nada, al arte que no fue hecho para ser arte, según las palabras de Eugenio Barba. Es el momento de regresar a un arte que se desvive por desaparecer: el teatro. Es momento de actuar, es decir, construir a partir de la nada.

Foto: Daniela Gandarillas

La obra

El Taller Ser y Estar dirigido por Patricia García, espacio formativo de Teatro Nuna (C. 21 de Calacoto), presentará la obra El propósito como cierre de su novena versión. Tras un proceso semipresencial de cinco meses, 21 actores atravesarán el texto La promesa de la multipremiada dramaturga Katy Bustillos, escrito para este taller desde un acercamiento al trabajo sin la palabra y continuando con su labor de fomento a la nueva dramaturgia boliviana.

La experiencia se llevará a cabo el domingo 1 de agosto a las 17.00 cumpliendo con un aforo muy reducido y respetando las normas de bioseguridad. En caso de completar aforo, se hará una segunda función a las 19.00.

Venta de entradas en taquilla del teatro el mismo día de la función. El costo: Bs 40.

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¿Por qué lloras? Los muertos no lloran

Un fragmento de ‘¿Por qué lloras? Los muertos no lloran’, obra de Katy Bustillos, ganadora del Concurso de Escritura Dramática Adolfo Costa Du Rels 2017.

/ 21 de febrero de 2018 / 06:04

Katy siente cómo un nudo en la garganta se forma. A Katy le duele su garganta por no decir las cosas. Katy quiere ser otra persona. Katy se pone los audífonos. Se pone los audífonos para no escuchar. Para escuchar la nada. Katy quiere ser la nada.

Ella: Estoy cansada. Necesito dormir.

Silere: ¿Cómo te fue hoy?

Ella/1412: Estoy cansada. Muy cansada. Necesito dormir. Todo el día transcribiendo datos.

Pausa

¿Quién eres?

Pausa

Debo ir a trabajar a las máquinas. Mi mandíbula me duele y mi garganta. No hay tiempo. No tengo tiempo para nada. Nunca alcanza el tiempo para nada.

Pausa

¿Quién eres?

Silere: Soy yo. Silere. Tu amor.

Ella/1412: ¿Qué amor? ¿Qué hora es? Debo volver a trabajar.

Silere: Apenas llegaste.

Ella/1412: Debo volver a trabajar. El trabajo dignifica. El trabajo me dignificará.

¿Quién eres?  
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Lamujersefueabuscarunidealquenuncaencontrará

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Élellaestásegurodequelavolveráaveralgunavez

Noseequivoca
….

1728: ¿Qué pasa? ¿Por qué te quedaste paralizada?

1412/Ella: Siento que mi oído estallará.

Pausa

1412/Ella: Recuerdo. Recuerdo que mi diente estaba infectado.

1728: ¿Recuerdas? ¿Recuerdas algo? ¿Ya te sacaron el diente infectado? ¿Lo tenías desde hace mucho?

1412/Ella: Sí. No lo sé. No recuerdo. Pero no es suficiente.

1728: ¿Suficiente?

1412/Ella: Sí, más dientes necesitan ser sacados. Siento que la mandíbula está inflamada aún. Mi boca y mi garganta. Siento un nudo en la garganta. Siento un zumbido aquí, en esta parte, donde mis articulaciones chocan. Donde debo raspar para que la comida se disuelva y me dé algo de proteínas. Algo de vida.

1728: Toma estos audífonos

1412/Ella: ¿Para qué?

1728: Tómalos. Te calmarán el dolor en los oídos. A mí me calman el dolor.

1412/Ella: No quiero calmantes. Adormecen mi furia. Estoy cansada, pero tengo un deseo de despertar, no de dormir. Quiero despertar. Quiero sentirme diferente. Este dolor en la garganta ya lo conozco. Es por no decir las cosas. Por no poder decir lo que yo quiero. ¿Cuándo no he podido hacer lo que quiero? Siento que nunca fue así. Siento que debo convertirme en quien realmente soy.

Pausa

1412/Ella: Recuerdo algo. Recuerdo que gritaba en la ducha con la ropa puesta sin medias cuando era niña. Siempre me dio miedo ensuciarme los pies mientras me bañaba. Lo recuerdo. Pero esa vez no. No tenía medias.

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