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Teresa Gisbert, la historiadora del arte

La acuñación del término ‘barroco mestizo’ se debe al estudio desarrollado sobre arte andino.

/ 28 de febrero de 2018 / 04:00

Las personalidades de gran magnitud como Teresa Gisbert pueden ser miradas y estudiadas desde muchos ángulos y aproximaciones. Quiero destacar aquí su aporte intelectual como historiadora del arte en Bolivia.

Teresa Gisbert, hija de padres españoles, nació en La Paz en 1926, y falleció en la misma ciudad hace pocos días, a los 91 años. En 1950 contrajo matrimonio con José de Mesa (1925-2010), también arquitecto e historiador, con quien realizó la mayor parte de su prolífico trabajo académico. Eligió, contra la costumbre de la época, mantener sus apellidos.

Ambos arquitectos completaron su formación académica con especialización en Arquitectura y Arte Virreinal en Sevilla y Madrid bajo la dirección de los maestros Diego Angulo Íñiguez y Enrique Marco Dorta. En 1958 y 1967 realizaron estudios en Estados Unidos y España con becas de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Tras su retorno de esos estudios, ella y su esposo José recorrieron el país fotografiando monumentos, pinturas y esculturas, dibujando planos de iglesias, atribuyendo estilos artísticos y levantando información extraordinaria de las iglesias de los pueblos del país. En el proceso, descubrieron nombres de artistas arquitectos, pintores, escultores e identificaron sus obras hasta donde se pudo. Además trabajaron en el Archivo Nacional de Bolivia donde corroboraron documentalmente todos sus hallazgos y atribuciones a determinados artistas en Bolivia y los países vecinos. Es indiscutiblemente importante la identificación de escuelas de arte, como la potosina, la del Collao y la de Cuzco. Esos estudios y descubrimientos se fueron traduciendo en sucesivas publicaciones que es de lo que aquí escribo.

En la década de los 70 José de Mesa dirigió por siete años un Proyecto PER-39 de Unesco, dedicado a la restauración de monumentos en las regiones de Cuzco y Puno, en Perú. Teresa incursionó entonces de manera instintiva y autodidacta, rompiendo moldes y estructuras académicas, en la construcción de la identidad boliviana, estudiando los orígenes prehispánicos de mitos, leyendas y cosmovisión del mundo andino, plasmados en edificaciones, pinturas, retablos y esculturas en la Audiencia de Charcas y en Perú, durante la época colonial. Además trabajó a la par que los etnohistoriadores más renombrados en la construcción de la visión integral del arte con la historia social, en el ámbito de la Audiencia de Charcas.

Teresa escribió con su esposo José de Mesa Figueroa, manteniendo su propio apellido en numerosas obras. Las más importantes han sido:

– Holguín y la Pintura Virreinal en Bolivia, dos ediciones: 1956 y 1977.  

– Escultura Virreinal en Bolivia, 1972.

– Historia de la pintura cuzqueña, dos ediciones: 1962 y 1982.

Estos tres libros relacionados entre sí por su temática han sido y aún son pilares fundamentales para entender el arte del sur andino y boliviano.

Presentan un panorama tanto general como detallado de lo que fue hacer arte en el mundo andino, para los artistas europeos venidos a América y los Andes, como para los indígenas y mestizos que adoptaron este lenguaje como propio y realizaron obras importantísimas que siendo americanas tienen valor universal.

Los trabajos sobre la arquitectura boliviana y andina, que incluyeron la traducción de obras de otros autores son:

– Monumentos de Bolivia, cuatro ediciones: 1970 (en México), 1978, 1992 y 2002, (en La Paz).

– Arquitectura Andina, tres ediciones: 1966, 1985 y 1997. (Recopilación de artículos sobre arquitectura y urbanismo en la región andina).

– Museos de Bolivia, 1969, y El arte en los museos de Bolivia, 1990. (Dos ediciones).

– Arte Iberoamericano desde la Colonización hasta la Independencia (en colaboración con Santiago Sebastián) Madrid, Espasa Calpe, Colección Summa Artis, 1985, dos volúmenes y tres ediciones, obra monumental sobre el arte de todo el mundo colonial hispánico.

En dos obras finales, ambos autores, pero fundamentalmente Teresa, hicieron la compilación global sobre el arte boliviano en tres volúmenes que recogen el arte de los tres periodos esenciales de la historia en Bolivia: el prehispánico, el colonial y el republicano:

– Historia del Arte en Bolivia, 2012, en tres volúmenes. (Hay que decir que sobre este libro también se viene preparando una edición dentro de las 200 obras de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, BBB).

– Arte, Poder e Identidad, 2016. (Recopilación de artículos diversos no recogidos o desarrollados en sus anteriores obras).

La característica principal de la producción en historia del arte de Teresa Gisbert (con José de Mesa) ha sido la búsqueda de los valores de lo boliviano, sin caer en el localismo. El primer desarrollo en ese estudio del arte andino fue la acuñación del término “barroco mestizo” referido al arte cultural, temática y estéticamente híbrido entre lo indígena y lo foráneo, que en esencia es genuinamente americano y andino y que pretendió mostrar una sociedad diversa en proceso de integración y en construcción de modelos e identidades propios.

En un momento determinado de la década de 1980, cuando se pensaba en una tercera edición del Holguín y una segunda de la Escultura virreinal, Teresa Gisbert decidió seguir rutas de investigación de manera independiente, es decir de autoría propia. Esas obras son:

– Iconografía y mitos indígenas en el arte; tres ediciones: 1980, 1993 y 2000. Se viene preparando una cuarta dentro de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia.

– Arte textil y mundo Andino (con Silvia Arze y Marta Cajías); tres ediciones: 1987, 1997, y 2000.

– El Paraíso de los pájaros parlantes. La imagen del otro en la cultura andina, 1999.

Es en esas obras de andadura propia que se dedicó a identificar y valorar las pervivencias y los aportes de lo indígena originario en el arte y la cultura colonial y republicanos con un sentido integral, donde sus aportes se han convertido en fundamentales e insustituibles.

Los indígenas originarios del país y del sur andino tienen el derecho y el deber de escribir su propia historia. Hasta que eso se haga, los estudios y escritos de Teresa Gisbert se han constituido en hitos y al mismo tiempo en apachetas que marcan nuevos senderos que otros tendrán que seguir desde esos puntos de partida.

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Teresa Gisbert, la historiadora del arte

La acuñación del término ‘barroco mestizo’ se debe al estudio desarrollado sobre arte andino.

/ 28 de febrero de 2018 / 04:00

Las personalidades de gran magnitud como Teresa Gisbert pueden ser miradas y estudiadas desde muchos ángulos y aproximaciones. Quiero destacar aquí su aporte intelectual como historiadora del arte en Bolivia.

Teresa Gisbert, hija de padres españoles, nació en La Paz en 1926, y falleció en la misma ciudad hace pocos días, a los 91 años. En 1950 contrajo matrimonio con José de Mesa (1925-2010), también arquitecto e historiador, con quien realizó la mayor parte de su prolífico trabajo académico. Eligió, contra la costumbre de la época, mantener sus apellidos.

Ambos arquitectos completaron su formación académica con especialización en Arquitectura y Arte Virreinal en Sevilla y Madrid bajo la dirección de los maestros Diego Angulo Íñiguez y Enrique Marco Dorta. En 1958 y 1967 realizaron estudios en Estados Unidos y España con becas de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Tras su retorno de esos estudios, ella y su esposo José recorrieron el país fotografiando monumentos, pinturas y esculturas, dibujando planos de iglesias, atribuyendo estilos artísticos y levantando información extraordinaria de las iglesias de los pueblos del país. En el proceso, descubrieron nombres de artistas arquitectos, pintores, escultores e identificaron sus obras hasta donde se pudo. Además trabajaron en el Archivo Nacional de Bolivia donde corroboraron documentalmente todos sus hallazgos y atribuciones a determinados artistas en Bolivia y los países vecinos. Es indiscutiblemente importante la identificación de escuelas de arte, como la potosina, la del Collao y la de Cuzco. Esos estudios y descubrimientos se fueron traduciendo en sucesivas publicaciones que es de lo que aquí escribo.

En la década de los 70 José de Mesa dirigió por siete años un Proyecto PER-39 de Unesco, dedicado a la restauración de monumentos en las regiones de Cuzco y Puno, en Perú. Teresa incursionó entonces de manera instintiva y autodidacta, rompiendo moldes y estructuras académicas, en la construcción de la identidad boliviana, estudiando los orígenes prehispánicos de mitos, leyendas y cosmovisión del mundo andino, plasmados en edificaciones, pinturas, retablos y esculturas en la Audiencia de Charcas y en Perú, durante la época colonial. Además trabajó a la par que los etnohistoriadores más renombrados en la construcción de la visión integral del arte con la historia social, en el ámbito de la Audiencia de Charcas.

Teresa escribió con su esposo José de Mesa Figueroa, manteniendo su propio apellido en numerosas obras. Las más importantes han sido:

– Holguín y la Pintura Virreinal en Bolivia, dos ediciones: 1956 y 1977.  

– Escultura Virreinal en Bolivia, 1972.

– Historia de la pintura cuzqueña, dos ediciones: 1962 y 1982.

Estos tres libros relacionados entre sí por su temática han sido y aún son pilares fundamentales para entender el arte del sur andino y boliviano.

Presentan un panorama tanto general como detallado de lo que fue hacer arte en el mundo andino, para los artistas europeos venidos a América y los Andes, como para los indígenas y mestizos que adoptaron este lenguaje como propio y realizaron obras importantísimas que siendo americanas tienen valor universal.

Los trabajos sobre la arquitectura boliviana y andina, que incluyeron la traducción de obras de otros autores son:

– Monumentos de Bolivia, cuatro ediciones: 1970 (en México), 1978, 1992 y 2002, (en La Paz).

– Arquitectura Andina, tres ediciones: 1966, 1985 y 1997. (Recopilación de artículos sobre arquitectura y urbanismo en la región andina).

– Museos de Bolivia, 1969, y El arte en los museos de Bolivia, 1990. (Dos ediciones).

– Arte Iberoamericano desde la Colonización hasta la Independencia (en colaboración con Santiago Sebastián) Madrid, Espasa Calpe, Colección Summa Artis, 1985, dos volúmenes y tres ediciones, obra monumental sobre el arte de todo el mundo colonial hispánico.

En dos obras finales, ambos autores, pero fundamentalmente Teresa, hicieron la compilación global sobre el arte boliviano en tres volúmenes que recogen el arte de los tres periodos esenciales de la historia en Bolivia: el prehispánico, el colonial y el republicano:

– Historia del Arte en Bolivia, 2012, en tres volúmenes. (Hay que decir que sobre este libro también se viene preparando una edición dentro de las 200 obras de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, BBB).

– Arte, Poder e Identidad, 2016. (Recopilación de artículos diversos no recogidos o desarrollados en sus anteriores obras).

La característica principal de la producción en historia del arte de Teresa Gisbert (con José de Mesa) ha sido la búsqueda de los valores de lo boliviano, sin caer en el localismo. El primer desarrollo en ese estudio del arte andino fue la acuñación del término “barroco mestizo” referido al arte cultural, temática y estéticamente híbrido entre lo indígena y lo foráneo, que en esencia es genuinamente americano y andino y que pretendió mostrar una sociedad diversa en proceso de integración y en construcción de modelos e identidades propios.

En un momento determinado de la década de 1980, cuando se pensaba en una tercera edición del Holguín y una segunda de la Escultura virreinal, Teresa Gisbert decidió seguir rutas de investigación de manera independiente, es decir de autoría propia. Esas obras son:

– Iconografía y mitos indígenas en el arte; tres ediciones: 1980, 1993 y 2000. Se viene preparando una cuarta dentro de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia.

– Arte textil y mundo Andino (con Silvia Arze y Marta Cajías); tres ediciones: 1987, 1997, y 2000.

– El Paraíso de los pájaros parlantes. La imagen del otro en la cultura andina, 1999.

Es en esas obras de andadura propia que se dedicó a identificar y valorar las pervivencias y los aportes de lo indígena originario en el arte y la cultura colonial y republicanos con un sentido integral, donde sus aportes se han convertido en fundamentales e insustituibles.

Los indígenas originarios del país y del sur andino tienen el derecho y el deber de escribir su propia historia. Hasta que eso se haga, los estudios y escritos de Teresa Gisbert se han constituido en hitos y al mismo tiempo en apachetas que marcan nuevos senderos que otros tendrán que seguir desde esos puntos de partida.

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