Hay un inusitado resurgimiento de la lírica en Bolivia. Otra vez se escucha en la ciudad y en los pasillos del Teatro Municipal que somos varios los que apostaremos a hacer ópera este año.

Me gusta pensar que quizá la satisfactoria presentación de La traviata y el público que respondió, motivó a otros directores, cabezas de compañía, productores, a animarse por este tipo de arte; sin embargo, en honor a la verdad, considero que el gran crédito se lo llevan los mismos talentos que pisan el Municipal y también otros escenarios de Bolivia. Hay en el país una materia prima de calidad internacional. No solamente ahora, sino desde antaño.

Me encanta ir a la casa de Orieta Rivera (mi abuelita) y manosear los antiguos programas de la época de la fallecida “Mabel” y también de la entonces activa Filarmónica y ver tantas presentaciones que en el pasado se realizaban. Quizá con menos capacidad técnica y menos presupuesto de producción, pero con grandes talentos en escena. Nombres como Carlos Loayza, Gastón Paz (con quien desayuné el otro día y está divino), Ayaviri, Estrada y tantos otros que en ese entonces construían un público y hacían de la lírica una imperdible cita de los años 70, 80 y 90.

Por un tiempo durmió este arte, anidó y corrió riesgo de extinción. Por suerte unos pocos supieron conservar la especie y para fortuna de muchos ya se han vuelto a reproducir esas voces con sensación de bostezo (como se le dice en la jerga popular a la colocación correcta del velo palatino).

Aquí quiero hacer un punto y aparte para destacar a los artistas que han tenido la inteligencia de llevar ese arte, muchas veces tachado de elitista y sectario, a los oídos de todos, y que supieron “aggiornarlo” y cantaron canciones del género popular con técnica de estudio. Personas como José Luis Duarte y Susana Renjel, que armaron el dúo Cadenza, si bien han brillado en importantes escenarios del país, no han querido circunscribirse a los públicos acostumbrados a esta expresión y se han abierto nuevos horizontes. Su video en las redes sociales cantando en el PumaKatari fue uno de los más reproducidos en 2017, con más de 160.000 vistas.

Cantaron jazz, pop, canciones navideñas y otras tantas de otros géneros con pulcritud lírica y lograron hacer del arte lírico lo que su esencia demanda… que sea popular. Seguro continuaremos escuchando de ellos —se presentarán el 24 y 25 de marzo a las 20.00 en el Teatro Nuna (C. 21 de Calacoto, parada PumaKatari) con el espectáculo Noche Retro— y de muchos otros talentos que no llegan a los 30 años y que ya hacen temblar el teatro. Fanáticos de la lírica, adeptos a la ópera, qué lindos años tenemos por delante.