Sunday 21 Apr 2024 | Actualizado a 21:59 PM

Fitaz 2018, el teatro es para repensarse

Lo mejor de los seis primeros días llegó de Costa Rica y su mar salado. El desembarco cruceño (siete obras en total) tuvo a ‘Chancho’, ‘Fresa y chocolate’ y ‘En cuatro’ como sus mejores buques insignia. La falta de un público masivo como en otras ediciones pone sobre el tapete la necesidad de un debate sobre las nuevos hábitos de consumo cultural.

/ 9 de mayo de 2018 / 04:00

DÍA 1

‘Agua/Wasser’ frente a ‘Chancho’

El Fitaz 2018 empieza mal o muy mal, según tu capacidad de enojo. Esa es la pésima noticia; la buena, a partir de ese momento todo va a mejorar. Hace años hubo una larga polémica sobre las primeras coproducciones cinematográficas entre España y los países de América Latina. Una ponía la plata, imponía actores y actrices; otros colocaban el resto, paisajes, tramas, sabores, “exotismo”. ¿Los resultados? Engendros. La obra que inauguró el Fitaz, único día que se llenó el Teatro Municipal (vienen las autoridades y se reparten invitaciones) se llama Agua/Wasser, del elenco alemán Teatro Marabu: una coproducción a tres bandas; una ONG preocupada por el exceso, la falta y la contaminación del agua, la Alcaldía de La Paz y la alemana de Bonn.

Once actores y actrices (seis bolivianos y cinco alemanes), bajo la “dirección” de una de ellas, Tina Jücker, son los responsables de un mar de despropósitos y confusiones, de una torre de Babel que trajo burla en un intento fallido de mezclar mensaje pseudoecologista y humor; coreografías ridículas y sarcasmos; crítica y vergüenza ajena. El estreno de un festival de teatro internacional no se merece este “show”. Una señora me dice a la salida: “¿Estos chicos se enteraron de que tuvimos en Cochabamba una ‘guerra del agua’ y asesinaron a gente por protestar contra su privatización?”.

Más bien que, después, en el Municipal de Cámara, se me pasa el enojo con Chancho, una obra que no tiene recetas, una obra que pregunta, te hace repensar(te). El teatro es ese vehículo que te lleva y te trae interrogantes de difícil respuesta; es el martillo que te taladra ideas y sentimientos que se quedan contigo después de varias horas y algunas jornadas. Chakana Teatro (Santa Cruz) llegó con una obra escrita, dirigida y protagonizada por Ariel Muñoz: arte con idiosincrasia boliviana.

Chancho crea potentes imágenes y es anticlerical y anticolonial. Denuncia esas otras “formas creativas de colonialismo” (Angélica “Lidell” González dixit). ¿Las coproducciones mal hechas también lo son? ¿Es la religión, es la necesidad de creer, más allá del polvo, otra cadena invisible? Chancho es antipatriarcal: podemos ver y sentir —desde la escucha y la presencia— la potencia y fortaleza de la mujer (quechua) que viene de lejos; mujeres matriarcales, ricas, profundas, generadoras de esperanza, lucha y vida ante la figura paterna ausente.

DÍA 2

Una boda de papel y la alegría de César Vallejo

Chile y Perú subieron al escenario del Fitaz el viernes 27 de abril. Y el festival poco a poco levanta tras el fiasco del estreno. La compañía chilena-española La llave de papel llegó al Teatro Municipal con Delirios de papel, una obra irregular con ocho sketches donde priman las poderosas imágenes armadas en una gigantesca hoja de papel en blanco, como gran pantalla de cine. Los cuatro actores intentan construir un mundo de juegos, mágico y poético, con las herramientas del teatro físico y visual (sin apenas palabras), con las armas de la tragedia, con las del circo, de los títeres, del bufón, del “clown”.

Delirios de papel cae en la trampa del efectismo, se enamora del truco sorprendente. Y termina con una boda de papel en la que toda la platea participa en un cierre surrealista de una obra que amaga y no golpea, en un carrusel pretencioso que da vueltas sobre sí mismo, que no llega a ningún lugar, que se repite, a ratos con un humor chabacano (a estas alturas lo de “un lugar calentito para tu pajarito” solo irrita). ¿El papel lo aguanta todo?

En el Teatro de Cámara fue el turno del actor peruano Fernando Fernández Castillo con una selección de poemas teatralizados de César Vallejo —la puesta en escena César Abraham, considerando en frío—, bajo la dirección de Mario Delgado. De la obra poética del peruano más universal, se conoce la tristeza perenne, el dolor hondo e inevitable, la muerte en un hospital vacío.

Fernández, con su cuerpo, con su voz, con una coreografía mínima, con una mesa, una silla, una taza y unos zapatos vacantes, reinventa al poeta, sin aspavientos. Y lo hace con humildes aderezos, con una marinera, con un bailecito, con un huayñito zapateado y un pañuelo, como en el norte del Perú. Vallejo también es presencia de vida, también es dicha y corazón apasionado.

DÍA 3

De Santiago (Chile) a La Habana, pasando por Santa Cruz

El día tres del Fitaz nos llevó de Santiago (de Chile) a La Habana, pasando por Santa Cruz. En el Teatro Municipal la noche del sábado fue de la Escuela Nacional de Teatro con una obra multipremiada del español Fermín Cabal, dirigida por Marcos Malavia. Los alumnos de la escuela, sita en Santa Cruz, nos llevaron hasta el chileno centro de torturas de Tejas Verdes, campo de concentración de Pinochet en los duros años 70. Los gritos de los oprimidos están en todas partes pero para sobrevivir optamos por no escuchar(los).

Tejas verdes es una reflexión (revisada) sobre las torturas (especialmente la sufrida por las mujeres luchadoras), sobre el perdón (¿solo las víctimas pueden perdonar?). En un mundo donde el único “hombre increíble” es Kalimán, la obra vuelve a preguntar(nos): ¿llegará la hora donde los tiranos llorarán sangre? ¿cómo sobrevivimos al horror?

El jovencísimo elenco estudiantil se ve sobrepasado por la obra y solo la buena puesta en escena (especialmente la puerta dantesca del “infierno”), las imágenes evocadoras y la potencia del texto salvan. Sin moralinas, sin “mensaje”, sin rodeos, sin reduccionismos baratos, Tejas verdes subió al Municipal horas antes de la muerte en La Paz del último dictador, García Meza. Los desaparecidos vuelven en el teatro y el tirano obtiene, por fin, lo que se merece: nuestro olvido eterno. Mientras, todas las “Colorinas” de este mundo (símbolo del coraje de las mujeres) gritan todavía: el recuerdo nos hace más fuertes.

El perdón y la reconciliación también sobrevolaron el Nuna, también con acentos cruceños travestidos en tonalidades cubanas. Fresa y Chocolate, del director argentino Leonardo Gavriloff, se estrenó hace dos años en Santa Cruz y tardó demasiado (nunca es tarde) en llegar a La Paz. Necesitamos un puente aéreo teatral (con parada en Cochabamba) para vernos, para disfrutar de los talentosos actores cruceños (Marco Chávez otra vez está impecable y Guillermo Sicodowska borda lo sublime) y viceversa, necesitamos retroalimentarnos. La adaptación libre de la película de Titón Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío (1993) con guion de Senel Paz está hoy más vigente que nunca: no hay nada más fuerte que un abrazo (de libertad), no hay nada más sincero que un cuerpo desnudo, un alma despojada de prejuicios. El helado cruceño llegó para subir la temperatura en las frías y lluviosas noches paceñas del Fitaz.

DÍA 4

Del amor y el deseo incontenible al sexo

Sueño de una noche de verano llegó al Municipal el último domingo de abril, en otoño paceño, en noche fría. La apuesta de la Santa Cruz Shakespeare Company, dirigida por Ubaldo Nállar, no asume riesgos y opta por un montaje fiel (y simplista) del texto del inglés con la única variante de la adaptación del mundo de los dioses atenienses a las deidades de la rica cultura guaraní. La suma audiovisual —proyectando obviedades como columnas atenienses o el bosque encantado— resta.

Sin derroches, la escenografía escoge el lado austero, sin despliegues. El resto lo pone la comedia más divertida y fascinante de Shakespeare con sus enredos, sus fantasías, sus parejas cruzadas, su humor festivo, su loca y atávica pasión, su metateatro. Hubiese sido deseable —tal vez— que el lenguaje isabelino fuera “traducido” al castellano de Santa Cruz para acercar(nos) más. Hubiese sido ideal que el extenso elenco no muestre un nivel tan desparejado. Hubiese visto más riesgos asumidos.

De Santa Cruz también llegó (son siete en total las obras cruceñas en este Fitaz paceño) al Teatro de Cámara la misma noche Nosotros, de Malena Orías. Un “total” de 19 espectadores, sí diez y nueve, disfrutaron de este “nuevo” género, el teatro de papel en versión erótica. Un pequeño divertimento de apenas media hora con figuras de papel en una ratonera de iniciación lúdica al sexo, bajo la atenta mirada del ojo que todo lo ve. “Desnudarse es vestirnos de nuestros más íntimos deseos”, dice ella. “Siento tu fuego”, contesta él, por fin solos, mientras suena el bolero electrónico de Ravel con violonchelo en vivo. Es verdad que el amor y la locura son los motores que mueven la vida. Es verdad también que Nosotros sabe a (muy) poco.

DÍA 5

El mar y… felices los cuatro (cornudos)

Y  al quinto día, en lunes, el Fitaz resucitó. El Teatro Municipal vio la mejor obra hasta ahora sobre esas tablas, las mismas que escucharon por primera vez el himno nacional, allá por 1845. La obra se llama Al otro lado del mar, de la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, bajo la dirección de Claudia Barrionuevo. La platea se transforma en una playa en el “peor lugar del mundo” y el escenario, en un muelle con barca y… una oficina de registro civil.

El actor Leynar Gómez (Limón en la segunda temporada de Narcos de Netflix) es un “indocumentado” que necesita una partida de nacimiento, no ha “nacido” todavía. No tiene nombre y se va a llamar Pescador Del Mar. Y la actriz Ivonne Brenes es Dorotea, una burócrata. Ambos sufren de soledad en Muelle Escondido, un sitio que no aparece en los mapas, ambos quedarán unidos por el mar que es mucho más que un mar. ¿Por qué no pueden ser “normales”?

Los “ticos” llegaron para demostrar una vez más qué tan vital es sostener el teatro con un buen texto (gran libreto poético y hondo de la salvadoreña Jorgelina Cerritos, ganador del prestigioso premio literario Casa de las Américas, en  2010); qué tan necesario es contar con actores y actrices de tomo y lomo; qué tanto suman los recursos escénicos “simples” cuando ellos también dicen y cuentan; qué tanto se puede jugar con el tiempo y el espacio.

En un pedazo de mar también se puede encontrar la paz… y la identidad de cada uno. El mar es una metáfora: es lo que esperamos, es lo que soñamos, es la compañía; es lo que queremos ser (sin nombre, apellido ni domicilio); es allí donde solo mandan las estrellas, los vientos y las mareas. Y bien lo sabemos en Bolivia.

Minutos después, con el excelente sabor salado en la boca, la dicha continúa con otra buena obra llegada de Santa Cruz en el Teatro Municipal de Cámara. Sin dudas, la ciudad de los anillos cosecha lo sembrado: buen teatro, buenos elencos. Tocaba reírse con En cuatro, del grupo Ditirambo de Porfirio Azogue con texto de Óscar Barbery Suárez. Y de eso se encargó especialmente Roberto Chichi Kim que hace de “Chino” en una comedia inteligente de enredo, de infidelidades, de amistades a prueba de engaños y mentiras.

Chichi se roba el show y es definitivamente la sorpresa más grata del Festival, un descubrimiento actoral, un talento puro, una capacidad actoral innata, un histrión de cuerpo entero. Y Carlos Ureña, otra apuesta segura, acompaña, junto a Viviana Cuéllar y Carolina Soliz, felices los cuatros, felices los espectadores con este cuarteto de cornudos y su terapia. Pero ojo: verse uno en el espejo puede ser inquietante, quitarse las máscaras puede llegar a ser perturbador.

DÍA 6

Ella baila sola y dos hombres en crisis

El martes 1 de mayo es el turno de Brasil. La obra se llama Mujer sin fin, unipersonal de Andréia Nhur, del grupo Khatarsis Teatro. La catarsis la tuvo que hacer el público (el que aguantó toda la hora y no se fue antes de tiempo). Nhur ofrece su coreografía mínima, canta (bien), recita (mal), usa su cuerpo torpemente y habla en varios idiomas sin traducción (francés, inglés, portugués…) en un intento fallido de discutir la construcción cultural y religiosa de la mujer. Las referencias inexplicables a Emma Bovary y Lady Macbeth fueron un misterio absoluto, como toda la supuesta “performance”. ¿Alguien ve las obras antes? ¿Existe curaduría? ¿Era el Municipal el escenario ideal para ese esperpento?

Las preguntas continuaron en el teatro Nuna de la zona Sur. Ella, de la argentina Comedia Cordobesa, es una reflexión sobre la violencia machista contra la mujer, desde las (nuevas) masculinidades. Dos hombres —al desnudo físico y moral— charlan, lloran, discuten y se pelean por la misma mujer (ausente/presente) en un sauna, con el calor asfixiante en toda la sala como un personaje más. ¿Debemos pensarnos los hombres como monstruos capaces de matar a la mujer que tenemos a nuestro lado? ¿Debemos deconstruir nuestra masculinidad? ¿Hay que recordar que somos el bando opresor?

Son las cuestiones que plantea el texto de Susana Torres Molina, bajo la dirección de Gonzalo Tolosa. Los actores Adrián Azaceta y Beto Bernuéz ponen el cuerpo a las balas, sacan sus trapitos al sol y mienten con la verdad para saber dónde te puede llevar el deseo, la adicción animal, los celos, el terror a la soledad, las relaciones tóxicas, los golpes, los miedos. Ella (la gran protagonista), independiente, sexual y poderosa, los habita; sin ella, la vida no la quieren. ¿Por qué la(s) asesinamos entonces? Ella no tiene la respuesta, tiene algo mejor: da que pensar, repensar(te).

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El oficio del Tigre (y de Viscarra)

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 20 de abril de 2024 / 21:40

Introducción: el Tigre no se fía de F.C. Universitario (después de la sorpresa de San Antonio Bulo Bulo) y Lavallén coloca el equipo titular. Los laterales siguen siendo una lotería: esta vez toca Osorio (sub 20) y Quaglio (sub 23).

El resto son los que jugarán (probablemente) en Chile por Copa Libertadores: Caire y Jusino, de centrales; Wayar y Ursino; Amoroso-Ortega-Arrascaita; y Triverio. El “Capriles” se viste -otra vez- de oro y negro. ¿Por qué tiene más apoyo el Tigre de visita que en el Siles? El técnico de los “manzaneros”, el paraguayo Pablo Godoy, deja afuera a su mejor hombre, “Maxi” Núnez.

Nudo: el partido arranca con un extraño dominio gualdinegro. Durante diez minutos, Lavallén deja de ser Lavallén y ataca de inicio. Espejismo, nomás. Todo cambia en el minuto treinta: comienza el recital (innecesario) del “referee” de apellido Revollo, de nombre, Javier. Expulsa injustamente al mejor hombre del Tigre, Amoroso.

Los árbitros en Bolivia no favorecen a los grandes o perjudican a los chicos.  O al revés. No, todo es mucho más sencillo: son muy malos. No tienen la capacidad para dirigir un fútbol dizque profesional. Así de sencillo. La solución pasa por su profesionalización y por elevar su nivel con capacitación constante.

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Con uno menos, Lavallén vuelve a ser el Lavallén que todos conocemos. Saca a Ortega de la cancha. ¿Por qué siempre es el sacrificado? ¿Porque no corre, no defiende? Todos sabemos que el poco fútbol que tiene el Tigre aparece cuando aparece el “Mago”. Enoumba entra para ocupar el lateral derecho (por un lesionado Osorio) y el juvenil riberalteño Fernando Kuqui ocupa el lugar del colombiano.

Desenlace: en la segunda parte, con un hombre más, los de Godoy son incapaces de entrar en la doble línea de cuatro que coloca Lavallén. El partido se convertirá en un “blooper”, en una vergüenza. Apenas se juega. Somos una de las ligas del mundo donde menos minutos de juego disputamos. De fútbol, vemos poco. Domina la lucha libre, el rugby, las simulaciones, las protestas, los golpes, los errores groseros de los árbitros (no se salva ni uno) y el mal llamado teatro. Un penal convertido por Ursino coloca un cero a uno. El “score” quedará así porque Viscarra así lo quiere. El arquero del Tigre es de otro torneo, de otro país. No te merecemos, Billy.

Post-scriptum: el Tigre gana la ida de la semifinal con oficio, con la camiseta; a la heroica, jugando al final con dos menos. Se volverá a hablar de todo menos de fútbol, nos pasaremos días discutiendo mucho de los árbitros y poco del paupérrimo espectáculo futbolístico que ofrecen nuestros equipos. Por eso, la gente ha dejado de ir a la cancha.

(20/04/2024)

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Acá está San Antonio Bulo Bulo

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 18 de abril de 2024 / 23:01

Introducción: el presidente Claure -siempre desde la lejanía y desde la impunidad de las redes sociales- calienta el partido después de la derrota de su equipo en el Chapare.

“El jueves los vemos”. Esas palabras desafiantes hacia un equipo recién ascendido son gasolina para los hombres de San Antonio. Robatto coloca otra vez un onceno con jugadores fuera de lugar: José Sagredo no es central y Algarañaz no es extremo.

Leitao va a ganar la partida de ajedrez a Robatto: el brasileño es más/mejor técnico que el argentino. Leerá mejor el “match” y Bolívar caerá en su inteligente trampa. El movimiento ciudadano Bunker/Tercera República inunda de propaganda política la Preferencia.

Nudo: el partido es trabado. Los dos equipos patean. San Antonio defiende con las líneas apretadas, es un equipo solidario/comprometido; todos marcan/meten. Así van a eliminar a la “Academia”, desde la fortaleza mental.

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Los celestes no saben como entrar y desaprovechan las bandas. Solo Ramiro Vaca intenta hacer algo diferente. Luego desaparecerá “asustado” por la pierna fuerte de la visita.

San Antonio no solo se defiende con uñas y dientes, también juega (mejor) al fútbol. Leitao coloca un atrevido dibujo ofensivo (4-3-3): pone a dos extremos (Preciado y Ribera) para hacer atacar a a los laterales de Bolívar. Ordena presión alta porque sabe que el hándicap celeste es su defensa. Así llega el cero a uno con Orihuela dormido, con el arquero Lampe pensando en Babia. Luego Preciado perdona un mano a mano con el arquero local. Aparecen los primeros pitos.

Desenlace: Bolívar asedia pero sigue equivocando el camino. Insiste en meterse por el medio donde el “General” Leitao -expulsado por salir tarde su equipo después del descanso- puebla con sus soldados un terreno minado. Se juega a lo que ha planificado San Antonio que no renuncia jamás a los contragolpes.

Los cambios de Robatto son incomprensibles: Saavedra (fuera de forma) entra de lateral derecho; un individualista Henry Vaca por un desaparecido Algarañaz; y Uzeda por Ramiro. Sobre el final, entra un chico de 17 años, Bruno Méndez. ¿Y “Papu”? Bien, gracias.

Los cuatro cambios al hilo de Leitao refrescan al equipo y solo sobre en el minuto 45 -de pelota parada- empata la “Academia”. Ya no se escuchan los pitos, solo un silencio ensordecedor.

Post-scriptum: Leitao, que ha sufrido la segunda parte pegado a la malla de la Preferencia, tuitea nada más termina el partido. Arroba a Claure y dice: “¡Acá estoy!”. Acá está San Antonio, la gran revelación de este torneo, un equipo intenso, trabajador, humilde que también juega bien al fútbol con un entrenador valiente que sabe leer (y también escribir).

(18/04/2024)

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El Tigre no cambia

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 17 de abril de 2024 / 23:14

Introducción: la Banda Intergaláctica Poopó (con 17 músicos) estrena la morenada “La garra del Tigre”. Lo hace frente a la curva sur media hora antes de que inicie el partido mientras la hinchada hace largas colas para entrar al estadio. Sin comentarios.

El presidente Ronald Crespo, que reniega del escaso apoyo del público gualdinegro en el Siles, verá todo el partido desde la cancha, cerca del acceso de la puerta cinco. Lavallén pone a Enoumbá de central haciendo pareja con un intocable del argentino, Caire.

En los laterales, están Bustos y Lino. En el doble cinco, Quiroga con un Ursino en estado dulce; el mexicano López es el sustituto de Ortega para abrir el juego con Amoroso y Sotomayor por los costados. El nueve es el ecuatoriano “Cuco” Angulo.

En la banca esperan titulares como Jusino, Wayar, Arrascaita, Triverio. GV San José no dará por perdida la eliminatoria y va a tener más la pelota que el local. Sin comentarios, capítulo dos.

Nudo: el Tigre arranca bien con una sociedad que ilusiona. Son Ursino y Amoroso. Es un espejismo. El gol de la apertura llega a la salida de un “corner” gracias a un bello testarazo de Enoumbá.

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Luego, los de Lavallén se quedarán poco a poco para convertir en figura -otra vez- a Viscarra. Solo tendrán ocasiones de gol cuando jueguen al contragolpe, cuando aparezcan espacios para que corra mucho y bien Joel Amoroso.

El empate de un ex atigrado como Percy Loza no cambia el partido: la cancha sigue inclinada sobre el arco de Viscarra. Da igual el rival y el ”score”, a Lavallén le gusta meterse atrás.

Sin hacer presión alta, sin salir -apenas- al contragolpe. Lo peor de todo es que el plantel tiene jugadores para ofrecer un mejor fútbol, para brindar otra cara, más ofensiva.

Desenlace: la segunda arranca igualita. La pelota es orureña. Y la paciencia, stronguista, a media máquina siempre. Entonces Lavallén hace un cambio marca de la casa. Saca de la cancha a… Ursino y Amoroso. Sin comentarios, capítulo tres.

La entrada de Víctor Cuéllar sirve para jugar con un doble cinco defensivo (junto a Quiroga) frente un rival sumamente limitado. Sobre el final se va un decepcionante Sotomayor para que juegue por afuera otro que está en deuda, Bruno Miranda. Sobre el final, otro “corner” trae el segundo tanto gualdinegro, esta vez de Cuéllar. Otra vez la pelota parada escondiendo la falta de fútbol, de ideas.

Post-scriptum: el Tigre clasifica a semifinales y eso es lo único que cuenta. Parece. Lavallén “cumple”, el Tigre no cambia. El rival será Universitario de Vinto y la ida será este sábado en Cochabamba. Otra vez las velas serán puestas en los tres santos de la iglesia stronguista: san Billy, San Michael y San Quique.

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Es el Tigre más práctico

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 14 de abril de 2024 / 23:10

Introducción: el grito que más se va a escuchar en el Jesús Bermúdez de Oruro es el grito de los stronguistas: “y ya lo ve y ya lo ve, somos locales otra vez”. Hay 25.000 hinchas en la cancha y la mayoría son gualdinegros. El argentino Rolando Adrián Carlen coloca a cinco ex “tigres” en su onceno: Banegas, Torres, Loza, Melgar y Ronaldo. Su compatriota, Pablo Hernán Lavallén, deja a Triverio (medio resfriado) en la banca para colocar de nueve a Bruno Miranda. ¿Por qué no apuesta por el ecuatoriano “Cuco” Angulo, bigoleador en el último partido? No entiendo a Lavallén. De “wing” derecho va Amoroso que va camino de quitarle el puesto a Ramallo.

Nudo: la primera parte es aburrida. GV San José quiere pero no puede. Tiene la posesión de la pelota y llega con peligro al arco de Billy Viscarra. Perdón, San Billy Viscarra, para ser más exactos. El arquero cruceño va a regalar otro partidazo, ahogando el grito de gol en dos y hasta tres ocasiones diáfanas de los hombres de la “V” azulada. Cuando se lesione Sanguinetti, se acabará el fútbol de los locales. GV San José es un equipo corto y limitado.

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Y el Tigre de Lavallén, un equipo rácano, ratonero a más no poder. Tiene jugadores para regalar mejor fútbol pero Lavallén prefiere el orden, la paciencia, el miedo. ¿Será por eso que Ortega desaparece y camina, camina y desaparece? El colombiano necesita la posesión de la pelota, Lavallén no la necesita, no la quiere. Sin el diez y sin Triverio en cancha, el gualdinegro es la vulgaridad con patas.

Desenlace: la segunda arranca igualita que la primera. Hasta que GV se rinde sin ideas, hasta que el Tigre comienza a jugar su mini partido sobre el último tercio del “match”. Entonces Lavallén mete un cambio incomprensible. Saca a Ortega cuando decide ir a por el partido y la pelota y mete un volante de contención como Víctor Cuéllar. También saca a un inoperante Miranda para meter a un delantero de verdad como Triverio. Antes había entrado, tras el descanso, el “Pito” Sotomayor (por un improductivo Arrascaita).

No entiendo a Lavallén. Pero en la primera que toca Cuéllar, llega el penal. Y sobre el final, la sentencia con un gol de Sotomayor (que pide más minutos) tras una trepada (de las pocas) de Lino por banda izquierda.

Post-scriptum: dirán los resultadistas que el Tigre manejó bien los tiempos del partido, que esperó el cansancio de los orureños, que Lavallén acertó en los cambios (lo que es totalmente cierto), que leyó bien lo que pedía/necesitaba el partido. Es verdad. El Tigre jugó esperando la vuelta y se encontró, sin querer queriendo, con una llave solucionada de antemano. Es el Tigre más práctico y eficaz; el que le gusta a Lavallén.

(14/04/2024)

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¿Se viene otro Clásico en Cuartos?

Ricardo Bajo

Por Ricardo Bajo H. - periodista

/ 5 de abril de 2024 / 22:30

Introducción: el Tigre necesita ganar para clasificar a cuartos de final del Apertura. El rival es la sorpresa del campeonato, San Antonio de Bulo Bulo, el equipo que goleara sin piedad en el Chapare en la ida. Llega al Siles con cinco bajas sentidas. En el mediodía del “match”, las redes sociales del club cochabambino muestran a los jugadores estirando en una plaza pública. Eso es el fútbol “profesional” boliviano, señores y señoras.

El partido cae en mitad de la Libertadores. Hoy sábado los stronguistas viajan a Buenos Aires para jugar el martes contra Estudiantes de La Plata. El técnico Lavallén, a pesar de la victoria contra Gremio, sigue siendo cuestionado por una parte de la hinchada merced al pobre juego del equipo. En hora extraña de “match” (viernes a las seis de la tarde y con dos por uno), apenas estamos cuatro mil hinchas en la cancha.

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El onceno gualdinegro suena así: Viscarra; Bustos-Caire-Aimar-Roca; Quiroga-Ursino; Chura-Ortega-Ramallo; y Triverio. El lateral derecho sigue siendo un dolor de cabeza. El presidente Cespo anuncia unas celebraciones por el ocho de abril “austeras”.  Sin comentarios. Viscarra recibe una polera conmemorativa por sus cien cotejos como gualdinegro.

Nudo: el gol a los tres minutos marca una primera parte donde San Antonio se atreve a llegar al arco de Viscarra, donde el Tigre vuelve a ofrecer su rostro más deslucido; sin intensidad, sin sorpresa. ¿Qué clase de “Ratonero” Díaz es Lavallén? Evidentemente no toda la culpa es del técnico argentino. Hay jugadores que han bajado su nivel: hablo de Roca, de Ramallo, de Chura… ¿Y la docena de “refuerzos”? Las papas calientes siempre son sacadas del horno a tiempo por jugadores como Ursino, Ortega, Viscarra, Triverio; los de siempre. Vuelven a sonar los pitos aunque el director de fútbol, señor Revilla, los prohíba por decreto dictatorial.

Desenlace: en la segunda parte, mejora el Tigre, especialmente tras la entrada de un vertical Amoroso. Los gualdinegros, sobre la recta final, abandonan la especulación. Este Tigre (con este plantel) puede y debe jugar más y mejor al fútbol. De momento, no lo hace por los planteamientos y mentalidad timorata de Lavallén; y por el desempeño descendente de “players” llamados a hacer la diferencia. Por ahora (como decía el comandante Hugo Chávez Frías), es Ortega (autor de los goles y de cumpleaños este sábado) y nada más.

Post-scriptum: la victoria clasifica a cuartos. En el último partido (el jueves, de visita frente a un eliminado Real Santa Cruz), se deberá ganar (no sirve el empate) para evitar a Bolívar, rival contra el cual el Tigre ha ofrecido la mejor cara del año. Que venga otro clásico, nomás.

(05/04/2024)

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