Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 13:20 PM

Tres ideas acerca de L.O.V.E

La obra del grupo de teatro Pez Plátano, dirigida por Fred Núñez, con texto de Sebastián Romero, estrenó su nueva propuesta en el Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz.

/ 16 de mayo de 2018 / 05:02

Las trompetas cantan una melodía alegre y melancólica. Las luces nos muestran la calle en la que tantas cosas acaban de ocurrir. La chica, la mujer y el policía salen del escenario. Tienen los brazos sueltos, las miradas derrotadas, el caminar destrozado. Detrás de ellos, baila el SWAT. Con su arma automática y grandes botines. Con los ojos cerrados y el placer en su rostro. Los dirige hacia allá; hacia lo que nos atemoriza; hacia lo desconocido; hacia el lugar donde todos tendremos que llegar en algún momento.

¿La Muerte? ¿El Amor? ¿La Nada?

Las luces se apagan. Aplausos.

1. L.O.V.E. es una obra que nos cuestiona. Nos pregunta, nos incomoda, nos interpela de manera constante. Lo hace a través de sus personajes e historias, a través de su puesta en escena, a través de la experiencia. Acá no vas a encontrar una narrativa lineal y sencilla. Acá no hay edulcorantes o decoraciones agradables. Lo que L.O.V.E. nos presenta es un conjunto de individuos al borde de ‘algo’ y relatos dispuestos como mosaicos. Juntos forman esta imagen humana, irónica, humorística, dramática, violenta, surreal, sudorosa, dulce. Polisémica.

2. L.O.V.E. es una obra que camina por la cornisa. Es una obra que arriesga. Lo hace no solo a través de los recursos que utiliza (audiovisuales en vivo, transmisiones vía teléfono, proyecciones y otros efectos auditivos), sino que, en especial, lo hace a través de los actores. Esta obra exige intensidad y compromiso. Trabajar con los sentidos, conducir el tren de las emociones, evitar los descarrilamientos. En ese sentido, cada línea de L.O.V.E., cada movimiento, cada intercambio de palabras funciona como parte de una sinfonía. Cada parte suma en el funcionamiento de la maquinaria. El riesgo y el placer están en jugar tan cerca del precipicio. Vértigo.

3. L.O.V.E. es una obra que nos cuenta historias. O mejor dicho, nos cuenta ‘cuentos’. Cada uno de los relatos mantiene una fina relación con el siguiente. Así, L.O.V.E. parece preguntarse a cada momento: ¿Qué soy? Cada día, todos los días, nuestras horas están repletas de anécdotas, sucesos, recuerdos, proyecciones, victorias y derrotas. Somos solo nosotros y nuestras circunstancias quienes les damos significados a estos acontecimientos; a nuestras vidas, a nuestras familias, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Eso es L.O.V.E. Un momento en la vida. Algo les acaba de suceder a los personajes de esta obra. Están, por decirlo de alguna manera, ‘tocados’. Ellos tienen sus motivos y sus historias. Las relatan, las comparten. La señora de las ratas, la chica que pone apodos, el policía a caballo, el SWAT, el mendigo. Todos ellos tienen su versión de las cosas. Mientras tanto, ‘allá’ lejos de donde están, lejos de sus circunstancias, suceden las cosas reales. Las cosas que no están sujetas a dudas, las certezas. La Posverdad.

Hace un par de años, Fred Núñez tuvo la amabilidad de compartir conmigo una de las versiones iniciales del guion. Desde ese entonces y hasta el estreno de la obra, he sido testigo del desarrollo de este trabajo. Recuerdo una primera muestra, exclusiva para amigos, en la que la obra se desarrollaba dentro de una habitación apenas iluminada. No había decorados ni proyecciones. Un trabajo casi al desnudo.

Con el tiempo los miembros de Pez Plátano realizaron otro par de presentaciones ‘exclusivas’. La calidad del trabajo se afinó, se desarrolló, creció. En varias ocasiones Fred me comentó detalles, avances y contratiempos del proceso. En estos tiempos de redes sociales, de ‘likes’ gratuitos, de aplausos facilones, en estos tiempos de ‘capos’ y ‘cumpas’, es valioso el compromiso y la inversión de fuerzas. En ese sentido, L.O.V.E. es producto del amor.

Hay un momento en la obra, cerca del final, en el que los personajes murmuran la melodía de la novena sinfonía de Beethoven. En una pantalla, sobre el escenario, se muestran imágenes de masacres: bombas nucleares, 11 de septiembre, niños intoxicados, ISIS, Abu Ghraib. Si te dejas llevar, la piel se te puede erizar. Al fin y al cabo la obra trata de enfrentarnos a las tragedias con la leve esperanza de rasguñar instantes de felicidad y amor. Trata acerca de la resignación frente a la certeza de que, de manera irremediable, todos nos dirigimos hacia ‘allá’.

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La obra del grupo de teatro Pez Plátano, dirigida por Fred Núñez, con texto de Sebastián Romero, estrenó su nueva propuesta en el Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz.

/ 16 de mayo de 2018 / 05:02

Las trompetas cantan una melodía alegre y melancólica. Las luces nos muestran la calle en la que tantas cosas acaban de ocurrir. La chica, la mujer y el policía salen del escenario. Tienen los brazos sueltos, las miradas derrotadas, el caminar destrozado. Detrás de ellos, baila el SWAT. Con su arma automática y grandes botines. Con los ojos cerrados y el placer en su rostro. Los dirige hacia allá; hacia lo que nos atemoriza; hacia lo desconocido; hacia el lugar donde todos tendremos que llegar en algún momento.

¿La Muerte? ¿El Amor? ¿La Nada?

Las luces se apagan. Aplausos.

1. L.O.V.E. es una obra que nos cuestiona. Nos pregunta, nos incomoda, nos interpela de manera constante. Lo hace a través de sus personajes e historias, a través de su puesta en escena, a través de la experiencia. Acá no vas a encontrar una narrativa lineal y sencilla. Acá no hay edulcorantes o decoraciones agradables. Lo que L.O.V.E. nos presenta es un conjunto de individuos al borde de ‘algo’ y relatos dispuestos como mosaicos. Juntos forman esta imagen humana, irónica, humorística, dramática, violenta, surreal, sudorosa, dulce. Polisémica.

2. L.O.V.E. es una obra que camina por la cornisa. Es una obra que arriesga. Lo hace no solo a través de los recursos que utiliza (audiovisuales en vivo, transmisiones vía teléfono, proyecciones y otros efectos auditivos), sino que, en especial, lo hace a través de los actores. Esta obra exige intensidad y compromiso. Trabajar con los sentidos, conducir el tren de las emociones, evitar los descarrilamientos. En ese sentido, cada línea de L.O.V.E., cada movimiento, cada intercambio de palabras funciona como parte de una sinfonía. Cada parte suma en el funcionamiento de la maquinaria. El riesgo y el placer están en jugar tan cerca del precipicio. Vértigo.

3. L.O.V.E. es una obra que nos cuenta historias. O mejor dicho, nos cuenta ‘cuentos’. Cada uno de los relatos mantiene una fina relación con el siguiente. Así, L.O.V.E. parece preguntarse a cada momento: ¿Qué soy? Cada día, todos los días, nuestras horas están repletas de anécdotas, sucesos, recuerdos, proyecciones, victorias y derrotas. Somos solo nosotros y nuestras circunstancias quienes les damos significados a estos acontecimientos; a nuestras vidas, a nuestras familias, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Eso es L.O.V.E. Un momento en la vida. Algo les acaba de suceder a los personajes de esta obra. Están, por decirlo de alguna manera, ‘tocados’. Ellos tienen sus motivos y sus historias. Las relatan, las comparten. La señora de las ratas, la chica que pone apodos, el policía a caballo, el SWAT, el mendigo. Todos ellos tienen su versión de las cosas. Mientras tanto, ‘allá’ lejos de donde están, lejos de sus circunstancias, suceden las cosas reales. Las cosas que no están sujetas a dudas, las certezas. La Posverdad.

Hace un par de años, Fred Núñez tuvo la amabilidad de compartir conmigo una de las versiones iniciales del guion. Desde ese entonces y hasta el estreno de la obra, he sido testigo del desarrollo de este trabajo. Recuerdo una primera muestra, exclusiva para amigos, en la que la obra se desarrollaba dentro de una habitación apenas iluminada. No había decorados ni proyecciones. Un trabajo casi al desnudo.

Con el tiempo los miembros de Pez Plátano realizaron otro par de presentaciones ‘exclusivas’. La calidad del trabajo se afinó, se desarrolló, creció. En varias ocasiones Fred me comentó detalles, avances y contratiempos del proceso. En estos tiempos de redes sociales, de ‘likes’ gratuitos, de aplausos facilones, en estos tiempos de ‘capos’ y ‘cumpas’, es valioso el compromiso y la inversión de fuerzas. En ese sentido, L.O.V.E. es producto del amor.

Hay un momento en la obra, cerca del final, en el que los personajes murmuran la melodía de la novena sinfonía de Beethoven. En una pantalla, sobre el escenario, se muestran imágenes de masacres: bombas nucleares, 11 de septiembre, niños intoxicados, ISIS, Abu Ghraib. Si te dejas llevar, la piel se te puede erizar. Al fin y al cabo la obra trata de enfrentarnos a las tragedias con la leve esperanza de rasguñar instantes de felicidad y amor. Trata acerca de la resignación frente a la certeza de que, de manera irremediable, todos nos dirigimos hacia ‘allá’.

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