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Han Solo: Una historia de Star Wars

Blockbuster, spin off, spoiler  algo así como un nutrido dialecto para avisados feligreses del nuevo culto a las franquicias sin fin acompaña el periódico lanzamiento del episodio 34 de la subtrama 18 de alguna cualquiera de aquellas marcas. Si se mira con un poco de atención ninguno de tales anglicismos universalizados en consuno con la nueva arremetida monopólica de Hollywood, connota, ni de pasada siquiera, valores estrictamente cinematográficos. Daría la impresión más bien de ser parte de las afinadas estrategias marketineras, en el caso para adosar una pátina de sofisticación y/o misterio a productos más bien insulsos. Y ya que estamos en esto de las maniobras de mercadeo, no dejó de llamar la atención que el lanzamiento oficial de Han solo: Una historia de Star Wars… hubiese tenido por escenario al Festival de Cannes, cual si esa otrora exigente plataforma para el cine de mayor espesor creativo estuviese resignada también, sin mucha resistencia, a ser deglutida por la insaciable voracidad de la plaga intergaláctica en boga.

Tal vez habría resultado un tanto bastante más entretenido e intrigante si en lugar de machacar sobre lo ya trajinado hasta el empacho, las cámaras hubiesen dirigido su atención a los múltiples entreveros acaecidos entre bambalinas del rodaje. Inicialmente la realización les fue encomendada a Phil Lord y Christopher Miller coautores de Lluvia de hamburguesas/2009 y La gran aventura Lego/2014, calculando quizás que el desmelenado humor mostrado en ambos títulos podía airear un tanto, este segundo spin-off de la tercera época de la serie, luego del pálido, por decir lo menos, resultado de Rogue One /2016, el primero. No obstante la soltura de ambos durante el rodaje acabó antojándosele excesiva al guionista Lawrence Kasdan. De tal suerte que con el 75% de la película filmada se resolvió agradecerles los servicios prestados, sustituyéndolos por Ron Howard, obediente artesano todo terreno, muy ocasionalmente inventivo, con lo cual los financiadores terminaron de echar al sumidero el muy escaso sentido del enésimo eslabón de una saga sobreexplotada hasta la extenuación.

La cooptación de Kasdan a las legiones de mercenarios a cargo de seguir exprimiendo hasta la última gota, o hasta el último dólar si somos precisos, de una negocio que ya no da por dónde, podría igualmente sorprender a algunos. No hace más de algunas décadas atendible director de trabajos como Fuego en el cuerpo/1981 o Wyatt Earp/1994, en ambos casos en la doble función de guionista/director, ahora aparece enlistado, al igual que varios pares de menor o mayor lustre. Vale empero recordar que en la misma época del primero de los títulos colacionados había sido guionista de algunos de los episodios inaugurales de la saga (El Imperio Contraataca/1980 y El regreso del Jedi/1983) sin dejar tampoco de recordar que por la misma época guionizó Indiana Jones: Los cazadores del arca perdida/1980. Esto último explica por qué hay mucho de aquella aventura reciclado para el argumento de Han Solo…, incluyendo la escena ambientada dentro de una montaña, indisimulable referencia al momento culminante de Indiana Jones y el templo de la perdición.

El acertijo que los productores-realizadores de las precuelas estriba en resolver cómo se abordan los tramos iniciales de la biografía de alguno de los personajes cuyas etapas aventureras ulteriores son ya de dominio público sin contradecir de modo flagrante la imagen instalada en el imaginario colectivo.

En realidad, más que un dilema se trata de un auténtico embrollo del cual no consiguen salir airosos sino a fuerza de uso intensivo del calzador para encajar anécdotas inverosímiles y descafeinadas en la memoria de los seguidores del asunto, ni se diga en el interés del espectador que acude sencillamente a ver una película y se topa con un pastiche de personajes y situaciones sin la menor gracia o entidad dramática.
¿Qué diablos es en buenas cuentas un spin off? Para marear la perdiz se dice que es un derivado, un colateral. Claro y conciso: es un subproducto. Algo parecido a la sultana fabricada aprovechando la cáscara del café.

El protagonista, quien para entonces todavía se llama Han a secas —entre otras muy pocas primicias la película intenta revelar el origen del apellido Solo— y es apenas un ladronzuelo de poca monta que sale huyendo de Corellia, no sin antes prometerle a su amada Qi’ra que en un rato estará de regreso. Solo es cuestión de conseguir el montante necesario para hacerse de la mejor nave espacial existente en el mercado: el Halcón Milenario. Las cosas resultan ser un tanto más enredadas de lo planeado. En el camino el muchachito se enrola en las tropas imperiales, para desertar poco después una vez asociado al cazarrecompensas Becket y acabar a órdenes de Dryden Voz, mandamás de una organización criminal en pos de robar cierto combustible muy cotizado. De paso conoce a Chewbacca y otros compinches con los cuales compartirá, ya compartió —vaya lío—, futuras andanzas.

Howard debe apelar a toda su muñeca de hábil manufacturero para armar un dispositivo narrativo que tropiece lo menos visiblemente que sea posible. Se vale de las claves del western —alguna vez Kasdan dijo amar al western pues cualquier historia puede ser contada apelando a sus patrones—, aderezadas con un chorrito de ciencia-ficción y otro del género bélico, pero aun así el ritmo del relato flaquea, reflejo quizás de los apuros del director suplente en el afán de costurar un relato que, se dijo, ya llevaba concluida tres cuartas partes de su rodaje.

El punto más flaco, entre incontables deméritos de este acto fallido, está empero en la errada elección del protagonista. En sus apariciones anteriores en la pantalla, Alden Ehrenreich dejó la sensación de ser un mal actor. En la oportunidad queda constatado que no se trataba de una falsa impresión. Para peor, aun cuando se diga que las comparaciones son inservibles, lo cual no impide activarlas siempre, en la memoria del público la personificación de Han, en vena canalla, a cargo de Harrison Ford terminará de poner al descubierto las severas limitaciones histriónicas de ese joven, apocado e inexpresivo Han, el cual se limita a simular una y otra vez una sonrisa cómplice confiando que esa forzada mueca le permita mostrar una simpatía de la cual se halla desnudo.

No tiene ningún sentido empero seguir enumerando las incontables flaquezas de este descaminado intento de estirar la saga. Tal vez el único mérito mencionable sea la contención del director en el manejo de una imaginería visual menos hinchada de lo común en estos tanques mainstream, los cuales suelen apostar a dicho expediente para maquillar sus falencias, en ocasiones con mayor éxito que en otras. Pero así y todo el relato es presa de una insipidez inocultable. Lo cual no arredrará de seguro a Disney de montar el próximo capítulo de la serie con estreno ya anunciado para el año venidero.

En suma, Han Solo… pone al desnudo el escaso rédito residual de un canibalismo comercial que acaba neutralizando hasta el último resabio  de novedad que pudiese interesar al espectador mínimamente atento y ajeno a la fidelidad boba a cualquier cometido reiterativo de lo por demás manoseado hasta el límite.

Ficha técnica

Título Original: ‘Solo: A Star Wars Story’

– Dirección:  Ron Howard

– Guion:   Jonathan Kasdan,  Lawrence Kasdan

– Basado en personajes creados por: George Lucas

– Fotografía:  Bradford Young

– Montaje: Pietro Scalia

– Diseño: Neil Lamont

– Arte: Gary Tomkins,  Alex Baily,  Oliver Carroll, Peter Dorme

– Maquillaje: Nicola Buck, Jodie Al-Saiegh,  Anita Anderson- Efectos: Vince Abbott, Richard Cheal, Paul Clancy, Dustin Lee Abram, Hayley Adams, Ben Aghdami,  Zahra Al-Naib

– Música:  John Powell- Producción: Kathleen Kennedy,  Lawrence Kasdan,  Simon Emanuel,  Toby Hefferman

– Intérpretes:  Alden Ehrenreich, Joonas Suotamo, Woody Harrelson, Emilia Clarke, Donald Glover, Thandie Newton, Phoebe Waller-Bridge, Paul Bettany,   Jon Favreau, Linda Hunt, Ian Kenny, John Tui,– EEUU/2018