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Tejido de Cultura Viva Comunitaria, la cultura como acción política clara

Uno de los pilares de la propuesta de la plataforma de Tejido de Cultura Viva Comunitaria es asumir corresponsabilidad por cómo se utiliza todo aquello que es común. Este gesto rescata el concepto de acción política de los preconceptos que la atribuyen solo a los partidos políticos o a quienes trabajan en el Estado. Esta alianza, que aglutina a cerca de 30 agrupaciones artísticas y culturales a nivel nacional, tiene como uno de sus propósitos más importantes involucrarse e incidir en ámbitos públicos desde la ciudadanía con una línea política clara y autónoma.

“Esta iniciativa nace a nivel continental y en Bolivia lleva el nombre de Tejido de Cultura Viva Comunitaria. Parte de una necesidad de diferentes grupos y colectivos  de crear una propuesta política en relación con el arte y la cultura”, explica Raquel Romero, representante del Colectivo Cabildeo y del Café Wayruru.

Formalmente, nació en 2013, con el primer encuentro latinoamericano, que se realizó un 22 de mayo, en La Paz. “Llegaron más de 500 personas representantes de las organizaciones participantes. Cada año un país diferente se encarga de ser el anfitrión. Primero fue Bolivia, después El Salvador y Ecuador. El próximo año, Argentina será la sede”, comenta Geraldine Ovando, del Multiespacio Cultural Casa Espejo.

Su visión implica entender la cultura como una acción política que tiene que visibilizarse para que las instituciones estatales trabajen por fortalecerlas con fondos y espacios.

Todas sus actividades implican una reflexión comunitaria, despatriarcalizadora, descolonizadora y desmercantilizadora, que las orienta. “No es un accionar partidario o electoralista”, puntualiza Romero, por lo que pretenden relacionarse con todas las instancias de gobierno a nivel nacional, sin perder autonomía.

Los proyectos de la plataforma nacen de dos vertientes. La primera implica una conexión constante con los barrios y la sociedad en su conjunto, que nace de las actividades de cada agrupación individual; obras de teatro, festivales, encuentros, talleres y conciertos, por ejemplo.

Por otro lado están los proyectos de la plataforma, que tienen que ver con la reflexión que llevan a cabo como comunidad, para posicionarse en cuanto a leyes y políticas, entre otros. Esta instancia de pensamiento también se relaciona con sus acercamientos a instancias estatales, como municipios y ministerios, que consolida su influencia en sus acciones.

Cada 22 de mayo —desde que en 2014 se declaró a esta fecha como el Día de la Cultura Viva, en La Paz— el colectivo se reúne para celebrar y reflexionar sobre los logros que consiguieron y sus objetivos a seguir. Uno de sus triunfos más importantes fue participar de la creación y promulgación de la Ley Municipal de Culturas, que le otorgó al área un fondo de 3,5% de su presupuesto general.

Esta acción responde a una consigna latinoamericana que busca que los estados destinen por lo menos un 1% a la cultura, explica Paloma Gutiérrez, militante de la Red de la Diversidad.  

“Logramos posicionar ejes de cultura viva comunitaria tanto en las actividades del Gobierno Municipal de La Paz, como en las del Ministerio de Culturas y Turismo, con el Premio Eduardo Abaroa, donde además fuimos ganadores el año pasado”, complementa Ovando.

Uno de los temas que más se trabaja es la sostenibilidad de los espacios que conforman la plataforma. En su búsqueda de alternativas, experimentan con nuevas formas de autogestión. Una de estas iniciativas consiste en utilizar la forma del pasanaku para crear un fondo común de apoyo interno a los grupos.

Entre sus planes futuros está organizar una reunión nacional, donde puedan determinar sus horizontes a mediano plazo. Esto con la intención de estructurar una propuesta que será presentada en el Congreso Latinoamericano del Movimiento de Cultura Viva 2019. “Bolivia se convirtió en un referente, que aporta con ideas innovadoras y queremos consolidar esa referencia”, detalla Romero.

Las tres activistas coinciden en que esta experiencia muestra el poder que tienen estas alianzas, que contribuyen a generar un sentido de pertenencia y hermandad, vital para la supervivencia de estas iniciativas.