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Mario Sarabia revela almas en arcilla

Las creaciones de Mario Sarabia y los 20 ceramistas que son parte de la exposición El alma de la tierra nacen de una relación íntima con la arcilla. Ésta tiene la cualidad de develar el interior de quien la moldea, de permitir que el alma se manifieste. Esa es la filosofía de trabajo con la que el artista guía su taller y esta muestra de quienes comparten con él conocimiento, trabajo y pasión. Por eso, la exposición —organizada por Acción Cultural, que se inaugurará el 20 de junio en la galería Puro (c. Enrique Peñaranda 1304, San Miguel)— tiene búsquedas estéticas diferentes: “No hay dos cerámicas iguales, son reflejo de cada persona”, afirma.

Sarabia lleva 35 años trabajando con la arcilla y 25 dando clases. Algunos de sus alumnos tienen casi dos décadas asistiendo a sus cursos semanales, mientras otros recorren sus primeros metros creando con arcilla. “Si bien no son ceramistas a tiempo completo, considero que es una exposición de un nivel muy alto. Contamos con artistas como Graciela Rodo de Boulanger, cuyos cuadros saltan ahora a pedestales”.

La cerámica, a diferencia de otras artes, tiene una faceta social importante. Por el conocimiento que requiere para aprender y desarrollarse en ella, se necesita de un taller nutrido de gente. Sin embargo, en este caso en particular, además de compartir los aspectos técnicos —como dónde conseguir el tipo de arcilla que se precisa— o los tecnológicos —como las herramientas o el horno adecuados—, Sarabia insiste en inculcar una ética de creación y trabajo. “Cada persona que se tome el tiempo de usar un pedazo de tierra tiene que entender que es un ser enormemente poderoso y sagrado, y por eso debe hacerse responsable del producto que realiza”.

Las exhibiciones de cerámica no son cotidianas, gracias a que se la relegó a una función utilitaria. En Bolivia tiene una tradición artística ancestral que la colonia eliminó y reemplazó por manifestaciones pictóricas, para erradicar la religiosidad indígena precolombina. Así que esta exposición es parte de una validación tardía a la cerámica como arte.

Persistente. Mario Sarabia lleva 25 años enseñando cerámica en su taller.

Después de 30 años y de mostrar su obra en París, Londres y diversas capitales del mundo, la trayectoria de Sarabia está reconociéndose en el país. Esto, más allá de ser un aliento a su carrera como creador, es para él una muestra de que la visión sobre esta forma de arte está cambiando.

Además de la relevancia artística, El alma de la tierra exhibirá piezas producidas con tecnología innovadora. La cerámica es uno de los materiales transformados que más tiempo resisten el paso del tiempo. Sin embargo, las temperaturas que se precisan para elaborarla son difíciles de alcanzar .

“La cerámica es un arte de fuego y vivimos en un lugar en el que éste tiene una constante dificultad por la falta de oxígeno. Pero la tecnología ha cambiado, ahora usamos hornos que funcionan con electricidad. El resultado son obras que si bien pueden quebrarse, tendrán 14.000 años de vida, antes de transformarse en polvo, lo que es una primicia histórica en nuestro medio”.