Interesante libro del joven escritor Vera de Rada que se perfila como pensador humanista y poeta con esta su singular novela epistolar.

Desde el inicio de esta amena lectura, con profundos pensamientos sobre el ser humano, sobre la naturaleza, sobre la vida, se destaca el amor de un hombrecito de diecisiete años que se convertirá en un tiempo en joven adulto de veintidós. Muchos lectores encontrarán imborrables recuerdos de sus años mozos, su juventud y también de diferentes facetas de la vida en esta obra literaria.

Seis años en la vida de Jacob. La experiencia del primer amor, ese amor infantil, puro, pleno de desbordante alegría, de ese amor sincero que llena la vida… matizado al mismo tiempo con conceptos de la vida cotidiana, del comportamiento humano, de las reacciones psicológicas del ser humano, de los hechos y descripciones urbanas y rurales en una narración variada, con suspenso, escrita sentimentalmente; es importante destacar el sencillo lenguaje, alejado del convencionalismo moderno proclive a la expresión soez que desmerece la calidad en una obra literaria.
Los monólogos, cartas, pensamientos, ideas, poesías, meditaciones vertidas, nacen de un solo sentimiento profundo y el más real de todos los que tiene el ser humano: el amor, como lo refleja el autor en sus páginas: Hay tres tipos de amor cuando se ama a una mujer: el romántico (que es el que está ligado a la racionalidad), el de Eros (que es pasional y lascivo) y el que está en Dios; los tres al mismo tiempo constituyen el amor verdadero…

Obra que dice mucho del pensamiento del autor —expresado en las páginas de esta creación reunida por un ficticio Compilador—, pensamiento que aborda asuntos fundamentales, tanto del amor como de la vida en general, y que es fruto de la experiencia propia y el sentimiento que le inspira el conocimiento adquirido a través de la lectura de los grandes clásicos, como expresó Ignacio en una entrevista con la editorial española que publicó la primera edición del libro: “Aprendí con Voltaire que la novela es un vehículo para modificar la sociedad y todo lo que no está bien en ella. La tiranía, la hipocresía, las miserias de la naturaleza de nosotros los hombres y mujeres. Pero además, esta novela nace por un afán de transmitir lo más bello de una vida, a pesar de que parezca, en una primera lectura, todo lo contrario, porque aquí se niega a través de una afirmación”.

Ignacio Vera es un estudioso de los clásicos. Su formación literaria, entre autores nacionales y universales, se aprecia en su comentario sobre el gran genio alemán: “El lenguaje goethiano es un himno a la naturaleza y la vida misma de Goethe un homenaje a la vida. El amor cobra en su arte una dimensión divina; el romanticismo se alza a una altura perfecta. Impone la ley del sentimiento antes que la cordura del espíritu”.

Aquí una respuesta de Ignacio Vera de Rada sobre la novela en una entrevista en la que dice: “Valentina y Natalia es una novela epistolar que trata de explorar lo más íntimo de la naturaleza humana en una determinada etapa de la vida, la juventud. La idea de la melancolía a escala mundial. El amor. Pero además de un amor hipocondríaco, (el lector) va a encontrar reflexiones sobre cosas fundamentales del mundo como son la religión, el arte, la filosofía, la muerte, el tedio de la vida… El héroe es un hombre fuera de serie. De gran imaginación y dotado de un buen sentido, se enamora de dos damas hasta perderse en un mar de sentimientos terriblemente fuertes, y queda hundido en las profundidades de ese océano de emociones”. De una pureza tal como es el primer amor que tienen hombre o mujer, cala muy hondo, no se olvida jamás, no es experiencia sexual, es el sentimiento que nace de lo más profundo del ser humano: conciencia, alma, espíritu.

Esta novela epistolar es un compendio de ideas profundas, experiencia propia transmitida en las expresiones del jovencito de diecisiete años y del joven de veintidós para lectores de toda edad y de todo lugar, tal como se requiere actualizar el tema del amor en esta era de cambio. Su personaje principal, el héroe de la novela, atraviesa el lapso con juicios certeros, los cuales en el pasado siglo se apreciaban principalmente en personas que habían adquirido el conocimiento de la vida a través de la experiencia propia en varias décadas, sin embargo, en el caso presente la informática, esa ciencia técnica, facilita la formación horizontal del escritor que antes la verticalidad demandaba décadas de estudio y práctica. Así, pues, esta obra parecería escrita por un hombre en la plenitud de una vida y no por un joven en sus primeros años de madurez; Vera de Rada se perfila como un pensador, un humanista boliviano del siglo XXI.

Conocíamos sus artículos, sus ensayos sobre variados temas, un valioso poemario y una biografía, y con esta novela son varios los géneros literarios en los que ya incursiona Ignacio Vera de Rada, nuevo valor intelectual andino en el panorama de las letras americanas.