A propósito de la participación de Beso de chola en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (BienalSur) en Buenos Aires, quiero en posición de cocuradora de esta obra, hacer una pequeña evaluación de mi participación y del alcance que pueda tener. María Teresa Rojas (la Mate) y yo escribimos un texto curatorial que ganó uno de los pocos concursos para incentivar esta ocupación que ha habido en nuestro medio, AKANA 2016 del Centro Cultural de España en La Paz (CCELP), y que lamentablemente no se ha vuelto a repetir. Más allá de los dramáticos esfuerzos que conllevó lidiar y negociar un texto coherente con la Mate, el desarrollo de la producción que nos correspondía resolver en un tiempo récord de cinco semanas, puso realmente a prueba una relación de amistad que nada tenía que ver ni con el arte contemporáneo, ni con ser curadoras, ni con acarrear la producción de tres obras de los tres artistas invitados: Adriana Bravo, Galo Coca y Andrés Mallo. Por suerte, la amistad es más fuerte, y pudimos hasta divertirnos en ese encumbrado proyecto. Sin duda, dejamos alma, vida y corazón en los espacios del CCELP, tanto las dos curadoras como los tres artistas.

En ese contexto se produce Beso de chola de Adriana Bravo, que se desprende de una reflexión que hicimos Mate, Adriana y yo: debemos volver a los orígenes indígenas en el tiempo de Evo Morales, pero ¿a cuáles? Finalmente, en La Paz, la experiencia de la ciudad nos hace revertirnos a construcciones indígenas en cambio constante porque son posicionamientos políticos, actuares sobre lo que posiblemente fue o hubiera sido, y que, al final, pueden resultar en posiciones variadas, contrastadas, encontradas. Lo indígena, hoy, aquí, no es un arquetipo. Nuestras charlas rápidamente se volcaron sobre los planos en que experimentamos fenomenológicamente ese retorno utópico al origen indígena, sí, pero a la vez, experimentamos día a día una cuasi-modernidad globalizada y golpeada de desilusiones en la que acabamos exhaustas por trabajos mal pagados y donde sentimos que siempre nos roban el cambio. Esta tensión entre la promesa de que el subalterno hable y que cuando hablamos, en la globalización, cualquiera puede escuchar y no necesariamente tienen que ser para quienes hemos articulado un discurso, se resolvió con la única promesa que nos podíamos hacer entre tres ludópatas: tratemos de experimentar en la calle.

Para este experimento, Adriana invitó a muchos colaboradores, pero sin duda la pieza que ha resultado más repetida, copiada y viralizada es la foto de Tony Suárez, quien con mucho amor nos regaló su trabajo.

Beso de chola gana poco tiempo después en la Bienal de Arte Contemporáneo de Santa Cruz el premio más importante, y Adriana postula a BienalSur, de la Universidad Tres de Febrero de Buenos Aires. La plataforma de BienalSur promete un espacio de conversación entre los espacios de arte contemporáneo del Sur global, incluyendo aquellos lugares que, como el Museo de Reina Sofía, se han querido convertir en pabellones de la crítica al sistema global desde la crisis financiera de 2007. De más está decir que una mirada al recorrido de estos espacios pone más en evidencia las diferencias del poder global que hacer brecha en ellas. Es loable la intención de crear un espacio común para los discursos del Sur. En esta participación, Adriana y nosotras como curadoras nos vemos enfrentadas a una metodología de trabajo que defiende la post-autoría y la post-curaduría, que pueden ser paradigmas válidos en un sentido general dentro del espectro de creación de arte contemporáneo, pero que no responden ni a la genealogía del presente que trabajamos como curadoras Mate y yo para Beso de chola, ni a los planteamientos de autoría que Adriana propone desde su proceso creativo. Estos diálogos merecen espacios en los que se negocien estas posiciones y no se impongan métodos que finalmente no hacen a esta obra.

En un futuro próximo, Beso de chola continuará siendo un planteamiento vanguardista de ruptura epistemológica con el paradigma andino del Chacha Warmi, que abre

una posibilidad extensa de manifestaciones de copia, viralización, masificación, etc. En fin, tendremos para repetir besos muchas veces más.