Icono del sitio La Razón

La artesanía como articulación contemporánea

Desde la invención del concepto “arte” existe una clara distinción entre arte y artesanía, la cual se refiere a una concepción kantiana que separaba la forma del objeto de sus usos y utilidades. El arte se caracteriza justo por ser un objeto sin uso, un objeto en el cual la forma estética constituye lo más importante. El modelo tradicional del arte occidental es un sistema dualista que genera una separación de conceptos como forma y función, arte y artesanía, cultura popular y cultura alta. Esta separación viene en conjunto con una valoración en la cual el arte “popular” o la artesanía se considera como un arte menor puesto que en él predomina la función sobre la forma. Estos paradigmas han vuelto universales y normativas aplicables a todo tipo de arte, pero no encajan en las articulaciones contemporáneas indígenas, como el tallado o el tejido en las comunidades de la Chiquitanía.

Nuestro patrimonio, sea material o inmaterial, cambia con el tiempo, está conectado con nuestra época de hoy día y siempre tiene una relación con el aquí y ahora. En el caso de la artesanía o el arte popular no podemos separarlo de “la experiencia social de la comunidad” (Bejarano López, 2013), que preserva los saberes de sus tradiciones y memoria pero al mismo tiempo cambia en diferentes aspectos con relación a las circunstancias y el alrededor. Estos cambios se expresan en la forma y/o el contenido y producen un diálogo con el presente, similar al arte contemporáneo. En Bolivia las influencias de saberes ancestrales están presentes en las obras de muchos y muchas artistas contemporáneas, pero pocas veces se encuentra una obra “artesanal” o “popular” en una galería de arte contemporáneo.

El Contenedor, espacio móvil cultural del colectivo ARTErias Urbanas, Santa Cruz de la Sierra, intenta romper con los dualismos que encajan el arte y sus diversas formas de manifestarse.

En su primera estación Especies de Espacios se planteó cuestiones acerca de los espacios comunes en la ciudad con una exposición mostrando las conexiones entre arte y vida cotidiana. El Contenedor es en sí el intento de crear un espacio con alta accesibilidad que lleva el arte hacia las personas para romper el dicho dualismo de “cultura alta” y “cultura popular”.

La segunda salida con la exposición Chiquitanía Viva pone en valor las articulaciones de las comunidades y la cultura chiquitana en un contexto actual. Sus tallados, tejidos y tradiciones nos cuentan de la historia boliviana y forman parte integral de la identidad colectiva cruceña. Como el arte contemporáneo, el patrimonio cultural inmaterial es un factor importante del mantenimiento de la diversidad cultural y contribuye al diálogo entre varias articulaciones artísticas promoviendo diferentes maneras y definiciones de vida.

Refiriéndose al curador y teórico paraguayo Ticio Escobar se hace evidente que el arte popular o el arte indígena amplía lo que entendemos como arte contemporáneo y más allá pone en cuestión conceptos y definiciones occidentales acerca de lo que se percibe como “cultura alta”. El Contenedor intenta ser un facilitador en este proceso de decategorización y hacer accesible el arte contemporáneo en todas sus facetas, creando así un ecosistema más amplio. Es lo que hace el colectivo ARTErias Urbanas desde su fundación en el año 2009, creando un movimiento artístico y tejiendo conexiones entre diferentes actores y arias. Las cosmovisiones de los pueblos originarios se articulan en sus murales, sus trabajos artísticos, que enriquezcan la ciudad y visibilizan la mezcla entre el pasado y el presente para crear un futuro todavía no escrito.