Norberto Cambiasso: Soy un Dr. Jekyll & Mr. Hyde de la sociología
El experto ha estudiado la historia del rock progresivo por 25 años.
El sociólogo argentino Norberto Cambiasso desarrolló su faceta académica especializándose en sociología estadounidense, entre otras cosas. Y por otro, su pasión por el rock lo llevó a ser crítico de música, editor de la revista especializada Esculpiendo milagros y a escribir diferentes libros al respecto. Una de sus investigaciones más recientes, Vendiendo Inglaterra por una libra —que es parte de un proyecto ambicioso que comprende tres tomos—, es un intento por “desobedecer” las prácticas comunes de ambos espacios. En este análisis se aproxima al rock progresivo de Gran Bretaña de la década de 1970 a partir de la sociología y la teoría social.
El académico visitó La Paz para participar en un coloquio internacional organizado por el Instituto de Investigaciones Sociológicas (IDIS) y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
— ¿Cómo acercó la sociología a su pasión por la música?
— Soy como una especie de Dr. Jekyll & Mr. Hyde. Mi lado académico es el de sociólogo, mi otra gran pasión es la música, en particular el rock, el jazz y las músicas experimentales, así que he tratado de encontrar formas de relacionar la teoría social con una aproximación hacia las músicas populares. Una de las lecciones que tomo de la sociología es, lo que C. Wright Mills denominaba, el principio de la especificidad histórica. La idea de que una interpretación de determinado tipo de fenómenos populares puede dar claves para entender momentos posteriores, no directamente relacionados.
Por otro lado, la idea era demostrar que la única forma de entender cualquier manifestación cultural es como hija de su propio contexto histórico. Por eso hay una atención puntillosa en reconstruir discusiones sociales-ideológicas y condiciones políticas y económicas de ese momento. Lo que dentro del ámbito de la crítica de rock no se hace con frecuencia y dentro de la sociología se considera que dedicar esfuerzo a esas manifestaciones no merece demasiado la pena. Traté de ser desobediente con los dos campos en los que me muevo y demostrar que en cualquier cosa que ocurra, por más específica y lejana que pueda parecer, uno empieza a encontrar relaciones considerables.
— ¿De qué se trata el proyecto del que es parte su investigación más reciente?
— Vendiendo Inglaterra por una libra es un libro que parece que vino a cubrir una necesidad y que encontró espontáneamente a sus lectores. Después cometí el terrible error de prometer tres volúmenes; así que me llueven reclamos sobre el volumen dos, que es algo en lo que estoy trabajando. El primer tomo es sobre todo una discusión con una serie de libros que sostenían que la música progresiva de la Gran Bretaña de la década de 1970 era un producto natural de la psicodelia. Y lo que trato de demostrar, con una reconstrucción histórica, es que si bien su origen puede sostenerse en la contracultura hippie, su naturaleza es diferente, porque pertenece a una época de recesión y no a esa época en donde todavía era posible sostener cierto optimismo, que fue el caso de la primera.
El tomo dos analiza la dialéctica entre innovación y nostalgia en la música británica de la época, que está muy ligada a la recuperación de la canción tradicional, folk y autóctona, que se vuelve masiva con el estallido de The Beatles y todo lo que eso generó. El tercer volumen va a tratar de recorrer un poco las relaciones entre la música progresiva y el jazz.
— ¿Por qué eligió analizar el rock progresivo?
— Siempre estuve muy interesado en los procesos que se empezaron a generar a partir de la desilusión del Mayo Francés, que abreviamos así, pero que se dio en muchos lugares. Hubo una voluntad experimental que se creyó que podía ir de la mano con las innovaciones sociales, pero terminó produciéndose una disyunción, que me importaba mucho explorar.
Mi impresión es que cierta música y arte experimental fueron el legado más fuerte de esa época que dura hasta la crisis energética de 1974, donde cambiaron las condiciones. Así que me dediqué con bastante fervor a reconstruir la historia de las músicas experimentales en Europa —no solo en Gran Bretaña o Alemania, sino viendo lo que pasaban detrás de la “cortina de hierro” como decía en la época; en lugares como Checoslovaquia, Hungría y Polonia— así como en América Latina. Quería mostrar que en la Gran Bretaña de los 70 había una creencia de que sí era posible desarrollar mejoramientos sociales, a pesar de las dificultades económicas que atravesaba el país, y cómo esa creencia en el progreso coincidía con la música popular, que se manifestaba en la experimentación formal en determinados géneros.
En este libro hay una suerte de nostalgia, de canto de cisne, ya que considero que ese fue el último momento en el que esa idea de progreso pudo ser posible, tanto en lo social como en lo artístico. Después, con lo que se llamó el nuevo realismo, de los años 80, las cosas cambiaron sustancialmente y nunca volvieron a ser iguales.
Nombre: Norberto Cambiasso
Profesión: Sociólogo, editor y docente
Nació: Buenos Aires, Argentina
APASIONADO: El crítico musical, docente y académico fue director de la revista Esculpiendo milagros. Una colección de sus artículos se reunieron en el libro ‘Que las flores florezcan’, que se publicó a mediados de 2018.