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Octavia, una nueva sonoridad

La fuerza emotiva de las versiones originales de Octavia, traducida a versiones igualmente intensas, pero auditivamente diferentes, renovadas. Así son las piezas que son parte del nuevo disco —8via Sinfonía— de la emblemática banda paceña, que se nutre de toques sinfónicos para darle un giro a sus mejores canciones.    

La nueva producción fue concebida como una forma de conmemorar los 30 años de trayectoria musical (tanto de Coda 3 como de Octavia) y como un regalo para todos los fanáticos que vienen siguiendo la carrera del grupo. La presentación oficial se hará en una jornada maratónica, con dos horarios distintos —19.00 y 21.00— el 13 de octubre en el Campo Ferial Chuquiago Marka (calle D Michel, Bajo Següencoma). Además de las 10 canciones que son parte de 8via Sinfonía, interpretarán ocho más, en versiones semiacústicas que continúan con la atmósfera del disco.

“Por un lado escogimos canciones conocida que la gente quiere escuchar, sí o sí, en nuestros discos recopilatorios y aún más en versión orquestada, como Después de ti o La noche. Y, por otro lado, nos dimos el trabajo de buscar piezas pensando específicamente en este tipo de sonoridad. Por eso están algunas —como Tendida como un arco o Madame Octavia—, que no han sido cortes previamente, pero que se prestaban perfectamente para este experimento”, explica Omar Gonzales, vocalista de Octavia.

El proyecto comenzó a gestarse ya hace tres años. Primero porque tenían ganas de lanzar un disco con sus mejores éxitos, ambición que quedó en nada ya que no pudieron ponerse de acuerdo con la casa discográfica internacional con la que grabaron la mitad de sus discos. Luego nació la idea de hacer nuevas versiones, con un aire sinfónico, tras una experiencia que tuvieron con la Orquesta Filarmónica de Cochabamba, dirigida por Augusto Guzmán, en 2011.
Aquel concierto se realizó con una orquesta sinfónica completa y además un coro, lo que les mostró que en Bolivia aún no existen los medios técnicos para que presentaciones de este tipo se realicen de  forma óptima. Para conseguir el estilo que buscaban, grabar un disco y planificar conciertos en La Paz y el interior del país, decidieron reducir la cantidad de músicos participantes y planificar los arreglos para este formato.

Para ese trabajo recurrieron al músico cochabambino Huáscar Bolívar, con quien también habían trabajado en 2011.

“No queríamos que las canciones sufran una metamorfosis radical. Somos del concepto de que no hay nada más importante que la canción, en el formato que sea, por lo tanto no las hemos deformado. Huáscar entendió perfectamente qué es sinfonizar una pieza sin tergiversarla, sino todo lo contrario;  enriqueciéndola”, detalla el guitarrista paceño Simón Luján.
Bolívar asumió el reto pensando en la interpretación de una orquesta de cuerdas, un flauta traversa, oboe, corno francés y piano. Intentó que el involucramiento de otra estética no se enfrentara al sonido que el grupo ha desarrollado en todo este tiempo, sino más bien que lo complementara y potenciara.

“Octavia tiene una característica muy importante, dedica mucho tiempo a la composición y arreglos de sus temas. Más allá del tiempo que han permanecido juntos, que de por sí ya es difícil de lograr en Bolivia, tal vez el éxito se debe a que tienen calidad en cuanto a letra y a composición y se nota, que le han dedicado a darle el toque con los arreglos”, explica el músico, que ha trabajado con Los Kjarkas y que compuso las bandas sonoras de películas como Boquerón y Cementerio de Elefantes.

También rescata el tiempo y la libertad creativa que los miembros del grupo le dieron, de forma que pudo trabajar tranquilo, haciendo y rehaciendo diferentes opciones, hasta encontrar la que mayor satisfacción le daba tanto a él como a los compositores originales.
La grabación se realizó en Cochabamba, en el estudio Ulises Hermosa, de Los Kjarkas. Fueron jornadas extensas de hasta 15 horas diarias, durante dos semanas. Si bien Octavia ya tenía experiencia con un concierto sinfónico, no con una grabación de estas características, por lo que hubo que aprender en el camino. Sin embargo, aseguran que se mantuvo la intención con que se planteó el proyecto desde el principio.

“Tocar con una orquesta es como estar en una gran nave, tengo la sensación de que la música te lleva. Hace muchos años tuve la oportunidad de tocar en condiciones similares y ahora recuperé esa sensación. Es como tener a tu disposición un instrumento enorme. Es una nueva experiencia para el grupo. Su ambiente emotivo nos permitió volver a encontrarnos con nuestra creatividad”, narra el bajista Vladimir Pérez.

Si bien se previó que el disco fuera un objeto de colección, con un lapso de vida corto, los resultados son otros. Fue lanzado en plataformas virtuales hace dos semanas y ya logró más escuchas que todo el resto del material de la banda en dos años. Así que esperan que el concierto y el disco sean un gran éxito.