Hace unos dos meses, los fanáticos de los cómics en Bolivia despertaron leyendo la noticia de que uno de los próximos Linterna Verde sería un adolescente boliviano. Una sorpresa para la mayoría, aunque no es la primera vez que DC mira hacia Sudamérica para inspirarse y replantear el origen de sus héroes principales; una simple búsqueda en Google sobre María Mendoza recordará que en 2002 ya se propuso la versión de una Wonder Woman peruana.

Pero no se puede acusar a nadie de no saber esto. En los últimos 20 años el mundo de las historietas ha crecido de tal manera que incluso el más ávido fan la tiene difícil para mantener un seguimiento de todo lo que ocurre en esta industria.

Recuerdo precisamente que en 2002 una joven versión mía leyó por primera vez From Hell de Alan Moore y Eddie Campbell. Fueron dos semanas de visitar a diario el Centro del Cómic C+C del Espacio Simón Patiño para leer las 572 páginas de esta obra maestra. From Hell era una cúspide en el género; una descabellada teoría acerca de la identidad de Jack el Destripador, mezclando hechos históricos, teorías masónicas y una visión holística de cómo estos atroces asesinatos eran un reflejo psicogeográfico de la historia de Londres (el libro sostiene que la historia posee una arquitectura que evita que sus elementos sean al azar).

En esos años acceder a cómics y novelas gráficas era un lujo destinado solo a personas que viajaran mucho y tuvieran la soltura monetaria para tal exquisitez. El C+C era un oasis en ese sentido. Un lugar para escoger entre cientos de opciones que iban entre DC, Marvel, mangas y novelas gráficas europeas.

Hoy este espacio (cerrado hasta febrero por mudanza a un nuevo edificio) todavía ofrece lo más importante que debe leerse en cómics: Maus de Art Spiegelman, que narra las tragedias vividas por un sobreviviente de un campo de concentración contado con personajes representados por gatos y ratones. Watchmen, V de Vendetta, Blankets, Akira, toda la colección de TinTin, Batman: the dark knight returns, Killing Joke, Persepolis, artbooks de Pixar, et al. Hay otras obras menos conocidas pero vitales, como Fun Home de Alison Bechdel. Escrita como memoria, Fun Home es el agobiante recuerdo de una mujer sobre su niñez y las pistas que siempre estuvieron ahí sobre la identidad homosexual de su padre, quien termina suicidándose y desencadenando un cuestionamiento tan íntimo en la autora que 12 años después gente sigue escribiéndole para decirle cómo ese libro les ayudó en sus propios momentos de crisis. Pinocchio de Winshluss es una narración sin diálogos, con un estilo sucio, oscuro y que hace fuerza a una historia que evoca esas novelas del inicio del siglo pasado que fueron luego usadas como propaganda de guerra. Habibi de Craig Thompson además de ser una hermosa historia de amor y tragedia, es una alegoría literaria y artística a la caligrafía árabe como vehículo para narrar emociones y transformaciones (mínimas variaciones en un símbolo pueden hacer que signifique un opuesto). La colección de Jason. Los libros de este autor noruego suelen usar personajes antropomórficos con historias tan minimalistas que cuando uno parece convencido de que no trata de nada, suele venir un giro, una revelación o un insight tan sutil, tan humano, tan real, que todo cobra un nuevo sentido y literalmente obliga a releer todo desde el inicio. Un artista que destaca por su nivel de intimidad y simpleza narrativa es Bastien Vivès. El gusto del cloro, Una hermana, La blusa, Polina, Amistad estrecha y Los melones de la ira son algunos títulos que ofrecen una mirada llena de emoción al día a día de gente cualquiera y sus descubrimientos internos acerca de lo que significa ser humano.

Pero si el C+C era un oasis, hoy La Viñeteca es Shangri-La. Ubicada en el primer nivel del centro comercial Quinto Centenario (Av. 6 de Agosto), esta tienda además de cubrir todos los títulos mencionados y muchos más, tiene la opción de atender pedidos, de manera que los más adictos puedan solicitar títulos específicos de todo tipo a precios que no son imposibles.

Y es que el mundo de los cómics se ha hecho tan popular actualmente, gracias también al éxito de las películas que ha ido sacando Marvel en los últimos 10 años, que existen anécdotas locales como la de este personaje de 45 años, soltero, que cuando le gusta una chica, escoge algún cómic de su colección y se lo regala a la chica diciéndole cómo esa historia o ese personaje le hace pensar en ella. Cómics como sinónimo de un poema o flores. ¿Por qué no?