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Gastón Ugalde: ‘Los andinos somos líticos, nuestras culturas vienen de lo pétreo’

En Galería Puro (c. Enrique Peñaranda 1034, San Miguel) se halla el reconocido artista visual Gastón Ugalde montando las piezas de su exposición Monolito —inaugurada el 14 de febrero y que permanecerá abierta hasta el 3 de marzo—, que es, como él mismo dice, una “reivindicación de la piedra en nuestro modo de vivir como andinos”. Y es que la piedra tiene un alma, un valor, un significado. Ugalde presenta en esta muestra macizas piezas de piedra, vidrio y cerámica, muchas de ellas pintadas, que son las que conforman la historia y la reivindicación de la forma pétrea de la vida.

— ¿Qué propone al público a través de esta exhibición que ha titulado Monolito?

— Los andinos somos líticos, nuestras culturas vienen de lo esencialmente pétreo. Es impresionante la cantidad de piedra que nos rodea, especialmente a los andinos: piedra por todo lado… El imperio incaico se construyó en muchos años, y ha hecho una cultura de piedra. Para qué hablar de Tiwanaku. Para qué hablar de la colonia, cuyos monumentos son líticos. En la era republicana dejamos de usar la piedra para comenzar a usar el adobe, el cemento y el ladrillo. La Paz, por ejemplo, estaba adoquinada en sus veredas, en sus calles… Entonces tiene que ver con todo eso. La cosmogonía andina, los apus… debemos ser amantes y respetuosos de ellos. He escalado casi todos los montes (menos el Illampu) y la cantidad de piedra que existe en esos lugares es notable. Y es lamentable que no hayamos fortalecido nuestra cultura a través de la piedra, la arquitectura y el arte contemporáneo.

— Usted dijo que muchas piedras de Tiwanaku sirvieron para edificar residencias en La Paz, algo así como lo que sucedió en Egipto con la piedra caliza de las pirámides, que se usó para construir mezquitas. ¿Podría decirse que esta exposición es una reivindicación por ese despojo o profanación?

— Las casas eran muy peculiares, especialmente las señoriales. Las grandes fachadas estaban hechas con piedras de Tiwanaku. No estoy en contra del uso utilitario de la piedra. Más bien deberíamos hacerlo más, porque obviamente el ladrillo no es bien utilizado. La arquitectura tiene que ver con una preocupación de estudio, de observación, de planteamientos. La sociedad habla a través de la arquitectura. Y me gustaría que la sociedad boliviana (la andina en particular) se acercara a la utilización de la piedra en su forma de vivir, de construir, de esculpir, de crear, de sentir.

— ¿Qué vinculación tienen el Illimani y el Choqueyapu con Monolito?

— Es en realidad la continuación de un ciclo de exposiciones (lo hago después de 12 años en Bolivia) que se iniciaron con el Illimani, continuaron con el Choqueyapu y ahora concluyen con lo lítico. La exposición del Illimani tuvo que ver con el deshielo. Hay que concienciar con el arte sobre la importancia de la protección de un monte como ése. La del Choqueyapu la hice porque aquél es un río central de nuestra vida. Son cosas que tienen una energía maravillosa pero que muy a menudo las ignoramos.

— ¿Cómo aborda desde la técnica estas obras para hacer que su propuesta llegue de forma efectiva al público?

— La técnica es totalmente espontánea y creativa. Personas cercanas que estudiaron mi arte me consideran incluso irreverente con la creatividad, pero ésta es fundamental en el idioma. Entonces, son más de cinco décadas que la creatividad es continua en mi cabeza; soy adicto a ella, es como una droga. No te la pueden enseñar, te nace.

— ¿Cómo ubica su trabajo dentro de las corrientes actuales del arte?

— Me considero un artista emergente. Es decir que el siglo pasado lo tengo atrás. Me considero un artista del siglo XXI. Entonces, eso se debe a que continuamente he estado cambiando de técnicas, de formas, de conceptos. Obviamente, como gran seguidor del movimiento cultural de las décadas de los años 1960 y 1970, siempre he sido un poco reticente a embarcarme en este siglo. Pero ahora he decidido aprovecharme de él. Entonces, en las últimas cinco décadas, he ido cambiando de generaciones, me he ido acercando a unas y dejando otras. Soy más cercano a las generaciones de hoy que a las de mis tiempos. Por ejemplo, ahora, lo digital me agarró mucho. El video, la fotografía, el videoarte, son lenguajes que no puedo ignorar. Soy emergente porque utilizo siempre nuevas herramientas. En el fondo, eso sí, soy netamente andino.

— Al decir: “Quiero que las piedras hablen de la necesidad de poder estar más presentes en nuestra manera de vivir”, ¿se refiere a la recuperación de la historia tiwanakota, quizá como lo hizo la Revolución del 52?

— Es más bien el estudio de la escultura contemporánea, de la cual soy celoso y envidioso (de buena manera), de los artistas que trabajan con la piedra con un lenguaje contemporáneo. Me da una envidia sana porque aquí yo no lo puedo hacer. Este año será clave con mis megaproyectos: quiero trabajar con piedras de gran envergadura. Quiero marcar mi lenguaje con el landart, el arte de la tierra (el landart es la corriente del arte contemporáneo en la que el paisaje y la obra de arte están estrechamente enlazados).

— Dijo que el Illimani está siendo hoy visto como un adorno más. ¿Ud. cree, como creyeron Tamayo y Diez de Medina, que esta montaña tiene un alma o una mística?

— Definitivamente, por el hecho de que es el coloso que divide la Amazonía, el altiplano y otras geografías… porque las faldas del Illimani llegan hasta la Amazonía. Una vez pinté esta montaña con un túnel atravesado por el que se veía la selva. Eso es ciencia ficción, pero es un lenguaje que muestra la fuerza de nuestro monte. Sus aguas riegan selvas y altiplano.

— ¿Qué proyectos tiene para el futuro?

— Tengo tres megaproyectos, que no quiero decirlos para no pecar de pretencioso. Sin embargo, serán obras que ejecutaré después de cuarenta años desde que las concebí. Tienen que ver con imagen en movimiento y landart.

Perfil

Nombre: Gastón Ugalde

Nació: 1 de julio de 1946 en La Paz, Bolivia

Actor

Estudió arquitectura (UMSA), economía y ciencias políticas (Simon Fraser, Canadá) y completó sus estudios en la Escuela de Artes de Vancouver. Pionero del videoarte en la región, ha trabajado en performance, pintura, escultura, instalación, landart, fotografía y grabado.

Ha tenido más de 90 exposiciones individuales y más de 100 exposiciones colectivas.