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Nathy Peluso, honestidad como gesto de valentía

Puede ocurrir que muchas se identifiquen conmigo porque soy fuerte”, relata Nathy Peluso a un diario argentino. “Y si sucede, me parece perfecto, me voy a sentir honrada. Pero no hago canciones para darle voz al feminismo: yo soy así”.

Nadie es profeta en su tierra. La argentina Nathy Peluso migró junto a su familia hace más de diez años a España, país que se ha convertido en la casa desde donde la cantante, con una expresividad cautivante, ha superado la etiqueta de música urbana y trap hacia la música popular.

Y sí, lo urbano está de moda y Nathy lo sabe, por esto encajó perfectamente en el estereotipo y está usándolo a su favor. Su segundo EP, La Sandunguera, producido por Peter Party, es una carta de presentación al mercado de la música global cargada de su estilo labrado desde sus inicios a través de la gimnasia, la comunicación y el teatro.

El disco tiene seis canciones como una representación clara de su propuesta. Es decir, lo mejor del performance que viene desde el teatro físico o desde la improvisación con toques de jazz latino y blues, géneros primarios para la cantante que se declara más cercana a Celia Cruz, Gloria Stefan o Luis Miguel que a cualquier representante urbano del trap o el hip hop, todo esto mezclado con un espíritu del soul de la música negra. “Descubrí gracias a mis amigos puertorriqueños y cubanos que tengo ya un acento en el que ellos están subrayados. Me aprovecho de eso porque estudié teatro físico y en mi búsqueda me di cuenta de que era una cualidad muy potente. Agarré un poco de eso y, aunado a mi creatividad, armé mi manera de cantar. Mis letras hacen honor a nuestro lenguaje”, responde en una entrevista reciente en Argentina después de haber volcado taquilla allí en sus tres shows de 2018.

Inteligencia y humor en sus letras desde sus inicios, cuando el hitazo Corashe ya superó el millón de visitas en YouTube: “Vengo vestida de diabla, paseo por tu calle. Llevo un vestido Versace, sé que hará que te rayes. No hace falta que te vayas, nene afrontame. Te hace falta corashe”.

¿Otro punto a favor? La revolución en la métrica y vocalización cuando rapea. El sonido desconcertante que produce su voz, el arrastrar las vocales, el punto de encuentro entre la música y el movimiento.

“La fonética ‘e tu lengua, impredecible. Suenan dentro e’ los boricuas. Inestable, capicúa, it’s a over. Hazme en el cuerpo espuma for discover. Circunferencias en tu centro, minimalismo, espaguetis”, canta en Kung Fu.

El mundo de Nathy Peluso está repleto de sátira y humor, sorprendente sí, divertido. En Gimme Some Pizza no se entiende desde donde sale el deseo, si es desde lo erótico o desde el hambre, por ejemplo o en Hot Butter su cadencia bebe de otras vertientes mucho más occidentales del rap o el hip hop gringo.

“La gorda está triunfando, mami”, dijo recientemente en una entrevista televisiva en España. Para finalizar, pero no menos importante, se encuentra el discurso estético, sonoro y lírico que cierran su postura performática, exuda sensualidad y exagera desde su voluptuosidad. Un trabajo original, honesto y valiente.