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Artistas que incentivan a jóvenes Juan Carlos y Toto Torres para crecer en sus disciplinas

Thelonious y Teatro Fuego lanzan iniciativas para apoyar a artistas emergentes.

/ 7 de marzo de 2019 / 16:11

Compartir lo que se aprendió en el camino de las artes es una necesidad que aparece con el tiempo. Gran parte de los Estados y gobiernos asumen y apoyan esa transición. En Bolivia, muy poco. Sin embargo, esta falta no es suficiente para detener el ímpetu de dos emprendimientos culturales —el Centro Cultural Thelonious y Teatro Fuego— y de las personas que están detrás de ellos, Juan Carlos Carrasco y Toto Torres.

Este año, ambos lanzaron convocatorias que buscan allanar el camino de aquellos interesados en el jazz y el teatro. Thelonious (final Av. 6 de Agosto, frente al surtidor) retomó el esquema de la Marathon Rock —concurso que solía enfrentar bandas de rock, organizado por el bar Equinoccio— proponiendo conciertos donde dos bandas de jazz tocan ante un jurado. Éste está compuesto por los músicos Carlos Fischer, Luis García y Christian Laguna.

Teatro Fuego reunió un fondo concursable que logró duplicarse gracias al aporte de diferentes personas. Los grupos que querían acceder a él debían cumplir con varios requerimientos, entre ellos, presentar un proyecto bien elaborado y que todos sus miembros tuviesen entre 18 y 25 años.

“Cuando cerramos el anterior Thelonious, perdimos a muchos músicos. Algunos se dedicaron a tocar cosas más rentables —como la cumbia chicha— o bien se han vuelto cristianos y el ambiente de boliche ya no resulta cómodo para ellos. De pronto, me di cuenta de que en los conciertos de jazz los músicos eran siempre los mismos. Necesitamos sangre fresca”, explica Carrasco, director del centro cultural.

El momento en que concibió la idea estaba muy optimista al respecto y calculó que se presentarían cerca de 20 bandas. Pasó el tiempo de inscripción, que estaba programado para finales del año pasado y no había ni una sola banda con la intención de tocar.

Ante la posibilidad de que no se llevara a cabo, Carrasco retrasó las fechas y comenzó a llamar personalmente a los estudiantes de música e intérpretes jóvenes que conocía para convencerlos de intentarlo. Al final, ocho grupos se lanzaron a ser parte del concurso.

Cada una de las bandas tendría que preparar un set de por lo menos 20 minutos. No se estableció un número de integrantes y tampoco se determinó si las piezas debían ser composiciones o repertorio estándar. Los conciertos fueron el 2, 9, 16 y 23 de febrero, mientras que las semifinales serán los últimos días de marzo. Solo dos bandas llegarán a la final.

En cuanto a la calificación se decidió hacerla lo más simple posible, de forma que cada aspecto de la competencia quedara claro. “No anunciamos al ganador esa misma noche porque queremos que sea una fiesta, donde todos disfruten de estar en el escenario y se escuchen entre sí”.

Todos los fondos que genera Toto Torres con el teatro van a un fondo destinado a seguir produciendo obras. Como este año Teatro Fuego no lanzará ninguna obra, el fondo quedaría intacto. Entonces se decidió lanzar una convocatoria por redes sociales.

Además de las restricciones de edad, los requisitos incluían enviar dos carpetas: una artística y una de producción. En ambas se estipulaba qué documentos debían entregarse, entre ellos presupuestos, cronogramas de ensayo y de presentaciones así como objetivos artísticos y económicos.

“Cuando empecé hubo una suerte de ruptura generacional. Nos sentíamos huérfanos porque no teníamos a quién preguntarle cómo producir nuestras obras o dónde buscar financiamientos. Los teatristas de mi generación tuvieron que reaprender y reinventar muchas cosas, por eso es que la convocatoria fue una forma didáctica de acercar a los nuevos, a los mecanismos formales para hacer viables sus propuestas”, explica el director.

En lo que se diferencia claramente este fondo concursable de los que lanzan diferentes instituciones u organismos no gubernamentales es que no tiene una temática concreta, sino todo lo contrario, busca fomentar la búsqueda creativa de cada grupo. Es por eso que una de las especificaciones es que el grupo debe tener una propuesta artística propia, que salga de lo panfletario o del entretenimiento puro.

A tiempo y con todos los requerimientos —aunque algo desordenados—, se presentaron cuatro grupos. Todos ellos con la intención de poner en escena textos u obras propias. Y ese fue el elemento principal que se tomó en cuenta para elegir al ganador.

“El comité estaba conformado por varias de las personas que aportaron, gente del medio y yo. En los textos que formaban parte de las obras se podía ver que había cosas interesantes, pero también el nivel de madurez de las propuestas. Fue así que llegamos a una decisión unánime”, detalla.

El 11 de febrero se conoció el veredicto: La Perra de la Cloaca Teatro, de La Paz, fue el grupo ganador. Además de acceder al fondo —que se irá entregando a medida que se vayan cumpliendo con los parámetros de sus cronogramas creativo y de producción—, Torres les ofreció hacer seguimiento a su obra.

“La idea es darles guías en todo lo que necesiten. Tal vez clases magistrales de musicalización o algún aspecto específico de producción, todo dependerá de ellos”. Con las presentaciones se cerraría el ciclo y el grupo puede decidir si aporta para que la actividad vuelva a realizarse o no. 

Los grupos de jazz que tocaron en el Thelonious dieron una gran sorpresa, tanto a Carrasco como a los miembros del jurado. Se prepararon bien y —fuera de cumplir sus 20 minutos mínimos— hicieron sets de casi una hora: “El manejo de escenario es clave. Comienzan bastante mal, pero después su energía cambia, se relajan y tienen mucha más interacción con el público”.

Uno de los principales factores por los que jóvenes músicos no se lanzan a hacer jazz es por miedo. Los intimida mucho este género, conocido por su dificultad técnica a la hora de improvisar.

Lo que más sorprendió fue la calidad de los estándar que eligieron, así como de las composiciones. Este espacio logró que personas con pocas oportunidades de mostrar lo que saben probaran un bocado de lo que se siente tocar frente a un público conocedor.

“El concurso ha despertado mucha curiosidad: además de las familias, vienen a verlos sus propios compañeros. Así ven que sí se puede y están comenzando a animarse. Incluso músicos profesionales me han preguntado si pueden participar”.

Este año Carrasco proyecta organizar otras dos o tres marathones, gracias a lo bien que ha resultado ésta. Otro aspecto importante es que se han destapado las carencias de los músicos paceños. La mayor parte estudia en el Conservatorio Plurinacional de Música, que solo tiene una sala de ensayo. Por eso el centro decidió permitir que las bandas inscritas puedan utilizar las suyas.

En este caso, la pasión se impuso frente a la falta de recursos económicos. Otro de los planes del Thelonious es becar y dar a conocer —con conciertos de las bandas que han participado— las habilidades de algunos intérpretes apasionados por este género.

Oportunidades, eso es lo que Carrasco y Torres buscan generar desde la solidaridad que el arte puede construir. La creatividad se abre paso y ambas plataformas se transforman en semilleros de artistas que prometen ser puntos de encuentro entre creadores de diferentes generaciones.

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Mario Ramírez, música en tiempos críticos

El músico lanzó en plena cuarentena ‘InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez’, disco marcado por momentos de tensión, que busca contrarrestar con intimidad y conexión.

/ 27 de mayo de 2020 / 09:03

En noviembre de 2019, Mario Ramírez — compositor nacional, parte del dúo Negro y Blanco— se preparaba para cantar mientras motines policiales comenzaban a estallar en diferentes departamentos de Bolivia. Cuando la tensión en las calles subía, el artista actúo —a puertas cerradas— y compartió con su público 32 composiciones inéditas. En mayo de 2020, mientras el país y diversas partes del mundo todavía lidian con los estragos de la pandemia del COVID 19, el artista lanzó por internet InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez, álbum que contiene 15 de aquella treintena de piezas.

“No fue casual que el álbum estuviera listo durante la cuarentena y nació una necesidad de compartir esas canciones ahora. Es el tiempo perfecto para lanzarlo por plataformas, ya que las personas tienen tiempo para escucharlo tranquilamente en casa. Habla de sanación, familia, pareja… cosas que todos estamos viviendo, en espacios y realidades diferentes. Durante este tiempo el arte, y sobre todo la música, ha mostrado cuánto hacen por nuestro bienestar y es muy lindo sumarse a esa iniciativa”, detalla el compositor, cuyo dúo cumplió 21 años de carrera, también durante la cuarentena.

InEditadas es un proyecto que Negro y Blanco inició ya hace un par de años, con conciertos y la producción del volumen uno, con canciones compuestas por Christian Benítez. Para seleccionar las primeras 50 canciones que podrían ser parte del volumen dos, Ramírez repasó más de 200 piezas suyas que habían quedado grabadas, algo relegadas, en cassettes.

“Algunas no recordaba que existían. Fue un proceso de redescubrimiento, donde me puse a escuchar piezas que había escrito desde 1998, más o menos. Algunas son muy luminosas, otras más complejas y reflejan diferentes etapas de mi vida”.

Que fuesen obras personales fue uno de los parámetros que definió para escoger las que serían parte de los conciertos. La diversidad de géneros y tonos fue lo que le permitió reunir las cincuenta. Luego comenzó a cantárselas a familiares y amigos cercanos para reducir la selección a poco más de una treintena.

“Durante un mes y medio fui mostrándole las canciones a personas cercanas, organizamos guitarreadas y me fueron comentando cómo resonaban con ellos. Con sus comentarios y lo que generaba más sentido en mí, armamos el repertorio que tocamos en cuatro conciertos, junto a Chris (quien abría los shows) y Mauricio Segalez”.

La votación del público en los recitales terminó por concretar qué obras serían parte de InEditadas, vol. 2. Cada asistente votó por sus favoritas y el compositor se comprometió a sacar un disco con las que recibieran más apoyo. El resultado estuvo lleno de sorpresas y algunas coincidencias. Los ritmos folklóricos — Chacarera Bolivia (2016) y Tinku Bolivia (2014)— tuvieron una enorme popularidad, algo esperado por Ramírez. Sin embargo, piezas menos convencionales se ganaron el corazón de su público.

“El inocente (2018) es la primera canción del disco. Por ésa estaba seguro de que no iban a votar, pero entró. Otra, Frente a frente (1998)—que tiene una estructura extraña y un transcurrir casi tenso musicalmente— también fue una de las favoritas. Y casi todos votaron por Del otro lado (1998) una canción que escribí cuando llegué a casa de una guitarreada en la madrugada y vi cómo hay muchas personas cuya vida ya había comenzado. Es una realidad que no siempre queremos ver”, detalla el compositor.

También hubo algunas que deseó que quedaran y no fue así, honró al pie de la letra el compromiso que tenía con sus fanáticos y respetó el resultado. InEditadas vol.2 tiene canciones compuestas desde 1998 hasta 2019, con ritmos que van desde lo folklórico, con huayños y cuecas; hasta zambas, trova y joropos. Fue grabado por Marcelo Torres, con arreglos y edición de Ramírez y Segalez y está disponible en todas las plataformas de streaming.

“Así, como Testimonios, el proyecto de Inéditas tendrá varios volúmenes. Ya estamos trabajando en un repertorio con canciones escritas por Christian y yo, con la misma dinámica, conciertos y discos grabados en vivo. Tal vez hayan más versiones de cada uno también y en medio algún disco de estudio. Lo importante es que hay compos, hay música que queremos seguir compartiendo”.

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Pizza para novatos, secretos de la receta ideal

Un set con ingredientes, masa lista e instrucciones llega directo a los hogares para que amantes de las pizzas puedan aprender a hacerlas en casa

/ 25 de mayo de 2020 / 13:12

Son las siete de la mañana y es lunes. Luego de un clásico fin de semana en cuarentena por la pandemia del COVID-19 —es decir, sin poder salir a la calle—, Sukko Stach espera la llegada de dos amigos suyos que viven cerca de su casa. Estos encuentros no son solo para mitigar la necesidad de contacto, junto a ellos llegarán además masas y salsas.

Ingredientes. El queso que se utiliza ha sido seleccionado después de tres meses de búsqueda. La salsa de la casa es muy sencilla, pues su sabor radica en la nobleza de las materias primas.

“Cada quien tiene sus secretos y sus recetas. Así que nos vemos para intercambiar nuestras masas y salsas y ver qué podemos hacer con lo que ha llegado a nuestras manos. Es una forma de compartir que incluso ha llegado a ser una suerte de competencia en la que tenemos que inventar de todo para tener resultados interesantes con lo que tenemos en casa”, detalla el dueño de la Imilla Alzada (Álvarez Plata 50, Cota Cota), restaurante especializado en productos fermentados: cerveza, vino, sidra y pizza hecha con masa madre.

Estas reuniones —llenas de retos, charlas y pasiones compartidas— son una de las razones por las que decidió que la mejor forma de reactivar las actividades de su restaurante sería creando un set para que los comensales puedan lanzarse a hacer sus propias pizzas. Éste viene con masa para dos pizzas lista para meter al horno, salsa de la casa, queso mozzarella, pepperoni —si se escoge esta opción—, albahaca, pimiento morrón y cebolla, como un toque especial para despertar la creatividad.

“A un panadero no se le queda la masa en las manos. Pero eso luego de hacer miles de pizzas diariamente. La masa que preparamos para enviar —por Mr. Delivery o Yaigo— está pensada para que sea fácil extenderla directamente con los dedos en una lata de horno. Está un poco menos hidratada que la que solemos hacer en la pizzería. También incluimos instrucciones y sugerencias. Normalmente no le ponemos ni pimentón ni cebolla, pero los incluimos para que los clientes experimenten en casa con los diferentes sabores”. Para tener un resultado al estilo de una pizza napolitana, Sukko recomienda, también, precalentar el horno a la mayor temperatura posible y poner la lata en el escalón más alto.

La temperatura del horno asegura que la comida está libre de bacterias y virus; de esta manera y con sus propias manos, los clientes pueden estar seguros de que comen algo delicioso y libre de cualquier patógeno.

Los pedidos se hacen de 15.00 a 16.00 —esto para evitar la saturación de los servicios de entrega—, los envases pueden reutilizarse y todo está empacado para llegar fresco y listo para cocinarse, aunque también se puede dejar en la nevera para intentarlo al día siguiente.

“Durante varios meses trabajé haciendo pizzas caseras antes de abrir la Imilla Alzada, utilizando el horno eléctrico que tengo, que llega a unos 180 grados centígrados. La experiencia que gané así no pagó muchos frutos en el restaurante porque allí tenemos un horno de barro cuya temperatura puede llegar a los 500. En cambio ahora todo eso vuelve y utilicé lo que aprendí para planificar este kit, que es una buena forma de empezar a hacer pizzas en una cocina común”, narra el emprendedor paceño.

Para quienes se sientan un poco más inseguros antes de empezar, en las redes sociales del restaurante podrá encontrar fotografías que ilustran todo el proceso, así como más sugerencias y consejos. La web también está llena de opciones a probar para todos aquellos que tengan algo más de experiencia y quieran crear combinaciones gastronómicas más elaboradas o exóticas.

“Espero que ahora que podrán tocar y probar la calidad de los insumos haya más apreciación por ellos. Pasamos más de tres meses buscando queso de buena calidad, que es el mismo que enviaremos en los sets. Nuestra salsa es una combinación bastante simple pero rica y la masa ha pasado toda la noche reposando. Así, hacer una pizza puede transformarse en algo más. Es una manera de compartir, que además motiva a la creatividad”.

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Con humor, la galería Altamira cierra sus actividades en la Larga Noche de Museos Virtual

El espacio de arte lanzará un tercer video este sábado

/ 22 de mayo de 2020 / 22:02

“El arte sale bien parado de las grandes crisis”, declara contundente Ariel Mustafá, director de Altamira, galería de arte. Lejos de una actitud apocalíptica, el espacio de arte apuesta por el humor y la irreverencia para cerrar su participación en la Larga Noche de Museos Virtual con un video que lanzará este sábado a las 20.00, desde su página de Facebook https://www.facebook.com/altamiragaleria

“El goce estético es lo que nos ha acompañado en esta cuarentena, no estás solo si tienes un cuadro. Tras teletrabajar, el único momento en el puedes encontrarte contigo mismo es a través del arte. Las personas que tienen el privilegio de hacer la cuarentena han escuchado más música, han leído más literatura y creo que todos estamos más sensibles, condición que nos acerca a todo tipo de creación. Sé que será difícil volver al nivel en el que estábamos, pero estoy seguro de que no nos quedaremos con las manos vacías”, detalla Mustafá. 

Fiel a la visión de su director, Altamira produjo un proyecto audiovisual que busca innovar creativamente la manera en que se recorre la galería. Tres videos son parte de esta propuesta. El primero es una presentación, el segundo, una muestra de los cuadros que están en exposición virtual, denominada Cuarentenarte, que permanecerá en los muros de la galería durante un mes una vez que las medidas se flexibilicen.

Y el último, que se lanzará el sábado, es un monólogo que busca reflexionar con irreverencia, humor y nostalgia sobre la cotidianidad en este tiempo extraordinario.

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Convocan al concurso de ensayos Juventud y ciudadanía en tiempos de crisis

El certamen está dirigido a personas de 18 a 24 años. Los textos podrán presentarse hasta el 14 de julio y el primer premio recibirá 1.000 euros.

/ 22 de mayo de 2020 / 17:28

Juventud y ciudadanía en tiempos de crisis es un concurso de ensayo que busca recuperar las reflexiones y propuestas de los jóvenes en relación a los momentos de crisis que ha vivido Bolivia desde los últimos meses del 2019. Podrán participar personas desde los 18 a los 24 años. Además de premios en dinero en efectivo para los dos primeros lugares, los textos elegidos por el jurado serán parte de un libro a publicarse. La fecha límite para enviar los escritos es el 14 de julio.   

“El objetivo del concurso es contribuir al intercambio de visiones, pensamientos y análisis, desde la mirada de la ciudadanía y desde la juventud, particularmente, en este tiempo caracterizado por cambios inesperados, con la idea de generar un espacio de reflexión e intercambio con la sociedad civil. Asimismo, el concurso quiere apoyar el ejercicio ciudadano de los jóvenes, como los actores emergentes, constructores del nuevo país”, explica la nota de prensa de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia, organizadores de esta iniciativa.

1.000 euros recibirá el ganador y 750 el segundo puesto. Participar no tiene costo y solo se podrá enviar un ensayo, obligatoriamente inédito, por persona. Deberá tener 2.500 palabras como mínimo y un máximo de 4.500. Los interesados pueden descargar la convocatoria completa de la página web www.uetrabajandojuntos.org/documentos/  o bien mandar las consultas al mail [email protected]

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Historietistas e ilustradoras nacionales e internacionales se reúnen en un conversatorio, sobre el libro Las viñetas se ilustran en femenino.

Viñetas con Altura organiza esta actividad, centrada en su última publicación en la que participaron 20 autoras

/ 22 de mayo de 2020 / 00:45

El tema de la más reciente versión del Festival Internacional de Historietas Viñetas con Altura fue la mujer. Como resultado, en febrero se publicó “Las viñetas se ilustran en femenino”, una antología que reúne la obra inédita de 20 artistas bolivianas y extranjeras. Ahora, como parte de la Larga Noche de Museos, la asociación Viñetas con Altura organiza un conversatorio virtual con la participación de gran parte de las autoras.

“En esta ocasión contaremos con la intervención de gran parte de las historietistas, ilustradoras y humoristas que fueron parte de esta antología. Ellas hablarán sobre las obras que crearon especialmente para el libro y sobre sus proyectos actuales”, detalla Alexandra Ramírez, directora de la editorial Con Altura —proyecto de la Asociación Viñetas con altura— expresidenta del festival, historietista, ilustradora y animadora nacional.

Alejandra Andrade, Ana Medinacelli, Avril Filomeno, Diana Cabrera, Alejandra Lunik, Susana Villegas, Sofía Cueto, Antagónica Furry y Daniela Peterito, son algunas de las participantes. Además de estar escrito en español “Las viñetas se ilustran en femenino” tiene traducciones al aymara y quechua y contiene códigos QR que se conectan con audios y diferentes elementos interactivos por internet.

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