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‘Compañía’, retrato de un trayecto místico

El documental boliviano está de fiesta: el mediometraje Compañía del cineasta paceño Miguel Hilari —producido por Socavón Cine— fue premiado este mes como Mejor Película en el reconocido Festival Internacional de Cine Visions du Réel en Nyon (Suiza), que congrega a los mejores e innovadores trabajos de este género en todo el mundo. ¿Qué fue lo que vio el jurado en esta película?

“Exactamente, no lo sé —responde Hilari—, intuyo que tiene que ver con decisiones de forma. Como todos los cineastas, trato de encontrar la forma más precisa para expresar algo. En este caso, más que narrar una historia de manera lineal creo que estaba intentando evocar recuerdos, sentimientos. Me interesa seguir por ese camino, siento que aún me falta mucho por desarrollar. Me alegra que el jurado haya encontrado algo en la película, pero creo que a veces en esas decisiones también entran factores completamente impensados y no hay que darle tanta importancia tampoco. Me alegra que el premio haga que la cinta se vea más y que fue premiada el mismo año que Heimat is a space in time, del alemán Thomas Heise, que me parece una película increíble”.

La cinta —un viaje místico durante los primeros días de noviembre— surgió cuando el director de la también premiada El corral y el viento visitó por casualidad la comunidad Compañía (municipio de Aucapata, provincia Muñecas de La Paz) en Todos Santos de 2013. “Me impresionó mucho el lugar, el paisaje, y sobre todo la música de la Cambraya, que se toca en esas fechas. Pude grabar la fiesta durante varios años y fui conociendo a muchas personas sin cuya ayuda no se hubiera hecho nada. En especial Urbano Mamani Lizárraga, quien es el protagonista a veces un poco oculto de la película, a Benita Valero Paucara, a Jaime y a don Leonardo Valero. A través de estos lazos fui filmando muchas cosas, tanto en el campo como en la ciudad, y la película es una especie de colección de momentos de estos años. En el campo normalmente se filma o se saca fotos con la intención de producir recuerdos y me interesaba eso. También creo que me interesaba lo que genera la Cambraya. Hace que la gente recuerde a las personas que ya nos dejaron, invoca sus almas, les permite viajar a este mundo. Es un puente”.

Estéticamente, el filme sigue la línea iniciada por el director en anteriores obras y cuestiona la concepción de lo bello. “En Bolivia hay concepciones de belleza muy diferentes, a veces opuestas. Es bueno cuestionarse eso, y entender que el concepto de belleza de uno puede ser algo muy relativo. Yo tenía la certeza de que la Cambraya es bella, y han habido momentos difíciles durante el proceso en los que esa certeza me ha ayudado, sentía que tenía de dónde agarrarme”.

Lo austero, más aún filmando en el altiplano, forma parte de su discurso. “Filmar con poco, condensar momentos, llegar a la precisión. Pocas imágenes, pocos sonidos y que cada elemento tenga su peso. A veces pienso que las películas están más marcadas por sus modos de producción que por su guion. En este caso, la cinta se fue construyendo a partir del material filmado en un par de años, y eso influye mucho. Me gusta que haya demandado trabajo y paciencia. Esos son valores campesinos”.

Si en el multipremiado documental El corral y el viento —un retrato de Santiago de Okola, el pueblo de donde es la familia de Hilari— el autor ha filmado solo a los familiares que tiene allí, incluyendo además su voz en off compartiendo experiencias personales, en Compañía no aparecen referencias a él. “He decidido filmar con los residentes, es decir con la gente que es del campo pero vive en la ciudad. Más que el retrato de un lugar, quizás es el retrato de un trayecto entre dos lugares”.

Pieza aparte es el afiche promocional que fue pintado por el artista Rubén Pacari, con la técnica que se utiliza para decorar los buses, sobre todo lo de transporte interprovincial e interdepartamental. “Él es impresionante, se ha ganado la vida muchos años pintando buses con aerógrafo, ¿cuántos buses habrá pintado? Nadie sabe. Ni él mismo. Son encargos, pero él tiene un estilo bien particular, medio fantástico. Los mejores buses son suyos. También ha estudiado Artes y se ha licenciado con una tesis sobre luz y sombra en la pintura de Pérez Alcalá. A mí me gustan mucho los buses con pinturas grandes, son como lienzos moviéndose por el paisaje. Entonces lo contacté al Rubén, fui un par de veces a su casa, hablamos sobre el afiche, le compartí algunas fotos que yo había tomado, él armó un boceto en Photoshop y luego lo pintó”.

Como apunte aparte, el realizador de 33 años destaca que el bus rojo llamado Sin Rival, existe. “Es de mi amigo Pajarito, que es un viajero de Muñecas. Pero los caballos y el paisaje ya fueron añadidos, esos sí son una ficción”.

Sobre la difusión, hay varios  festivales que han manifestado su interés por la cinta, pero por el momento no hay confirmaciones. Lo que sí se sabe es que Compañía se estrenará en La Paz, durante el Festival de Cine Radical, que se realizará en septiembre. “Dudo mucho que les interese a las multisalas. En ese caso circulará por los canales alternativos: festivales, cineclubes, aulas, patios, casas. Estaré abierto a cualquier iniciativa para proyectarla y conversar después”, anuncia Hilari.