El final de lobos, leones y dragones
El domingo 19 se emitió el último capítulo de la serie que por ocho temporadas cautivó al público mundial
El domingo 19 de mayo concluyó la octava y última temporada de la serie de Tv Juego de Tronos (Game of Thrones), y está por demás decir que es una de las más vista en todo el mundo en la actualidad, un programa de drama y fantasía medieval creado por David Benioff y D. B. Weiss y producido por la cadena de Tv cable HBO. El argumento se inspiró en las novelas Canción de Hielo y Fuego, escritas por el estadounidense George R. R. Martin, que relata las vivencias de un grupo de personajes de distintas casas nobiliarias en el continente ficticio Poniente para tener el control del Trono de Hierro y gobernar Los Siete Reinos que conforman la región donde viven.
Si bien el estreno de la serie se produjo un 17 de abril de 2011 en Estados Unidos y Canadá, y desde 2015 la transmisión de sus episodios se llevó a cabo de forma simultánea en más de un centenar de países; las negociaciones con George Martin para conseguir los derechos se remontan a 2006. La reunión entre productores y novelista duró cinco horas, de las cuales salió el acuerdo para que el propio Martin aporte algunas ideas en torno a la adaptación de su material por HBO.
Para esos años la televisión por cable experimentaba una evolución en el contenido de sus programas y series, y particularmente HBO, con producciones como Los Soprano y Six Feet Under, había demostrado su capacidad para crear programación original, sofisticada y adulta sin las restricciones de las cadenas tradicionales. Para 2008 el guion del episodio piloto, Winter is Coming, estaba concluido y la filmación comenzó en 2010 bajo la dirección de Tim Van Patten.
A lo largo de ocho temporadas con más de 60 episodios, Juego de Tronos cubre el argumento de las primeras cinco novelas de Martin con ciertas modificaciones, y la adición de material inédito a partir de una descripción del autor sobre los eventos futuros de su universo literario, pues aún no ha escrito los últimos dos libros. Es una de las series más costosas en la historia de la televisión, cuyo rodaje llegó a involucrar hasta cuatro unidades de filmación en paralelo y la producción de efectos visuales requirió de la participación simultánea de hasta 14 estudios en distintos países.
¿Cuál es la razón del éxito de Juego de tronos? No será una respuesta definitiva, pues hasta el momento la serie ha sido analizada en diferentes tesis universitarias por críticos y seguidores de todo el mundo.
Antes de que llegara la adaptación televisiva, los Stark, Lannister, Targaryen ya contaban con una legión de seguidores que había leído el primer libro de Canción de hielo y fuego (titulado, precisamente, Juego de tronos) en todo el mundo, seguimiento que auguraba la buena acogida de la adaptación.
La serie se define por las grandes cifras: comenzó con un presupuesto de $us 5 millones por episodio hasta alcanzar los $us 15 millones en la última temporada. Este presupuesto les permite grabar batallas como las de los bastardos de las casas Stark y Bolton o las luchas de Casa Austera o de Aguas negras. Otro ejemplo es la lucha final contra el Rey de la Noche de la última temporada, aunque pese al presupuesto, para muchos fans fue muy oscura y confusa. Un presupuesto alto no garantiza el éxito sin una buena historia, recordemos que en 2005 HBO hizo una gran inversión en la serie Roma, que costó alrededor de $us 9 millones por episodio y que fue un fracaso que terminó con su cancelación.
Y es que el éxito de una serie está en su narración, personajes y argumentos que presenta en cada temporada. En Juego de Tronos, la variedad de personajes permitió que los guionistas puedan eliminar, por medio de las muertes más variadas, a cualquiera de éstos en cualquier momento. Nadie estuvo a salvo, incluso quienes puedan parecer imprescindibles.
En cuanto a la trama, la serie combina una vertiente realista con estrategias políticas, intrigas palaciegas y casas enfrentadas por el poder. El libro Ganar o morir lecciones de política en Juego de Tronos plantea que la política no es un telón de fondo o una posible lectura implícita, sino el corazón mismo de la trama, lo cual constituye una anomalía. Su escenario es ante todo en el que el poder está en disputa y en el que el carácter moral de cada protagonista se revela precisamente en el modo en cómo se disputa ese poder.
En la serie se exploran otros temas como la corrupción casi inevitable del poder, que deriva con demasiada facilidad en el absolutismo, la incapacidad de mantener unos estándares morales en tiempos de guerra, las cualidades que conforman a un buen líder —¿desear o no desear el poder?— o la importancia de la mitología y los símbolos que unen comunidades. También ofrece contrastes: la magia contra la razón, el bien contra el mal, el capricho del destino contra el poder del esfuerzo. En un determinado momento de las temporadas, la religión definió y moldeó el sendero sobre el cual se desenvuelven varios personajes. Además, como buena ficción de la Tv de cable estadounidense, hay altas dosis de violencia y, por supuesto, desnudos y sexo.
Otro factor de éxito para la serie fue el poder femenino. “En Juego de tronos, o ganas o mueres”. La frase la dijo Cersei en la primera temporada. La maquiavélica Lannister tenía claro de qué iba la historia, que en el penúltimo capítulo demostró que no era tan fría como nos hizo creer a lo largo de todas las temporadas. Ella es solo una de las mujeres que avalan el que Juego de Tronos, en contra de las apariencias, se pueda considerar en muchos aspectos una serie de tinte feminista.
Las mujeres acumularon poder como es el caso de Sansa Stark, que representa la fuerza del sentido común que fue evolucionando de una muchacha inocente a un ser con inteligencia y astucia, que en las casas de apuestas como Skybet, BetVictor, es una de las candidatas a quedarse con el trono.
Arya Stark es otro de los personajes que a lo largo de las temporadas cambió de una simple joven que deseaba ser caballero a una letal asesina, hasta convertirse en la heroína de la Larga Noche y quien al matar el Rey de la Noche, demostró que no era el verdadero monstruo de Juego de Tronos.
Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones y, de manera más informal, Dany, se ha convertido en un ícono feminista, pese a los últimos acontecimientos en el penúltimo capítulo titulado Las campanas. A lo largo de ocho temporadas, la Khaleesi logró empoderarse a sí misma como mujer vulnerable en un mundo terrible para ellas. Logró empoderar a los esclavos en un mundo esclavista. Con todo ello se instituyó como líder legítima que debe sentarse en el Trono de Hierro, aunque los últimos acontecimientos digan que no es la más calificada para ello.
La ficción está poblada de personajes turbios con los que es fácil conectar o a los que odiar. Espectadores hombres y mujeres pueden engancharse por igual a una historia en la que ellas son igual de malvadas que ellos.
Un detalle importante en una producción televisiva de este calibre y con tanto seguimiento es la de lanzar a la fama a sus actores principales, muchos de ellos desconocidos. Para Kit Harington (Jon Nieve), Sophie Turner (Sansa Stark) y Maisie Williams (Arya Stark), Juego de Tronos fue su primera experiencia como actores. Emilia Clarke (Daenerys Targaryen) solo había hecho roles desconocidos ante la cámara, y para otros, como Lena Headey (Cersei Lannister), Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister) y Peter Dinklage (Tyrion Lannister), ha sido el trampolín definitivo al estrellato.
A un capítulo para terminar la serie, los fans esperan que el final no quede por debajo de lo realizado todos estos años y es que lo peor del final de Juego de Tronos es precisamente eso: los productores tuvieron que culminar una historia que ni siquiera su propio autor ha cerrado y cuya expectativa es tan grande que sobrepasa las fronteras y límites en un mundo tan interconectado que, a diferencia de otras series que tuvieron similares características, es la primera que se enfrenta a la interacción de las redes sociales.