La obra de Luis Zilveti (La Paz, 1942) apela a una mirada atenta. Las figuras abstractas contrastan con la claridad de los títulos, conexión que da pistas para interpretar su propuesta, así lo percibe Ariel Mustafá, director de Altamira (José María Zalles 834, San Miguel), galería en la que la muestra Pinturas y dibujos recientes, de la abstracción de la figura hacia la imagen de su efímera presencia permanecerá hasta el 10 de junio.
Las 30 obras se dividen en pinturas al óleo y dibujos en diferentes técnicas (tinta, café, acuarela). Las primeras crean “un ambiente celebratorio, que relaciono al origen, con soles de diferentes colores. De ellas, dos cuadros son la excepción, que hablan sobre la migración”, detalla Mustafá.
Los dibujos, en cambio, exploran retratos que muestran gestos introspectivos y reflexivos, que nacen de un mundo interior que mantiene su misterio.
El músico lanzó en plena cuarentena ‘InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez’, disco marcado por momentos de tensión, que busca contrarrestar con intimidad y conexión.
En noviembre de 2019, Mario Ramírez — compositor nacional, parte del dúo Negro y Blanco— se preparaba para cantar mientras motines policiales comenzaban a estallar en diferentes departamentos de Bolivia. Cuando la tensión en las calles subía, el artista actúo —a puertas cerradas— y compartió con su público 32 composiciones inéditas. En mayo de 2020, mientras el país y diversas partes del mundo todavía lidian con los estragos de la pandemia del COVID 19, el artista lanzó por internet InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez, álbum que contiene 15 de aquella treintena de piezas.
“No fue casual que el álbum estuviera listo durante la cuarentena y nació una necesidad de compartir esas canciones ahora. Es el tiempo perfecto para lanzarlo por plataformas, ya que las personas tienen tiempo para escucharlo tranquilamente en casa. Habla de sanación, familia, pareja… cosas que todos estamos viviendo, en espacios y realidades diferentes. Durante este tiempo el arte, y sobre todo la música, ha mostrado cuánto hacen por nuestro bienestar y es muy lindo sumarse a esa iniciativa”, detalla el compositor, cuyo dúo cumplió 21 años de carrera, también durante la cuarentena.
InEditadas es un proyecto que Negro y Blanco inició ya hace un par de años, con conciertos y la producción del volumen uno, con canciones compuestas por Christian Benítez. Para seleccionar las primeras 50 canciones que podrían ser parte del volumen dos, Ramírez repasó más de 200 piezas suyas que habían quedado grabadas, algo relegadas, en cassettes.
“Algunas no recordaba que existían. Fue un proceso de redescubrimiento, donde me puse a escuchar piezas que había escrito desde 1998, más o menos. Algunas son muy luminosas, otras más complejas y reflejan diferentes etapas de mi vida”.
Que fuesen obras personales fue uno de los parámetros que definió para escoger las que serían parte de los conciertos. La diversidad de géneros y tonos fue lo que le permitió reunir las cincuenta. Luego comenzó a cantárselas a familiares y amigos cercanos para reducir la selección a poco más de una treintena.
“Durante un mes y medio fui mostrándole las canciones a personas cercanas, organizamos guitarreadas y me fueron comentando cómo resonaban con ellos. Con sus comentarios y lo que generaba más sentido en mí, armamos el repertorio que tocamos en cuatro conciertos, junto a Chris (quien abría los shows) y Mauricio Segalez”.
La votación del público en los recitales terminó por concretar qué obras serían parte de InEditadas, vol. 2. Cada asistente votó por sus favoritas y el compositor se comprometió a sacar un disco con las que recibieran más apoyo. El resultado estuvo lleno de sorpresas y algunas coincidencias. Los ritmos folklóricos — Chacarera Bolivia (2016) y Tinku Bolivia (2014)— tuvieron una enorme popularidad, algo esperado por Ramírez. Sin embargo, piezas menos convencionales se ganaron el corazón de su público.
“El inocente (2018) es la primera canción del disco. Por ésa estaba seguro de que no iban a votar, pero entró. Otra, Frente a frente (1998)—que tiene una estructura extraña y un transcurrir casi tenso musicalmente— también fue una de las favoritas. Y casi todos votaron por Del otro lado (1998) una canción que escribí cuando llegué a casa de una guitarreada en la madrugada y vi cómo hay muchas personas cuya vida ya había comenzado. Es una realidad que no siempre queremos ver”, detalla el compositor.
También hubo algunas que deseó que quedaran y no fue así, honró al pie de la letra el compromiso que tenía con sus fanáticos y respetó el resultado. InEditadas vol.2 tiene canciones compuestas desde 1998 hasta 2019, con ritmos que van desde lo folklórico, con huayños y cuecas; hasta zambas, trova y joropos. Fue grabado por Marcelo Torres, con arreglos y edición de Ramírez y Segalez y está disponible en todas las plataformas de streaming.
“Así, como Testimonios, el proyecto de Inéditas tendrá varios volúmenes. Ya estamos trabajando en un repertorio con canciones escritas por Christian y yo, con la misma dinámica, conciertos y discos grabados en vivo. Tal vez hayan más versiones de cada uno también y en medio algún disco de estudio. Lo importante es que hay compos, hay música que queremos seguir compartiendo”.
Son las siete de la mañana y es lunes. Luego de un clásico fin de semana en cuarentena por la pandemia del COVID-19 —es decir, sin poder salir a la calle—, Sukko Stach espera la llegada de dos amigos suyos que viven cerca de su casa. Estos encuentros no son solo para mitigar la necesidad de contacto, junto a ellos llegarán además masas y salsas.
“Cada quien tiene sus secretos y sus recetas. Así que nos vemos para intercambiar nuestras masas y salsas y ver qué podemos hacer con lo que ha llegado a nuestras manos. Es una forma de compartir que incluso ha llegado a ser una suerte de competencia en la que tenemos que inventar de todo para tener resultados interesantes con lo que tenemos en casa”, detalla el dueño de la Imilla Alzada (Álvarez Plata 50, Cota Cota), restaurante especializado en productos fermentados: cerveza, vino, sidra y pizza hecha con masa madre.
Estas reuniones —llenas de retos, charlas y pasiones compartidas— son una de las razones por las que decidió que la mejor forma de reactivar las actividades de su restaurante sería creando un set para que los comensales puedan lanzarse a hacer sus propias pizzas. Éste viene con masa para dos pizzas lista para meter al horno, salsa de la casa, queso mozzarella, pepperoni —si se escoge esta opción—, albahaca, pimiento morrón y cebolla, como un toque especial para despertar la creatividad.
“A un panadero no se le queda la masa en las manos. Pero eso luego de hacer miles de pizzas diariamente. La masa que preparamos para enviar —por Mr. Delivery o Yaigo— está pensada para que sea fácil extenderla directamente con los dedos en una lata de horno. Está un poco menos hidratada que la que solemos hacer en la pizzería. También incluimos instrucciones y sugerencias. Normalmente no le ponemos ni pimentón ni cebolla, pero los incluimos para que los clientes experimenten en casa con los diferentes sabores”. Para tener un resultado al estilo de una pizza napolitana, Sukko recomienda, también, precalentar el horno a la mayor temperatura posible y poner la lata en el escalón más alto.
La temperatura del horno asegura que la comida está libre de bacterias y virus; de esta manera y con sus propias manos, los clientes pueden estar seguros de que comen algo delicioso y libre de cualquier patógeno.
Los pedidos se hacen de 15.00 a 16.00 —esto para evitar la saturación de los servicios de entrega—, los envases pueden reutilizarse y todo está empacado para llegar fresco y listo para cocinarse, aunque también se puede dejar en la nevera para intentarlo al día siguiente.
“Durante varios meses trabajé haciendo pizzas caseras antes de abrir la Imilla Alzada, utilizando el horno eléctrico que tengo, que llega a unos 180 grados centígrados. La experiencia que gané así no pagó muchos frutos en el restaurante porque allí tenemos un horno de barro cuya temperatura puede llegar a los 500. En cambio ahora todo eso vuelve y utilicé lo que aprendí para planificar este kit, que es una buena forma de empezar a hacer pizzas en una cocina común”, narra el emprendedor paceño.
Para quienes se sientan un poco más inseguros antes de empezar, en las redes sociales del restaurante podrá encontrar fotografías que ilustran todo el proceso, así como más sugerencias y consejos. La web también está llena de opciones a probar para todos aquellos que tengan algo más de experiencia y quieran crear combinaciones gastronómicas más elaboradas o exóticas.
“Espero que ahora que podrán tocar y probar la calidad de los insumos haya más apreciación por ellos. Pasamos más de tres meses buscando queso de buena calidad, que es el mismo que enviaremos en los sets. Nuestra salsa es una combinación bastante simple pero rica y la masa ha pasado toda la noche reposando. Así, hacer una pizza puede transformarse en algo más. Es una manera de compartir, que además motiva a la creatividad”.
“El arte sale bien parado de las
grandes crisis”, declara contundente Ariel Mustafá, director de Altamira,
galería de arte. Lejos de una actitud apocalíptica, el espacio de arte apuesta
por el humor y la irreverencia para cerrar su participación en la Larga Noche
de Museos Virtual con un video que lanzará este sábado a las 20.00, desde su
página de Facebook https://www.facebook.com/altamiragaleria
“El goce estético es lo que nos
ha acompañado en esta cuarentena, no estás solo si tienes un cuadro. Tras
teletrabajar, el único momento en el puedes encontrarte contigo mismo es a
través del arte. Las personas que tienen el privilegio de hacer la cuarentena
han escuchado más música, han leído más literatura y creo que todos estamos más
sensibles, condición que nos acerca a todo tipo de creación. Sé que será difícil
volver al nivel en el que estábamos, pero estoy seguro de que no nos quedaremos
con las manos vacías”, detalla Mustafá.
Fiel a la visión de su director,
Altamira produjo un proyecto audiovisual que busca innovar creativamente la
manera en que se recorre la galería. Tres videos son parte de esta propuesta.
El primero es una presentación, el segundo, una muestra de los cuadros que
están en exposición virtual, denominada Cuarentenarte, que permanecerá en los
muros de la galería durante un mes una vez que las medidas se flexibilicen.
Y el último, que se lanzará el
sábado, es un monólogo que busca reflexionar con irreverencia, humor y
nostalgia sobre la cotidianidad en este tiempo extraordinario.
Juventud y ciudadanía en tiempos de crisis es un concurso de
ensayo que busca recuperar las reflexiones y propuestas de los jóvenes en
relación a los momentos de crisis que ha vivido Bolivia desde los últimos meses
del 2019. Podrán participar personas desde los 18 a los 24 años. Además de
premios en dinero en efectivo para los dos primeros lugares, los textos
elegidos por el jurado serán parte de un libro a publicarse. La fecha límite
para enviar los escritos es el 14 de julio.
“El objetivo del concurso es contribuir al intercambio de
visiones, pensamientos y análisis, desde la mirada de la ciudadanía y desde la
juventud, particularmente, en este tiempo caracterizado por cambios
inesperados, con la idea de generar un espacio de reflexión e intercambio con
la sociedad civil. Asimismo, el concurso quiere apoyar el ejercicio ciudadano
de los jóvenes, como los actores emergentes, constructores del nuevo país”,
explica la nota de prensa de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia,
organizadores de esta iniciativa.
1.000 euros recibirá el ganador y 750 el segundo puesto.
Participar no tiene costo y solo se podrá enviar un ensayo, obligatoriamente
inédito, por persona. Deberá tener 2.500 palabras como mínimo y un máximo de
4.500. Los interesados pueden descargar la convocatoria completa de la página
web www.uetrabajandojuntos.org/documentos/
o bien mandar las consultas al mail [email protected]
El tema de la más reciente
versión del Festival Internacional de Historietas Viñetas con Altura fue la
mujer. Como resultado, en febrero se publicó “Las viñetas se ilustran en
femenino”, una antología que reúne la obra inédita de 20 artistas bolivianas y
extranjeras. Ahora, como parte de la Larga Noche de Museos, la asociación
Viñetas con Altura organiza un conversatorio virtual con la participación de
gran parte de las autoras.
“En esta ocasión contaremos con
la intervención de gran parte de las historietistas, ilustradoras y humoristas
que fueron parte de esta antología. Ellas hablarán sobre las obras que crearon
especialmente para el libro y sobre sus proyectos actuales”, detalla Alexandra
Ramírez, directora de la editorial Con Altura —proyecto de la Asociación
Viñetas con altura— expresidenta del festival, historietista, ilustradora y
animadora nacional.
Alejandra Andrade, Ana
Medinacelli, Avril Filomeno, Diana Cabrera, Alejandra Lunik, Susana Villegas,
Sofía Cueto, Antagónica Furry y Daniela Peterito, son algunas de las participantes.
Además de estar escrito en español “Las viñetas se ilustran en femenino” tiene
traducciones al aymara y quechua y contiene códigos QR que se conectan con
audios y diferentes elementos interactivos por internet.