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El manto gótico de ‘Batman’ de Burton

Hace 30 años se estrenó la cinta protagonizada por Michael Keaton , abriendo la puerta de Hollywood al exitoso género de superhéroes.

/ 19 de junio de 2019 / 10:30

El género de superhéroes en cine y Tv hoy vive sus mejores tiempos, con películas taquilleras y en streaiming. Es normal el triunfo de cintas como Avengers Endgame o a series de Tv como Arrow, Flash, Daredevil o Punisher. Pero hubo un tiempo en el que Hollywood no se atrevía a apoyar a los héroes del cómic hasta que llegó Batman de Tim Burton.

Si Superman (1978) de Richard Donner fue el primer gran éxito de los superhéroes en la pantalla grande, casi diez años después, el detective más famoso del mundo conquistó la taquilla y demostró los alcances de este nuevo género.

Batman se estrenó el 13 de junio de 1989 y logró ventas de taquilla por $us 43,6 millones en 2.194 salas de cine en su primer fin de semana. Al final recaudó más de $us 400 millones y recibió nominaciones a los premios Saturn, Globos de Oro y ganó el Oscar a la Mejor Dirección Artística.

Una película del caballero de la noche ya se preparaba en 1979 tras el éxito de Superman The Movie. Se barajaron varios guiones. Batman in Outer Space fue una saga fílmica basada en seis historias que en su reedición llevaron el título de Batman: Strange Apparitions. Mucho después Tom Mankiewicz escribió el guion para The Batman: la historia trataba sobre el origen de Bruce Wayne y de Dick Grayson, e incluía al Joker y a Rupert Thorne como villanos. Mientras se mantuvo viva la idea, varios nombres fueron propuestos. Mankiewicz deseaba un actor desconocido para el rol principal; los productores querían a Bill Murray como Batman y a Michael J. Fox  como Robin.

Nueve escritores reescribieron el guion sin poder evitar el tono de la serie de Tv, aunque el original de Mankiewicz se mantuvo como guía del proyecto.

En 1986, Warner Bros consideró nuevamente llevar a Batman al cine, para ello contrató a Tim Burton y a Steve Englehart para la dirección y para escribir el guion, respectivamente. En primera instancia se quería que Joker, Pingüino y Robin estén en el filme, pero al final Warner vio que con el sanguinario payaso era más que suficiente. Burton no estaba convencido con el guion y contrató a Sam Hamm para editarlo; apareciendo el villano Carl Grisomm y la periodista Vicki Vale.

Para el papel principal se pensó en Mel Gibson, Kevin Costner, Charlie Sheen, Pierce Brosnan, Tom Selleck, Harrison Ford, Dennis Quaid y Bill Murray. Burton estaba interesado en el entonces desconocido Ray Liotta, pero el productor Jon Petersle lo convenció para que escoja a Michael Keaton, diciéndole que a pesar de hacer comedia, en el fondo tenía una actitud nerviosa y atormentada, con lo que el director estuvo de acuerdo. La elección de Keaton desató controversia: la Warner recibió más de 500.000 cartas de protesta, pero el tiempo daría la razón a los productores y al director; Keaton es considerado como uno de los mejores intérpretes de Batman.

Para Joker se habló de Brad Dourif, Tim Curry, Willem Dafoe, John Lithgow, David Bowie y James Woods; hasta Robin Williams expresó su deseo de hacer el papel. Bob Kane, creador de Batman y supervisor del filme, quería a Jack Nicholson por el gran parecido que él consideraba que tenía con el personaje. Tras una ardua negociación, el actor logró un pago de $us 6 millones, así como un gran porcentaje de la recaudación de taquilla. Un dato curioso fue que el papel de Thomas Wayne fue ofrecido a Adam West, quien había interpretado a Batman en la serie, pero lo rechazó porque quería seguir con el manto del murciélago.

Batman (1989) es un filme revolucionario porque demostró que se podían realizar grandes producciones hollywoodenses con personalidad y un espíritu independiente, estableciendo un sello y la reinterpretación de personajes, separando al héroe de la imagen de los 60, llevándolo a lo más alto y recordable. Burton supo tomar lo mejor del expresionismo alemán y adaptarlo junto al estilo gótico en la estética del filme. Esto se puede observar en la escenografía y los personajes, con más notoriedad en Batman Returns (1992). Un ejemplo claro es el recorrido del batimóvil por un bosque que tiene árboles con características del expresionismo.

La ciudad representada por Burton resulta una simbiosis entre su arquitectura y sus arquetipos (villanos desfigurados, policías corruptos y gente sin esperanza).

El paisaje es tan oscuro y tenebroso como su guardián. Su silueta es como una extensión de la ciudad, como si ésta cobrara vida y —manifestando voluntad, harta de todas sus problemáticas— buscase combatirlas por sí sola. El concepto manejado en este filme se convirtió en un recurso permanente en la concepción del personaje.

La banda sonora fue otro elemento que repercutió y repercute en nuestros días. Burton contrató a Danny Elfman para componer la música. Éste mencionó en una entrevista que para poder encontrar su inspiración leyó The Dark Knight Returns. La contratación del músico Prince para componer los últimos temas le dieron un toque especial al filme, el tema Batdance alcanzó el número uno en EEUU y se convirtió en el cuarto sencillo número uno de artista en el mismo país.

Batman fue una de las primeras películas que mostraba dos pistas de sonido que tuvieron éxito. En 1992, varios temas del filme volvieron a usarse en Batman: la serie snimada. La película Liga de la Justicia, de 2017, utilizó fragmentos musicales de Batman de Burton, sugiriendo que el Batman actual es el mismo de 1989.El goticismo de su escenografía, junto a la densidad musical de la partitura de Danny Elfman permitieron crear ambientes comparables a los hitos de Blade Runner o Alien.

Pero la principal contribución  del Batman de Burton fue la irrupción de un nuevo estilo en la imaginería heroica del cine estadounidense. Este Batman abandonó la ligereza de la lycra del hombre de acero para atiborrar al murciélago en una armadura pesada, tan densa como la irrespirable y opresiva atmósfera de Gotham. El mundo de los superhéroes pasó de centrarse en la dialéctica luz/oscuridad al dominio total de esta última: el propio héroe era siniestro. La idea del bien sobrevive, pero solo bajo los disfraces inventados por el mal.

El director aborda al personaje desde sus matices más oscuros, narrando en cierta manera sus orígenes y motivaciones. El protagonista, un outsider (forastero) en toda regla, solitario e incomprendido, lleno de melancolía y sed de venganza por la muerte de sus padres en un oscuro callejón. Lamentablemente, ese goticismo que fue su mejor hallazgo, pesó también en el criterio de la productora a la hora de invitar a Burton a abandonar el proyecto tras la secuela de 1992.

Son 30 años desde el estreno de Batman. A principios de mayo se volvió a mostrar el filme en varias salas, pues mantiene vivo el interés de las nuevas generaciones. Su impacto en la cultura popular se debe a que su historia muestra los juegos de poder en las democracias actuales y los dilemas morales que tienen, hasta hoy, los ciudadanos.

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100 años de ‘El gabinete del Dr. Caligari’

El 26 de febrero de 1920, Robert Wiene estrenó la película fundacional del cine de terror y el expresionismo.

/ 11 de marzo de 2020 / 10:29

Pocas películas pueden llegar a cumplir 100 años y mantener la frescura en su horror deleitable, pese a ser muda. Este es el caso de El gabinete del Dr. Caligari, película alemana que fue estrenada un 26 de febrero de 1920 en el cine Marmorhaus de Berlín. Esta joya del expresionismo alemán es considerada como la primera gran película de terror de la historia del cine.

El gabinete del Dr. Caligari fue dirigida por Robert Wiene, aunque originalmente Fritz Lang fue el director tomado en cuenta, Wiene pasaría a la historia del cine únicamente por este título. El guion fue de Hans Janowitz y Carl Mayer y está basado en hechos reales. La idea surgió por una serie de sucesos que vivieron ambos a lo largo de sus vidas.

Según el escritor Adrián Sánchez, uno de los autores de la obra El gabinete del Dr. Caligari. El libro del centenario, a Janowitz le surgió la idea al observar a una mujer en una feria. “Janowitz la siguió, pero la perdió de vista cuando se metió por unos arbustos, de los cuales luego salió un hombre. Al día siguiente leyó en la prensa que la muchacha había sido asesinada en la feria y el hecho le chocó profundamente”, añade Sánchez.

El otro guionista, Mayer, proporcionó otros elementos a la trama, que fueron el resultado de rememorar un examen psiquiátrico que pasó durante la guerra. Otro suceso que contribuyó a la historia aconteció cuando ambos guionistas visitaron un circo en Kantstrasse, Berlín, y vieron el acto llamado ¿Hombre o máquina?, en el cual un hombre ejecuta hazañas de gran fuerza después de ser hipnotizado. Esa noche fue cuando visualizaron la historia de Caligari.

Los escritores contaron la historia de un loco hipnotista, el doctor Caligari (Werner Krauss), que usa a un sonámbulo Cesare (Conrad Veidt) —que es capaz de predecir la muerte— para cometer asesinatos. Tras la muerte sospechosa de su amigo Alan (Heinrich von Twardoswki), Franzis (Friedrich Feher) comienza a investigar al doctor. Entre 1920 y 1922  la película fue proyectada en casi todo el mundo convirtiéndose en un fenómeno internacional; siendo bien recibida en Estados Unidos, Francia y Japón, proyectando fuera de sus fronteras un cine fantástico alemán que comenzaba su andadura antes de estallar la I Guerra Mundial.

El gabinete del doctor Caligari hace uso del “Rahmenerzählung”, o narración enmarcada (técnica literaria que consiste en la inclusión de uno o varios relatos dentro de una narración principal). ​ Un prólogo y un epílogo establecen el cuerpo principal del filme como una escena retrospectiva.

Robert Wiene y su equipo de dirección artística apostaron por una escenografía atrevida, basada en geometrías casi imposibles, que conectaba con el expresionismo. Un estilo oscuro, bizarro y retorcido; donde los escenarios son dominados por formas puntiagudas, líneas curvas y oblicuas, con calles y sendas estrechas en forma de espiral, además de paisajes que se inclinan y retuercen en ángulos inusuales que crean la sensación de que todo puede implosionar.

Roger Ebert, crítico de cine, lo describió como “un dentado paisaje de ángulos agudos y muros y ventanas inclinadas, escaleras que escalan locas diagonales, árboles con hojas puntiagudas, pasto que parece un conjunto de cuchillos”.

La escenografía se caracterizó por el trazo de pintura negra, los paisajes de Holstenwall fueron pintados en lienzo que reflejaban una sensación de perspectiva y tridimensionalidad al espectador. Las edificaciones tomaron elementos de la arquitectura cubista que junto con las sombras y oscuridad de los callejones otorgan al filme un aire de que los escenarios están vivos.

Asimismo, el escritor de Expressionismus und Film, Rudolf Kurtz, escribió: “la fuerza dinámica de los objetos aúlla su deseo de ser creados”. Las habitaciones muestran ventanas con marcos distorsionados, puertas que no son cuadradas, y sillas que son muy altas. Extraños diseños y figuras son pintadas en los muros de los corredores, los árboles del exterior tienen ramas retorcidas muy parecidas a los tentáculos de un pulpo.

El resultado fue una delicia para amantes de la imagen siniestra y embriagante: juegos de desproporción, paredes de ángulos extraños, paisajes de aspecto surrealista, confusión entre objetos pintados que están en la escena. Todo esto se logró con un bajo presupuesto que permitió la realización de un filme de aspecto artístico. Hoy en día, la película de Robert Wiene es considerada el punto final del expresionismo temprano.

Para la profesora de historia del cine en la Universidad de Valencia Áurea Ortiz Villeta, El gabinete del Dr. Caligari “Supone la más completa adaptación del expresionismo al cine y, de hecho, es como una pintura expresionista en movimiento. Crea un espacio agresivo y hostil, en el que todo parece pinchar y agredir, un espacio verdaderamente de pesadilla con una carga emocional impresionante”.

Con los traumas y malestar, aún latentes, de la I Guerra Mundial, la película de Wiene adquirió significación política más allá del goce estético y del juego narrativo. El teórico Siegfried Kracauer, al realizar un ensayo psicológico del cine alemán de entreguerras señaló que el filme representaba una anticipación del régimen nazi de violencia y control de la conducta. Kracauer escribió: “Caligari expone al alma vacilante entre la tiranía y el caos, y enfrentando una difícil situación: cualquier escape de la tiranía parece lanzarla a un estado de total confusión”. Esa tesis fue más tarde desmentida, al menos en parte.

Algo que no se puede negar es cómo el cine alemán llenó las pantallas con figuras de horror y terror durante esos años, y cómo otros cineastas diseñaron asesinos y tiranos en el cine, incitando a la violencia y la destrucción. En ese sentido, actualmente aún se discute sobre si los rasgos del Dr. Caligari no son reconocibles en Adolf Hitler, y si el sonámbulo simboliza al pueblo alemán que, años más tarde, se dejó llevar hacia un gran genocidio, el Holocausto y la destrucción de toda su nación.

Al respecto, la profesora Ortiz Villeta, cree que la lectura “altamente política” que se hace del filme tiene la influencia de sucesos posteriores en Alemania y que el estudio de Kracauer ha influido para ver de otra manera a la película. Aunque coincide en que el aumento de monstruos, seres malignos y mentes criminales que ofrece el cine alemán de esos años ha permitido relacionar a Caligari y otras películas con el ascenso del nazismo; es “muy atractivo, pero, tal vez, muy arriesgado”, concluye.

Ha pasado un siglo y este filme es considerado como uno de los filmes capitales en romper con la tendencia hacia el realismo, es una de las primeras películas que se conocen con un giro final: Con su producción se hizo posible la existencia de un cine de vocación artística que fuera comercial al mismo tiempo; la lista de logros y anécdotas podría continuar ante lo que solo se puede concluir que El gabinete del Dr. Caligari sigue y seguirá suscitando pesadillas en los que la ven por primera vez.

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Friends, 25 años en pantalla

La icónica comedia de situación marcó el modo de vida de la década de 1990.

/ 2 de octubre de 2019 / 00:00

Un 22 de septiembre de 1994 la cadena NBC estrenó la sitcom (comedia de situación) más emblemática de la década de los 90 y que marcó un antes y un después en el género televisivo. Con 10 temporadas de vida, Friends (“Amigos”) fue creada y producida por Marta Kauffman y David Crane.

La serie trata sobre la vida de un grupo de amigos que son: Chandler Bing (Matthew Perry), el perdedor encantador, el tipo con el chiste adecuado para cada momento; Phoebe Buffay (Lisa Kudrow), la chica típica del estilo de Nueva York, ruda y fuerte, tanto física como mentalmente; Monica Geller (Courteney Cox), la chica estructurada que se preocupa por los demás y la mirada ajena; Ross Geller (David Schwimmer), el inteligente del grupo de carácter dulce, a menudo socialmente torpe; Rachel Green (Jennifer Aniston), “la niña malcriada de papá” que con el nacimiento de su hija deja de ser tan egocéntrica; y Joey Tribbiani (Matt LeBlanc), el mujeriego incurable y simplote, el ítaloamericano que quiere triunfar como actor. Ellos viven en Manhattan, Nueva York; en sus historias suceden tanto buenos como malos momentos, pero con una crítica cómica de los hechos más trascendentales de la actualidad. Fue un éxito inmediato en los EEUU y, después, en el resto del mundo.

Si bien los productores no quisieron encasillar la serie para una generación, muchos de sus capítulos muestran la cara amable de la generación X. Justo cuando varios programas aprovechaban el caos que trajo la muerte de Kurt Cobain. Los personajes provenían de hogares inestables, no existía estabilidad laboral, querían romper el lazo parental, todo ello acompañado de las risas de fondo. El escritor Adam Sternbergh, en un artículo para New York Magazine, afirmó:

“Friends no solo nació en los años 90, sino que, en retrospectiva, puede encarnar esa década más completamente que cualquier otro programa de televisión”.

Muchas estrellas del cine y la Tv aparecieron en la serie: Brad Pitt, George Clooney, Noah Wyle, Bruce Willis, Julia Roberts, Susan Sarandon, Ralph Lauren, Jean-Claude Van Damme, Anna Faris, Alec Baldwin, Dakota Fanning, Sean Penn, Gary Oldman, Winona Ryder, Jennifer Coolidge, Robin Williams, Billy Crystal, Freddie Prinze Jr., Reese Witherspoon, Hank Azaria, Paul Rudd, Giovanni Ribisi, Kathleen Turner, Christina Applegate, Tom Selleck, Maggie Wheeler, Charlie Sheen y otros.

La recepción de la crítica fue variada. En un comienzo algunos la catalogaron como la nueva aspirante a Seinfeld, para otros fue la mejor serie de comedia de la temporada. A medida que avanzaba los juicios se volvieron más positivos y Friends se convirtió en una de las comedias de situación más populares. La crítica en algunos momentos fue dura, pero casi todos coincidieron que el éxito de la serie se debió a la gran química entre sus protagonistas. Friends apareció en la lista de los 100 mejores programas de Tv de todos los tiempos de Time. En marzo de 2019, fue considerada por The Hollywood Reporter como la mejor serie de la historia,​ siendo también votada en 2018, según Ranked, como la mejor comedia de situación de todos los tiempos.

El impacto cultural de la serie fue y es grande, motivo por el cual fue investigado. Por ejemplo, el peinado de Aniston, apodado The Rachel, marcó tendencias en diferentes peluquerías del mundo. La frase de Joey, “How you doin?” (¿Cómo te va?), se convirtió en parte de la jerga del inglés occidental, a menudo utilizada como línea de recogida o para saludar a los amigos. La serie también influyó en el idioma inglés, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Toronto que encontró que los personajes usaban la palabra destacada “así” para modificar los adjetivos con más frecuencia que cualquier otro intensificador. Aunque la preferencia ya había hecho su camino en la lengua vernácula estadounidense, el uso en la serie puede haber acelerado el cambio.

La cafetería Central Perk, lugar de encuentro y uno de los principales escenarios de la serie, ha inspirado varias imitaciones en todo el mundo. Incluso el empresario iraní Mojtaba Asadian comenzó una franquicia, registrando el nombre en 32 países. En La Paz podemos encontrar el Central Perk frente a la plaza España, un emprendimiento de dos hermanas fanáticas de la serie.

Si bien Friends fue el exponente cabal de las nuevas formas de consumo televisivo en la década de los 90, actualmente la serie se volvió más lucrativa que en sus mejores días. En 2015, Netflix incorporó la serie a su programación y tan solo este 2019, hasta el momento, desembolsó 100 millones de dólares. Este flujo de dinero abrió los ojos de Warner Media, la dueña de los derechos, que anunció que será la única en emitir las 10 temporadas desde 2020.

La generación millennial aceptó de buen agrado a los chicos del Central Perk, pero algo diferente sucedió con los centennial, que empezaron a catalogar muchos de los episodios como transfóbicos, lesbofóbicos, homofóbicos, gordofóbicos, machistas y criticaron su casi nula diversidad étnica. Lo que estos jóvenes no llegan a comprender es que la serie está ubicada en una órbita temporal diferente, si bien según los productores no era una serie enfocada completamente en la generación X, en sus historias toca temáticas muy de esos años. como eran los divorcios parentales, alquiler de vientres, suicidios, infertilidad, familias diversas y toda una gama de tópicos problemáticos de esos años.

Han pasado 25 años desde su estreno y lo más notable es que sin Friends, series como The Big Bang Theory, que hace unos meses tuvo su final de temporada, no habrían tenido el camino tan abierto y cómodo. Para Martha Kauffman —co-creadora y productora ejecutiva de la serie, junto con David Crane y Kevin S.

Bright, respectivamente— el show trataba sobre ese momento de la vida cuando tus amigos son tu familia. Tal vez el reencuentro de los seis amigos nunca se produzca por diferentes factores, lo que sí es claro es que ya sea por televisión o streaming los personajes de Monica, Phoebe, Rachel, Ross, Chandler y Joey nos estarán esperando en el Central Perk para tomar un café.

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I am Patrick Swayze

Este mes se recuerdan los 10 años de la partida prematura de una figura promisoria de Hollywood

/ 25 de septiembre de 2019 / 00:00

En agosto de 1991 se estrenaba en La Paz Point Break (Punto de quiebre), donde Patrick Swayze interpreta a un ladrón de bancos surfista que es un espíritu libre y desafiante de las normas sociales. Su nombre es Bodhi, concepto surgido del budismo que significa “iluminación” o “despertar”, llegar a conocer la verdadera naturaleza de las cosas. Esta es una de las tres actuaciones por las cuales este actor es y será recordado, las otras son Dirty Dancing y Ghost. Swayze dejó este mundo hace 10 años, un 14 de septiembre de 2009 a la edad de 57 años, víctima de un cáncer de páncreas. Mito sexual en los años 80 y 90, su vida no fue la  típica de una estrella de Hollywood.

Patrick Wayne Swayze nació  el 18 de agosto de 1952 en Houston Texas. Fue el segundo de cinco hermanos, nacidos y criados en Houston bajo la tutela de sus padres, Jesse y Patsy Swayze. Su familia estaba vinculada con el espectáculo: su madre era una coreógrafa destacada y quiso que su hijo estudiara danza en la Harkness Ballet School. El documental I Am Patrick Swayze que se estrenó este año relata los abusos que sufrió de niño por parte de su madre, quien al tener altas expectativas sobre su hijo le exigió perfeccionismo en todas sus actividades, llegando a convertir la presión en abuso físico.

Con los años, Patrick ingresó a la compañía de Eliot Felden, práctica que después le sería útil para las interpretaciones cinematográficas que tendría más adelante.

Una lesión de rodilla fue el motivo por el que dejó el baile y empezó a participar en montajes musicales como Goodtime Charlie o West Side Story, entre otros.

Su debut en el cine fue en 1979 en el filme La fiebre del patín, de William A. Levey. En 1983, Francis Ford Coppola le dio su gran oportunidad al incluirle en el reparto de Rebeldes junto con unos adolescentes Tom Cruise, Matt Dillon y Rob Lowe. Tras esa película fue reconocido como uno de los jóvenes galanes que emergían en

Hollywood. Ese mismo año fue extra en la pista de baile en la cinta musical Stayin'g Alive, dirigida por Sylvester Stallone.

Sus logros en la gran pantalla fueron respaldados por las actuaciones en Tv, donde obtuvo un gran éxito como protagonista de la serie Norte y Sur.

Swayze pasó los siguientes años participando en varias películas hasta que en 1987 le llegó su gran oportunidad: Dirty Dancing, de Emile Ardolino, donde pudo exhibir sus dotes de gran bailarín, además de componer y cantar She’s Like the Wind, número uno durante varias semanas en la lista de sencillos en EEUU.

Entre 1988 y 1989, el actor fue imagen de diferentes marcas de ropa y perfumes. Durante ese periodo protagonizó Roadhouse, que lo catapultó como estrella de acción.

La década de los 90 le dio otra oportunidad para marcar un hito taquillero mundial al con el personaje de un fantasma en la película Ghost, junto a Demi Moore y Whoopi Goldberg. Pese a que su actuación recibió críticas favorables, ciertos sectores de Hollywood no lo consideraban como un artista de verdad, hecho que molestaba y preocupaba a Swayze, quien quería demostrar que no era solo una cara bonita. Y aunque fue nombrado en 1991 como el hombre más sexy del mundo por la revista People, él trato por todos los medios de destacar como un actor con un amplio y sólido registro.

Al igual que muchas estrellas,  Swayze tuvo que lidiar con una adicción: el alcohol se convirtió en un verdadero problema a lo largo de su vida; ingresó a varias clínicas de desintoxicación. Su esposa Lisa Niemi, a quien conoció en la escuela de danza de su madre, afirmó a la revista Time (meses después de su muerte) que “tenía una personalidad diferente cuando bebía mucho. Era el mejor hombre sobre el planeta, a menos que se tomara una copa”. En 2005, aburrida de los problemas de alcohol de Swayze, Niemi le dio un ultimátum; o cambiaba o ella se iba. Patrick ingresó por última vez a rehabilitación y abandonó el alcohol de forma definitiva.

En 1991, protagonizó Point Break, (Punto de Quiebre) dirigida por Kathryn Bigelow,  coprotagonizada por Keanu Reeves y la pequeña aparición de Anthony Kiedis (vocalista del grupo de rock Red Hot Chili Peppers). El filme narra las aventuras de un surfista asalta bancos que entabla amistad con un agente del FBI.

Al año siguiente protagonizó La ciudad de la alegría, dirigida por Roland Joffé y basada en la novela de Dominique Lapierre. En la cinta interpretó a Max Lowe, un médico que viaja a la India para dar un nuevo significado a su vida. Para ese tiempo los medios se complacían mostrando cómo el actor cultivaba un aire  de vaquero y aventurero que le hizo alejarse de Los Ángeles (EEUU) para vivir en paz en el campo y rodeado de caballos.

A lo largo de la década de los 90 realizó varias películas como Tres deseos,  A Wong Foo, gracias por todo, Julie Newmar (1995); Black Dog, Cartas de un asesino (1998). Ingresando al nuevo siglo Swayze fue perdiendo posiciones en la industria con películas cuya actuación no fue destacada, como Donnie Darko (2001). En 2004 retornó a la televisión para rodar la miniserie Las minas del rey Salomón. Y ese mismo año tuvo una pequeña aparición en la película Dirty Dancing 2.

Finalizando 2007, después de filmar el piloto de la serie The Beast comenzó a sufrir una sensación de ardor en el estómago, motivo por el cual se realizó unos exámenes médicos. Tres semanas después, a mediados de enero de 2008, fue diagnosticado con un cáncer de páncreas en estadio IV. Desde ese momento comenzó una lucha por doble partida contra su enfermedad y los tabloides sensacionalistas que hablaban sobre su inminente muerte. Esta etapa fue muy dura para él, pues la prensa informaba los pormenores de su salud y situación personal. En julio de 2008, cuando los periodistas en un aeropuerto le preguntaron sobre su salud respondió: “Estoy cocinando. Soy un milagro, amigo. No sé por qué”. Un mes antes, ante el acoso dijo: “Mis tratamientos están funcionando y estoy ganando la batalla”.

La biografía Patrick Swayze: One Last Dance explica que el actor estaba decidido a trabajar tan duro como siempre en el drama criminal The Beast, “su ética laboral era tal que, incluso cuando sufría terribles dolores en el rodaje de la serie solo se tomó un día libre y no quiso tomar analgésicos”, dijo la autora Wendy Leigh.

En septiembre de 2008, Swayze  apareció en la transmisión simultánea de ABC, NBC y CBS de Stand Up to Cancer para pedir al público donaciones contra este mal.

Swayze dijo ante una ovación de pie: “Sueño con que la palabra ‘curar’ ya no será seguida por las palabras ‘es imposible’. Juntos, podemos hacer un mundo donde el cáncer no signifique vivir con miedo, sin esperanza, o peor”.

Para abril de 2009  su salud fue deteriorándose cada vez más, hasta que el 14 de septiembre Swayze falleció con la familia a su lado. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas por su rancho de Nuevo México.

Con el paso de los años, en la cultura popular el nombre Swayze fue usado en letras de hip hop, con la frase “… y yo soy Swayze”,  que significa que el hablante se ha convertido en un fantasma, alguien que ha desaparecido. En un episodio de Mystery Science Theatre 3000, el personaje Crow T. Robot escribe un villancico centrado en la película Road House de Swayze titulado Let's Have a Patrick Swayze Christmas.

A lo largo de su vida Patrick Swayze trabajó en más de 30 películas y 14 series de televisión, además fue un deportista,  bailarín, actor y cantante. Demi Moore, su compañera de reparto en Ghost, expresó: “fue triste ver a alguien tan lleno de vida irse tan pronto”. Muchos fans piensan igual que ella. Al escribir este artículo alzo la mirada hacia el televisor y puedo ver que están pasando una de sus películas, y comprendo que en tanto se vean sus filmes o se siga escuchando su voz en alguna canción, Patrick Swayze seguirá presente.

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El Cuervo, 25 años de una maldición

La película de culto de 1994 fue dirigida por Alex Proyas. Un halo mítico rodea a esta producción

/ 13 de junio de 2019 / 16:24

Todavía recuerdo mayo de 1994, época de colegio, cuando estrenaban El Cuervo (The Crow) adaptación del cómic homónimo de James O’ Barr. La película venía con un velo de morbosidad, que atraía más que la misma trama o el género, por ver el filme donde había encontrado la muerte Brandon Lee, hijo del mítico Bruce Lee.

Pero este largometraje tiene más elementos que una muerte para convertirse en material de culto. Ha pasado con éxito por los formatos caseros —VHS, DVD y Blu-ray— como una película de acción de fantasía negra que cuenta la historia de Eric Draven (Brandon Lee), un músico de rock que es resucitado de entre los muertos para vengar su propia muerte, así como la violación y el asesinato de su prometida. El Cuervo (The Crow) es un filme que resistió el paso del tiempo, gran amigo/enemigo del séptimo arte, porque posee esa extraña particularidad de ofrecer al mismo tiempo lo mejor y lo peor que uno se pueden encontrar en una película de estas características.

Alfred Hitchcock decía que cuanto más villano es el villano del filme, mejor será éste. Uno de los elementos más flojos de El Cuervo son los asesinos de la pareja: no son todo lo que uno espera, incluso algunos son ridículos, en especial el último en morir que llega a niveles bufonescos. Si habría que rescatar alguno se elegiría a Michael Wincott (Top Dollar), líder de la banda.

Pero entonces, ¿qué hace que esta película sea de culto? La respuesta se  puede encontrar en la dirección que propone un deleite visual de una ciudad a oscuras con sus amenazantes calles y rincones, que proponen un lugar sin esperanza donde la inocencia camina en la forma de una niña que busca amor materno y un policía que es el único en su género. El paisaje urbano diseñado por McDowell muestra una de las mejores versiones de un universo de cómic que se ha visto.

La estética del filme se encuentra delimitada por un periodo de cambio, donde los temores de la sociedad ya no vienen de agentes externos, como la guerra o un desastre nuclear, sino de la misma naturaleza humana y su degradación dentro de las grandes ciudades. Aquí la distopía proviene de la autodestrucción de los modelos y las instituciones establecidas. Prevalece la delincuencia sobre la justicia, el abuso de las drogas sobre un empleo honesto y el modelo familiar se socava ante seres que buscan de manera egoísta la satisfacción de sus placeres antes que preocuparse sobre el paradero de sus hijos. Ni siquiera Batman ha logrado películas tan oscuras y llenas de energía. La cinta se menciona en la lista de Empire de las 500 mejores películas de todos los tiempos; se clasificó en el número 468.

La banda sonora es otro elemento inolvidable, pues complementa el estilo visual de tal manera que varias melodías con solo escucharlas transportan a diferentes momentos de la historia, tanto la música compuesta por Graeme Revell, que cubre la trama con un manto posmoderno, como los grandes grupos de rock que están presentes como The Cure, Nine Inch Nails, Rage Against the Machine o Pantera.

The Cure escribió la canción Burn para esta película, algo similar hizo Rage Against the Machine, que regrabó Darkness of Greed y le cambió el nombre a Darkness para que aparezca en esta banda sonora, los Stone Temple Pilots regrabaron una canción del demo de Mighty Joe Young de título Solo Dying, pero la retiraron cuando murió Brandon Lee. Esta misma agrupación, que estaba conformada por los difuntos Scott Weiland y Chester Bennington, han confirmado a través de Twitter que celebrando los 25 años del lanzamiento del filme y la banda sonora se lanzará una reedición de forma exclusiva de RSD, limitada a 8.000 copias en todo el mundo. Este hecho no descarta que el tiraje se amplíe para llegar a un número más grande de seguidores.

Finalmente, una supuesta maldición apunta al filme en sí. La muerte de Brandon Lee no fue la única tragedia ocurrida en el rodaje. Meses antes un carpintero sufrió quemaduras graves en un accidente con cables de alta tensión; después, una tormenta destruyó gran parte de los escenarios para la película, retrasándola; y, por último, cuando un especialista de iluminación cayó desde el techo de un set, se rompió algunas costillas.

Aunque Michael Massee no fue acusado de la muerte de Brandon Lee y el incidente se registró como una muerte accidental, a lo largo de su carrera el actor nunca realizó papeles importantes. En 2005 en una entrevista declaró que nunca se recuperó del incidente y que siempre en sus entrevistas de trabajo era reconocido por ser quien accidentalmente mató al protagonista. Massee aseguró que jamás vio la película por estar demasiado traumatizado. Falleció de cáncer en 2016, hecho que aumento más la llama de los rumores sobre una maldición.

En la actualidad, el remake El cuervo parece mantener el halo de desgracia que persiguió a la original. La primera productora que iba a levantar el filme, Relativity Media, se declaró en bancarrota. Después se hizo con los derechos Samuel Hadida, que llamó al director Corin Hardy al proyecto después de que varios directores hubieran sido tentados, entre ellos los españoles Juan Carlos Fresnadillo o Francisco Javier Gutiérrez. Hardy convenció a Jason Momoa (el nuevo Aquaman) para homenajear con su actuación al hijo de Bruce Lee. Antes, actores como Jack Huston o Luke Evans recibieron igual encargo, pero finalmente todos desecharon el papel.

Son 25 años de una de las películas más controversiales de los años 1990 que todavía mantiene vigencia y atracción como ocurrió en 1994. Más allá de las trágicas muertes y las posibles maldiciones, El Cuervo es un filme que habla de la posibilidad de que un día podemos perder todo aquello que tenemos, todo aquello que amamos por sobre todas las cosas.

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El final de lobos, leones y dragones

El domingo 19 se emitió el último capítulo de la serie que por ocho temporadas cautivó al público mundial

/ 22 de mayo de 2019 / 13:11

El domingo 19 de mayo concluyó la octava y última temporada de la serie de Tv Juego de Tronos (Game of Thrones), y está por demás decir que es una de las más vista en todo el mundo en la actualidad, un programa de drama y fantasía medieval creado por David Benioff y D. B. Weiss y producido por la cadena de Tv cable HBO. El argumento se inspiró en las novelas Canción de Hielo y Fuego, escritas por el estadounidense George R. R. Martin, que relata las vivencias de un grupo de personajes de distintas casas nobiliarias en el continente ficticio Poniente para tener el control del Trono de Hierro y gobernar Los Siete Reinos que conforman la región donde viven.

Si bien el estreno de la serie se produjo un 17 de abril de 2011 en Estados Unidos y Canadá, y desde 2015 la transmisión de sus episodios se llevó a cabo de forma simultánea en más de un centenar de países; las negociaciones con George Martin para conseguir los derechos se remontan a 2006. La reunión entre productores y novelista duró cinco horas, de las cuales salió el acuerdo para que el propio Martin aporte algunas ideas en torno a la adaptación de su material por HBO.

Para esos años la televisión por cable experimentaba una evolución en el contenido de sus programas y series, y particularmente HBO, con producciones como Los Soprano y Six Feet Under, había demostrado su capacidad para crear programación original, sofisticada y adulta sin las restricciones de las cadenas tradicionales. Para 2008 el guion del episodio piloto, Winter is Coming, estaba concluido y la filmación comenzó en 2010 bajo la dirección de Tim Van Patten.

A lo largo de ocho temporadas con más de 60 episodios, Juego de Tronos  cubre el argumento de las primeras cinco novelas de Martin con ciertas modificaciones,​ y la adición de material inédito a partir de una descripción del autor sobre los eventos futuros de su universo literario, pues aún no ha escrito los últimos dos libros. Es una de las series más costosas en la historia de la televisión, cuyo rodaje llegó a involucrar hasta cuatro unidades de filmación en paralelo y la producción de efectos visuales requirió de la participación simultánea de hasta 14 estudios en distintos países.

¿Cuál es la razón del éxito de Juego de tronos? No será una respuesta definitiva, pues hasta el momento la serie ha sido analizada en diferentes tesis universitarias por críticos y seguidores de todo el mundo.

Antes de que llegara la adaptación televisiva, los Stark, Lannister, Targaryen ya contaban con una legión de seguidores que había leído el primer libro de Canción de hielo y fuego (titulado, precisamente, Juego de tronos) en todo el mundo, seguimiento que auguraba la buena acogida de la adaptación.

La serie se define por las grandes cifras: comenzó con un presupuesto de $us 5 millones por episodio hasta alcanzar los $us 15 millones en la última temporada. Este presupuesto les permite grabar batallas como las de los bastardos de las casas Stark y Bolton o las luchas de Casa Austera o de Aguas negras. Otro ejemplo es la lucha final contra el Rey de la Noche de la última temporada, aunque pese al presupuesto, para muchos fans fue muy oscura y confusa. Un presupuesto alto no garantiza el éxito sin una buena historia, recordemos que en 2005 HBO hizo una gran inversión en la serie Roma, que costó alrededor de $us 9 millones por episodio y que fue un fracaso que terminó con su cancelación.

Y es que el éxito de una serie está en su narración, personajes y argumentos que presenta en cada temporada. En Juego de Tronos, la variedad de personajes permitió que los guionistas puedan eliminar, por medio de las muertes más variadas, a cualquiera de éstos en cualquier momento. Nadie estuvo a salvo, incluso quienes puedan parecer imprescindibles.

En cuanto a la trama, la serie combina una vertiente realista con estrategias políticas, intrigas palaciegas y casas enfrentadas por el poder. El libro Ganar o morir lecciones de política en Juego de Tronos plantea que la política no es un telón de fondo o una posible lectura implícita, sino el corazón mismo de la trama, lo cual constituye una anomalía. Su escenario es ante todo en el que el poder está en disputa y en el que el carácter moral de cada protagonista se revela precisamente en el modo en cómo se disputa ese poder.

En la serie se exploran otros temas como la corrupción casi inevitable del poder, que deriva con demasiada facilidad en el absolutismo, la incapacidad de mantener unos estándares morales en tiempos de guerra, las cualidades que conforman a un buen líder —¿desear o no desear el poder?— o la importancia de la mitología y los símbolos que unen comunidades. También ofrece contrastes: la magia contra la razón, el bien contra el mal, el capricho del destino contra el poder del esfuerzo. En un determinado momento de las temporadas, la religión definió y moldeó el sendero sobre el cual se desenvuelven varios personajes. Además, como buena ficción de la Tv de cable estadounidense, hay altas dosis de violencia y, por supuesto, desnudos y sexo.

Otro factor de éxito para la serie fue el poder femenino. “En Juego de tronos, o ganas o mueres”. La frase la dijo Cersei en la primera temporada. La maquiavélica Lannister tenía claro de qué iba la historia, que en el penúltimo capítulo demostró que no era tan fría como nos hizo creer a lo largo de todas las temporadas. Ella es solo una de las mujeres que avalan el que Juego de Tronos, en contra de las apariencias, se pueda considerar en muchos aspectos una serie de tinte feminista.

Las mujeres acumularon poder como es el caso de Sansa Stark, que representa la fuerza del sentido común que fue evolucionando de una muchacha inocente a un ser con inteligencia y astucia, que en las casas de apuestas como Skybet, BetVictor, es una de las candidatas a quedarse con el trono.

Arya Stark es otro de los personajes que a lo largo de las temporadas cambió de una simple joven que deseaba ser caballero a una letal asesina, hasta convertirse en la heroína de la Larga Noche y quien al matar el Rey de la Noche, demostró que no era el verdadero monstruo de Juego de Tronos.

Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones y, de manera más informal, Dany, se ha convertido en un ícono feminista, pese a los últimos acontecimientos en el penúltimo capítulo titulado Las campanas. A lo largo de ocho temporadas, la Khaleesi logró empoderarse a sí misma como mujer vulnerable en un mundo terrible para ellas. Logró empoderar a los esclavos en un mundo esclavista. Con todo ello se instituyó como líder legítima que debe sentarse en el Trono de Hierro, aunque los últimos acontecimientos digan que no es la más calificada para ello.

La ficción está poblada de personajes turbios con los que es fácil conectar o a los que odiar. Espectadores hombres y mujeres pueden engancharse por igual a una historia en la que ellas son igual de malvadas que ellos.

Un detalle importante en una producción televisiva de este calibre y con tanto seguimiento es la de lanzar a la fama a sus actores principales, muchos de ellos desconocidos. Para Kit Harington (Jon Nieve), Sophie Turner (Sansa Stark) y Maisie Williams (Arya Stark), Juego de Tronos fue su primera experiencia como actores. Emilia Clarke (Daenerys Targaryen) solo había hecho roles desconocidos ante la cámara, y para otros, como Lena Headey (Cersei Lannister), Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister) y Peter Dinklage (Tyrion Lannister), ha sido el trampolín definitivo al estrellato.

A un capítulo para terminar la serie, los fans esperan que el final no quede por debajo de lo realizado todos estos años y es que lo peor del final de Juego de Tronos es precisamente eso: los productores tuvieron que culminar una historia que ni siquiera su propio autor ha cerrado y cuya expectativa es tan grande que sobrepasa las fronteras y límites en un mundo tan interconectado que, a diferencia de otras series que tuvieron similares características, es la primera que se enfrenta a la interacción de las redes sociales.

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