Miércoles 17 de diciembre de 2014. Todo el equipo trabaja con la mayor agilidad posible, faltan pocas horas para el concierto y en el Museo de Arte Contemporáneo se respira un ambiente de emoción y bastante ansiedad. Es el estreno de un nuevo elenco en la ciudad, pero no es un estreno ni un elenco cualquiera. Todos somos bastante jóvenes (suficientemente jóvenes como para no prever una lluvia repentina en época de verano en Santa Cruz), tenemos muchas energías y por sobre todo muchísimos sueños. Nos une la pasión por la música, esa pasión que creció y se desarrolló en las aulas del Instituto de Bellas Artes donde estudiamos la mayoría y donde nos hicimos buenos amigos. La misma pasión que nos hizo elegir la música como profesión, a pesar de ya haber terminado carreras de Ingeniería, Administración y otras licenciaturas por el estilo. Al fin y al cabo, colgamos nuestros diplomas en un lugar de honor en casa y continuamos tocando nuestros instrumentos, aunque llueva o truene en el mismo estreno.

Efectivamente no fue un estreno cualquiera. Continuamos tocando bajo la lluvia hasta que el agua casi diluyó completamente la tinta de las partituras, pero no nuestra determinación ni la de nuestra audiencia. El concierto terminó en los angostos pasillos del museo donde los aplausos estimularon numerosas repeticiones que fueron interpretadas cada vez con mayor emoción. A la intemperie y anegados quedaron las tarimas y el podio construidos con pallets, la esmerada decoración de telas y la instalación de sonido y luces que se tuvo que inutilizar para evitar una fatalidad aún mayor. No obstante, el agua no fue sino el auspicio de una bendición singular para este elenco que a la postre resultó ser modelo y precursor de un cambio generacional y del establecimiento de nuevos paradigmas en contexto de la música sinfónica en Santa Cruz de la Sierra.

Y sitúo a la Banda Sinfónica de la Sierra como agente de cambio porque es el primer elenco musical independiente creado y organizado en Santa Cruz por jóvenes músicos cruceños. Por supuesto, existieron y aún existen en Santa Cruz elencos sinfónicos aún más longevos que la Banda, sin embargo, esos proyectos se gestaron en el contexto de festivales, de iglesias, de escuelas de música, universidades o de instancias culturales, tales como APAC, Hombres Nuevos o SICOR, por citar algunas.

Sin embargo, la Banda Sinfónica surge a partir de los propios músicos y tiene como objetivo esencial el desarrollo profesional de sus propios músicos. No es un elenco itinerante, sino que busca la permanencia, la estabilidad y el crecimiento artístico de sus integrantes. Y es en este sentido que es un elenco único, porque la Banda se posiciona en un lugar musicalmente necesario y transcendental en la ciudad: es el espacio donde jóvenes intérpretes de todos los instrumentos de viento — maderas y metales— pueden ejercer y desarrollar su arte de manera profesional. Y digo profesional porque la Banda se gestiona por los propios músicos, se sustenta por los propios ingresos que su actividad genera y porque ofrece a sus integrantes, al menos en un cierto porcentaje, un medio de vida.

A lo largo de sus cinco fructíferos años de vida, la Banda Sinfónica ha ofrecido cientos de conciertos, alcanzado a miles de personas en sus presentaciones, ha realizado viajes por el país y ha sido semilla para otro grandioso emprendimiento musical en Santa Cruz. A mediados del año 2016, la Banda junto al Ensamble Vocal Entrecantos, se unieron para promover algo que nunca antes se había visto en la ciudad, una producción sinfónico coral que llevó más de 200 artistas al escenario del Teatro Eagles. Con Carmina Burana y toda la sección de cuerdas que se añadió a los vientos, nació la Orquesta Filarmónica de Santa Cruz de la Sierra, actualmente la plataforma musical de mayor nivel y proyección nacional e internacional de nuestra ciudad. En el seno de la Orquesta Filarmónica, los vientos de la Banda alcanzan una nueva expresión, exploran diversos repertorios y se proyectan hacia un futuro con aún mayores desafíos en el desarrollo de su carrera profesional.

Un futuro que, sin duda, seguirá siendo testigo de los éxitos y conquistas de la Banda Sinfónica de la Sierra, porque continuará estimulando nuestra creatividad.

Creatividad para continuar inventando la manera de alcanzar nuevas audiencias, de explorar nuevos territorios y, sobre todo, de continuar haciendo música con profunda pasión. Esa pasión que está registrada en la historia bajo el nombre de Alejandro, Juan, Luzia, Adriana, Gary, Cecilia, Juan Gabriel, Camilo, Fabricio, Juanjo, Lucía, José Gabriel y tantos otros. Para todos ustedes, mis queridos amigos, ¡Feliz aniversario! ¡Que vivan los vientos sinfónicos!