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Fotolibros, imágenes que permanecen

La posibilidad de tener contacto más tangible con las fotografías y de que la propuesta de un autor no se agote en una exposición efímera son algunas de las cualidades que han hecho que el formato del fotolibro se haga más popular, detalla el chileno Chris Malebrán. 

Este formato, que pasó de ser un artículo de colección a utilizar impresiones menos costosas e incluso a apropiarse de los fanzines (revistas artesanales), tomó mucha fuerza en el país vecino.

“Muchas pequeñas editoriales locales apuestan por el fotolibro. Es una nueva forma de visibilizar la obra autoral de fotógrafos jóvenes y de hacerla más duradera”, narra el retratista ariqueño.

Malebrán fue uno de los expositores internacionales que participaron en las charlas del Fotocafest, jornadas de fotografía y café, que se llevaron a cabo del 24 al 29 de junio, en La Paz. Esta fue una de las actividades previas a la séptima versión del Festival Internacional de Fotografía Bolivia (FotoFest), que se llevará a cabo en septiembre, en La Paz.

El fotógrafo publicó el fanzine PAWA, el fotolibro de astrofotografía andina Chakana y está trabajando actualmente en su nuevo libro —Soul—, un retrato de los protagonistas del boxeo en el norte de Chile. “Además de mi obra, también trabajo con la editorial Challa, que desarrolla este formato. Con los fotolibros, las propuestas de los fotógrafos tienen una vida más prolongada. Se pueden reinterpretar constantemente y también acceden a festivales y concursos especializados.

Así que hay mucho interés en desarrollarlos también en Bolivia”.