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Festival de cine Radical, Cine vivo en La Ciudad

La sexta versión del Festival de Cine Radical inicia este 19 de septiembre.

/ 18 de septiembre de 2019 / 00:00

Somos la mayor muestra de cine boliviano y buscamos consolidarnos con más presencia en otras ciudades del país, porque solo así se puede construir un territorio con propuesta artístico-cultural”, señala Sergio Zapata, organizador del VI Festival de Cine Radical, cuyas proyecciones inician el 19 de septiembre y estarán hasta el 28 en distintas salas (Wayna Tambo, Cinemateca Boliviana, Centro Cultural de España, Espacio Simón I. Patiño y Almatroste).

Estas películas no son las que usualmente ocupan la ciudad. Este cine tiene, por lo menos, tres diferencias, determina Zapata. Por un lado, no “corresponde a ninguna tipificación estandarizada de relato cinematográfico”, es decir, rompe las normas de género del cine comercial a través de “buscar la interpelación, constituir al espectador como sujeto y  no complacer a una audiencia pasiva”, detalla.

De igual manera, “su forma de producción no responde a una visión de trabajo jerarquizada”. Lo que se relaciona a sus canales de distribución. “Las películas circulan por festivales o cineastas. No acceden a pantallas comerciales; porque a los propios realizadores no les interesa ese circuito y, otras veces, a las salas tampoco, estas obras. Por eso se habla de una geopolítica del cine”.

Finalmente, señala el organizador, “el Radical, como ya muchos festivales alrededor del globo iniciados a finales del siglo pasado, ya no distingue entre ficción y documental. Ambos son cine”.

Estas tres características hacen que se hable de cines vivos o contemporáneos. Estos establecen una ruptura y una distancia con las estéticas modernas universales, iniciadas en la década de 1950, que hoy siguen siendo la propuesta de las grandes salas bolivianas.

Así sucede en todo el globo, por lo que “hoy por hoy hay festivales muy grandes y potentes en todo el continente — está el BAFICI (Argentina), el FICUNAM (México), Transcinema (Perú), La Muestra (Brasil). — y se han podido generar espacios en cada país y un calendario de circulación. Ahí, el Radical es la ventana del cine boliviano: del 100% que estrenamos, al menos el 60 sale del país”.

Las proyecciones no son las únicas actividades. Del 24 al 26 tendrán el curso Panoramas en el cine latinoamericano, por John Campos (director del Transcinema). También, el IV Encuentro de Cine y Pedagogía, el 26. Ambos en el Espacio Simón I. Patiño (Ecuador y Rosendo Gutiérrez).

Además laboratorios, presentaciones y conversatorios que hace tiempo que se hacen (por ejemplo, ayer el conversatorio Warmi Fílmica, en la Cinemateca), pero que continuarán estas fechas con más fuerza. Datos sobre estos y su programación se encuentran en su página web (http://www.festivalcineradical.com) y de Facebook.

“Este es el único lugar donde se puede ver y compartir —con cineastas, críticos, una comunidad cinéfila y otros espectadores— una alternativa a las grandes cinematografías importadas. Un cine donde nos podemos ver como realizadores”, finaliza Zapata.

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Suaznabar, entre el sueño y la lucidez

El artista boliviano radicado en Canadá expone en la capital estadounidense.

/ 18 de septiembre de 2019 / 00:00

Años de trabajo constante, de evolución “lenta y pausada” son los que Marcelo Suaznabar, artista orureño radicado en Canadá, muestra en Sueños lúcidos, no como resultado final, sino como continuación de este proceso “que mantiene la esencia, pero incorpora nuevos elementos con el pasar del tiempo”, señala el artista.

El título de su exposición — inaugurada el 10 de septiembre en la galería del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, Washington, EEUU) y por la que Suaznabar fue elegido como artista destacado de este mes en esa institución— hace referencia a esos momentos en los que “el soñador es consciente de estar en un estado de sueño y, sin embargo, puede afectarlo y controlarlo”, describe Ashley Johnson, curadora de la muestra.

Y es que el sueño es uno de los temas esenciales en la obra de Suaznabar. Para él este es una “llave para poder imaginar despierto”, Así, el espectador se ve invitado “a participar en estas metáforas visuales que habitan su espacio como si existieran, pero que no están limitadas por las reglas de la realidad objetiva”, indica Johnson, quien reflexiona sobre cómo estas pinturas desafían la lógica y lo aparente de la vida.

Esta muestra pasó por varios procesos de evaluación que se remontan a meses atrás. Primero la cónsul de Bolivia en Washington, Natalia Campero,  recomendó la obra. Luego, Mónica Medina-Porro, directora del espacio, y su comité de selección, la aprobaron.

“El hecho de que una vez al mes haya un artista destacado para representar a su país es una oportunidad abierta a todos”, señala el creador nacional.

Él se siente muy contento de haber sido elegido y menciona que esto se debe a que ha logrado “un lenguaje homogéneo, en el que estuve insistiendo, lo que me permite crear un mundo de caracteres que no existen y darles forma”. Para la curadora, estos personajes tendrían a veces una mirada bondadosa y otras se “dominan entre sí sexualmente”. Estas figuras híbridas y extrañas mirarían a la naturaleza con un lente “absurdo y surrealista”.

Esto, señala Johnson, se logra porque el artista usa una técnica especial: una capa base “texturizada como un yeso bruto en una pared” y coloca los colores más fuertes emanando del fondo. Lo que le da a ese universo un “atributo de planitud sobre el cual la ilusión se materializa”. 

Así “hay una cualidad inquietante en estas obras. La experiencia es como mirar a la mente del universo, ver una realidad cuántica que desafía la realidad. Nos damos cuenta de que vivimos en una zona liminal donde la realidad es realmente ‘inventada’ por el espectador”, finaliza la experta.

La muestra no podrá ser traída a Bolivia todavía, pues luego de esta exposición, que estará disponible hasta el 3 de octubre, llegará a Monterrey (México).

Son 17 años los que el artista vive en Canadá. Como él señala, su acogida en ferias y exposiciones internacionales ha sido siempre buena. Su pintura, así, permitiría al espectador soñar y Washington podrá hacerlo ahora.

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‘Cantata Elay’: un viaje en la historia del Oriente Boliviano

Tras más de dos décadas, volvió la exitosa obra ‘Cantata Elay’, ahora dirigida por Isaac Terceros.

/ 11 de septiembre de 2019 / 00:00

Se han cumplido 25 años desde que Óscar Zambrano, con la musicalización de Julio Barragán, realizara la Cantata Elay. “Fue un éxito, marcó un hito en la historia de Santa Cruz, fue la cúspide de estos grandes maestros”, cuanta Isaac Terceros, quien ahora asume el reto de reponer la obra. Ésta “se presentó en dos temporadas, cada una con más de 20 presentaciones y giró por países de Europa y también de la región. Luego de ese éxito, la Cantata quedó en el olvido, porque Zambrano murió dos meses antes de su estreno y Barragán, hace dos años…”

El diseño original de la pieza de 1994 ya constituía un gran desafío, dice Terceros: “El coro tenía que aprender de memoria la obra entera (de más de una hora y media de duración), además de bailar al mismo tiempo. El proceso para lograr eso duró dos años”. Pero fue justamente por esa razón que se volvió un éxito. “El producto artístico fue tan sofisticado que el público no pudo evitar valorarlo. El relato, la danza, la música… todo estuvo muy bien integrado y de una manera muy compleja, muy profunda y relevante”.

Pero esta complejidad estética no fue el único motivo de su fama, también hubo motivos históricos y culturales. “Por primera vez se producía una obra que contaba la historia del Oriente boliviano, que habla de las tribus nativas, de su relación con la naturaleza; habla de la Independencia, de los caciques que se levantaron en contra de los españoles; habla de Andrés Ibáñez, de Cañoto, de la llegada de la modernidad… Para el ideario cruceño era definitivamente un momento de orgullo y autoconocimiento”, señala el cruceño.

Sin embargo, Terceros, con el apoyo de Ariel Muñoz (dirección escénica) y Karina Troiano (dirección coral), no se quedó en lo realizado hace más de dos décadas. En su puesta en escena —con dos primeras funciones ya presentadas el 5 y 7 de septiembre, y una tercera esta tarde, a las 17.00, en el Teatro Eagles (Santa Cruz de la Sierra)— se logra el sueño de Zambrano: tener una orquesta. Además, el coro crece de tamaño, de 30 cantantes en la versión original a 70.

“Aparte, hay otros invitados especiales, entonces somos más de 150 artistas sobre un mismo escenario. La propuesta escénica considera la creación de altillos, parte de esta región del país. Con esto se propone una representación armoniosa. Además tenemos una pantalla led y un complejo de lienzos en los que se proyectan imágenes. Con ello se busca generar una sensación multidimensional, como un viaje en la historia”, indica Terceros.

Resalta también que el texto no ha perdido trascendencia reflexiva para la actualidad, pues como oráculo dice: “El fuego crece en el bosque y el árbol cae vencido / la selva muestra dolida su esqueleto calcinado / el verde ya no es verde y esta tierra es  ya otra tierra”.

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Concierto por la naturaleza

Weimar Arancibia dirige a más de 120 músicos en ‘Réquiem para el Amazonas’; se donará lo recaudado.

/ 11 de septiembre de 2019 / 00:00

A mí me encantaría tomar un bus e ir a la Amazonía de voluntario, pero realmente no creo que pueda apoyar mucho allá, quizá hasta sería un perjuicio. Entonces nuestro mejor aporte es hacer lo que sabemos”, afirma Weimar Arancibia, director del concierto Réquiem para el Amazonas.

El recital se llevará a cabo en el salón Germania del Hotel Europa (calle Tiahuanaco Nº 64), el 15 de septiembre a las 17.00. Su objetivo es claro: “Absolutamente nadie está cobrando un centavo por esta actividad, el cien por cien irá a la Amazonía canalizado por Senda Verde”, dice el maestro.

Las entradas consisten en postales, con diseños de la flora y fauna del territorio afectado por el incendio; tendrán un costo de 25 bolivianos y estarán a la venta desde el 9 de septiembre. “La idea es que la gente pueda apoyar con más de una”, exhorta.

La obra ya fue montada el año pasado, por lo que representaba una facilidad para Arancibia. “No quería que sea una juntucha o una hora cívica con una persona tras otra, sino un conjunto organizado con la mayor profesionalidad posible”, comenta el músico. Así que lanzó una convocatoria para que los artistas, a título personal, puedan sumarse a la  propuesta benéfica. Para participar, el único requisito fue haber interpretado el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart por lo menos una vez, señala Gabriela Iturri, productora del evento.

Las donaciones, que en su mayoría están siendo dirigidas a los voluntarios, están generando una “saturación”, explica Iturri. Por lo que se vio por conveniente brindar los fondos a Senda Verde, institución que abordará los conflictos luego del incendio.

“Reincorporan a la vida silvestre a los animales que no van a refugios permanentes y, por el otro lado, está el tema de la reforestación. Lo primero que van a hacer es un análisis de los suelos afectados, es posible que sea necesario hacer regadíos artificiales y luego intervenir con semillas o plantines”.

Pero el hecho de que este evento sea solidario, a ojos de Arancibia, no le restará espectacularidad. “Tenemos 80 personas en coro confirmadas y una orquesta de aproximadamente 40 personas en total”, señala el director, seguro de que su trabajo cumplirá las expectativas del público paceño, en un horario diseñado para toda la familia, en un salón amplio, cómodo y con capacidad para 500 personas.

Iturri finaliza comentando que, dependiendo del éxito de esta primera iniciativa, “se deja abierta la posibilidad de que, más adelante, se haga otro concierto”. Pues, como ella señala, “los músicos del coro y de la orquesta están dispuestos a dar su trabajo para contribuir en un tema tan importante y que nos afecta a todos”.

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FIT-C busca formar un público crítico

Seis obras serán parte del Festival Itinerante de Teatro Contemporáneo.

/ 11 de septiembre de 2019 / 00:00

El propósito vital de todo arte es el de provocar, molestar, incidir, penetrar y confundir al espectador, hacer que su realidad sea cuestionada y posteriormente hacer que él también sea un motor de provocación”, este es el objetivo de la primera versión del Festival Itinerante de Teatro Contemporáneo (FIT-C) que exhibirá, del 17 al 22 de septiembre, seis obras de distintos elencos del país.

La sede del encuentro será el Teatro Municipal de Cámara (calle Jenaro Sanjinés esquina Indaburo). El orden de las funciones es: 17 de septiembre, Ratas, monólogo de Freddy Chipana, director de El Alto Teatro; 18 de septiembre, Manzana, obra de La Cueva Teatro (Sucre) y Tetraskel Teatro, con la dirección de Darío Torres y Enrique Gorena; 19 de septiembre, Breve manual para montar una pésima obra de teatro, de La Mala Teatro (Cochabamba), dirigido por Jorge Alaniz; 20 de septiembre, Ovidio, te amo (Santa Cruz), montada por Voyeur Teatro y dirigida por Jorge Calero; 21 de septiembre, Si estás viendo esto (Cochabamba), de El Masticadero, dirigida por Claudia Eid Asbún; 22 de septiembre, Si nos permiten hablar, una coproducción del Teatro de los Andes y Teatro El Animal, dirigida por Alice Guimaraes y Gonzalo Callejas.

Este evento, beneficiado por el Programa de Intervenciones Urbanas del Ministerio de Planificación, no solo se quedará en la presentación de estas propuestas artísticas, sino que considera la necesidad de formar nuevos públicos, enfocándose en los jóvenes, para las estéticas que están emergiendo en el país, como indica Sergio Alavi, gestor cultural encargado del FIT-C.

“El teatro denominado ‘contemporáneo’ tiene nuevas formas de abordar  los temas que siempre han interesado a los hacedores y al público. Así se ha conformado una estética que no te entrega mensajes o moralejas, de esta manera exige al espectador que piense, desenvuelva la obra y saque sus propias preguntas, ideas y conclusiones a partir de ahí”, señala Alavi.

Se han planificado dos funciones por cada obra: una en matiné para estudiantes de unidades educativas fiscales, “les hemos dado la entrada libre, pero, para no incentivar el trabajo gratuito, se recibirá a la gorra el aporte de los colegiales”; y la otra a las 19.30, para el público en general, con un costo de 30 bolivianos. Después de cada función se hará un conversatorio guiado por críticos, gestores y teatreros; de esta manera, se busca fomentar el pensamiento crítico de los asistentes.

También se realizará el conversatorio Identidades éticas y estéticas del teatro boliviano en el Centro Cultural de España (La Paz, avenida Camacho Nº 1484); será el 21, a las 10.30, con representantes de tres elencos (Proyecto Border, Teatro Grito y El Martadero) y dos programadores de festivales.

“La curaduría de las obras ha buscado una reflexión sobre la identidad boliviana. Todas las propuestas apuestan por la dramaturgia nacional, reflexionan sobre el actor y su relación con la sociedad, pero desde diferentes formas de abordarlo, de ponerlo en duda, de reapropiarse y poner en crisis el tema”, explica el gestor.

Estos dos espacios de diálogo buscan consolidar una nueva escuela de crítica teatral nacional que continuará tras las actividades del FIT-C. Alavi hace énfasis en que esta plataforma, luego de consolidarse en La Paz, con una práctica activa de asistencia a espectáculos y elaboración a partir de los mismos, buscará expandirse a las ciudades de los elencos participantes. “Esto va a permitir que la calidad estética y reflexiva de la dramaturgia y del teatro boliviano cobren cada vez mayor fuerza y atraigan a más gente”.

De ahí viene también el término ‘itinerante’. “El próximo año” —proyecta el también teatrista— “se hará no solo en La Paz, sino que se replicará en Cochabamba, Sucre o en cualquier otra ciudad de las que a veces nos olvidamos. Va a ser la itinerancia la que va a permitir que el pensamiento sobre el quehacer teatral pueda expandirse, como semillas necesarias en estos tiempos donde los públicos parecen no existir, y tarde o temprano empiece a dar frutos”, concluye.

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