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David Almazán: ‘A lo largo de tres siglos la imagen Japonesa ha sido influyente y atractiva’

Los mundos flotantes en Japón son aquellos que pertenecen al ocio y al entretenimiento. Gracias al desarrollo gráfico, en especial a su uso del color, las manifestaciones culturales de estos “planos superficiales” impactaron en el mundo occidental durante el siglo XIX, detalla el historiador del arte David Almazán. El experto español en cultura japonesa llegó a La Paz para dar dos conferencias relacionadas a la influencia del país asiático, que se llevaron a cabo el 3 y el 4 de septiembre en el Teatro Doña Albina (Ecuador y Rosendo Gutiérrez). La primera tituló El Japonismo en el Mundo Hispano y la segunda  Estampa Japonesa Ukiyo-e; dos temas íntimamente relacionados.

— ¿Qué implica el término ‘japonismo’?

— Empleamos esta palabra para definir la influencia de Japón en la cultura occidental, cuya fascinación comenzó en el siglo XIX. Por razones históricas, Japón estuvo aislado del mundo por más de 250 años, durante el periodo Edo. Y fue a mitad de este siglo cuando, después de un cambio político y una apertura comercial, abrió sus fronteras. Así  comenzaron a llegar visitantes y también muchos objetos provenientes de allí empezaron a aparecer en diferentes capitales del mundo y se coleccionaron. Muchos objetos que pertenecieron a los samurai —casta gobernante que a partir de la era Meiji desaparece por decreto— comienzan a venderse como antigüedades a los extranjeros. Así como kimonos, seda y porcelana. Junto a ellos llegan a Europa pinturas y objetos artísticos, en especial un tipo de estampas conocidas como ukiyo-e.

— ¿Cuáles son las características de las ukiyo-e?

— Estas estampas no tenían mucha importancia en su país de origen. Les decimos grabados, pero si los llamáramos posters o afiches estaríamos más cerca de lo que eran. Son como las hojas de un calendario o una postal de un lugar donde se ha ido de vacaciones. Podían retratar paisajes, escenas cotidianas, eróticas o a los actores famosos del momento. Los japoneses tenían una gran capacidad de hacer imágenes. Lo que solían pensar los extranjeros al ver a las ukiyo-e es que después de que se realizó el dibujo, un pintor  les puso color. Pero no, desde el siglo XVIII los japoneses encontraron la forma de hacer impresos masivos, baratos y en color. Para ello empleaban un sistema sencillo que utiliza diferentes planchas de madera para una misma estampa. Nosotros, en el grabado utilizamos máquinas para hacer más fuerza.

En cambio, como el papel japonés es muy absorbente, no lo requería. Incluso hoy el papel que fabrican tiene prestigio mundial. Esta cultura del papel no solo era para las estampas, sino también para los libros. Desarrollaron un sistema en el que el mismo grabador que hacía los dibujos realizaba las placas para el texto. Así que, a diferencia de los libros occidentales que tienen pocas ilustraciones porque deben hacerse con otras máquinas, los japoneses hacían libros baratos e ilustrados, los antecesores de los mangas actuales.

Otra cosa, ya en el siglo XVIII la capital tenía un millón de habitantes y la mayoría sabía leer y escribir. Así que las novelas de entretenimiento hacían de la edición de libros algo rentable.

— ¿Cómo influyeron en el mundo occidental?

— Estas imágenes se coleccionaban porque había oferta, eran baratas, lindas y tenían temas que se consideraban exóticos. Desde el arte gráfico, los europeos quedaron asombrados con su perfección técnica, por lo que  terminaron por considerarse obras de arte. Hiroshige, Hokusai y Utamaro— autores famosos— fueron los primeros artistas no occidentales en entrar en libros especializados y museos. Es curioso, porque para escribir estos libros no les preguntaron a los japoneses cuáles eran sus mejores artistas. Sino que se hicieron con estos impresos. Luego, lo japonés se puso de moda.

En el terreno artístico, los europeos descubrieron que la creación japonesa era muy “moderna”. Era en un momento donde el arte en occidente estaba cambiando. Hay un rechazo a lo académico y figuras como Monet o Van Gogh, que buscaban hacer cosas nuevas, tenían a la mano colecciones  grandes de estampas japonesas  que copiaron e interpretaron.

— ¿Cómo ha mutado esta influencia a lo largo del tiempo?

— Se pueden identificar más o menos tres oleadas. La primera comienza en el siglo XIX y llega a diferentes artes, además de la pintura. Luego, ya en el siglo XX, occidente descubrió a los artistas  encumbrados de Japón, muchos de ellos monjes zen que pintaban sin color. Y luego está la tercera, un neojaponismo, que vuelve al color y a la cultura popular con los mangas, el animé y los videojuegos. Lo central es que a lo largo de tres siglos la imagen japonesa ha sido influyente y atractiva. Si bien yo soy feliz con las estampas del XIX, tengo en cuenta que los mangacas (creadores de mangas) de hoy son los artistas del uyiko-e de nuestros tiempos. Tienen la misma calidad y generan un interés igual de intenso, lo que me parece muy interesante.

Perfil

Nombre: David Almazán Tomás

Nació: Zaragoza, España, en 1971.

Creador

Almazán es historiador del arte, especializado en manifestaciones japonesas. Es docente de la Universidad de Zagaroza, donde imparte las materias de Arte de Asia Oriental y Arte de África. Algunas de sus publicaciones son Japón: arte, cultura y agua (2004) Japón y el Mundo actual (2010) y Hokusai: Manual de dibujo abreviado (2017), entre otros.