Elevarte, ‘Grillo’ y el viaje de hiro
‘La música debe elevarnos’ ya está en las plataformas digitales. El álbum físico se venderá en conciertos.
Hiro es un maniquí para dibujo. El músico Rodrigo ‘Grillo’ Villegas lo utiliza para dibujar las acciones de su personaje Herejito, que casi tiene vida propia en redes sociales. Al comenzar el proceso de composición de su disco 19, el artista paceño lo ponía en distintas posiciones, según hacia dónde se iba dirigiendo cada uno de los ocho temas del disco La música debe elevarnos, que se presentará los días 10 y 11 de octubre en el Cine Teatro 6 de Agosto a las 19.30.
“Hiro es muy expresivo si lo sabes acomodar bien, puede mostrar muchas emociones: agonía, desasosiego, tristeza… Yo lo acomodaba según la canción y cuando volví a abrir Instagram subí algunos temas como un registro, entonces en las filmaciones aparecía Hiro. Empezó a tomar protagonismo. Muchas personas me hacían comentarios sobre el muñeco, así que fue natural y obvia la decisión de hablar de él. Claro que es un alter ego, pero el que viaja a través de todas las canciones del disco es él: en el videoclip lo mostramos en el mundo paralelo desde el que me ve a mí y emprende un viaje en el que ha volado, pero de verdad, utilizamos dos drones”, cuenta Villegas en su casa. Entonces, se acerca a su equipo de sonido y suelta las canciones que ahora se encuentran disponibles en todas las plataformas digitales.
Empieza Elevarte, el primer single que casi bautiza el nuevo disco. Al principio, éste debía llamarse El viaje de Hiro y cada canción iba a denominarse por capítulos, del 1 al 8. Pero las plataformas rechazaron esos nombres de canciones. A pesar de varios intentos, el formato numerado no fue aceptado, así que el músico tuvo que poner nombres convencionales a los temas. Y si bien el disco titula La música debe elevarnos, es la historia, con ocho paradas, del viaje de Hiro.
Ojo: de convencional, el disco no tiene nada. Aunque es menos denso que la anterior obra del músico—Yo soy otro cuenta con canciones fuera de la estructura tradicional de estribillo, verso, puente e intro, con casi todos los acordes invertidos y con propuestas rítmicas arriesgadas—, este trabajo propone muchas cosas nuevas en la obra de Villegas. “Ni bien acabé la gira de 2018 desconecté mis redes sociales y tiré el chip de mi celular: tenía que empezar a escribir. Soy de la vieja escuela, de la generación que escribía las canciones, las armaba con la banda, las ensayábamos y las grabábamos en un estudio. En este disco decidí de ver la posibilidad de grabarlo yo en casa. Y nunca antes lo había hecho. El proceso fue diferente”.
- El maniquí Hiro. Foto: Grillo Villegas
Es así que en un ejercicio de prueba y error, las canciones iban naciendo a la par de que se grababan; muchas empezaron con una idea y terminaron en otra diferente. Y si el anterior disco tenía un tono más severo y reflexivo, éste es mucho más atmosférico y liviano, se siente el juego; las sensaciones que produce le hacen honor a su nombre.
“Me ha parecido súper divertido. Ha sido un camino que he disfrutado muchísimo y me ha tomado más tiempo. Ha sido un viaje de aprendizaje de todo, de meterme al ropero, probar cuartos, micrófonos… ir probando para que salgan cosas mejores. Es el disco que más me ha costado, en tiempo y trabajo”, explica, pues, por el ruido cerca de su casa, tuvo que grabar de 00.00 a 04.00 los sonidos que dependían de micrófonos, como las voces.
“En este disco he vuelto a las estructuras convencionales. El disco, por alguna razón que uno no maneja, es mucho más luminoso, más accesible. Siento los temas distintos. He tocado todos los instrumentos, lo que me ha permitido exigirme mucho. Practiqué dos horas diarias el bajo, batería y piano, para ponerme en forma.
El soul es la columna vertebral de este disco y, si bien hay bastante de pop, canción y rock, el soul es capital. A nivel de diseño sonoro, Villegas decidió no usar guitarras eléctricas, solo las acústicas, con cuerdas de nylon y de metal. Ante la posibilidad de que las guitarras sonaran planas, encontró los sintetizadores, en un nuevo tratamiento atmosférico a su obra. “Estoy llenando todas las texturas con sintetizadores. Ha sido un descubrimiento maravilloso. Soy un aprendiz, pero en este año he quedado fascinado con osciladores, filtros y millones de botoncitos para mover. En el disco hay cinco solos instrumentales: uno es de guitarra, otro de bajo y tres son de sintetizadores”.
Son ocho tracks: Elevarnos, Enigma, Resonancia, Fondo, Sanación, Pasión, Autodescubrir y Comprender. “Este disco es pura felicidad, me ha llenado de un montón de cosas, me he encerrado 11 meses y con mi copiloto, Hermeto —su gato compañero, que aporta en dos canciones con un maullido y un chirrido—, nos hemos sentido en un viaje espacial, ha sido bien lindo”.