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Calle Sucre, Alma cultural

Ante un centro cruceño que se apaga, el arte es la opción para revitalizarlo.

/ 9 de octubre de 2019 / 00:00

El anuncio del cierre a fin de año del Centro Cultural Simón I. Patiño Santa Cruz encendió aún más las alertas para preservar el centro cruceño. “A pesar de sus características espaciales homogéneas y de gozar de un corazón cultural y social vigoroso, el Casco Viejo no ha podido escapar de la problemática mundial que aqueja a los centros históricos de las ciudades que en determinado momento crecen demasiado y generan nuevas centralidades urbanas. Los dos últimos censos nacionales indican la caída sostenida de la población en el centro de la ciudad, generando espacios urbanos inertes y ausentes de la vitalidad vecinal que tuvo alguna vez”, señala Ernesto Urzagasti, director General de la Bienal de Arquitectura de Santa Cruz (BASC).

Una respuesta a esta problemática ha salido desde la sociedad civil. “Somos un colectivo de 15 centros culturales, vecinos, empresas e instituciones de la calle Sucre, desde la plaza 24 de Septiembre hasta casi el Primer Anillo. Será la primera calle cultural visible de Santa Cruz, porque el centro histórico o Casco Viejo alberga a cerca del 90% de la oferta cultural”, expone Annelise Arrázola, una de las impulsoras de este proyecto que tiene el apoyo del Programa de Intervenciones Urbanas (PIU), del Ministerio de Planificación del Desarrollo.

Al menos 15 espacios forman parte de esta iniciativa. “La idea es que esta primera calle recuperada y revitalizada contagie vida a la zona. Hay muchos espacios culturales cercanos que se han sumado. Si bien es una iniciativa de este colectivo, el tema se ha venido empujando desde el 2005 con diferentes circuitos.

Luego estuvo la ruta al Museo de Arte Contemporáneo que diseñó el gestor Eduardo Ribera y las ya famosas largas noches de los museos”.

Si bien las competencias como organización de la sociedad civil no son muy amplias, se han previsto las primeras acciones: crear una identidad visual, unificar cromáticamente las fachadas según el reglamento, arborizar con macetas y mobiliario urbano, crear una aplicación web cultural y gastronómica con información para la población y poner tótems identificativos y señalética a espacios culturales. Esta primera fase se concluirá en noviembre.

“Paralelamente estamos gestionando acciones municipales que son de su competencia, como el aseo urbano, plan de recojo de basura más eficiente, arborización en tierra, entre otros”, agrega la gestora cultural.

“Haremos una primera prueba con la calle Sucre para revitalizar el centro, para ver si la gente asume esta vía como un paseo”, expone por su parte la artista y gestora cultural Ejti Stih, que también encabeza este proyecto.

La idea es posicionar esta vía con diferentes actividades artísticas, así como entretenimiento y ocio. “Queremos ensanchar la vereda y hacer una especie de maqueta en la primera cuadra. La idea es hacerla al lado de la casa Melchor Pinto, que tiene un café patrimonial, pues como proyecto nos importan tanto las actividades culturales como las del café. La idea de revitalizar el centro se basa en dar diferentes posibilidades a la gente”, agrega.

El ejemplo del éxito posible es Manzana Uno, desde donde parte el recorrido: ha tenido más de 15.400 visitantes por mes en los últimos cuatro años, lo que demuestra que la gente sí va al centro y sí consume cultura. “Si aumenta la actividad en la zona volverán algunos negocios y, junto con otras instituciones que están en las calles aledañas, se logrará la revitalización”, espera Stih.

Problemas como el abandono de inmuebles y la falta de seguridad están todavía pendientes, pero esta iniciativa brinda una luz para otro tipo de desarrollo.

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Ayo Di: ‘muchas veces la música es la única compañera’

El músico boliviano lanzó en plataformas ‘Ni rebajándome te alcanzó’, el primer sencillo de su nueva producción

Por Miguel Vargas

/ 1 de septiembre de 2024 / 06:06

Ni rebajándome te alcanzó es el primer sencillo que el músico Ayo Di sacó en las plataformas digitales a manera de presentación de su uevo materail. Se trata de una invitación a dejar atrás las lágrimas y abrazar el amor propio.

— Vivió y trabajó como DJ durante cinco años en China, ¿cómo ha influido esto en su vida y su música actual?

— Mi tiempo en China marca en mi vida un antes y un después. La cultura tan distinta y la mezcla de estilos a los que me expuse me ayudaron a abrir la mente y ampliar mi creatividad. Desde la electrónica underground con la que trabajaba en clubs hasta la música que escuchaba en la calle me ayudaron a tener un mayor repertorio de ritmos y sonidos. Cada evento y ciudad dejó una huella que influenció en mi estilo y mi música.

—¿Qué es la música para usted?

—La música es mi lenguaje más puro, mi manera de hablar sin filtros y de transmitir emociones que a veces ni las palabras alcanzan a expresar. Además, es una forma de acompañar a las personas con algún sentimiento o situación, la música es una herramienta poderosa para conectar con los demás y una forma de sanación personal. A mí no me gusta hacer música feliz, porque cuando estás feliz, ya estás lo suficientemente acompañado y cualquier canción o cualquier letra puede sacarte más sonrisas. Pero cuando estás triste es cuando más solo te sientes. Muchas veces la música es tu única compañía, y es en ese estado de tristeza cuando más atención se pone al mensaje. Es a esos momentos a los que me gusta dirigirme, entregando un mensaje que pueda ayudar o letras que resuenen con la situación que la gente está pasando.

—¿Cuál ha sido el proceso de Historias de desamor 1?

—Historias de desamor 1 nació en un momento en que necesitaba canalizar ciertas emociones intensas y complejas. Cada canción del EP fue compuesta y producida en momentos de mucha reflexión, donde la necesidad de crecimiento personal estaba muy presente, y sin querer, terminó siendo un proceso bastante terapéutico. Es un viaje que va desde la tristeza hasta el empoderamiento, cada track está conectado con el desamor, la superación y el amor propio, pero cada uno cuenta una historia diferente y con su propio mensaje.

—¿Cómo surge este primer sencillo?

—Ni rebajándome te alcanzó surge de la idea de que, a veces, ni siquiera rebajando nuestros estándares una persona puede ser suficiente y el problema más grande es que esa persona quiere tratarte como si el insuficiente fueras tú. Quería crear un himno para aquellos que deciden no conformarse, para quienes conocen su valor. Es una canción que te invita a ver una ruptura de diferente forma, a dejar los lamentos y abrazar el amor propio para salir de ese hoyo, porque considero que es la única forma de superar un corazón roto, darte cuenta que mereces más. Escuché muchas veces a mis amigas, una vez superado el ex, decir “¿cómo me fijé en él?”, “Estaba ciega”, “mi momento más humilde” y es porque al fin se dieron cuenta de que son mucho para esa persona, es ahí cuando el ex queda superado, esa es la esencia de esta canción.

— ¿Alguna experiencia personal?

— Es imposible no plasmar en mi música lo que vivo, pienso y siento. Este track tiene algunas frases inspiradas en una relación que me hizo olvidar quién era, pero también me ayudo a ser alguien aún mejor y a saber lo que sí y no merezco. No solamente una ruptura, pero cada evento trágico es una oportunidad para crecer como persona y en el caso de una ruptura, el objetivo debería ser mejorarse a tal punto que dejes a tu ex atrás y estar consciente que esa persona ya no tiene lo necesario para estar a tu lado, por eso la parte de la letra que dice “Ahora obsérvame de lejos, de cerca ya no me mereces” es tan poderosa.

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Texto: Miguel Vargas

Fotos: Ayo Di

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Santa Cruz festeja ‘Días de arte’

La sexta versión del evento creado a iniciativa de Juan Busillos concluye hoy con música, pintura al vivo y conversatorios

Por Miguel Vargas

/ 18 de agosto de 2024 / 06:08

En su sexta versión, Días de arte, bajo el lema “Todo es cultura” celebra la creación artística en Santa Cruz de la Sierra. Esculturas, pinturas e intervenciones forman parte de este evento que se inició ayer y que culmina hoy, 18 de agosto, en la galería Búho Blanco, espacio cultural que está ubicado en la Urbanización Cañoto, calle 9 final, entre av. Piraí y la Radial 17 y medio de la ciudad de los anillos.

“Este proyecto nace a la cabeza y por iniciativa del escultor Juan Bustillos, director general y dueño del espacio. Él posee un taller, un búnker maravilloso en espacio y creatividad, de más de cinco mil metros. Es acá donde él y los artistas que invitó es que empezamos este bello y constante proyecto el 2019, que no paró ni el año de pandemia”, explica Magenta Murillo, artista visual.

14 son los artistas que Bustillos invitó y que se caracterizan por vivir 100% de su trabajo, entre los que están escultores que él formó en su estudio y cuatro artistas extranjeros. “No somos un grupo de amigos que decidieron juntarse para crear algo, somos un compendio de profesionales en el arte y buscamos la excelencia. Trabajamos más de siete meses solo en este proyecto para lograr una exhibición y venta a un nivel alto, como nuestras creaciones”, agrega la artista.

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En este espacio es que cada artista armó una pequeña galería para exhibir su trabajo, transformando la casa en una inmensa sala de formas, colores y creatividad. “La idea es vender, exhibir e invitar al público en general a estos dos días de visita cultural donde pueden pasear familias enteras niños, adultos —además es pet friendly—”, señala la artista. El espacio abre de 09.00 a 22.00 los dos días del evento.

Ejti Stih, Juan Bustillos, Darwin Ibáñez, Magenta Murillo, Edgar Márquez, Mauricio Guajardo (Chile), José García, Jamir Johansen, Leoni Manrique, Noemí Oropeza, Jefri Acuña, Oscar Sosa – Ozzo Ukumari, Jaime Tereba y Carlos Paz son los y las artistas participantes.

En esta versión se contará además con la premiación al chileno Osvaldo Peña, escultor que recibirá una estatuilla de bronce hecha por JuanBustillos y su equipo, la Venus de Düsseldorf.

“Apostamos por crear un público que se adiera al arte, crear coleccionistas nuevos, reconocer y vivir la grandeza del arte, para que podamos llegar a ser un destino turístico cultural”, dice Murillo.

Texto Miguel Vargas

Fotos: Días de Arte

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La sed verdadera ¿Qué hacemos cuando se termina el agua?

El fotógrafo Marcelo Meneses presenta un testimonio visual de la desaparición de los lagos Uru Uru y Poopó de Oruro

La sed verdadera

/ 4 de agosto de 2024 / 06:18

El futuro está ante nuestros ojos y no es promisorio. El fotógrafo Marcelo Meneses Vargas (Alma Tunante) presenta una exposición que brinda un testimonio crudo sobre la gravedad de la situación del agua en Bolivia, registrando la vida de las comunidades de Puñaka Tinta María y Chusakeri, en el departamento de Oruro, cuya vida ha dado una vuelta sin retorno tras la desaparición de los lagos Uru Uru y Poopó. La sed verdadera ¿Qué hacemos cuando se termina el agua? es una muestra conformada por 30 fotografías impactantes que se exhibirán hasta fines de agosto en la Casa Museo Inés Córdova – Gil Imaná (av. 20 de Octubre esq. Aspiazu). El ingreso es libre. 

“Con esta muestra buscamos encender llamas de conciencia y prevención que iluminen el camino hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos”, apuntó Meneses, quien pudo concretar este proyecto gracias a los fondos proporcionados por la Convocatoria de Fomento a la Productividad Cultural y la Creación Artística 2024, organizada por el Centro de la Revolución Cultural (CRC), dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB).

Para estas imágenes, el fotógrafo nacido en Cochabamba y reconocido por sus fotografías del Carnaval de Oruro viajó hasta las comunidades de Puñaka Tinta María y Chusakeri, donce wevidenció la crisis humanitaria del pueblo Urus, que ha desarrolado su cultura con base en su relación con los lagos Uru Uru y Poopó.

Se exhibe en la Casa Museo Inés Córdova – Gil Imaná, (av. 20 de Octubre esq. Agustín Aspiazu) El ingreso es libre.
Se exhibe en la Casa Museo Inés Córdova – Gil Imaná, (av. 20 de Octubre esq. Agustín Aspiazu) El ingreso es libre.

“Esta muestra nos impulsa a visibilizar las consecuencias sociales y ambientales de este fenómeno, además de inspirar empatía y solidaridad, y promover un diálogo reflexivo sobre la gestión sostenible del agua y la preservación de comunidades vulnerables”, describió Meneses.

Sobre la muestra fotográfica, el escritor Benjamín Chávez escribió: “Las fotografías de Marcelo Meneses son el testimonio gráfico de una realidad inquietante que nos confronta a una posibilidad de incertidumbre vivencial y nos interpela como humanos en relación con el planeta y nuestros estilos de vida.

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”¿Qué hacemos cuando se nos termina el agua? Si bien la pregunta atañe a todo el género humano y nos impele a buscar soluciones integrales para posibilitar la continuidad de la vida sobre la tierra, para muchos, en la actualidad se trata aún de una cuestión latente a la que le dedicamos ciertos momentos de reflexión, confiados en que sabremos hallar soluciones a tiempo, por ejemplo, de mano de la ciencia.

”En casos como los del pueblo Uru, su urgencia se radicaliza porque compromete la supervivencia de una cultura cuya imbricación con el agua es milenaria y total. De ahí que la sed Uru sea ontológica y presente. A ellos ya les ha sucedido lo que para muchos no pasa de ser un futuro distópico.

”Estas fotografías visibilizan la devastación y muestran el rostro de algunos de los supervivientes, cuya voz, es una advertencia que estamos obligados a escuchar”.

Texto: Miguel Vargas

Fotos: Marcelo Meneses Vargas

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Amor por el terror de los 80

‘MaXXXine’, tercera parte de la trilogía de Tie West, celebra el ‘slasher’ con una brillante Mia Goth

Por Miguel Vargas

/ 4 de agosto de 2024 / 06:15

La crítica especializada se ha dividido ante MaXXXine (2024), la tercera y última entrega de la saga del director, ya de culto, Ti West, quien después de un promisorio inicio con The house of the devil (2009), fue pisando fuerte en Hollywood y se encontró con la actriz y modelo Mia Goth, con quien formó una dupla creativa y produjo la trilogía conformada por X (2022), Pearl (2022) y Maxxine.

Esta tercera cinta gira en torno a Maxine, una reconocida actriz de películas para adultos que desea dar el gran salto y convertirse en una estrella deHollywood.  La película está más que ambientada en Los Ángeles de 1985, pues congrega el espíritu del cine clase B de la época con un alegato que denuncia el precio de la fama y el rol que juegan las mujeres en esta vertiginosa escalera al éxito.

Si bien no es necesario ver las dos primeras películas para entender esta, pues cada una es autoconclusiva, visitar las tres brinda un espectro más amplio de lo que el director y la actriz —que no solo protagoniza las tres cintas, sino que funge en esta última como productora y trabajó en el guion de Pearl junto a West— han deseado expresar: cada pieza es una carta de amor al slasher —subgénero del cine de terror cuya denominación deriva de slash (“cuchillada” o “corte” en inglés). Se caracteriza por la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes, generalmente, con la presencia de algún acento sexual—, en un ánimo de rendir homenaje y revalorizar a este género, algo que cineastas como Quentin Tarantino ya plantearon sobre el cine B.

Si en X se exploró la estética del porno setentero, con discusiones sobre la moralidad y el éxito en el cine, además de significar el encuentro de los personajes principales; en Pearl, la precuela, se remite a la edad dorada del cine y a las motivaciones de la protagonista para ser una estrella, atrapada entre el deseo y la locura. Maxxxine retoma la historia de X y, con un amor loco por los 80 en la estética, la música, los encuadres y la atmósfera, además de guiños al giallo italiano; señala el crudo camino que una actriz debe recorrer.  Para consagrarse como una estrella, debe estar dispuesta a los que sea, en el sentido más amplio de la palabra.

El desempeño de Mia Goth en el rol principal, sin necesidad de encarnar un personaje con demasiada profundidad, es sobresaliente, con un perfecto contrapunto del desagradable detective, interpretado por Kevin Bacon. Sangre por litros, tonos neón y efectos prácticos de gran belleza que nos rescatan de los insípidos efecto del CGI actual hacen de esta pieza un divertimento que une sobresaltos, cuchilladas y nostalgia.

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Texto: Miguel Vargas

Fotos: Internet 

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Oscar García: La reciprocidad entre imagen y sonido

El músico distribuirá a través de plataformas entre 12 y 14 discos de música original que ha creado para diferentes audiovisuales bolivianos

Por Miguel Vargas

/ 28 de julio de 2024 / 06:25

Desde el 2 de agosto y a través de Pro Audio Distribución Digital, el compositor Óscar García llevará entre 12 y 14 discos de música original para audiovisuales (cortometrajes, largometrajes y una serie de televisión). porque hay películas que contienen música pre existente que no está por supuesto. Sin un orden cronológico ni jerarquía alguna, el artista ira presentando música original de cintas como Cuestión de fe o Los hijos del último jardín, la telenovela Socavón, el cortometraje Ajayu, incluso los temas de una película que nunca se estrenó, Tatuajes. El primer disco será lanzado el 2 de agosto: es la música original del documental Tribus de la inquisición, que fue nominado a los premios Goya. Cada viernes, “si un meteorito no libra al planeta azul de la humanidad”, dice García, se anunciará el disco a estrenarse en las plataformas digitales.

– ¿Qué rol juega la música en una producción audiovisual?

– Una película, sin importar su metraje, es una suma de lenguajes en contrapunto, un sistema detrás de un objetivo. Se trenza, tanto un lenguaje como el habla —de ahí que se considera al cine fundamentalmente verbocentrista— y uno, asignificante, como la música, y otros, como los paisajes sonoros, que contienen información sobre muchos aspectos del entorno. Se trata entonces de relaciones que determinarán las funciones de cada lenguaje. Relaciones que son, en general, de lo sonoro con la imagen, de reciprocidad, con valores agregados en ambas direcciones. A mitades del siglo XX Aaron Copland propuso las pistas para establecer cinco diferentes funciones a la música en el cine, que teóricos al respecto comparten, con mayores o menores consecuencias. Así, la música en el cine une, separa, puntúa, ambienta, diluye, retiene, acelera, empatiza o no con las emociones. En fin, estas y otras funciones, que cuentan además con recursos técnicos, pueden contenerse en estos seis tipos de funciones: narrativas, estructurales, temporales, psicológicas, estéticas y culturales. En este marco, hay dos tendencias en la composición. Por un lado los esencialistas, que consideran las relaciones recíprocas de lo sonoro con la imagen, como lo piensa Deleuze, por ejemplo, y los funcionalistas, que asumen una subordinación ante la imagen, asumiendo que la música tiene un papel puntual, “en función de”.

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– ¿Cómo es tu proceso de composición para este tipo de trabajos?

– Es un proceso que comienza, siempre que sea posible, con el guion. Ahí están, por lo general, las claves interpretativas de lo sonoro, de la música y de todo lo que suena, además de los diálogos. Con la misma actitud de quien lee sonorando (se me ocurre una palabra que remplace a eso de “imaginar sonidos”) para pensar el diseño sonoro, el guion sitúa a la música en un tiempo, en un lugar, en determinado ámbito estilístico. Te permite establecer cuándo interviene y para qué. Luego, y por supuesto, hablar mucho con quien vaya a dirigir la película, o consolida lo que desde el guion se desveló o lo modifica o le suma o le resta. Hablar, y no solamente de la música, es importante. Hay cosas que el audioespectador no sabe sobre un personaje, sobre una situación, sobre el mundo inventado para una historia y más. Entonces y luego, se determinan entradas y salidas, funciones, si hubiera sincronía o no, para lo cual se usa una fórmula que convierte el tiempo en figuras de valor y en el lugar de estas figuras. Por ejemplo, minuto 2, segundo 49, corresponderá en métrica irregular, al compás 64, semicorchea 9. El estilo es otro tema, la música para cine no es un estilo. Este es el resultado de todo lo anterior, una consecuencia. Por último, el proceso termina en la mezcla, o de la música, independientemente, o de toda la banda sonora, entendiendo claro, que no hay una banda como tal sino un consenso para nombrar a las distintas capas del sonido y la música. Hay una banda de toda la música, otra de la música original, otra de las músicas preexistentes y varias otras con paisajes sonoros, diálogos, efectos y foleys.

– ¿Cómo encaras el trabajo con la dirección del audiovisual?

– Dialogando y sobre todo, escuchando. Lo más probable es que tengan ya una idea definida sobre lo que quieren musicalmente para su película. Entonces aparecen las preguntas, no sobre qué clase de música quisieran, sino más bien en otra dirección, sobre qué quisieran que la música haga en determinado lugar al audioespectador, al personaje, al tiempo, a la acción. Es complicado cuando se debe traducir un estado de ánimo a música en un estilo específico. Si escuchas, “aquí quisiera algo triste”, es una frase a traducir. Para eso, hace falta dialogar. Es triste una Gymnopedie, pero también un kaluyo lento. Por último, trabajo haciendo maquetas o reducciones al piano para escuchar con y sin imagen. No se debiera grabar nada hasta que se haya compartido todo lo escrito. A veces suele ocurrir que es en el montaje cuando aparecen músicas que cautivan a quien dirige, como Kubrick y Odisea del espacio. Se quedó con las músicas del montaje (temp track). El compositor afectado fue Alex North.

– Qué desafíos existen en la producción musical para películas en Bolivia?

– La producción es siempre en nuestro atribulado paisaje, un desafío. Me refiero no a la producción musical, que implica un acto creativo, sino a la producción ejecutiva y logística, a los medios, a los recursos tecnológicos (que al parecer son ahora un problema menor, sin embargo, a más tecnología, menor es la rigurosidad e incluso la calidad del sonido), a la interpretación en algunos casos, que radica en limitaciones técnicas.

Desde el 2 de agosto se distribuirá por plataformas, cada viernes, cada disco de esta colección.

– ¿Cuál de sus trabajos en cine ha implicado algún desafío especial?

– Lo poco habitual, lo poco común, lo que no se hace con frecuencia parece ser el campo en el que juegan más los riesgos, lo lúdico, la experimentación y lo propositivo. Cosas que ocurrieron con la película El triángulo del lago. Se trataba de ciencia ficción y el lago sagrado, de puertas dimensionales y La Paz del futuro, de collas en mundos inventados. Tenía que sonar especial, toda la película y, en particular, la música. A la hora de producir, con las ideas escritas, las músicas contenían timbres de cosas consideradas no musicales. Se las hizo sonar, con combinaciones de objetos sin mayor conexión. Por ejemplo, hielo y licuadora.

– ¿Qué consejos le daría a entusiastas que deseen componer para audiovisual?

– Estudiar mucho más que música. A componer no se enseña. Se enseña a cómo resolver problemas con técnicas que devienen en herramientas. Música para cine quiere decir versatilidad, amplio conocimiento de la teoría y análisis del estilo. Audiover mucho cine, desde una escucha analítica. Escuchar música para cine, fuera del cine. Aprender y comprender sobre cada elemento que compone un audiovisual. Quemar una mesa el primer viernes de agosto y pedir que haya un montón de proyectos cinematográficos locales y que no se dejen seducir por el malinchismo, que más allá del personaje real, es un gusto irremediable, por lo extranjero.

Texto: Miguel Vargas

Fotos: Pro Audio

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