Calle Sucre, Alma cultural
Ante un centro cruceño que se apaga, el arte es la opción para revitalizarlo.
El anuncio del cierre a fin de año del Centro Cultural Simón I. Patiño Santa Cruz encendió aún más las alertas para preservar el centro cruceño. “A pesar de sus características espaciales homogéneas y de gozar de un corazón cultural y social vigoroso, el Casco Viejo no ha podido escapar de la problemática mundial que aqueja a los centros históricos de las ciudades que en determinado momento crecen demasiado y generan nuevas centralidades urbanas. Los dos últimos censos nacionales indican la caída sostenida de la población en el centro de la ciudad, generando espacios urbanos inertes y ausentes de la vitalidad vecinal que tuvo alguna vez”, señala Ernesto Urzagasti, director General de la Bienal de Arquitectura de Santa Cruz (BASC).
Una respuesta a esta problemática ha salido desde la sociedad civil. “Somos un colectivo de 15 centros culturales, vecinos, empresas e instituciones de la calle Sucre, desde la plaza 24 de Septiembre hasta casi el Primer Anillo. Será la primera calle cultural visible de Santa Cruz, porque el centro histórico o Casco Viejo alberga a cerca del 90% de la oferta cultural”, expone Annelise Arrázola, una de las impulsoras de este proyecto que tiene el apoyo del Programa de Intervenciones Urbanas (PIU), del Ministerio de Planificación del Desarrollo.
Al menos 15 espacios forman parte de esta iniciativa. “La idea es que esta primera calle recuperada y revitalizada contagie vida a la zona. Hay muchos espacios culturales cercanos que se han sumado. Si bien es una iniciativa de este colectivo, el tema se ha venido empujando desde el 2005 con diferentes circuitos.
Luego estuvo la ruta al Museo de Arte Contemporáneo que diseñó el gestor Eduardo Ribera y las ya famosas largas noches de los museos”.
Si bien las competencias como organización de la sociedad civil no son muy amplias, se han previsto las primeras acciones: crear una identidad visual, unificar cromáticamente las fachadas según el reglamento, arborizar con macetas y mobiliario urbano, crear una aplicación web cultural y gastronómica con información para la población y poner tótems identificativos y señalética a espacios culturales. Esta primera fase se concluirá en noviembre.
“Paralelamente estamos gestionando acciones municipales que son de su competencia, como el aseo urbano, plan de recojo de basura más eficiente, arborización en tierra, entre otros”, agrega la gestora cultural.
“Haremos una primera prueba con la calle Sucre para revitalizar el centro, para ver si la gente asume esta vía como un paseo”, expone por su parte la artista y gestora cultural Ejti Stih, que también encabeza este proyecto.
La idea es posicionar esta vía con diferentes actividades artísticas, así como entretenimiento y ocio. “Queremos ensanchar la vereda y hacer una especie de maqueta en la primera cuadra. La idea es hacerla al lado de la casa Melchor Pinto, que tiene un café patrimonial, pues como proyecto nos importan tanto las actividades culturales como las del café. La idea de revitalizar el centro se basa en dar diferentes posibilidades a la gente”, agrega.
El ejemplo del éxito posible es Manzana Uno, desde donde parte el recorrido: ha tenido más de 15.400 visitantes por mes en los últimos cuatro años, lo que demuestra que la gente sí va al centro y sí consume cultura. “Si aumenta la actividad en la zona volverán algunos negocios y, junto con otras instituciones que están en las calles aledañas, se logrará la revitalización”, espera Stih.
Problemas como el abandono de inmuebles y la falta de seguridad están todavía pendientes, pero esta iniciativa brinda una luz para otro tipo de desarrollo.