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Ruta para el arte

Desde el inicio de Café Lorca (calle Sucre #8), hace ya casi 15 años, sabíamos de la necesidad de hacer una red para integrar a los centros culturales del Casco Viejo con el público, no por nada en noviembre de 2005 lanzamos el primer Circuito Cultural de Santa Cruz, iniciativa de Café Lorca con la Casa Municipal de Cultura, el Museo de Arte Contemporáneo, el extinto CITC de la Gobernación, el Centro Cultural Simón I. Patiño y la entonces recién creada Manzana 1.

Tuvieron que pasar 14 años para reactivar la idea inicial, esta vez mucho más fortalecidos, ya que entraron en escena la Casa Melchor Pinto, el Centro Franco Alemán, el Museo de la Ciudad Altillo Beni, el Museo Catedralicio, el Snack Tía Ñola, la nueva propuesta cultural del Centro Boliviano Americano (CBA) y el Museo de la Independencia, casualmente todos vecinos de la calle Sucre. Esta casualidad resulta en un nuevo aliciente para la articulación urbana del circuito, ahora denominada Ruta Cultural, ya que si bien en el preproyecto se hablaba de solo la calle Sucre, estamos conscientes de que partiendo de ésta, que alberga a la mayoría de los centros culturales del Casco Viejo de Santa Cruz, los beneficiarios finales, que son el ciudadano y el turista, llegarán a transitar por los otros centros, como por ejemplo Kiosko, Nube Gallery, Arte Campo o el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), abriendo una nueva página en la historia de la cultura y su difusión en Santa Cruz.

Pero no todo es color de rosa, esta iniciativa que es privada, en coordinación con los centros públicos, depende mucho de la voluntad política para consolidarse, desde el entendido de que la cultura es uno de los pilares fundamentales de una sociedad, es necesario también reflexionar sobre cómo funcionan y se articulan estos centros culturales que aportan a la calidad de vida de los ciudadanos en sus momentos de ocio.

Asistir al cine, al teatro o a una exposición de arte es solo una parte de la compleja experiencia cultural, que alimenta el intelecto y hace más sensible el alma.

También son parte fundamental de la experiencia cultural: el café, el bar, el restaurante, para compartir y empatizar con los amigos, conocer gente nueva, conocer otras realidades y culturas, para poder hacer comparaciones y sacar propias posturas y opiniones, es por eso que utilizo la metáfora de la alimentación porque la cabeza y el corazón también lo necesitan.

Hablando de alimentación, me animo a afirmar que: Sin una nutritiva ocupación del tiempo de ocio, el individuo entra en una especie de descompensación de valores y se torna insensible hacia el prójimo, desencadenando esto en frustración y por último en violencia y marginalidad.

De ahí la necesidad de seguir con compromiso cultural que tenemos, por una mejor sociedad, para mejorar la calidad de vida de los cruceños enriqueciendo su tiempo de ocio.