Hace más de 65 años que el gran cineasta, pionero del cine boliviano, don Jorge Ruiz realizó un cortometraje a color que se convertiría en un clásico del cine antropológico, tanto boliviano como de la región.

Esta obra filmada en 1953 lleva el título de Vuelve Sebastiana, que se desarrolla en una comunidad del pueblo Chipaya, en el sur de Bolivia. El cortometraje tiene un formato de docuficción, vale decir, cuenta, desde la narración de una voz, la historia de una niña Chipaya de 12 años que por iniciativa de un niño aymara, que se hace su amigo, descubre otro mundo diferente al suyo, un pueblo vecino aymara mucho más grande, y le habla sobre las bondades de su gente y de la abundancia de comida.

Esta rememoración se la hace a propósito del fallecimiento de Sebastiana Kespi, a sus 77 años, que vivió en una comunidad Chipaya y que fue la actriz principal de esta película. Durante su vida adulta se convirtió en una mujer líder de su comunidad, trabajando y luchando para preservar la cultura Chipaya. Motivo por el cual le otorgaron el Premio nacional de Gestión Cultural, Gunnar Mendoza. Posteriormente, un periodista español escribió un libro sobre la gestión social de Sebastiana Kespi en 1977. Un homenaje póstumo a lo que ella simbolizó.

A Jorge Ruiz le debemos toda una obra que nos mostró en cine la otra Bolivia, la indígena. Fue el primer cineasta boliviano a ayudarnos a descubrir al mundo rural de los Andes y del oriente. Durante muchos años realizó una variedad de documentales sobre diferentes temas de los pueblos aymara y quechua.

Vuelve Sebastiana es una gran metáfora, la niña de un pueblo muy pobre descubre otro mundo, un pueblo rico que lo tiene todo y queda deslumbrada. Para lograr que la niña vuelva a su pueblo, el abuelo le va narrando la esencia del pueblo Chipaya, la vida de sus ancestros, el idioma propio, sus costumbres, tradiciones y los vínculos familiares. Al final Sebastiana vuelve con los suyos.

El periodista y poeta Luis Ramiro Beltrán escribió la estructura del guion y los relatos. Fue una contribución importante para la obra.

Un norteamericano, Keneth Wasson, que vivía en Bolivia, también colaboró con Jorge Ruiz, le puso en contacto a una antropóloga francesa que estudiaba al pueblo Chipaya. De esa manera el cortometraje se enriqueció en contenido y autenticidad.

La empresa que fundó Jorge Ruiz en los años 50 se llamaba Bolivia Films y entre sus colaboradores estaba Augusto Roca, quien acompañó a Ruiz en casi toda su obra de cineasta.

En su primera exhibición fuera del país, Vuelve Sebastiana ganó el primer premio del festival de cortometrajes en el Sodre, en Montevideo, Uruguay.

Ya en este siglo, gracias a iniciativas de varias personas, la película fue restaurada en la Academia de Hollywood y gracias a esta gestión ya se la tiene conservada adecuadamente en la Cinemateca Boliviana.

Agradecemos a Jorge Ruiz y su equipo por la realización de esta importante obra, a Sebastiana Kespi por su valiosa actuación y su posición dentro de su comunidad, en este momento de rememoración al que llamamos El retorno de Sebastiana.