Los carteles de la Orquesta Sinfónica de São Paulo han sido considerados un hito en el arte gráfico brasilero. Ya sea por su fluidez rítmica o por la mezcla que logra entre lo moderno y tradicional, los trabajos de Kiko Farkas lo han posicionado como uno de los maestros fundamentales del diseño editorial, cultural e institucional en el vecino país. Con un taller y una conferencia, el creativo detrás del estudio Maquina Estudio llegará por vez primera a La Paz como jurado en la Bienal del Cartel Bolivia 2019.

El dibujo como herramienta de conocimiento e invención es el nombre del taller que Farkas dará todas las mañanas del 18 al 22 de noviembre en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la conferencia ¿Ya escuchaste el sonido de la puesta del sol? se realizará el 19 de noviembre desde las 14.30 en el campo ferial Chuquiago Marka.

Diseñador e ilustrador formado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de São Paulo, el trabajo de Farkas se ha desarrollado desde su estudio Máquina Estudio. Bajo la bandera de lo personalizado posibilita que los proyectos que hacen tengan una identidad profesional ampliamente reconocida en la escena regional.

Socio fundador de la Asociación de Diseñadores Gráficos en su país y miembro de la Alliance Graphique International (AGI), además de ser el responsable de la comunicación visual entre el 2003 y 2007 de la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo (OSESP), su equipo también fue ganador en 2005 del concurso nacional para la creación de la identidad visual del sector de turismo. Entre 2013 y 2016, la Máquina Estudio fue responsable de la comunicación visual institucional de la Fundación Theatro Municipal.

Farkas, quien también es ilustrador y un enfermo del “emprendedurismo”, fue creador y coordinador del programa de especialización en Diseño Gráfico de la Escuela Británica de Artes Creativas (EBAC) del 2016 y 2018. Su experiencia como conferenciasta es amplia: ha dado charlas en el Instituto de Artes Mauricio Kagel, en la Universidad Nacional de San Martín de Buenos Aires (Argentina); en el congreso Diseño, Agente de Cambio de la Universidad San Ignacio Loyola en Lima (Perú); en la Universidad Autónoma de Aguas Calientes (México); en la Fundación Momayza en Teherán (Irán) y recibió la mención honrosa para las portadas de la Colección Poesía de la Compañía de las Letras en la exposición internacional ZGRAPH11 en Croacia.

“Infancia, las señoras con las faldas, sombreros e imágenes más turísticas. Eso era lo que tenía en mi mente sobre imágenes de Bolivia. Después viene a mi mente mucha imagen de El Alto y sus edificios. He visto la exposición de la Fundación Cartier. Un espíritu muy latino, muy periférico de nuestros países. Quiero conocer el contexto, quiero saber cómo puede pasar eso. Es algo muy fresco y muy nuevo”, apunta el diseñador, quien aprovechará su estadía en Bolivia para visitar el salar de Uyuni.

Farkas desarrolla desde su estudio la idea del trabajo colaborativo. En esta línea, se presenta como un mentor que, a través de su estudio, formó a una generación de artistas ahora autónomos. Esta labor le permite una transformación mutua entre maestro y alumno.

“El dibujo siempre fue mi lenguaje preferencial; una maestra de secundaria me dijo que estudie arquitectura. Una vez en la escuela no tuve tanto interés en la arquitectura, tocaba la guitarra y hacia dibujos. Luego me di cuenta de que mi formación estaba mucho más ligada al proceso de diseño (…). Cuando hice mi estudio en los años 80, lo que me encantaba era la oposición entre un profesional técnico con un profesional artístico (…). Para mí el trabajo del diseñador debía ser un poco más neutro y no tener una impronta tan fuerte de su imagen en el trabajo, por eso mi estudio se llama Máquina. Pero como mi trabajo siempre estuvo fuera de los cánones del dibujo y del diseño, después de 30 años me di cuenta de que siempre ha tenido un sello personal: mi pensamiento político, lo que me preocupa. Esto me fue colocando en una posición entre los diseñadores, siempre fui considerado outsider”, explica el diseñador.

En las actividades que participará en la BICeBé espera transmitir la importancia que tiene el ver hacia la calle y la naturaleza para que la gente se vuelva a enfrentar a la realidad y pueda distinguir lo que es real de lo que no lo sería.

El trabajo en Máquina Estudio se caracteriza más que por ser grande, por ser importante. “Nosotros somos realmente pequeños, los trabajos son realmente importantes por lo que son (…).  Las ventajas para mí son obvias, porque yo consigo darme cuenta de todo lo que pasa ahí. En el estudio trabajamos todos en la misma sala. Las pantallas están al centro. Somos tres y estamos siempre mirando y conectando con lo que está pasando, eso me da mucha posibilidad de interferir y estar siempre atento en lo que pasa (…).  El trabajo de Máquina Estudio ha sido desde hace 15 años un trabajo de equipo: no soy yo que hago todo, he tenido siempre asistentes, nunca más de tres, ahora estoy con dos y les doy mucha libertad”.

La personalidad de Máquina Estudio está dada por la forma de trabajo y de pensar de quienes integran el equipo. “Es híbrida, porque la gente que viene me transforma y yo la transformo. Mi estudio es mi escuela. La gente que viene se pasa como cinco o 10 años conmigo, hay toda una generación que pasó por mi estudio y hoy son profesionales autónomos. Esa es una de las cosas que me da más placer: ser mentor, ayudar a la gente a formarse”.

Una de las categorías del concurso del que Farkas es jurado trata sobre la era de la desinformación, un fenómeno que también afecta al diseño. “Esto es muy importante para mí en la actualidad, ya que en Brasil estamos pasando un momento muy crítico. Creo que el reto de los diseñadores es hacer que la gente se dé cuenta de lo que pasa, que diferencie lo que es falso de lo que es verdadero. Toda mi preocupación ahora está en que la gente vuelva a ver. Porque estamos como que encuadrados en los aparatos, en teléfonos, en la computadora, ya no se ve lo que está pasando en el mundo real. Hace muchos años estoy empeñado —y eso haré en mi workshop— en que la gente vuelva a ver, a dibujar; trabajar a través de la mirada del otro humano y que no se dé todo el contacto vía teléfono o vía las imágenes. Yo creo que la manera que tenemos de combatir fake news es que la gente salga a la calle y vuelva a mirar la calle y vuelva a tener placeres naturales, eso está muy presente en mi trabajo: sacar cosas de la naturaleza y tenerla en los trabajos”.