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Cruzada incansable por el patrimonio

Hablar de Carmen Beatriz Loza me remonta a mis primeros años de trabajo en los museos municipales. En 2005, junto al equipo del museo Casa de Murillo realizaron una de las primeras exposiciones de la cultura Kallawaya, con indumentaria, mesas rituales y objetos. La misma tuvo un impacto de alto nivel, pues estudiantes, turistas extranjeros y visitantes en general pudimos conocer sobre lo particular e importante de esta cultura desde diferentes puntos de vista. De ahí para adelante es que su nombre se me hizo familiar en conferencias, charlas, cursos de las diferentes instancias de la academia boliviana, como una de las investigadoras e historiadoras con mayor aporte en el país.

Carmen ha sido una persona que mucho más allá de lo profesional ha sido un referente de persistencia y determinación, de carácter alegre y enérgico a la vez. Ha llevado adelante varias iniciativas académicas, desde la publicación de libros, realización de conversatorios y exposiciones y también su afán por exteriorizar a nuestra cultura fuera del país, para que esta sea reconocida.

Tengo la fortuna de haberla conocido y tratado en una hermosa experiencia debido al trabajo que se ha realizado para la obtención del reconocimiento como Memoria Regional del Mundo para América Latina y el Caribe (Mowlac), de los periodiquitos de Alasita o como se denominó la postulación “Prensa en miniatura de Alacita de la ciudad de La Paz” (Bolivia), en 2012. Debo confesar que ese proyecto ha sido una iniciativa de Carmen Beatriz, que pese a que el tiempo límite de presentación de las carpetas era estrecha, trabajamos con mucha dedicación, dividiéndonos tareas. Como municipio estuvimos encargados de catalogar los periodiquitos, reunir a los coleccionistas particulares y realizar los trámites administrativos y legales internos para obtener el apoyo de nuestra máxima autoridad para esa postulación. Por su parte, Carmen gestionó con expertos del exterior el respaldo a la  postulación y realizó los textos y la traducción de toda la carpeta. Hasta el último momento, cuando el agotamiento, el desánimo y el pesimismo nos ahondaban como equipo, ella con mucha autoridad y energía auguró que se iba a lograr el cometido, es más, que no solo se lograría presentar la carpeta sino se obtendría dicha nominación. 

Así fue y en Alasita de 2013 se celebró con la dicha de contar con el reconocimiento del Mowlac a la prensa en miniatura. Es por ello que personalmente tengo mucho cariño a Carmen porque nunca se rindió, con su carácter sociable, enérgico, persistente, optimista ha logrado conformar varios equipos para obtener las nominaciones de Patrimonio de la Humanidad, como la de Moxos, Alasita, Kallawayas y ahora la de Gran Poder. Sin olvidar el trabajo con la Cinemateca Boliviana que también obtuvo el reconocimiento por parte del Mowlac. 

La tarea de Carmen ha sido infatigable así como ella era, dormía muy poco, leía bastante, investigaba, iba de un lugar a otro, dominaba idiomas extranjeros, conocía sobre la ritualidad andina (especialmente la del norte de La Paz), ha gestionado exposiciones y difusión sobre la medicina tradicional, etc. Ha sido un gran elemento profesional en el Ministerio de Culturas y Turismo, pues no solo conocía el manejo del mismo, sino que contaba con el aprecio de los actores culturales relacionados a su función en la Dirección de Patrimonio Cultural.

Carmen ha dejado un gran legado y a la vez un vacío, pues su apoyo y respaldo a nuestra institución ha sido muy por encima del color político, ha primado en ella valores espirituales y culturales que le han permitido trabajar en armonía con su instancia. Con seguridad se extrañará el espíritu alegre y persistente, el ánimo y fortaleza que ella expresaba a todos los que con un granito de arena aportamos a la cultura desde nuestras instituciones.