La noche del 19 de agosto de 2019, en el Auditorio del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef) en La Paz, presentamos los Anales de la XXXII Reunión Anual de Etnología (RAE), celebrada en 2018 y dedicada a los materiales líticos. Presentar los Anales se siente, para nosotros, como martillar el último clavo en el ataúd de un año que muere. Cada agosto, cerca del 20, renacemos con una nueva exposición, un nuevo catálogo, y una nueva RAE, donde se reúnen investigadores consagrados y jóvenes que hacen sus primeras armas académicas; productores y creadores que nos entregan sus saberes, historias y experiencias; y un público diverso. Desde hace más de 30 años, la RAE es un espacio anual donde nos encontramos, nos escuchamos y aprendemos unos de los otros. En los últimos años, se ha realizado por cinco días en La Paz, luego por dos días en Sucre y otros dos en Santa Cruz. Los mejores aportes de cada RAE, aquellos que son plasmados por sus autores en formato de artículos, se concentran cada año en ese pequeño libro, esa memoria destinada a cerrar el círculo, al año siguiente.

Pero ese agosto de 2019 se sintió levemente distinto, quizá algo nostálgico porque se cerraba algo más que un año: concluía una pequeña era en la historia ya larga de la RAE. El ciclo La rebelión de los objetos inició en 2013, cuando la vigésima séptima RAE dio un giro radical. Por primera vez desde su nacimiento, en 1987, este evento fundamental para la ciencia social boliviana se cerraba en una temática predefinida. Aquí es importante aclarar que desde 1990 cada RAE incorporaba un seminario central con una temática definida, pero el resto del evento se organizaba por disciplina —por ejemplo, en uno los historiadores, en otro los lingüistas y en otro los arqueólogos— y reunía a distintos investigadores realizando sus aportes sobre temas diversos. El giro de 2013 consistió en concentrar la totalidad del evento alrededor de un tema, que se subdividía en cuatro mesas donde se ubicaban expositores que tocaban una misma temática, desde diferentes disciplinas, posturas y puntos de vista.

Los textiles fueron el tema inaugural de ese ciclo llamado La rebelión de los objetos. Y en años siguientes, vendrían la cerámica, el arte plumario, los metales, las fibras vegetales y las piedras. Seis Anales de la RAE, seis libros negros con unos 12 artículos cada uno y un DVD con charlas y demostraciones en video. Esos materiales quedan como testimonios de un encuentro entre voces diversas: investigadores jóvenes y consagrados, productores y creadores tradicionales, público y el propio Musef, cada año con su nueva exposición y su nuevo catálogo. Cada uno de estos libros es un pequeño compendio de referencia sobre un tema definido, como cada evento fue un aprendizaje mutuo entre personas que miraban la misma cosa, desde diferentes ángulos. Y en general, aprendimos que es posible pensar el mundo, la sociedad, la cultura, como algo que nace de los materiales, que emerge en los procesos de obtención, producción, uso y sus consecuencias. Que es manipulando las fibras, las arcillas, los minerales, que le damos sentido al mundo. Y que son esos sentidos y condiciones materiales los que están en la base de nuestras ideologías, nuestras reivindicaciones y nuestras identidades. Aprendimos, tal vez, a descender un poco de los pedestales del discurso académico y del modelo teórico, para involucrarnos con esta construcción práctica, real, de lo social.

Es la noche del 23 de agosto de 2019 y el ambiente es de celebración. En el patio colonial del Musef, hemos instalado un escenario musical. El grupo da lo mejor de sí sobre nuestra tarima, a cuyo alrededor no hay espacio para más gente. La RAE 2019 de La Paz ha terminado, aunque falten todavía las citas en el Musef de Sucre y en el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP) de Santa Cruz. Por esta y otras razones, este cierre no se siente como un final, sino como un nuevo inicio, fresco y vibrante. Cuando, en 2013, la RAE se concentró en un tema anual, la densidad y riqueza del debate aumentó, al tener menos dispersos los aportes de los diferentes expositores. Sin embargo, todos los pro tienen sus contra, y como contrapartida, la cantidad de público y de investigadores disminuyó.

Evidentemente, por las restricciones de temática, ya no todos podían presentarse cada año en la RAE, y este cambio nos valió algunas críticas. Los años destinados a materiales fuertemente investigados como los textiles, la cerámica y los metales fueron algo más poblados, pero las RAE que abordaron temas relativamente nuevos como el arte plumario o la piedra fueron eventos, cuantitativamente, más modestos. Este 2019 fue diferente, porque inauguramos un nuevo ciclo de siete años, titulado Expresiones, que es la continuación natural de La rebelión de los objetos. Entre 2013 y 2018 nos habíamos dedicado a indagar, en profundidad, en aquellos sentidos que emergen al transformar los materiales en lo que solemos llamar “objetos”, en un intento por profundizar más allá de las formas aparentes, y además valorar el saber práctico de los creadores como verdadero conocimiento. Fue una acción de rebelarse, pero también de revelar a las cosas, colección por colección, material por material. Tras seis años, con los objetos rebeldes ya revelados, nos percatamos de que, en la vida, los materiales y los objetos no operan separados en el espacio —como en nuestras salas de exhibición— ni en el tiempo —como en la RAE—. Más bien, cosas de diferente material y tipo se enredan, se afectan mutuamente, se alían y se contrarían. Al hacerlo, nos permiten —o a veces nos impiden— expresar ideas, sentimientos, sensaciones, reivindicaciones e identidades. Es por ello que, si la cadena de producción o cadena operatoria fue el concepto grande que guio el ciclo La rebelión de los objetos, la idea de vida social del objeto se encuentra detrás de este nuevo ciclo.

El ciclo RAE Expresiones intenta mantener aquellos rasgos positivos que caracterizaron a La rebelión de los objetos: fundamentalmente, darle al evento una temática que nos permita concentrar la discusión y generar un enriquecimiento interdisciplinario, mutuo. Pero, asimismo, ataca sus falencias, y propone temas menos cerrados, a fin de ampliar la discusión y atraer a la mayor cantidad de expositores posible.

La RAE 2019, dedicada a los Cuerpos y objetos, exploró el fenómeno de la corporalidad desde el uso de la vestimenta, los estudios de género, la imagen humana en objetos y espacios, el movimiento, ceremonia y expresión, la salud y medicina intercultural, más varias performances artísticas y un desfile de modas. Celebrada en La Paz, Sucre y Santa Cruz, reunió un total de 148 expositores, entre académicos de diferentes disciplinas, activistas, productores y artistas. Tuvo 240 asistentes inscritos y un promedio de 42 personas presenciando cada actividad. No por nada, ese 23 de agosto celebrábamos. Vimos acudir a la RAE a personas que nunca habíamos visto antes, atraídas por una u otra de las diversas propuestas, por una investigación o una idea, por la expresión de un testimonio, de una historia, o de un sentimiento que se convierte en arte. Por personas que te conmueven, te enseñan, te emocionan, te cuestionan o incluso te molestan. Pero que rara vez te dejan indiferente.

Es el 11 de febrero de 2020 y tenemos entre manos la convocatoria a la RAE 2020. La trigésima cuarta en La Paz, la doceava en Sucre, la sexta en Santa Cruz, y la primera en Cochabamba. Titula Lenguajes y poéticas, y busca discutir sobre cómo expresamos empleando los lenguajes de la palabra, el cuerpo, el espacio y la imagen, con espacios concretos para las poéticas, la narrativa y para un balance del estudio y enseñanza de las lenguas originarias. Mientras nuestra nueva exposición y catálogo van tomando forma, mientras forjamos el clavo de los Anales para el ataúd de 2019, imaginamos un museo repleto y una discusión densa, abundante, enriquecedora. En agosto nos vemos.