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Un homenaje al periodista Alfredo Alexander

Periodista y escritor. Fundador y director de los periódicos Páginas Libres, La Vanguardia y Noticias en Oruro. En La Paz fue propietario y director del vespertino Última Hora por más de 40 años y dirigió el matutino Hoy hasta el 14 de marzo de 1970, fecha en que Alfredo Alexander fue asesinado junto a su esposa por negarse a entregar sus periódicos para el servicio del oficialismo. Un homenaje a su vida y obra se hará en dos actos conmemorativos.

El jueves 12 de marzo se hará el descubrimiento de una placa conmemorativa y la instalación de un busto de Alexander en la avenida que lleva su nombre, en Achumani; y el sábado 14 habrá un acto de homenaje con la participación de intelectuales destacados, quienes recordarán la vida y obra de Alfredo Alexander Jordán en el Círculo de la Unión (calle Aspiazu 333, Sopocachi).

Alexander sostenía: “La prensa no debe ni puede ser un recurso puesto al servicio de intereses personales o privados, porque en tal caso desvirtúa su función social para convertirse en instrumento de propósitos subalternos y egoístas contrarios al bien común de la sociedad. La prensa debe ser el refugio de la verdad y debe ser también un faro que ilumine el camino para todos”.

Elena Alvestegui, nieta de Alfredo Alexander, recuerda las enseñanzas de su abuelo. “Los valores morales y éticos, el respeto a la vida y la dignidad humana. Valores que inculcó en su familia y en los que basaba sus escritos”.

Según cuenta Alvestegui, Alexander era muy apegado a su familia. “Él llamaba a su familia su ‘Pequeño y amado mundo familiar’. Incluso hoy los nietos y bisnietos hablamos de este pequeño y amado mundo familiar del abuelo. Tenía una relación muy estrecha con sus hijos y una relación muy profunda con los nietos, hasta con los más pequeños. En la casa era muy solemne y calmado. Toda actividad familiar era un motivo muy importante para él: un cumpleaños, una Navidad, una reunión con la familia era importante, lo consideraba como algo extraordinario”.

Excombatiente de la Guerra del Chaco, Alexander también fue funcionario público como ministro de Hacienda, director del Banco Central de Bolivia, embajador plenipotenciario en Argentina y embajador en España. “Era un hombre muy activo y su labor abarcaba varios campos; fundó y presidió la Cámara de Industria y Comercio, la Asociación Boliviana de la Prensa y la Escuela Popular Libre para jóvenes proletarios”.

Pero su mayor pasión eran las letras: “Escribía todo y a todos. Diarios por cantidad, reflexiones, notas, pensamientos. Escribía cartas a cada uno de sus hijos, nietos y a su esposa. Conocía a detalle a cada uno y sabía nuestros gustos, para así contarnos historias y leernos libros”, rememora Alvestegui.