100 años de ‘El gabinete del Dr. Caligari’
El 26 de febrero de 1920, Robert Wiene estrenó la película fundacional del cine de terror y el expresionismo.
Pocas películas pueden llegar a cumplir 100 años y mantener la frescura en su horror deleitable, pese a ser muda. Este es el caso de El gabinete del Dr. Caligari, película alemana que fue estrenada un 26 de febrero de 1920 en el cine Marmorhaus de Berlín. Esta joya del expresionismo alemán es considerada como la primera gran película de terror de la historia del cine.
El gabinete del Dr. Caligari fue dirigida por Robert Wiene, aunque originalmente Fritz Lang fue el director tomado en cuenta, Wiene pasaría a la historia del cine únicamente por este título. El guion fue de Hans Janowitz y Carl Mayer y está basado en hechos reales. La idea surgió por una serie de sucesos que vivieron ambos a lo largo de sus vidas.
Según el escritor Adrián Sánchez, uno de los autores de la obra El gabinete del Dr. Caligari. El libro del centenario, a Janowitz le surgió la idea al observar a una mujer en una feria. “Janowitz la siguió, pero la perdió de vista cuando se metió por unos arbustos, de los cuales luego salió un hombre. Al día siguiente leyó en la prensa que la muchacha había sido asesinada en la feria y el hecho le chocó profundamente”, añade Sánchez.
El otro guionista, Mayer, proporcionó otros elementos a la trama, que fueron el resultado de rememorar un examen psiquiátrico que pasó durante la guerra. Otro suceso que contribuyó a la historia aconteció cuando ambos guionistas visitaron un circo en Kantstrasse, Berlín, y vieron el acto llamado ¿Hombre o máquina?, en el cual un hombre ejecuta hazañas de gran fuerza después de ser hipnotizado. Esa noche fue cuando visualizaron la historia de Caligari.
Los escritores contaron la historia de un loco hipnotista, el doctor Caligari (Werner Krauss), que usa a un sonámbulo Cesare (Conrad Veidt) —que es capaz de predecir la muerte— para cometer asesinatos. Tras la muerte sospechosa de su amigo Alan (Heinrich von Twardoswki), Franzis (Friedrich Feher) comienza a investigar al doctor. Entre 1920 y 1922 la película fue proyectada en casi todo el mundo convirtiéndose en un fenómeno internacional; siendo bien recibida en Estados Unidos, Francia y Japón, proyectando fuera de sus fronteras un cine fantástico alemán que comenzaba su andadura antes de estallar la I Guerra Mundial.
El gabinete del doctor Caligari hace uso del “Rahmenerzählung”, o narración enmarcada (técnica literaria que consiste en la inclusión de uno o varios relatos dentro de una narración principal). Un prólogo y un epílogo establecen el cuerpo principal del filme como una escena retrospectiva.
Robert Wiene y su equipo de dirección artística apostaron por una escenografía atrevida, basada en geometrías casi imposibles, que conectaba con el expresionismo. Un estilo oscuro, bizarro y retorcido; donde los escenarios son dominados por formas puntiagudas, líneas curvas y oblicuas, con calles y sendas estrechas en forma de espiral, además de paisajes que se inclinan y retuercen en ángulos inusuales que crean la sensación de que todo puede implosionar.
Roger Ebert, crítico de cine, lo describió como “un dentado paisaje de ángulos agudos y muros y ventanas inclinadas, escaleras que escalan locas diagonales, árboles con hojas puntiagudas, pasto que parece un conjunto de cuchillos”.
La escenografía se caracterizó por el trazo de pintura negra, los paisajes de Holstenwall fueron pintados en lienzo que reflejaban una sensación de perspectiva y tridimensionalidad al espectador. Las edificaciones tomaron elementos de la arquitectura cubista que junto con las sombras y oscuridad de los callejones otorgan al filme un aire de que los escenarios están vivos.
Asimismo, el escritor de Expressionismus und Film, Rudolf Kurtz, escribió: “la fuerza dinámica de los objetos aúlla su deseo de ser creados”. Las habitaciones muestran ventanas con marcos distorsionados, puertas que no son cuadradas, y sillas que son muy altas. Extraños diseños y figuras son pintadas en los muros de los corredores, los árboles del exterior tienen ramas retorcidas muy parecidas a los tentáculos de un pulpo.
El resultado fue una delicia para amantes de la imagen siniestra y embriagante: juegos de desproporción, paredes de ángulos extraños, paisajes de aspecto surrealista, confusión entre objetos pintados que están en la escena. Todo esto se logró con un bajo presupuesto que permitió la realización de un filme de aspecto artístico. Hoy en día, la película de Robert Wiene es considerada el punto final del expresionismo temprano.
Para la profesora de historia del cine en la Universidad de Valencia Áurea Ortiz Villeta, El gabinete del Dr. Caligari “Supone la más completa adaptación del expresionismo al cine y, de hecho, es como una pintura expresionista en movimiento. Crea un espacio agresivo y hostil, en el que todo parece pinchar y agredir, un espacio verdaderamente de pesadilla con una carga emocional impresionante”.
Con los traumas y malestar, aún latentes, de la I Guerra Mundial, la película de Wiene adquirió significación política más allá del goce estético y del juego narrativo. El teórico Siegfried Kracauer, al realizar un ensayo psicológico del cine alemán de entreguerras señaló que el filme representaba una anticipación del régimen nazi de violencia y control de la conducta. Kracauer escribió: “Caligari expone al alma vacilante entre la tiranía y el caos, y enfrentando una difícil situación: cualquier escape de la tiranía parece lanzarla a un estado de total confusión”. Esa tesis fue más tarde desmentida, al menos en parte.
Algo que no se puede negar es cómo el cine alemán llenó las pantallas con figuras de horror y terror durante esos años, y cómo otros cineastas diseñaron asesinos y tiranos en el cine, incitando a la violencia y la destrucción. En ese sentido, actualmente aún se discute sobre si los rasgos del Dr. Caligari no son reconocibles en Adolf Hitler, y si el sonámbulo simboliza al pueblo alemán que, años más tarde, se dejó llevar hacia un gran genocidio, el Holocausto y la destrucción de toda su nación.
Al respecto, la profesora Ortiz Villeta, cree que la lectura “altamente política” que se hace del filme tiene la influencia de sucesos posteriores en Alemania y que el estudio de Kracauer ha influido para ver de otra manera a la película. Aunque coincide en que el aumento de monstruos, seres malignos y mentes criminales que ofrece el cine alemán de esos años ha permitido relacionar a Caligari y otras películas con el ascenso del nazismo; es “muy atractivo, pero, tal vez, muy arriesgado”, concluye.
Ha pasado un siglo y este filme es considerado como uno de los filmes capitales en romper con la tendencia hacia el realismo, es una de las primeras películas que se conocen con un giro final: Con su producción se hizo posible la existencia de un cine de vocación artística que fuera comercial al mismo tiempo; la lista de logros y anécdotas podría continuar ante lo que solo se puede concluir que El gabinete del Dr. Caligari sigue y seguirá suscitando pesadillas en los que la ven por primera vez.