Conciertos en cuarentena, la paradoja de estar solo y junto a una multitud al mismo tiempo
Los recitales web ofrecen una forma diferente de conectarse para los músicos, pero además abren la puertas de nuevos modelos de negocio.
El silencio lo sorprendió. Rodrigo Grillo Villegas está acostumbrado —“mal acostumbrado y engreído por eso”— no solo a llenar los teatros en los que se presenta a nivel nacional, sino al sonido de los aplausos, gritos y cánticos del público que asiste a escucharlo tocar. Así que al no escuchar nada luego de terminar una canción, a pesar de tener pruebas de que más de nueve mil personas estaban mirándolo, fue una experiencia nueva y extraña.
“Estamos en el futuro, se parece a una obra de ciencia ficción. Todos en casa, sin poder salir por la pandemia, con policías y militares en las calles, y con mucho miedo. Estaba tocando solo, pero las cifras en Facebook me mostraban que cada vez más gente se conectaba. Fue inolvidable aunque no estaba saltando de alegría. Aún no termino de leer los más de 17 mil comentarios”, narra el compositor paceño, quien dio un concierto virtual el 26 de marzo, desde su página de Facebook.
Si bien este formato no es nuevo, se está haciendo masivamente popular debido a la cuarentena en la que se encuentran muchos países. Artistas como Chris Martin (Coldplay) y Pink dieron pequeños recitales desde sus casas, a través de sus redes sociales. Fito Paez y Pedro Aznar fueron algunos de los artistas latinoamericanos que siguieron esta corriente y Manuel Monroy Chazarreta y Pepe Murillo son algunos creadores nacionales que han anunciado sus propios conciertos.
Si bien no era la primera vez de Villegas — celebró los 20 años de su disco Huye el sol, tocando por internet desde Buenos Aires (Argentina) —, la cuarentena hacía más difícil conseguir equipo que no tuviera ya en su casa. Los preparativos estuvieron llenos de improvisación, juegos con su gato Hermeto y creatividad, para lo que terminó siendo una presentación masiva, con espectadores nacionales e internacionales.
“Si bien estoy preocupado por lo económico, porque tuve que cancelar casi toda mi gira el año pasado, creo que en el mundo hay quienes ponen primero la salud antes que la economía y me encuentro entre ellos. Este concierto fue un aporte para lograr abrir un espacio entre todo el estrés cotidiano que estamos viviendo, descanso que por lo visto es muy necesario”.
La intensidad de los nervios previos fue lo que más diferencia una presentación en vivo de una virtual para la cantante y productora paceña Silvana Vargas. Ella dio un concierto por Facebook junto a su esposo y guitarrista Carlos Fischer, el 30 de marzo, como parte de la iniciativa Quédate en casa, organizada por Pato Peter. “Nunca me había sentido así, no estoy segura si fue porque no tienes acceso a las reacciones de la gente o porque hay más exposición, pero fue totalmente nuevo”.
Como productora su visión en bastante diferente. “En realidad quienes se conectan y se quedan son quienes suelen ir a los conciertos, por lo menos aquí en Bolivia. Cuando los artistas son conocidos hay un número grande de espectadores, pero los nuevos aún batallan por obtener atención”. Si bien las plataformas dan la opción de crear eventos pagados, es bastante arriesgada en el país, sobre todo porque el pago por internet aún no es masivo y porque las condiciones tecnológicas son un obstáculo.
María Fernanda Artuña trabaja en la producción musical hace más de una década y viene analizando las posibilidades de este nuevo formato y de otros espacios digitales hace tiempo. Los conciertos en vivo, detalla, son la principal fuente de ingresos de un músico. Las regalías y el número de reproducciones en medios digitales son un ingreso extra, aún menos importante en el país, ya que aquí Youtube no las monetiza.
Los conciertos virtuales son sobre todo un gesto de solidaridad, que debe valorarse, pero es muy complicado que puedan transformarse en un medio para que los músicos generen recursos. “No es sostenible que los artistas vivan de conciertos digitales en Bolivia. No tenemos las condiciones técnicas ni logísticas para que se transformen en algo rentable. Si bien cobrar es posible, dependen de mecanismos que no son muy familiares aquí, además aún tenemos problemas con el internet y los músicos tendrían que invertir en equipos”, comenta la experta, quien es parte de Turu! Producciones, TDV Bolivia y Mandala Música (operadores autoridades de The Orchard Bolivia, área digital de Sony Music).
Hace varios años que la asistencia a conciertos ha bajado mucho y a nivel mundial el consumo musical por internet también ha disminuido, para darle lugar a las noticias sobre la pandemia, describe Artuña. Para ella este es un momento clave para escuchar qué es lo que quiere el público, para volver a seducirlo y llevarlo a los escenarios, una vez que la cuarentena termine.
“Mi propuesta personal es que es un momento especial para crear contenido junto al público. Es una oportunidad que compositores e intérpretes pueden utilizar para conocer a quienes los siguen y conectarse a un nivel personal con ellos. Las herramientas digitales son una gran herramienta, que puede utilizarse creativamente. Pueden pensarse como un medio para sembrar semillas que puedan cosecharse en el futuro”.