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Danza y aislamiento, un reto creativo y formativo

La cuarentena desafía la sostenibilidad de este sector con el cierre de teatros y espacios de ensayo y lo empuja hacia el universo virtual.

/ 8 de mayo de 2020 / 08:00

El encierro no ha parado su movimiento. Ese es uno de los elementos que tienen en común los bailarines, maestros y coreógrafos Haru Beltrán, Roberto Sardón, Elena Filonemo y Juan Carlos Arévalo. La cuarentena que atraviesa el país debido a la pandemia del COVID-19 determinó el cierre de teatros y la cancelación de todo evento que implicara la aglomeración de personas desde hace más de un mes, coyuntura que pone en conflicto a las artes escénicas, pero no las detiene. Los creadores buscan maneras de sostener el trabajo físico—propio y el de sus alumnos— que implica este arte, sustentarse económicamente y desarrollar sus propuestas creativas desde las herramientas que les brinda el universo virtual.

El 12 de marzo, el escenario del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez (Jenaro Sanjinés e Indaburo) estaba abarrotado de bailarines folklóricos nacionales que presentaban sus mejores coreografías, ante un numeroso público. Ese mismo día, el Gobierno decretaba la suspensión de clases escolares y la cancelación de los vuelos desde y hacia Europa. El Festival Nacional CIOFF Bolivia duró tres días —12, 13 y 14 de marzo— y terminó justo a tiempo para que los más de 400 artistas pudieran retornar a sus regiones. Así sorprendió esta emergencia a la Academia de Danzas Folklóricas Bolivia (Adaf Bolivia), que era la organizadora del evento.

“14 compañías fueron parte del festival que comenzó el mismo día que se confirmaron los dos primeros casos de coronavirus en nuestro país. Asumimos el riesgo de continuar con los espectáculos (todo lo que congregara más de mil personas en un mismo lugar había sido suspendido), con algunas críticas, pero con mucho éxito y el tiempo justo para que los participantes pudieran regresar a sus regiones. La cuarentena nos encontró así, sin ningún plan de contingencia que nos dictara qué podíamos hacer”, narra Roberto Sardón, director de Adaf Bolivia, academia de danza folklórica con más de 20 años de vida.

La semana siguiente él y su equipo buscaron maneras de continuar la formación de sus estudiantes. El internet fue el puente de contacto entre los maestros y los alumnos, que consiguió darle continuidad a su trabajo. Sin embargo consideraron tomar restricciones importantes; solo se dan clases virtuales a aquellos bailarines de los elencos de la institución, es decir que se han formado en baile por más de cuatro años.

“Estos alumnos ya tienen conciencia corporal lo suficientemente desarrollada para seguir nuestras instrucciones sin que haya riesgo de lesiones. Personalmente pienso que es irresponsable dar clases iniciales porque la presencia de los maestros es clave para corregir y cuidar a los alumnos. Es un debate que aún no está resuelto para noso-tros. Estamos buscando maneras de resolverlo y, si las encontramos, tal vez podríamos lanzarnos a hacerlo”, detalla.

El tema de la ética de trabajo en la enseñanza de la danza ha surgido con fuerza en las reflexiones de los artistas. Beltrán y Filomeno son instructoras de ballet clásico —entre otros géneros— que se preguntan exactamente lo mismo: ¿hasta dónde una pantalla puede reemplazar la presencia de un maestro en una disciplina corporal?

“El ballet es altamente técnico y la base debe aprenderse y corregirse con mucho detalle para evitar lesiones y para que luego el avance fluya sin problemas. Las clases a través de una pantalla se tienen que adaptar a cuidar de los alumnos, tomando en cuenta que ya no estamos en un salón de ensayos con un piso pensado para esto. Tenemos que tomar en cuenta que no es lo mismo saltar sobre pasto que sobre cerámica o cemento. Además, sobre todo con niños, hay que plantear una sesión dinámica, fluida y fácil, que puedan seguir y disfrutar”, narra Beltrán, quien es docente de diferentes escuelas privadas y mantiene un proyecto de formación y creación en danza contemporánea junto con Sergio Valencia.

A pesar de los retos, encuentra que el hecho de que esta actividad se mantenga y sea parte de la nueva rutina de quienes aprenden con ella es beneficioso y los obliga a tener más conciencia sobre sí mismos, su cuerpo y lo que los rodea.

El contacto y la presencia es para Filomeno —bailarina que nació en Perú pero que ha hecho su vida en Bolivia desde hace mucho tiempo— algo insustituible, conclusión inicial en la que coinciden todos los creadores de movimiento. Sin embargo, ahora que el espacio que debe haber entre personas no solo se ha ampliado, sino que se va instaurando como una frontera que es mejor conservar, la palabra fortalece lo que puede verse a través de la pantalla. “Las instrucciones tienen que ser más anatómicas, la clase funciona mucho más verbalmente. Antes podían verme hacer un movimiento o yo podía acercarme y ayudar a que quien estuviera practicando se moviera correctamente. Ahora tienen que encontrar las sensaciones correctas en su propio cuerpo”, describe la docente del Ballet Cubano Boliviano, donde enseña a niñas que ya llevan dos años practicando ballet clásico.

Filomeno y la artista Paulina Oña lanzaron el 20 de abril el proyecto Imaginarium, un programa de acompañamiento online para niños, con juegos teatrales y movimiento. Allí el planteamiento es más abierto y los detonadores creativos tienen resultados conmovedores en los niños y niñas. “Es una iniciativa que creamos por el tiempo de la cuarentena. Los niños están mucho más abiertos a moverse y eso ayuda a que se encuentren con su cuerpo. Uno de ellos, por ejemplo, puso una canción de Red Hot Chilli Peppers y me mostró su ‘baile de la felicidad’. Fue un momento muy lindo”

Crear para la pantalla

La creación es el área donde más difieren las experiencias de estos artistas. Adaf Bolivia tuvo que suspender presentaciones de sus elencos, que se tenían previstas para abril y junio, así como un viaje a Rusia en representación de Bolivia. La incertidumbre sobre hasta cuándo permanecerán cerrados los teatros municipales y privados hace muy difícil que se pueda planificar un espectáculo como antes.

“A pesar de que somos la quinta rueda del carro, los artistas han sido los más activos en las redes sociales, transmitiendo diferentes tipos de shows, sin costo. Sin embargo esto puede ser un arma de doble filo, porque estamos acostumbrando al público a la gratuidad. El rito de pagar por ver una obra es un lazo muy importante entre el espectador y el artista”.

Si bien la compañía que dirige Sardón también ha hecho públicos algunos espectáculos, no es una práctica que pretendan repetir. Esperan que las autoridades municipales busquen maneras de ayudar al sector, como por ejemplo comprando las grabaciones de sus espectáculos para difundirlos sin costo y al mismo tiempo darles sostenibilidad económica a los artistas.

Beltrán asume este momento como un espacio alimentado creativamente por la nostalgia. Si bien vio instantes donde las emociones generadas por el aislamiento la abruman, también descubrió que los recuerdos y las ganas de moverse hallan canales para motivarla a bailar.

“Escucho una canción y no puedo evitar comenzar a imaginar. Extrañar se ha convertido en motor para crear. Y el tiempo que tengo ahora me permite alimentarme y aprender de grandes bailarines que están en las redes y que guían el camino para descubrir nuevos movimientos. Por otro lado, suelo trabajar mirándome al espejo, como gran parte de los bailarines, pero como ahora no están, eso me obliga a conocerme más y descubrir otros impulsos que quizá ya estaban ahí, pero que no tenían razón para manifestarse”.

Juan Carlos Arévalo y Elena Filomeno son pareja y pasan esta cuarentena juntos. La experimentación ha sido parte central de su propuesta —Proyecto Border— y para continuar con su quehacer, han transformado su casa en un laboratorio.

“El confinamiento ha puesto en conflicto a todo lo escénico. Cuando se crea con el cuerpo, el contraste entre lo que genera la presencia de público y artistas en un mismo lugar y la virtualidad de la pantalla es muy grande. En definitiva, ver algo por celular o computadora es una experiencia completamente diferente”, desarrolla Arévalo, director, dramaturgo y bailarín, quien está dando un taller de escritura creativa para la escena.

El más grande reto que tienen ahora las artes performativas, define, es que deben aprender a “movilizar sensibilidades desde esta pantalla”, ya que el internet es el medio por el que aún se puede generar encuentros, manteniendo la debida seguridad frente al virus. Para ello, gran parte de los creadores han entrado en un estado activo de experimentación, para descubrir qué herramientas les brinda el mundo virtual, para volver a conmover a quien los mira.

El Ministerio de Cultura y Turismo convocó a representantes de diferentes ramas artísticas a una reunión por Zoom el martes 28 de marzo, tras más de 40 días desde que el sector entró casi en paro completo. De esta primera reunión se esperan medidas que puedan colaborar con un sector que, como recuerda Sardón, nunca ha esperado del apoyo Estatal para rescatar, difundir y alimentar la cultura boliviana.

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Mario Ramírez, música en tiempos críticos

El músico lanzó en plena cuarentena ‘InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez’, disco marcado por momentos de tensión, que busca contrarrestar con intimidad y conexión.

/ 27 de mayo de 2020 / 09:03

En noviembre de 2019, Mario Ramírez — compositor nacional, parte del dúo Negro y Blanco— se preparaba para cantar mientras motines policiales comenzaban a estallar en diferentes departamentos de Bolivia. Cuando la tensión en las calles subía, el artista actúo —a puertas cerradas— y compartió con su público 32 composiciones inéditas. En mayo de 2020, mientras el país y diversas partes del mundo todavía lidian con los estragos de la pandemia del COVID 19, el artista lanzó por internet InEditadas Vol.2 de Mario Ramírez, álbum que contiene 15 de aquella treintena de piezas.

“No fue casual que el álbum estuviera listo durante la cuarentena y nació una necesidad de compartir esas canciones ahora. Es el tiempo perfecto para lanzarlo por plataformas, ya que las personas tienen tiempo para escucharlo tranquilamente en casa. Habla de sanación, familia, pareja… cosas que todos estamos viviendo, en espacios y realidades diferentes. Durante este tiempo el arte, y sobre todo la música, ha mostrado cuánto hacen por nuestro bienestar y es muy lindo sumarse a esa iniciativa”, detalla el compositor, cuyo dúo cumplió 21 años de carrera, también durante la cuarentena.

InEditadas es un proyecto que Negro y Blanco inició ya hace un par de años, con conciertos y la producción del volumen uno, con canciones compuestas por Christian Benítez. Para seleccionar las primeras 50 canciones que podrían ser parte del volumen dos, Ramírez repasó más de 200 piezas suyas que habían quedado grabadas, algo relegadas, en cassettes.

“Algunas no recordaba que existían. Fue un proceso de redescubrimiento, donde me puse a escuchar piezas que había escrito desde 1998, más o menos. Algunas son muy luminosas, otras más complejas y reflejan diferentes etapas de mi vida”.

Que fuesen obras personales fue uno de los parámetros que definió para escoger las que serían parte de los conciertos. La diversidad de géneros y tonos fue lo que le permitió reunir las cincuenta. Luego comenzó a cantárselas a familiares y amigos cercanos para reducir la selección a poco más de una treintena.

“Durante un mes y medio fui mostrándole las canciones a personas cercanas, organizamos guitarreadas y me fueron comentando cómo resonaban con ellos. Con sus comentarios y lo que generaba más sentido en mí, armamos el repertorio que tocamos en cuatro conciertos, junto a Chris (quien abría los shows) y Mauricio Segalez”.

La votación del público en los recitales terminó por concretar qué obras serían parte de InEditadas, vol. 2. Cada asistente votó por sus favoritas y el compositor se comprometió a sacar un disco con las que recibieran más apoyo. El resultado estuvo lleno de sorpresas y algunas coincidencias. Los ritmos folklóricos — Chacarera Bolivia (2016) y Tinku Bolivia (2014)— tuvieron una enorme popularidad, algo esperado por Ramírez. Sin embargo, piezas menos convencionales se ganaron el corazón de su público.

“El inocente (2018) es la primera canción del disco. Por ésa estaba seguro de que no iban a votar, pero entró. Otra, Frente a frente (1998)—que tiene una estructura extraña y un transcurrir casi tenso musicalmente— también fue una de las favoritas. Y casi todos votaron por Del otro lado (1998) una canción que escribí cuando llegué a casa de una guitarreada en la madrugada y vi cómo hay muchas personas cuya vida ya había comenzado. Es una realidad que no siempre queremos ver”, detalla el compositor.

También hubo algunas que deseó que quedaran y no fue así, honró al pie de la letra el compromiso que tenía con sus fanáticos y respetó el resultado. InEditadas vol.2 tiene canciones compuestas desde 1998 hasta 2019, con ritmos que van desde lo folklórico, con huayños y cuecas; hasta zambas, trova y joropos. Fue grabado por Marcelo Torres, con arreglos y edición de Ramírez y Segalez y está disponible en todas las plataformas de streaming.

“Así, como Testimonios, el proyecto de Inéditas tendrá varios volúmenes. Ya estamos trabajando en un repertorio con canciones escritas por Christian y yo, con la misma dinámica, conciertos y discos grabados en vivo. Tal vez hayan más versiones de cada uno también y en medio algún disco de estudio. Lo importante es que hay compos, hay música que queremos seguir compartiendo”.

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Pizza para novatos, secretos de la receta ideal

Un set con ingredientes, masa lista e instrucciones llega directo a los hogares para que amantes de las pizzas puedan aprender a hacerlas en casa

/ 25 de mayo de 2020 / 13:12

Son las siete de la mañana y es lunes. Luego de un clásico fin de semana en cuarentena por la pandemia del COVID-19 —es decir, sin poder salir a la calle—, Sukko Stach espera la llegada de dos amigos suyos que viven cerca de su casa. Estos encuentros no son solo para mitigar la necesidad de contacto, junto a ellos llegarán además masas y salsas.

Ingredientes. El queso que se utiliza ha sido seleccionado después de tres meses de búsqueda. La salsa de la casa es muy sencilla, pues su sabor radica en la nobleza de las materias primas.

“Cada quien tiene sus secretos y sus recetas. Así que nos vemos para intercambiar nuestras masas y salsas y ver qué podemos hacer con lo que ha llegado a nuestras manos. Es una forma de compartir que incluso ha llegado a ser una suerte de competencia en la que tenemos que inventar de todo para tener resultados interesantes con lo que tenemos en casa”, detalla el dueño de la Imilla Alzada (Álvarez Plata 50, Cota Cota), restaurante especializado en productos fermentados: cerveza, vino, sidra y pizza hecha con masa madre.

Estas reuniones —llenas de retos, charlas y pasiones compartidas— son una de las razones por las que decidió que la mejor forma de reactivar las actividades de su restaurante sería creando un set para que los comensales puedan lanzarse a hacer sus propias pizzas. Éste viene con masa para dos pizzas lista para meter al horno, salsa de la casa, queso mozzarella, pepperoni —si se escoge esta opción—, albahaca, pimiento morrón y cebolla, como un toque especial para despertar la creatividad.

“A un panadero no se le queda la masa en las manos. Pero eso luego de hacer miles de pizzas diariamente. La masa que preparamos para enviar —por Mr. Delivery o Yaigo— está pensada para que sea fácil extenderla directamente con los dedos en una lata de horno. Está un poco menos hidratada que la que solemos hacer en la pizzería. También incluimos instrucciones y sugerencias. Normalmente no le ponemos ni pimentón ni cebolla, pero los incluimos para que los clientes experimenten en casa con los diferentes sabores”. Para tener un resultado al estilo de una pizza napolitana, Sukko recomienda, también, precalentar el horno a la mayor temperatura posible y poner la lata en el escalón más alto.

La temperatura del horno asegura que la comida está libre de bacterias y virus; de esta manera y con sus propias manos, los clientes pueden estar seguros de que comen algo delicioso y libre de cualquier patógeno.

Los pedidos se hacen de 15.00 a 16.00 —esto para evitar la saturación de los servicios de entrega—, los envases pueden reutilizarse y todo está empacado para llegar fresco y listo para cocinarse, aunque también se puede dejar en la nevera para intentarlo al día siguiente.

“Durante varios meses trabajé haciendo pizzas caseras antes de abrir la Imilla Alzada, utilizando el horno eléctrico que tengo, que llega a unos 180 grados centígrados. La experiencia que gané así no pagó muchos frutos en el restaurante porque allí tenemos un horno de barro cuya temperatura puede llegar a los 500. En cambio ahora todo eso vuelve y utilicé lo que aprendí para planificar este kit, que es una buena forma de empezar a hacer pizzas en una cocina común”, narra el emprendedor paceño.

Para quienes se sientan un poco más inseguros antes de empezar, en las redes sociales del restaurante podrá encontrar fotografías que ilustran todo el proceso, así como más sugerencias y consejos. La web también está llena de opciones a probar para todos aquellos que tengan algo más de experiencia y quieran crear combinaciones gastronómicas más elaboradas o exóticas.

“Espero que ahora que podrán tocar y probar la calidad de los insumos haya más apreciación por ellos. Pasamos más de tres meses buscando queso de buena calidad, que es el mismo que enviaremos en los sets. Nuestra salsa es una combinación bastante simple pero rica y la masa ha pasado toda la noche reposando. Así, hacer una pizza puede transformarse en algo más. Es una manera de compartir, que además motiva a la creatividad”.

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Con humor, la galería Altamira cierra sus actividades en la Larga Noche de Museos Virtual

El espacio de arte lanzará un tercer video este sábado

/ 22 de mayo de 2020 / 22:02

“El arte sale bien parado de las grandes crisis”, declara contundente Ariel Mustafá, director de Altamira, galería de arte. Lejos de una actitud apocalíptica, el espacio de arte apuesta por el humor y la irreverencia para cerrar su participación en la Larga Noche de Museos Virtual con un video que lanzará este sábado a las 20.00, desde su página de Facebook https://www.facebook.com/altamiragaleria

“El goce estético es lo que nos ha acompañado en esta cuarentena, no estás solo si tienes un cuadro. Tras teletrabajar, el único momento en el puedes encontrarte contigo mismo es a través del arte. Las personas que tienen el privilegio de hacer la cuarentena han escuchado más música, han leído más literatura y creo que todos estamos más sensibles, condición que nos acerca a todo tipo de creación. Sé que será difícil volver al nivel en el que estábamos, pero estoy seguro de que no nos quedaremos con las manos vacías”, detalla Mustafá. 

Fiel a la visión de su director, Altamira produjo un proyecto audiovisual que busca innovar creativamente la manera en que se recorre la galería. Tres videos son parte de esta propuesta. El primero es una presentación, el segundo, una muestra de los cuadros que están en exposición virtual, denominada Cuarentenarte, que permanecerá en los muros de la galería durante un mes una vez que las medidas se flexibilicen.

Y el último, que se lanzará el sábado, es un monólogo que busca reflexionar con irreverencia, humor y nostalgia sobre la cotidianidad en este tiempo extraordinario.

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Convocan al concurso de ensayos Juventud y ciudadanía en tiempos de crisis

El certamen está dirigido a personas de 18 a 24 años. Los textos podrán presentarse hasta el 14 de julio y el primer premio recibirá 1.000 euros.

/ 22 de mayo de 2020 / 17:28

Juventud y ciudadanía en tiempos de crisis es un concurso de ensayo que busca recuperar las reflexiones y propuestas de los jóvenes en relación a los momentos de crisis que ha vivido Bolivia desde los últimos meses del 2019. Podrán participar personas desde los 18 a los 24 años. Además de premios en dinero en efectivo para los dos primeros lugares, los textos elegidos por el jurado serán parte de un libro a publicarse. La fecha límite para enviar los escritos es el 14 de julio.   

“El objetivo del concurso es contribuir al intercambio de visiones, pensamientos y análisis, desde la mirada de la ciudadanía y desde la juventud, particularmente, en este tiempo caracterizado por cambios inesperados, con la idea de generar un espacio de reflexión e intercambio con la sociedad civil. Asimismo, el concurso quiere apoyar el ejercicio ciudadano de los jóvenes, como los actores emergentes, constructores del nuevo país”, explica la nota de prensa de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia, organizadores de esta iniciativa.

1.000 euros recibirá el ganador y 750 el segundo puesto. Participar no tiene costo y solo se podrá enviar un ensayo, obligatoriamente inédito, por persona. Deberá tener 2.500 palabras como mínimo y un máximo de 4.500. Los interesados pueden descargar la convocatoria completa de la página web www.uetrabajandojuntos.org/documentos/  o bien mandar las consultas al mail [email protected]

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Historietistas e ilustradoras nacionales e internacionales se reúnen en un conversatorio, sobre el libro Las viñetas se ilustran en femenino.

Viñetas con Altura organiza esta actividad, centrada en su última publicación en la que participaron 20 autoras

/ 22 de mayo de 2020 / 00:45

El tema de la más reciente versión del Festival Internacional de Historietas Viñetas con Altura fue la mujer. Como resultado, en febrero se publicó “Las viñetas se ilustran en femenino”, una antología que reúne la obra inédita de 20 artistas bolivianas y extranjeras. Ahora, como parte de la Larga Noche de Museos, la asociación Viñetas con Altura organiza un conversatorio virtual con la participación de gran parte de las autoras.

“En esta ocasión contaremos con la intervención de gran parte de las historietistas, ilustradoras y humoristas que fueron parte de esta antología. Ellas hablarán sobre las obras que crearon especialmente para el libro y sobre sus proyectos actuales”, detalla Alexandra Ramírez, directora de la editorial Con Altura —proyecto de la Asociación Viñetas con altura— expresidenta del festival, historietista, ilustradora y animadora nacional.

Alejandra Andrade, Ana Medinacelli, Avril Filomeno, Diana Cabrera, Alejandra Lunik, Susana Villegas, Sofía Cueto, Antagónica Furry y Daniela Peterito, son algunas de las participantes. Además de estar escrito en español “Las viñetas se ilustran en femenino” tiene traducciones al aymara y quechua y contiene códigos QR que se conectan con audios y diferentes elementos interactivos por internet.

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