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¿Es hermoso el fin del mundo?

Estético, así parece ser como se imagina el fin del mundo. Esa es una de las características en común que tienen los más de 70 videos que respondieron a la convocatoria que lanzó el Festival de Cine Radical el 1 de abril. “No hay imágenes aberrantes. Son complacientes, buscan estetizar el final que retratan. Parece que se intentara crear algo hermoso para recibir alguna forma de aplauso. En los comentarios, incluso, se va viendo cómo se da una competencia sana. Muchos se preguntan ¿cómo puedo superar esto que he visto?”, detalla Sergio Zapata, parte del equipo que organiza el festival y esta actividad.

No es un concurso, a pesar de lo que sugieran los comentarios en el grupo de Facebook donde todos los que quieran pueden subir sus propuestas (#Filmfindelmundo). Solo se plantea a los participantes cumplir con dos parámetros: que dure 60 segundos y que no haya cortes en el plano. No hay selección o curaduría, por el contrario, el objetivo es que principiantes y profesionales participen, desde donde y como puedan. La fecha límite se había fijado para el 30 de abril, sin embargo, la actividad continuará lo que dure la cuarentena que el país acata para controlar la pandemia del COVID-19.

“El volumen de imágenes que ahora podemos ver por diferentes medios y plataformas implica un consumo pasivo y esta es una invitación para que el espectador sea activo y en un minuto cree —reflexiva y poéticamente— una sucesión de imágenes que tengan que ver con el fin del mundo.

Esto porque estamos asistiendo al fin de un mundo, del que saldrá una nueva sociedad; algo nuevo va a salir de esto”.

La propuesta —complementa Mary Carmen Molina, otro miembro del equipo del Festival de Cine Radical— está conectada a la visión de la producción audiovisual que mantiene el festival, evento que muestra cintas producidas de manera alternativa a la industrial y convencional. De esta forma, se difunde y amplía la circulación de creaciones audiovisuales.

“Cada miembro del grupo puede subir la cantidad de videos que desee, lo cual nos invita a pensar nuevamente en las preguntas ¿Dónde y cómo debería visionarse una película?, ¿Quién decide quién es cineasta y quién no? y por qué no la pregunta misma de ¿qué es una película?. Al estar dirigida a todos y todas, de cualquier edad y en cualquier territorio del globo esta propuesta abre un abanico de posibilidades que cuestionan, desde la práctica, las nociones mismas de “artista”, “autor” y también las de “consumidor” y “espectador”. De la misma manera, al ser un grupo de Facebook, uno puede acceder a los videos para verlos uno tras otro y tener una experiencia más o menos continua o tener la posibilidad de acceder por separado a cada video, leer los comentarios y repetir su reproducción las veces que uno desee”, describe Mauricio Ovando, director y compañero de Molina y Zapata en la aventura que implica gestionar un festival de cine alternativo en Bolivia.

60 segundos construyen un formato, el videominuto, efímero y poderosamente creativo, coinciden los tres apasionados del cine, que junto a José Manuel Zuleta, son el alma del Festival de Cine Radical. Es una herramienta muy popular que abre las posibilidades para filmar a todo aquel con curiosidad y mínimo equipo. Esto, sumado a la pregunta por la representación de una noción compleja, como es la del fin del mundo, construyó un disparador de experimentaciones muy potente.

“Gran parte de las piezas utiliza imágenes grabadas ahora, durante la cuarentena, aunque también hay metrajes previos, que se han transfigurado. Ver al otro desde la distancia también es un tópico común en los primeros videos. Se emplaza la cámara en una ventana, por ejemplo, para mirar a un elemento distante. Eso te muestra cómo hemos estado viviendo, cuando el espacio público ya no existe, porque no podemos salir y tampoco existe un espacio compartido con otros, porque no podemos desplazarnos”, reflexiona Molina.

La atención en el sonido es otro factor común que algunos realizadores han enfatizado. Molina y Zapata comentan que esta búsqueda por lo sonoro es otra de las facetas que se están explorando como reacción, interpreta Zapata, a la cantidad de imágenes silentes que están saturando las redes sociales.

La convocatoria ha recibido videominutos de diferentes partes del mundo, como Argentina, Chile, México, Colombia y España además de Bolivia. Y si bien aún no está definido, los organizadores valoran la posibilidad de proyectarlos en sala en algún momento, durante las actividades del Festival, que esperan pueda realizarse en septiembre.