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Militares bloqueadores

El espectáculo que está dando la Policía Militar es desconcertante. Uno los ve allí, en medio de un puente, y se imagina que hay una guerra, que los soldados están bien puestos al frente para defender del enemigo la toma de dicho puente.

Bien en serio, tener a los uniformados en apronte, con rostros serios, cascos y toda la indumentaria de la guerra da miedo. Miedo por la irracionalidad con que los altos mandos son capaces de actuar y de obligar a hacer a sus subordinados. Porque la tropa que el martes forcejeó con unos obreros sólo cumple órdenes. Les han dicho que no dejen pasar a nadie y ellos cumplen.

Y ¿quién es el enemigo? Nada menos que la ciudad. Porque el puente es una obra municipal que no beneficiará al Alcalde sino a los ciudadanos. Nos cuesta dinero a todos, las expectativas son de todos. Y nosotros, habitantes de la urbe paceña, no somos el enemigo.

Se supone que los militares están para defender los intereses de la patria. Pero, en este tema del puente, más mezquindad no pueden exhibir: les interesa «su» terreno, y los arreglos que la Alcaldía dicen que prometió y no cumple. De acuerdo. Si así es, que se exija al Gobierno de la ciudad honrar su palabra. Pero eso no tiene nada que ver con sacar soldados —¿se puede creer si uno no lo ve?— contra indefensos trabajadores.