Tolerancia política
La última semana puso en el tapete un tema esencial: el respeto al pensamiento del otro
La política nacional mostró una cara diferente en la última semana. Saludablemente diferente, porque puso en el tapete una cuestión que no debería ser invisible nunca y que consiste en algo tan sencillo de expresar como difícil de cumplir: el respeto al pensamiento del otro.
El ex viceministro de Tierras Alejandro Almaraz manifestó su discrepancia con el Gobierno, al sostener que éste no respeta la Constitución Política del Estado. De acuerdo con declaraciones que recogió la red Erbol, dijo que «…en la elaboración de las leyes, la Asamblea Legislativa Plurinacional tiene la obligación de recoger la realidad social pluriétnica, pluricultural y plurinacional».
Almaraz, quien en el pasado trabajó por los indígenas del oriente, salió así en defensa de la CIDOB, que mantiene una marcha hacia La Paz en demanda de la autonomía plena y la anulación de concesiones forestales y mineras, entre otros pedidos.
Por otro lado, el ex prefecto de Cochabamba y ex viceministro del Interior, Rafael Puente, en un artículo criticó el contenido de una caricatura que aludía a la denuncia del Gobierno boliviano de que la marcha indígena estaría alentada por Estados Unidos. También cuestionó al medio de comunicación —perteneciente al Gobierno— por haber publicado esa viñeta.
A Puente, el dibujo le pareció «insoportablemente racista» porque muestra a los indígenas de tierras bajas manejados a control remoto por el tío Sam, personaje al que se suele emparentar con EEUU. Pasando por alto la polémica sugerencia de censurar una caricatura debido a su contenido, la ex autoridad del Gobierno aboga en su redacción por un debate abierto, respetuoso y sincero para tratar las discrepancias, en vez de maldecirlas.
Con relación a la CIDOB, aconseja que «si presenta demandas exageradas o pide lo imposible, lo constructivo es demostrar su error con argumentos, no responderle con insultos». Y finaliza: «No importa que este proceso avance lentamente; lo que de verdad importa es que nunca deje de ser democrático y participativo».
Ambas posturas son sabias. Mientras la Conalcam se rearticula para presionar por la fuerza a quienes discrepan con el Gobierno, en una muestra de intolerancia, Almaraz y Puente, dos hombres que pasaron por esta administración, se atreven a señalar errores internos y plantean una manera de pensar distinto a quienes dirigen el actual proceso de cambio.