Un centímetro menos por semana en el nivel del lago sagrado. Esta es la tendencia marcada por un informe de la Fuerza Naval y registrada en el reporte presentado ayer por La Razón.
En casi cuatro meses, el nivel de las aguas del lago Titicaca bajó 25 centímetros, afectando directamente a las familias que viven en los alrededores. Los campesinos que hace años veían las aguas bordeando sus plantaciones, hoy deben recorrer largas distancias en busca de totora para alimentar a sus animales. Las marcas en los peñones y muros de los puertos de San Pedro y San Pablo de Tiquina también son evidencia.
Emblemas de La Paz, como el Illimani y ahora el lago Titicaca, se encuentran en grave peligro. Este riesgo va mucho más allá del valor icónico que tienen estas figuras; se concretiza en la posibilidad de severas pérdidas económicas, en daños a los ecosistemas y a especies, en el crecimiento de la contaminación, en el posible racionamiento de la dotación de agua, en distintos impactos sobre la salud de la población y en la aparición de más dificultades para el turismo.
Hoy, estos emblemas paceños no son mero paisaje ni tema de una postal; estos emblemas necesitan acciones oportunas y efectivas por parte de las autoridades nacionales, departamentales y municipales para su supervivencia.